13 | batibat

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Batibat

AMBROSE PARECÍA VACILANTE, pero después de que se lo pidiera, se metió en la cama con ella, encontrando su presencia reconfortante. Tan reconfortante que se quedó dormido en cuestión de minutos, pero ninguno de los dos esperaba ser arrastrado a una pesadilla por el demonio del sueño, que quiere torturar a Selene y a toda la familia Spellman hasta que uno de ellos ceda, desbloquee la casa y la libere.

La pesadilla de Selene comienza feliz, pero rápidamente se convierte en un infierno...

Cuando la rubia rojiza vuelve a abrir los ojos, está de pie en la Academia de Artes Ocultas. Su padre está frente a ella, esperando impacientemente a que complete su última prueba.

Está supervisando su prueba de las Siete Maravillas para asegurarse de que es tan poderosa como todo el mundo sospecha. Todos los futuros Sumos Sacerdotes están obligados a completar la prueba, y hasta ahora, Selene ha superado seis de las siete pruebas con facilidad. La única que le queda es Vitalum Vitalis, que pone a prueba la capacidad de una bruja o un brujo para equilibrar la balanza entre una fuerza vital y otra.

Faustus deja escapar un suspiro mientras Luke saca el cuerpo de un brujo muerto que yacía en un carro. Selene hace una mueca al sentir el olor a carne podrida, pero se acerca con paso vacilante y se agacha para poder tocar los labios fríos y azulados del muchacho muerto.

A continuación, aspira profundamente y, al exhalar, siente que parte de su magia se transfiere al cadáver del chico. Acto seguido, murmura un hechizo en voz tan baja que nadie más en la habitación puede escucharlo.

El chico se despierta con ojos desorbitados, mirando frenéticamente a su alrededor. Una brillante sonrisa se abre paso en los labios de Selene al darse cuenta de que por fin lo ha conseguido. Por fin ha alcanzado su verdadero potencial.

Faustus sonríe con orgullo a su hija antes de chasquear los dedos hacia Luke.

—Saca al chico de aquí y llévalo a la enfermería.

Luke asiente antes de hacer lo que le han mandado. Tras eso, Faustus lleva a su hija a la Iglesia de la Noche, donde reúne al resto del aquelarre.

—El día de hoy pasará a la historia como el día que cambiará todo para este aquelarre. El Señor Oscuro finalmente nos ha dotado con nuestra primera mujer Sumo Sacerdote. Así es. Mi hija, Selene Isabella Blackwood ha pasado la prueba de las Siete Maravillas, y será mi sucesora cuando yo fallezca.

La mayor parte de los asistentes en la iglesia comienzan a aplaudir con entusiasmo, pero las brujas y brujos más antiguos susurran entre ellos, hablando de cómo una mujer nunca ha sido Sumo Sacerdote. Según ellos, las mujeres no son aptas para ser la cabeza de la iglesia, porque toman decisiones basadas en sus emociones, y no en lo que es mejor para el aquelarre.

—¡Silencio! —demanda Faustus con rabia—. El Señor Oscuro poseyó a mi hija con los poderes para convertirse en la próxima Suma Sacerdotisa, ¡y eso es lo que será!

Selene permanece en silencio hasta que un grupo de brujas y brujos entran corriendo en la iglesia, llevando tres cuerpos. Todo el mundo jadea mientras Faustus se precipita hacia ellos, poniéndose pálido cuando uno de los brujos les dice quiénes son los brujos muertos.

Selene intenta acercarse para ver quién ha muerto, pero todos la empujan hacia atrás, ya que no quieren que vea quiénes son. Pero no es hasta que un brujo mayor intenta apartar a Selene de un empujón que ésta se enfurece.

—Tócame otra vez, y será lo último que hagas.

El hombre aprieta los dientes antes de dar un paso atrás, dejando pasar a Selene. Pero una vez que ella pone los ojos en el trío de cadáveres, siente que su corazón se hunde por completo. Son los cuerpos de Nicholas, Ambrose y Sabrina... Los tres tienen muchas heridas, y está muy claro que han sufrido en sus últimos momentos.

Ambrose tiene cortes en los brazos y una flecha clavada en el corazón. Los brazos de Nicholas están morados y rotos, como si alguien los hubiera golpeado repetidamente, y tiene una bala enterrada en el cráneo. Pero es Sabrina la que parece haber sufrido más. La pobre y frágil rubia tiene varios cortes en el cuerpo y, a juzgar por los moratones alrededor de la garganta, alguien la estranguló hasta la muerte.

Y en un abrir y cerrar de ojos, convertirse en Suma Sacerdotisa le parece algo insignificante. Sin importarle lo que piense el aquelarre, deja escapar un sollozo ahogado y desgarrador, sintiendo cómo sus rodillas ceden bajo sus pies. Se deja caer junto a sus cuerpos, maldiciendo al mismísimo Señor Oscuro por habérselos arrebatado.

Y por primera vez desde la muerte de su madre, rompe a llorar. Los miembros del aquelarre la miran fijamente, llamándola débil, pero lo único en lo que puede pensar es en las personas que más quería en el mundo Nicholas, Ambrose y Sabrina.

Ella continúa sollozando, rechazando la ayuda de cualquiera que se la ofrezca y no dejando que nadie se lleve los cuerpos de sus amigos. Por alguna razón, cuando Selene intenta resucitarlos, no vuelven a la vida. Es como si sus almas hubiesen desaparecido para siempre.

Y por primera vez en su vida, Selene se siente absoluta y completamente indefensa.

—¿Selene? —susurra Sabrina, mirando a la chica que solloza. Se deja caer rápidamente junto a ella, rodeando con sus brazos a la temblorosa rubia rojiza—. Selene, necesito que te calmes. Estás soñando.

—No, no —dice Selene entre sollozos, luchando contra el agarre de la chica—. Tú no eres real. Estás... estás muerta. Tú, Ambrose y Nick. Estáis todos muertos.

—Selene, estás en una pesadilla —le informa Sabrina, pero Selene sigue sin creerla—. Nada de esto, excepto tú y yo, es real. Ambrose, Nick y yo estamos vivos. Estamos bien. Te lo prometo.

Entonces, acuna la cara de Selene poniendo ambas manos en sus sonrosadas mejillas, instando a la chica a recordar.

—No tengo mucho tiempo y te necesito. Hay un demonio del sueño llamado Batibat en la casa. Ella es la que te ha metido en esta pesadilla, y necesito que me digas cómo acabar con ella.

Selene reconoce al instante el nombre del demonio del sueño y utiliza todas sus fuerzas para secar las lágrimas de sus ojos, con la esperanza de que no sea un producto de su imaginación y que se trate de su Sabrina, vivita y coleando.

—Despiértame.

—Pero-

—Sabrina, hazme caso. Sé cómo detener a Batibat —la interrumpe Selene con firmeza, tomando las manos de la chica Spellman, obligándose a ponerse de pie—. Déjame protegerte.

Sabrina asiente y saca del bolsillo de su pijama una muñeca vudú, que se parece ridículamente a Selene, y un alfiler. Sin pensarlo dos veces, pincha la muñeca con dureza.

Antes de que se den cuenta, las dos chicas son arrastradas fuera del sueño. Selene grita de dolor al darse cuenta de que su mano está sangrando por la muñeca vudú. Ella maldice en voz baja antes de darse la vuelta y ver que Ambrose sigue tumbado a su lado, profundamente dormido.

Quiere quedarse aquí y asegurarse de que los dos estén bien, pero no tiene tiempo. Batibat sin duda ha oído su grito, así que sólo es cuestión de tiempo que el demonio se dirija a su habitación.

Para evitar que Sabrina y Ambrose estén en medio de la pelea, Selene se apresura a salir de su habitación, sellándola tras de sí para que nadie pueda entrar excepto ella. Bueno, hasta que retire el sello. Cuando eso pase, Sabrina y Ambrose podrán salir cuando quieran.

Mientras baja las escaleras, golpea cada una de las paredes, queriendo atraer a Batibat hacia ella. Y funciona, porque en cuanto Selene entra en el salón, el demonio sale de las sombras.

El demonio parece venir directamente del infierno. Y ahí es donde Selene planea enviarla de vuelta.

—Oh, mi niña —Batibat frunce el ceño ante ella—. ¿De verdad crees que puedes salvar a la familia Spellman? Ni siquiera el Señor Oscuro puede salvarlos.

—Puede que el Señor Oscuro no pueda salvar a los Spellman, pero yo sí —señala Selene, antes de canalizar todo su poder en un grito.

Y es ese grito el que envía a Batibat directamente al infierno, haciendo temblar toda la casa en sus cimientos. En cuanto Batibat desaparece, Sabrina se escabulle escaleras abajo y el resto de los Spellman se despierta.

Hilda y Zelda parecen espantadas por sus pesadillas, pero es Ambrose quien la asusta más. El chico parece asustado de estar cerca de ella, pero no es que le tenga miedo. Más bien tiene miedo de lo que podría hacerle. Así que cuando se retira a su habitación, Selene le sigue con cautela. 

—Ambrose, ¿qué pasa?

Sin atreverse a mirarla, se sienta en su cama con todo el cuerpo temblando.

—En mi pesadilla, hice algo horrible.

—¿Qué hiciste? —susurra Selene, sentándose a su lado y poniendo una mano reconfortante en su hombro.

—T-Tú... estabas muerta —admite Ambrose, su voz quebrándose en el proceso—. Y fue por mi culpa. No te maté, pero bien podría haberlo hecho. No pude salvarte.

—Ambrose, mírame —susurra Selene, y él se gira poco a poco para mirarla con puro miedo en los ojos. Si algo le ocurriera, se volvería completamente loco—. Estoy viva. Estoy perfectamente bien, de hecho.

—Lo sé, pero parecía tan real... —continúa, bajando la mirada. Selene levanta suavemente la mano y acuna su cara—. Me importas mucho, más de lo que debería. Te amo, Selene, y la idea de que te pase algo... es insoportable.

A Selene se le llenan los ojos de lágrimas cuando dice esto, porque es lo único que ha querido oírle decir desde hace muchísimo tiempo. Pero no de esta manera, y especialmente no mientras está con Nick.

Ella permanece en silencio, pensando en lo que podría decir antes de que Ambrose continuara con su declaración.

—Pero incluso si tú también me amas, no voy a atarte a mí y a esta maldita casa para siempre, así que debes estar con Nicholas. Yo ya he vivido toda una vida con diversos grandes romances, y no voy a apartarte de eso.

NOTA DE LA TRADUCTORA

¡Hola chicos! ¡Espero que os haya gustado este capítulo! las cosas se van a poner más interesantes a partir de ahora 🌚🌚🌚

Pero quería hacerles saber que este fanfic no seguirá el episodio 6 de la serie, porque la autora original no podía escribir a Selene en él. Lo ha intentado, pero era su episodio menos favorito, así que ya saben. Sólo se va a mencionar lo que pasó en el episodio seis, y seguir con el episodio siete.

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