Capítulo Catorce:

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Los estilistas llegaron no mucho después de nuestra corta conversación.

Mi cabello ahora llegaba a mis hombros, el color opaco y triste que había adquirido había sido cubierto con una serie de cremas que aplicaron, mi rostro no había sido maquillado, pero sí me habían ayudado a aplicar de forma correcta los tónicos que dejó el doctor para mis heridas en la cara.

En cuanto se fueron, Christopher me mostró el balcón de la habitación. Nos sentamos ahí afuera con una taza de té cada uno. El aire fresco de la mañana traía consigo un aroma a flores y césped recién cortado, mientras el sol comenzaba a ascender lentamente en el cielo despejado.

—Es extraño que me hayas ayudado cuando para mí eres un extraño —confesé, rompiendo el silencio cómodo que se había instalado entre nosotros.

—No necesito conocer más de ti para estar seguro de que entregaría mi vida por tenerte conmigo —me miró con completa seriedad, sus ojos oscuros fijos en los míos, llenos de una intensidad que me dejó sin aliento por un momento.

—Eso explica tu insistencia —rodé mis ojos, intentando mantener la compostura.

—¿Cuál insistencia? —preguntó, su tono inocente en marcado contraste con la realidad de sus acciones.

—No dejas de coquetearme desde que llegamos aquí. Sigues intentando algo conmigo a pesar de haberte pedido, muchas veces, que mantengas la distancia —dije, tratando de sonar firme, pero la verdad era que una parte de mí estaba intrigada por su determinación.

Christopher se recostó en su silla, una leve sonrisa jugando en sus labios.

—Tú me habías pedido que mantenga límites y es lo que hice, pero no puedo negar lo irresistible que es hacerte ruborizar —respondió, sus palabras directas y sin rodeos.

Tomé un sorbo de mi té, tratando de ignorar el calor que subía por mi rostro.

—No me ruborizo por las razones por las que crees —repliqué, mis palabras más firmes de lo que me sentía en realidad.

Christopher se inclinó hacia adelante, apoyando sus codos en sus rodillas, su mirada intensa clavada en la mía.

— ¿Y qué razones creo? — completo silencio, él sonrió victorioso —Y es precisamente eso lo que me atrae de ti, mi ángel, todo de ti me desafía —dijo, su voz baja y grave, haciendo que cada palabra pareciera una promesa.

—Necesito aire —dije abruptamente, levantándome de mi asiento. La proximidad de Christopher y la carga emocional de nuestra conversación eran demasiado para manejar en ese momento.

—Por supuesto. Puedo mostrarte el jardín si quieres —sugirió, levantándose también.

Asentí, agradecida por la oportunidad de cambiar de ambiente. Caminamos juntos hacia el jardín, un lugar tan cuidadosamente diseñado que parecía sacado de una pintura. Flores exóticas, fuentes tranquilas y senderos de grava que invitaban a explorar cada rincón.

Nos detuvimos junto a una fuente, el sonido del agua corriendo era relajante. Observé cómo los rayos del sol jugaban con las gotas de agua, creando pequeños arcoíris efímeros.

—Este lugar es hermoso —dije, más para mí misma que para él.

—Lo es. Me gusta venir aquí cuando necesito pensar —admitió, mirándome con una expresión que no pude descifrar del todo.

—¿Y qué piensas cuando estás aquí? —pregunté, curiosa.

—Pienso en muchas cosas. En cómo he llegado hasta aquí, en las decisiones que he tomado, y desde hace un tiempo, en ti —respondió sin rodeos.

—¿Cuánto tiempo llevas viviendo aquí? —pregunté, evadiendo la última oración y deseando saber más sobre el hombre que parecía tener todo bajo control.

—Unos cinco años. Compré esta casa cuando mi empresa empezó a despegar. Necesitaba un lugar que reflejara mis aspiraciones —explicó, sus ojos vagando por el paisaje.

—Debe ser solitario a veces, vivir en un lugar tan grande —comenté.

—Puede serlo, pero soy un buen amigo de ella —admitió, y por un momento, vi una vulnerabilidad que rara vez mostraba.

Antes de que pudiera decir algo, el sonido de un automóvil acercándose interrumpió nuestra conversación. Nos giramos para ver a un coche deportivo negro estacionarse en la entrada.

—¿Esperas a alguien? —pregunté, confundida.

—No exactamente —dijo, su expresión volviéndose cautelosa.

Del coche salió un hombre alto y elegante, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. Supuse que era uno de los socios de negocios de Christopher, al que había visto brevemente en un evento anterior.

—Christopher, tenemos que hablar… sobre el nuevo proyecto —dijo el hombre, sin notar mi presencia al principio.

—Por supuesto, Changbin, dame un segundo —le pidió.

Christopher se giró hacia mí, su rostro suavizándose ligeramente.

—Lo siento, esto no tomará mucho tiempo. ¿Te importaría esperarme aquí? —preguntó.

Asentí, agradecida por un momento para procesar mis pensamientos.

Mientras Christopher se alejaba con su socio, Changbin, me quedé junto a la fuente, mis pensamientos vagando.

Pensé en Hyunjin y cómo habíamos terminado. La sensación de traición y mentiras aún era fresca, pero algo en mi interior me decía que no conocía toda la verdad y es que Hyunjin jamás podría hacerme algo así.

Y bien, al final nunca terminamos de conocer a quienes amamos.

¿Realmente Hyunjin me había engañado?

La voz de Christopher me sacó de mis pensamientos.

—Lo siento por la interrupción. ¿En qué estábamos? —preguntó, regresando a mi lado.

—Hablábamos sobre soledad y refugios —respondí, intentando retomar la conversación donde la habíamos dejado.

—Ah, sí. Bueno, este la soledad es muy buena para analizar muchas cosas, es mi refugio, pero no quiero que sea una prisión para ti. Quiero que te sientas libre aquí, T/n —dijo, su tono parecía sincero.

—Lo aprecio, Christopher. Pero sigo sin entender por qué haces todo esto por mí —dije, mirándolo directamente a los ojos.

—Porque cada parte tuya me atrae de una forma que se siente incorrecta, ilegal, ilógica e irracional. Y aunque todo eso suene demasiado mal, me encanta—respondió, su mirada intensa y sin vacilación.

Nos quedamos mirando durante algunos minutos, casi me sentía atrapada en esa burbuja, parpadeé volviendo a mí y en silencio seguimos el camino por el jardín, cada uno perdido en sus propios pensamientos.

Sabía que mi vida estaba en un punto de inflexión, y las decisiones que tomara en los próximos días definirían mucho en mi como persona.

Yo agradecía todo lo que Christopher había hecho por mí, ahora era más cercano que nunca y alguien que definitivamente quería cerca, sin embargo, no podía quedarme aquí escondida para siempre, debía seguir con mi vida.

Y lo primero que haría al salir de aquí sería averiguar sobre lo que sucedió con Hyunjin, la hermosa relación que tuvimos merecía que almenos escuchara su versión.

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