—No nos vamos a meter en problemas... Creo —él susurro a lo último pero el pelirosa puedo escuchar—.

—No estas seguro —lo acusó el menor —Mejor dejemos pasar esto....y si me vuelve a molestar, yo mismo le diré a TaeHyung —dice el menor con una sonrisa—.

—Prométemelo —dice Jin levantando su meñique —Si no me lo prometes voy con la directora —el pelirosa rápidamente junta su meñique junto al de su Hyung—.

Paso el día y el bajito no dejaba de pensar... ¿Qué quiere ese alfa de mi? JiMin trataba de pensar ¿por que a él? Madre luna lo trataba muy mal, siempre le pasaban cosas feas desde que se presentó como omega.

Una vez el chico de mejillas regordetas llego a su hogar, se fue directamente a su habitación.
Agarro un cofre, ese cofre que no había usado en tanto tiempo... En el interior de este, se encontraban todo tipo de objetos filosos.

Empezó con sus muñecas, lentamente iba pasando el trozo de vidrio haciendo que este encaje con su piel y provoque una herida.
Cuando término con sus muñecas, fue al baño para botar el trozo de vidrio y lavarse las manos, para que la sangre se fuera con el agua.

Una vez terminado de hacer todo lo que tenía que hacer, se recostó en su cama hasta quedar completamente dormido.

Por el lado del mayor, tampoco le fue tan bien que digamos...

—¡Suéltame! —dijo el rubio tratándose de zafarse del agarre del alfa —Por favor... Suéltame —dijo el omega comenzando a llorar—.

—Tranquilo, precioso —dijo un alfa bastante alto y de piel morena —No te voy a hacer nada cariño —dijo acercándose a los labios del rubio—.

El omega intento zafarse del agarre del moreno con todas las fuerzas que tenía, pero el moreno tenía ventaja ya que los alfas son más fuertes que los omegas-.

El moreno plantó un beso en los labios del menor, mordió los labios del omega, para que el mismo abriera su boca y permitirse paso a su lengua. El rubio se sentía violado, usado y sucio. Solo le quedaba llorar y esperar a que pase lo peor.

—Mi amor... No llores, pequeño —dice el alfa para limpiar las lagrimas del omega con la yema de sus dedos —¿Por qué lloras hermoso? —pregunta el alfa abrazando al menor—.

—Por favor ya déjame-rogó el omega — ¡Suéltame! ¿No entiendes que me das asco? —preguntó el omega pisándole el pie al alfa para que lo soltara—.

Una vez lo soltó, el rubio salió corriendo a casa de su mejor amigo. Tenía que hablar y desahogarse con alguien, y su mejor amigo era su mejor opción.

Cuando el rubio llego a casa del pelirosa, noto que la puerta estaba abierta. Paso sin pedir permiso....no observó a nadie en la sala, entonces supuso que su dongsaeng estaba en su habitación.
Cuando abrió la puerta encontró a el pelirosa tirado en su cama con un abrigo largo y solo su ropa interior. Cuando observó a detalle su abrigo, observó que tenía pequeñas heridas en sus muñecas, se acerco un poco más y....no espero ver eso.

[...CONTINUARÁ...]