❃ ❝O2O | 𝑷𝒆𝒓𝒅𝒊𝒅𝒂❞

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—¡¿De qué lado se supone que estás, Andrea?! —recrimina Marco hacia su mujer que intentaba mantenerse tranquila.

—¡De ningún lado! —asegura Andrea sin poder contenerse más y dando un paso hacia su marido que intenta controlarse.

Layla se mantiene en su habitación intentando terminar sus tareas escolares, era fin de semana y al día siguiente tenía clases muy temprano.

—¡Desde un principio te dije que adoptar a esa maldita niña era una mala idea! ¡Lo único que nos trajo son problemas! —grita Marco hacia su esposa mientras comenzaba a caminar de un lado a otro.

Layla suelta un largo suspiro al saber que ella era el motivo de la discusión de sus padres adoptivos, una vez más.

—Yo jamás les pedí que me adoptaran, ustedes me desgraciaron la vida por su propia decisión —susurra Layla mientras negaba ligeramente y seguía escribiendo.

—¡Ella nos da todo el dinero que nos ha mantenido desde que está con nosotros! —recuerda Andrea molesta.

—¡Yo pude haber conseguido ese dinero por mi propia cuenta! —responde Marco indignado tras escuchar las palabras de Andrea.

—¡¿Cómo?! ¡Nadie te iba a pagar por emborracharte todos los días y ver la tele como un maldito inútil! —grita Andrea en respuesta mientras negaba ligeramente.

—¡¿Y tú que hiciste?! ¡Tú te mantienes haciendo nada! —responde Marco dando un paso hacia Andrea que se mantuvo en su lugar—. ¡Layla hace todo en la casa y en el restaurante! ¡La maldita inútil eres tú!

Layla cierra los ojos fuertemente y cubre sus oídos al momento de escuchar unos platos romperse, la castaña pega sus piernas a su pecho y esconde su rostro en sus rodillas mientras intentaba mantenerse tranquila.

—Todo estará bien, todo estará bien —repite Layla constantemente comenzando a pensar en otra cosa para ignorar la discusión de sus padres adoptivos.

—¡Marco! ¡Marco! —grita Andrea mientras seguía a su esposo que comenzó a subir las escaleras, el hombre caminaba furioso hacia la habitación de Layla.

Layla da un salto en su lugar al momento en que la puerta de su habitación se abrió de golpe, la castaña se levanta de su cama y retrocede por reflejo al ver la expresión molesta de Marco.

—No e-estaba haciendo n-nada —asegura Layla inmediatamente mientras levantaba sus manos y veía a Marco caminar hacia ella.

Layla se queja de dolor la momento en que Marco la tomó del brazo con fuerza y la obligó a salir de su habitación, los dos bajan las escaleras hasta llegar a la cocina mientras Andrea los seguía de cerca.

—Lava todos los malditos trastes inmediatamente, luego me preparas algo de comer —ordena Marco mientras soltaba bruscamente a Layla.

—Pero acabas de comer, puede hacerte... —intenta explicar Layla, pero Marco la interrumpe inmediatamente.

—¡No te pedí tu opinión sobre mi salud! ¡Prepáreme algo de comer ahora mismo! —ordena Marco furioso dando un paso hacia Layla que retrocedió por reflejo.

—Dame algo de tomar, me duele la garganta —ordena Andrea mientras ponía los ojos en blanco y soltaba un largo suspiro.

Layla cierra sus manos con fuerza y asiente lentamente, se da la vuelta para servirle un vaso de agua a Andrea y comienza a prepararle un sándwich a su padrastro que se mantuvo mirándola de mala manera.

—Ella sí sabe preparar algo de comer —se burla Marco de su esposa mientras se sentaba en la pequeña mesa que se encontraba en la cocina.

—Cállate, si no te gusta como preparo mi comida, puedes preparártela por tu propia cuenta, tienes manos —recuerda Andrea de mala manera mientras miraba a su esposo—. Sirve de algo, se un hombre.

—¡Soy lo suficiente hombre! —responde Marco mientras golpeaba con fuerza la mesa de la cocina.

Layla cierra los ojos fuertemente y sigue cocinando el sándwich, lo sirve en un pequeño plato y camina hacia donde se encuentra Marco sentado.

—Dame algo de tomar —ordena Marco hacia su hijastra mientras tomaba con fuerza el pequeño plato que la castaña le extendía.

Layla se mantiene callada haciendo todo lo que les ordenan sus padres adoptivos, estos se mantuvieron discutiendo toda la tarde hasta que comenzaron a discutir nuevamente sobre Layla.

—Su estúpida amiga solo trajo problemas, estamos perdiendo dinero por ella —asegura Marco hacia Andrea que no evitó regresar a verlo inmediatamente.

—¿Y qué quieres que haga? —pregunta Andrea con sarcasmo mientras intentaba no responderle al a su esposo—. Sus padres son abogados, podemos irnos a la cárcel si le hacemos algo a la rubia.

—Se llama Amelia —recuerda Layla mientras terminaba de lavar los platos.

—¿Qué dijiste? —pregunta Marco mientras regresaba a verla, Layla seca sus manos y regresa su mirada hacia su padrastro.

—No es ninguna estúpida y se llama Amelia —repite Layla mientras intentaba demostrar seguridad, las ganas de llorar llegaron a ella al momento de ver como Marco se levantó de su lugar con un cigarro encendido en su boca.

—¿Qué te he dicho de corregir lo que digo, maldita idiota? —pregunta Marco incrédulo mientras tomaba el cigarro de su boca con sus dedos.

Layla tiembla ligeramente al momento de ver el cigarro y sin poder evitarlo cubre sus antebrazos con sus manos, Layla ve a Marco unos segundos y no duda en alejarse de él para tomar las llaves de la casa.

—¡Vuelve aquí! —grita Marco queriendo detener a Layla, pero esta aceleró sus pasos y salió de la casa para comenzar a caminar lejos de esta.

—Déjala, volverá en algún momento —asegura Andrea manteniéndose dentro de la casa pero viendo como su hija adoptiva se alejaba cada vez más.

Layla intenta hacer pasar sus ganas de llorar e ignorar los gritos de Marco y de Andrea que se repiten constantemente en su mente, la chica comienza a caminar sin rumbo alguno, se asegura de llevar su teléfono y algo de dinero en su suéter.


Layla se mantiene caminando mientras miraba de un lado a otro intentando ubicarse, la castaña había subido a un autobús y la verdad no sabía en donde se encontraba en ese momento.

—Eres una genio, ¿cómo se supone que regresarás a casa? —pregunta Layla con sarcasmo hacia sí misma mientras intenta hacerse entrar en calor.

La noche ya había caído y hacia demasiado frío, Layla sólo llevaba una falda de mezclilla junto con un top rojo de tirantes, lo único que la abrigaba era el gran suéter de lana blanca que llevaba puesto.

En su defensa, se supone que debería de estar en casa terminando de hacer sus tareas, no a mitad de quién sabe donde caminando.

Layla pasa junto a un bar y acelera el paso al momento de escuchar varios silbidos, la chica saca su teléfono y le marca a Amelia sin dudar.

—Dime por favor que me estás llamando para salvarme y pasarme las tareas —dice Amelia al momento de responder.

—Hola, ya voy para la casa, cariño —habla Layla con una falsa sonrisa mientras sigue su camino.

—¿Y ahora a ti qué te picó? —pregunta Amelia confundida al otro lado de la línea.

—Si tiene novio, podremos compartirla —asegura un hombre viendo caminar a Layla con velocidad, sus amigos asintieron con una sonrisa antes de comenzar a seguir a la chica castaña.

—¿Te están siguiendo? —pregunta Amelia perdiendo su tono de broma para tomar uno serio.

—Sí, serán tres personas las que irán a cenar —sigue hablando Layla abrochando el último botón de su suéter largo.

—¿En dónde estás? —pregunta Amelia poniéndose unos tenis cualquiera y tomando las llaves de su auto.

—La verdad no lo sé, cariño, pero tomé un autobús y ya voy para allá —explica Layla acelerando sus pasos y escuchando como la siguen de cerca.

—Mándame tu ubicación, iré por ti —dice Amelia con seguridad mientras se abrigaba lo más rápido que podía—. Ve a un lugar con gente, acércate a alguien más.

—Pues no veo a nadie, todos volvieron a casa —explica Layla con una falsa sonrisa antes de doblar en una esquina y perdiendo unos cuantos segundos a los hombres que la seguían—. Ayúdame por favor, tengo miedo.

—Layla, necesito tu ubicación —pide Amelia saliendo de su casa para dirigirse a su coche.

—¿No quieres que te acompañemos a casa, preciosa? —pregunta uno de los hombres hacia Layla que lo ignoró.

—Layla, dame tu ubicación, ahora —ordena Amelia poniéndose cada vez más nerviosa.

—Nosotros podemos ayudarte, bonita —asegura otro de los hombros antes de que se riera con sus amigos.

—Amelia, tengo miedo —susurra Layla mientras bajaba la mirada y seguía caminando con velocidad—. Me están siguiendo, tengo que...

Layla no puede terminar de hablar, ya que la toman con fuerza de los brazos y cubren su boca con fuerza, el teléfono de Layla cae al suelo al mismo tiempo que ella fue metida a un callejón sin salida oscuro de la calle.

—¿Layla? ¡Layla! —grita Amelia al teléfono sin tener alguna respuesta de la mencionada—. ¡Layla! ¡Responde, Layla!

Amelia maldice y cuelga la llamada para comenzar a buscar un contacto en su teléfono, la rubia vuelve a maldecir por lo bajo antes llamar al número.

—Necesito tu ayuda, Layla estaba siendo seguida por tres hombres y no me responde el teléfono —dice Amelia al momento en que la persona al otro lado de la línea respondió—. Al parecer se encuentra perdida en alguna parte de Forks.

Amelia sube a su auto y pone el manos libres, comienza a darle toda la información que sabía a su contacto luego de que arrancara el auto.


Quiero dejar en claro de una vez que las cosas de aquí en adelante irán ciertamente rápido entre Jasper y Layla, siento que la historia se esta alargando demasiado y no quiero eso.

Si llego a saltarme ciertos datos, les pido disculpas pero en mi cabeza hay un montón de ideas y no puedo organizarlas muy bien, me trago las palabras y confundo algunas ideas. Una disculpa con anticipación.

Espero que les haya gustado el capítulo hermosas personitas, se viene lo bueno oficialmente.

¿Quién creen que sea el contacto de Amelia? Leo sus teorías hermosas personitas <3

Puedo subir el siguiente capítulo dentro de una hora, siempre y cuando lleguemos a más de veinte comentarios.

Los amo❤️

☕𝐌𝐎𝐀𝐍𝐀☕


Esta es una historia original de Wattpad, actualmente igual se encuentra disponible en Inkitt y en Booknet, si la lees en otra plataforma se debe a un virus y una copia sin mi permiso.


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