𝟎𝟎𝟵┆𝕴 𝖙𝖆𝖐𝖊 𝖆 𝖕𝖍𝖔𝖙𝖔 𝖜𝖎𝖙𝖍 𝖆 𝕲𝖔𝖉

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¿Éramos novios? La verdad siempre me hablaban en mi cabaña sobre los novios y eso, pero no sabía en qué momento empezábamos a ser. ¿Tenía que pedírmelo? Porque no lo hizo y no fue necesario, dijo que era su novia, aunque fue para defenderme, ¿cuenta?

— ¿Crees que le guste, Annie? - pregunte mientras me lamentaba, había un cincuenta porciento de probabilidad de que no le guste y me esté haciendo una historia en la cabeza de que le gustaba

— Ady, sabes que te quiero mucho, pero no seas estúpida - me contesto - ¿Estás ciega o qué? El chico se muere por ti, está embobado contigo, dile que se lance de un precipicio por ti y él lo hace sin dudarlo

Asique no estaba loca, o bueno, no del todo. Sí le gustaba.

Annabeth entró a ayudar a Percy con Procustos, lanzándolo a la cama de agua, quedando este atrapado.

En eso entramos Grover y yo.

— No la salvarás. No serás el primero en intentar regresar a alguien del Inframundo. No serás el primero en fallar.

— ¡Oye! - le grité yendo hacia él - Qué negativo eres de verdad. Si no tienes nada bueno que decir mejor cierra el orto.

— Veo que la novia vino a defender a su noviecito





















✧*・゚*

Llegamos hacia una puerta que decía "no pasar"

— ¿Estamos seguros de que este es el camino correcto? - pregunto ojos bonitos

— Lo de no tocar suena una entrada al Inframundo - comenté mientras tomaba una pequeña cámara, creo, y la guarde en mi bolsillo.

Quería tener una evidencia de que fui al Inframundo y salí viva.

Grover fue a abrir la puerta.

— Es la entrada para el reino de los muertos o alguien dejo allí un cartón de leche en los 90.

Annie le dio una pelota roja para que se tranquilizara.

— ¿Mejor?

— Mucho

— Si nos metemos en problemas - mostró las perlas que le habían dado - estas son nuestra salida.

— Nadie regresa hasta que todos regresemos - dije mirándolo sus bellos ojos mientras él me sostenía la mano.

— Nadie regresa - grito Procustos.

— ¡No me hagas volver ahí, dejarte totalmente pelón y ponerte cinta en la boca! - lo amenacé

— No tenemos ninguna idea de que allá ahí abajo. Creo que es más seguro si las repartimos.

Cada uno tomo una perla y la guardo en su bolsillo.



✧*・゚*

Mientras bajaba tuve una pequeña visión, había una chica rubia, muy bonita, con un hermoso cabello ondulado, casi rizos y unos ojos azules similares a los de Percy, solo que estos eran más claros. Parecía ser una visión del pasado porque usaba un antiguo vestido griego. Junto a ella había un chico moreno, con unos ojos verdes, pero que sé dé alguna manera se parecía tanto a los de Percy. Tenía cabello negro y usaba una de las vestimentas antiguas de los griegos. Ambos paseaban por la playa, se veían felices...

— ¿Ady? - me despertó ojos bonitos - ¿Estás bien? Te quedaste inmóvil por unos segundos

— Sí - suspiré - Vamos















✧*・゚*

El Inframundo era un lugar increíble. Era tétrico y un poco sombría, pero lucia genial. Todos nos escondimos detrás de unas rocas, Percy me protegía con su brazo mientras me mantenía detrás de él.

— Ya no estamos en casa - susurro ojos bonitos

— Ojos bonitos, ya nos fuimos de Kansas hace cuatro días, estás muy despistado.

— No me refería a eso

— ¿Es una referencia a Taylor - él negó - ¿Una película?

— Sí, esa película tenemos que verla.

— Chicos, ¿es ese quién creo que es?

A lo lejos vimos a Caronte, llevando a los recién llegados por el río Estigia.

— Por allí debe de ser la puerta principal. Vamos, quizá podamos llegar primero - nos dijo Annie

Desde que llegamos, Grover no había dejado de jugar con su pelotita, lo cual era entendible, pero nos atraparían fácilmente si seguía así.

— Grover, mejor me quedo un rato con la pelota y luego te la devuelvo, ¿está bien? - el sátiro solo asintió y me la dio.

Avanzamos entre la multitud de los muertos.

— Disculpen, permiso, disculpen - decía ojos bonitos

— Percy, están muertos. No creo que te escuchen o le tomen importancia

— Esto se ve tan mal

— No. Solo los tontos hacen fila. Deberías pasar más tiempo conmigo en la ciudad, aprenderías mucho - me miró Percy hasta que quedamos frente a Caronte.

— Ustedes no están muertos.

— Señor, estamos tiesos, muertos, bajo tierra, literalmente, ¿cómo no vamos a estar muertos? - le conteste

— Y no pagaron para cruzar

— ¡Espera! ¡Podemos pagar!

—Aquí, tenemos dracmas - Percy tomaba todas las monedas y se las daba - Sabes qué, tome todas.

— Es un buen pago - agregué

Caronte solo soplo su silbato

— Podría comprarse un nuevo silbato, ese luce muy viejo.

En eso Cerbero salió.

— ¡CORRAN!

Corrí con todas mis fuerzas, como en un maratón. Por esta razón prefería a los gatos.

El perro de tres cabezas logro alcanzarnos fácilmente. Y una de sus cabezas comió a Grover. Los tres corrimos a diferentes direcciones confundiendo al perro, provocando su caída. Corrí hacia Percy para saber si estaba bien.

Agarre el cuarzo de mi collar y volvió a aparecer mi espada, la había extrañado mucho. En eso vimos como Annie acariciaba a una de las cabezas, haciendo que se relajara. De la boca de uno de los canes salió Grover.

— ¡Eres un perro muy malo!

— Grover, creo que necesitaras darte un buen baño - suspire mientras le daba un pedazo de tela para que se limpiara.

— ¡Chicos! No puedo quedarme así para siempre

— ¿Crees que puedas llevarnos volando hacia allá? - señalo Percy la muralla

— Puedes hacerlo, Grover. Uno a la vez - lo animé - Lleva a Percy primero

Grover primero llevó a Percy y luego me subió a mí. Me había aferrado a él fuertemente, volar no era tan divertido. Apenas llegué, ojos bonitos me sostuvo entre sus brazos, agarrándome de las mejillas al notar mi miedo.

— ¡ANNIE! - grité

Ella nos lanzó una pelota roja. Percy la aplasto, haciendo que el perro saltara hacia nosotros. Annabeth pudo haberse caído...

— ¿Chicos? - nos llamó Annabeth

Gracias a los dioses, seguía viva.

La ayudamos a subir la muralla y la abracé. Tome la pelota roja y la tire al río Estigia con toda mi fuerza, demasiada en realidad, haciendo que me tropezara y casi me caiga, pero Percy me salvó. Ese chico siempre me salvaba.

— ¿Cómo sabías eso? - le pregunto Grover a Annie

— Mi padre tenía un perro cuando era pequeña. Supongo que recuerdo los trucos.

— Eso es... grandioso, miren - suspiré viendo el palacio de Hades, este estaba al revés, ¿no podía ser más increíble?

La verdad, si llegábamos a un acuerdo con Hades, no me molestaría en lo absoluto que me adoptara.

— Vamos por tu mamá, ojos bonitos - le sonreí tomándolo de la mano

— Ay no. No, no, no. Mi perla, la perdí... creo que la tiene el perro. ¿Qué hacemos?

— No lo sé, pero si no avanzamos, empeorará las cosas

Todos seguimos a Annie.













✧*・゚*

Caminamos por los campos Asfódelos

— No podemos ignorar esto. Son matemáticas - empezó a hablar Grover - Nosotros cuatro más, tu mamá somos cinco personas y solo hay cuatro perlas. Alguien se quedará y debería ser yo.

— No fue tu culpa, Grover. — lo traté de animar

— Y aunque lo fuera, no te dejararemos atrás. Punto - agregó Percy dándole una de las perlas - Luego de recuperar el rayo e impedir esta guerra, ustedes se van a ir con mi mamá.

— Ni se te ocurra, Perseo

Él solo me ignoró y siguió avanzando.

— Las misiones no son lineales, ¿cierto? Ya sé me ocurrirá algo - se limitó a contestarme eso















༉‧₊˚✧

Tenía que ser yo él que se quedara.

— Percy Jackson, no te atrevas a quedarte, si alguien se tiene que quedar seré yo. Y esta vez lo aceptarás - me ordenó mi novia.

Mi futura esposa ya empezaba a mandarme y la verdad, no me molestaba, me gustaba. No quería, pero tenía que hacerle caso. Sobre todo, era difícil negarse al ver sus hermosos ojos.

— Bien - suspire

De la nada nos topamos con el cuerpo de alguien, estaba pálida y calva.

— Disculpa

— Ellos no pueden oírte

— ¿Ellos?

Mire alrededor, estábamos rodeados por criaturas o almas así. Sin embargo, una de ellas llamaba mi atención, extrañamente.

— Deben ser los Campos Asfódelos. Leí un libro sobre este lugar.

— Espera, Annie - intento de detenerla mi Ady, pero Annabeth ya había alzado la tela de una de almas, mostrando las ramas que crecían en ella.

— ¿Esas son ramas?

— Aquí están las almas atadas al arrepentimiento. Atormentadas por decisiones que tomaron en vida o que nunca tomaron.

Me acerqué a una de estas, la que llamaba mi atención. Era la única que lucía aún como una persona. Era una chica.

Tenía el pelo rubio, largo y ondulado, parecía una diosa, era realmente hermosa, era como si la hubiera conocido antes, pero recordaría a alguien tan bella como ella. Lo que más destacaba era que tenía la marca de la luna en su frente y parecía que había llorado, los rastros de lágrimas se veían dorados.

— Ella fue muy bonita - comenté

— Ojos bonitos, luce exactamente igual a todos los demás

¿Qué?

— ¿No la ves? Ella tiene cabello - ella solo me miró confundida y preocupada - Solo yo puedo verla...

En eso oímos como Cerbero se acercaba a nosotros, sujete a Adhara de la mano y empezamos a huir del animal, pero ella detuvo.

— ¡ANNABETH! ¡ANNABETH!

— ¡ADHARA!

Ella fue corriendo en busca de Annabeth, cuando la encontramos nos dimos cuenta de que las ramas la habían atrapado.

Adhara invocó su espada y trato de cortar la rama.

— Ya lo intenté. Es demasiado fuerte

— ¿Cómo ocurrió?

— Algún tipo de arrepentimiento, ¿no? Pero, ¿qué tipo de arrepentimiento tienes?

— Está bien. Vayan. Voy a distraer al perro, así les gano algo de tiempo - sugirió Annabeth

Adhara seguía intentando de romper la rama,

— ¡ADY! La perla me ayudará, estaré bien.

— No te puedo dejar, Annie. No lo haré, no voy a perderte.

— Confío en ti Adhara, confío en ustedes. Pueden hacerlo, sé que pueden

— ¡No, Annie!

— Corran - nos ordenó

Tomé a Adhara de la mano y empecé a correr, ella quería detenerme, pero de alguna manera logré impedirlo hasta que salimos de los campos.

— ¿Qué haces? - se soltó de mi agarre - Voy a volver

La detuve abrazándola y los tres vimos cómo Annabeth utilizó la perla.

— Lo logró.

— Tenemos que irnos, Adhara

Ella suspiró y avanzó.













Los tres amigos caminaron por el desierto, yendo hacia el castillo de Hades.

— Qué raro, ya no oigo al perro - comentó el sátiro

— ¿Nos persiguió todo el camino y simplemente se detuvo? ¿Por qué?

— Tal vez solo se cansó, aunque sería raro - agregó la nieta de Afrodita

— Coincido, es muy raro

En eso, las zapatillas empezaron a volar por su cuenta.

— ¡Grover! ¿A dónde crees vas?

— No lo sé ¡No puedo parar! - gritó Grover asustado - ¡Son los zapatos!

Adhara, al estar más cerca, trato de detenerlo, sujetándose de él, pero fue en vano, las zapatillas empezaron a llevarlos a los dos. El sátiro y la semidiosa empezaron a caer por las arenas, hacia el Tártaro.

— ¡PERCY! - gritaron ambos amigos

Adhara sostenía de una mano a Grover y con la otra trataba de sujetarse de la arena. El hijo de Poseidón fue rápido su rescate y sujeto al sátiro mientras que anclaba su espada a la arena. La nieta de Afrodita no tardó en hacer lo mismo.

La semidiosa sujeta a Grover tan fuerte como pudo, pero su espada empezaba a resbalarse entre sus manos. Las zapatillas de Grover salieron volando hacia el Tártaro; sin embargo, el peligro aún no había acabado.

Confiada, Adhara soltó a Grover, pero sin querer dejo de agarrar el mango de su espada. Percy sin dudarlo fue a agarrar a la chica que estaba a punto de caer al Tártaro.

— Percy - le rogó ella con miedo para que no la soltara.

Él con todas sus fuerzas la logro tomar de la mano. En ese instante, Percy se dio cuenta de que Adhara era su gran debilidad, porque sabía que daría hasta su último segundo de vida para salvarla.

Ambos semidioses retrocedieron torpemente lejos de la orilla hasta llegar con el sátiro. Cuando Percy se recostó, todos oyeron un fuerte sonido. 

— ¿Qué fue eso?

El hijo de Poseidón sacó de su mochila el rayo de Zeus

— No me jodas, ya voy cavando mi funeral, me gustarían rosas azules y lirios del valle - se asustó Ady

— ¿Es él-?

— No

— Pero se parece a-

— Absolutamente no.

— ¿Entonces qué es?

— Es el rayo, maestros - los tres dijeron al mismo tiempo

— ¿Pero qué hacía en tu mochila?

— No es tu mochila, ¿no, Percy?

—Ares me dio esta mochila. Él tenía el rayo todo este tiempo.

— ¿Estaba trabajando con Hades?

— Eso supongo

— ¿No soy la única que piensa que eso suena irreal? ¿Desde cuándo Hades y Ares han unido fuerzas para un tipo de guerra? No creo que se lleven tan bien

— Zeus quiere que le devolvamos esto, pero tendrá que esperar. Vamos por tu mamá.

La semidiosa se paró y le dio su mano al hijo de Poseidón para levantarse.













✧*・゚*

Los tres entramos por las puertas del castillo de Hades. Saque mi cámara y le tome foto a los dos guardias antes de entrar.

Un elevador nos subimos por un ascensor de piedras hasta llegar al trono de Hades y Perséfone.

— ¿Aquí deberíamos parar o?

— Mejor inclínense un poco - comenté mientras le tomaba unas fotos al trono del dios del inframundo, estaba hecho de huesos.

En eso, llego Hades, caminando tranquilamente.

— Hola amigos, bienvenidos. Disculpen todo... En fin, es un placer conocerlos. Sé quiénes son y ustedes saben quién soy, así que podemos saltarnos esa parte.

— Un gusto - dije antes de tomarle una foto - Pensé que usaría ropa más oscura y gótica al ser el dios del Inframundo, pero esa ropa le queda bien.

— Gracias, Adhara. ¿Puedo traerles algo? ¿Jugo de granada freso? ¿Algo para comer?

— En realidad sí-

— Mi madre - sentenció Percy seriamente

Tenía razón, ese dios había secuestrado a tu futura suegra, no me podía caer bien.

— Bum. Directo al grano. Admiro que sigas siendo firme, igual que antes, como un mástil.

Me reí un poco. Adhara, tienes que parar.

— Una pequeña referencia náutica para ti. Sé quién eres.

— ¿Dónde está ella?

— Cierto, está bien. No perdamos más tiempo. Tu mamá está por aquí.

Lo seguí como una niña pequeña, mientras que los chicos iban detrás de mí, confundidos.

— Señor Hades, ¿por qué su casa se ve muy vacía? ¿No pensó en decorarla un poquito más? - le sugerí

— No lo he pensado, me gusta así y ya me acostumbré.

— Buen punto.

Mientras pasamos por el cubo de esqueletos me tome una foto con ellos. Me había tomado un tiempo saber cómo funcionaba la cámara, pero ahora no podía dejar de tomar fotos.

Hades dobló el mantel o tela que cubría a la mamá de Percy... ella estaba convertida en oro. Hades me volvió a dejar de caer bien.

— ¿Mamá? — tomé la mano de Percy en muestra de apoyo - ¿Qué le hiciste?

— Am, ¿salvar su vida? - respondió Hades - ¿Sabes, por lo general, si te aplasta un Minotauro, el diagnóstico es terminal? La atrapé para ti, justo a tiempo, para que vinieras a verme. Y aquí estás, entrégame lo que tienes y yo te daré lo que tengo.

— Disculpe, pero eso suena a OBLIGARLO, no puede usar a las personas como intercambio - lo confronté

— Yo no puedo dártelo - suspiró ojos bonitos

— Sería una cosa por la otra

— El rayo no te pertenece. Tu plan casi funcionó. Ares y tú consiguieron robar el rayo, me engañaron para traerlo hasta aquí y entregártelo. Pero está mal, y no lo haré. Lo único que puedo pedirte es hacer las cosas correctamente. Por favor, libera a mi mamá

— ¿EH?

— ¿Qué?

— ¿Quién engaño con Ares para hacer qué?

— Estás confabulando con Ares para asegurarse el rayo.

— Se los dije, es que no me daban las vibras de que fueran amiguísimos. Yo nunca pensé que fueras aliado de Ares.

— No estoy confabulado con Ares. Raramente, me "confabulo". El rayo es tema de mis hermanos, no tengo nada que ver.

— ¿No lo quieres?

— No

— ¿Entonces qué quieres? - le cuestione

— ¡Mi yelmo!

— ¿Tú qué?

— ¡Mi yelmo de la oscuridad! Desapareció unos pocos días antes de que alguien lo usara para volverse invisible y robar el rayo. Quisiera que lo devolvieran, por favor y luego recuperaras a tu madre.

— ¿De verdad no quieres el rayo?

— ¿Para qué lo querría?

— Para iniciar una guerra entre tus hermanos - opinó Grover

— ¿Por qué querría eso?

— Por celos.

— Yo que usted, señor Hades. Haría algo para que cambien la imagen de mí y que no me acusen de cada desgracia que pasa. No parece tan mal tipo.

— Gracias. No sé si sepan, pero aquí la vida es muy tranquila. Me las arreglo bien, no tengo celos. Mis hermanos, por otro lado, son celosos por excelencia. El drama familiar es el motivo por el cual ya no subo más, esos rencores duran para siempre, es enfermizo.

— Coincido. ¿No querrá adoptarme? - le sugerí a Hades con un guiño - Se nota que a este lugar le falta un poco de mi esencia.

— Cronos. — dijo Percy

— ¿Disculpa?

— Él lleva guardando rencor por mucho tiempo. Zeus usurpó el trono de Cronos. ¿Quién tiene un mejor motivo para debilitar a Zeus y recuperar el trono?

— Cronos está destrozado en un montón de piezas en el fondo del-

— Tártaro, hacia donde algo intentó atraernos en el momento en el que apareció el rayo en la mochila. Tártaro, de donde proviene la voz de mis sueños diciéndome que necesita mi ayuda para destruir el Olimpo. Asumí que eras tú, pero la voz que escuché definitivamente no sonaba como la tuya.

Percy no solía hablar mucho de sus sueños, por más que le preguntara al levantarnos.

— Pídeme refugio.

— ¿Qué?

— Si Cronos de alguna manera planea salir de su exilio y tú fuiste su primera opción, no estás a salvo. Pídemelo y te protegeré. A ti, a tu madre, a tu novia y a tu cuñada. Y a la cabra lo dejaré entrar por cortesía. Pareciera que esto resuelve todos tus problemas. Solo te costará el rayo.

¿QUÉ? ¿Por qué todos asumían que estábamos saliendo cuando ni yo lo sabía?

Percy y yo nos miramos durante unos segundos sonrojados.

— ¿No era que no querías el rayo?

— No quiero el rayo. Ahora lo necesito. Si se viene una guerra con Cronos, me gustaría estar preparado. No estoy jugando, niño. Esto solo terminará de una manera. La única pregunta es cuánto complicarás las cosas.

— No - le respondió Percy mirando a su mamá

— Dame la mochila

Ojos bonitos alzo su piedra.

— Linda perla

— Acepto tu oferta

¿Qué planeaba hacer?

— ¡Genial!

— Tu primera oferta, y cuando recupere tu yelmo, dejarás ir a mi mamá

Al parecer, íbamos de misión en misión

— Espera, niño

— ¡Ahora! - los dos chicos lanzaron sus perlas - Resiste mamá

Yo busqué la mía para lanzarla, pero no la encontré.

— Ay, no - me queje

Se me habrá caído cuando estábamos cerca del Tártaro. ¿Ahora cómo se suponía que regresara?

— ¿Tú no te vas? - me miró Hades confundido

— Creo que, si hubiera querido, ya lo hubiera hecho

— ¿Se te perdió la perla?

— Sí

— Sigues siendo igual de torpe

— ¿Nos conocíamos de antes?

— Algo así

— ¿Pero-?

— ¿Vas a querer un jugo de granada o helado?

— Helado, de chocolate o mejor de fresas, ¿puede ser de ambos?

— Sí - me respondió con un tono amable

Me senté en el sillón mientras me apareció un helado en mis manos.

— ¿Desde cuándo estás con el niño de Poseidón?

— No lo sé. Ni siquiera estoy segura de que le guste. Y no tengo la certeza de que seamos novios, solo me dijo una vez "mi novia" pero fue para defenderme, ¿eso cuenta?, ¿por qué no puede ser más directo y decir "quieres ser mi novia"? Sé que soy nieta de Afrodita y al parecer su protegida, pero no soy muy buena en el asunto del amor - me desahogue mientras comía helado, era muy relajante

— Hubiera usado otra cosa en vez de "novia" siquiera defenderte solamente. Yo creo que esa fue su manera de oficializar, fue directo.

— ¿Eso cree? - suspire - Por cierto. Deber de poner una muralla al rededor del Tártaro o algo porque es muy fácil de caerse por ahí.

— Cualquier persona pensante sabe que ahí está el Tártaro y evitaría estar muy cerca como para caerse.

— Mujer, bueno, Dios precavido vale por dos... ¿No puede llevarme arriba con los demás? Es que si van a pelear con Ares necesito estar ahí

— ¿Estás segura?

— Muy segura. Otro día me invita y chismeamos de algunas cosas del Olimpo - le sonreí

— Está bien - suspiró agotado

— Nos tomamos unas fotos para que me recuerde

Él solo hizo una media sonrisa al tomar la foto. Después de eso, chasqueo sus dedos y aparecí en la playa como si nada.

— Eso fue rápido.

Miré como Percy comenzaba a levantarse, le ofrecí mi mano para que se ponga de pie. Él accedió mientras me miraba fijamente. A veces no era necesario ningún contacto físico, solo nos nuestra mirada podíamos sentir el gran cariño y aprecio que sentíamos por el otro... era más que eso, era amor.











Mientras tanto en el Olimpo. Apolo corría desesperadamente en busca de su encuentro secreto con Afrodita.

— Apolo - suspiró la diosa - ¿Qué hacemos? Tu hermana no puede separarlos

— Adhara y Percy, recordarán algunas cosas de su vida pasada, solo aceleré el proceso. Lo demás queda en ti, no puedo hacer nada más.

— Sabes que a ella le hubiera gustado que ahora si pudieran ser felices.

— Y por más que quiera eso, sé que no pasará - se lamentó Apolo mientras miraba las estrellas









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Holi, ¿Cómo están?

Espero que les haya gustado <33

AVISO: Capaz terminen sin estabilidad emocional 

No se olviden de votar y comentar que me ayudaría mucho <333






SPOILER:

¿Han escuchado Love wings all de IU? Porque algo así es el destino del Adhercy 

En el próximo capítulo veremos un poco más de la vida pasada de Adhara y Percy.

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