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Rasgó con fuerza las cuerdas de la guitarra, la batería le acompañó y el bajo sonó casi al final, Taehyung o en ese momento Vante, cantó la letra de Magnetic mientras cerraba los ojos y tomaba el micrófono con ambas manos. Los gritos lo ensordecieron y cada sonido que había en el lugar cuando hubo una pausa en la canción se silenció momentáneamente, no quería abrir los ojos, quería quedarse de esa manera para siempre. El sentimiento que tenía cuando en el escenario, cantando a todo pulmón y sintiendo como todo lo malo parecía simplemente irse. En ese lugar se sentía en casa y sabía que no lo cambiaba por nada.

Si abría los ojos y enfocaba la mirada en un lugar en específico, lo vería y realmente no quería hacerlo. Por esa noche y por ser la última de la gira, simplemente quería olvidar que él existía y que con tan solo decir dos retorcidas palabras podía sacarlo de quicio. Él mantuvo los ojos cerrados hasta la mitad de la canción, rasgó las cuerdas de la guitarra mientras las sentía temblar bajo sus dedos más arriba, cerró la boca y abrió los ojos. Se encontró con cientos de luces, similares a una noche oscura alumbrada por estrellas y a cientos de personas coreando la parte de la canción en donde él había callado. El sentimiento entonces chispeo, pero explotó cuando cruzó miradas con él y en el mismo momento en que le sonrió grande, pequeñas arrugas formándose al costado de sus ojos. Taehyung desvío la mirada porque no aguantaba verlo y fijó su mirada en Jimin, que asintió al saber lo que venía a continuación.

Red moon son entonces sonó y Tae hizo su tan famoso solo de guitarra, ganándose cientos de gritos, lloriqueos y aplausos. Esa canción en particular era especial y se suponía que hacía tiempo debía de haber sido sacada de la lista de canciones que tocaban en cada concierto, pero por alguna razón seguía siendo reclamada por el público y se había convertido en la reina de los charts coreanos así como americanos. Hablaba de como alguien a pesar de ser un hijo de la luna roja, no se sentía como uno, de como se sentía tan desconectado de él mismo que hasta en ocasiones llegaba a preguntarse qué era realmente, por qué a veces se sentía como si no perteneciera a ese mucho y mucho menos a la casta que la sociedad le había impuesto. Los hijos de la luna roja nacían para ser reyes, gobernantes y quienes obtenían todo fácilmente por simplemente ser de esta forma, pero esta persona en particular había luchado mucho más para llegar adonde estaba y nadie le había regalado nada. Taehyung la había escrito una noche en donde sentía que todo estaba perdido y no podría salir del pozo depresivo al cual había ingresado, esa noche él sentía que se ahogaba en palabras no dichas, en corazones rotos y labios desgastados. Fue una noche en donde puso todo de sí en un papel escrito con tinta negra, en donde hubo borrones y manchones con tinta corrida.

Jeongguk era un vil ejemplo de como un hijo de la luna roja debía de ser y Taehyung siempre sería la patética contraparte, esa que a pesar de ser un alfa, no se sentía como uno, en donde la desconexión con su lobo lo hacía sentírse fuera de sí, como si realmente su casta no le perteneciera y solo lo hubieran nombrado así porque había nacido con un subgénero distinto a los demás. Él no se sentía alfa a pesar de que todos sus análisis lo decían. Y él deseaba ser como los demás más no lo veía posible.

El concierto cerró con una de las canciones nuevas, una de las tantas que la empresa les obligaba a cantar. Y lo gritos permanecieron en el estadio un buen rato mientras los tres trataban de calmar sus respiraciones para hablar como debían. Jimin tomó el micrófono mientras Taehyung tomaba una botella de agua y trataba de refrescar su seca garganta.

— ¡Muchas gracias, LA!—Gritó al micrófono—. Realmente es un orgullo para nosotros ver como nuestra música les gusta tanto. Agradezco de todo corazón el que hayan venido a vernos, espero que hayan disfrutado del concierto tanto como yo lo disfrute.

— ¡L...A! ¡Hagan ruido, por favor!—Hoseok se encontraba detrás de la batería con las baquetas en su manos mientras una sonrisa enorme curvaba sus labios—. Muchas, pero muchas gracias por el apoyo incondicional que nos brindan. Sin ustedes JJV no estaría presentándose esta noche acá. Gracias a los fans, al público en general y un besito a los haters que gracias a ellos seguimos haciéndonos más y más famosos con cada mención que hacen acerca de nosotros—Taehyung rió fuerte mientras escuchaba lo que su compañero de banda decía al micrófono y la forma que el manager se agarraba su frente porque todos estaban seguros que mañana sería noticia en todo el Internet—. ¿A quién veo allá? ¿Jeongguk, hermano, eres tú? ¡Muchas gracias por venir a nuestro último concierto de la gira! ¡Significa mucho para nosotros!—El alfa sonrió y saludó con su mano, estaba tratando de no llamar la atención porque así Seokjin se lo había dicho, pero Hoseok parecía haber echado todo a perder.

—Hace un tiempo, antes de poner fechas en la gira me preguntaron qué lugar quería que fuera el último en cerrar y sin pensarlo mucho dije que LA. Estoy muy feliz por todas las personas que han venido a vernos y todo el amor que recibimos esta noche, agradezco de todo corazón el apoyo siempre brindado. Muchas gracias por hacer un espacio para nosotros esta noche. ¡Les amo, LA!

Los gritos siguieron escuchándose aún cuando bajaron del escenario dando por finalizada la gira de tantos meses, esa por la que habían pasado por tantas cosas y en la mitad creyeron que tendrían que abandonarla para continuarla al año siguiente.

Jimin gritó cuando Taehyung se desvaneció en el momento que terminó de bajar las escaleras y Hoseok se sorprendió cuando escuchó un gruñido venir de alguna parte, pero no prestó atención porque ver a su amigo y compañero de banda tirado en el suelo lo hizo preocuparse por el estado de salud. Ellos solo deseaban que el alfa estuviera bien y sin ningún problema que haya sido provocado por ser recesivo.

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Aún se sentía algo mareado media hora después de su repentino desmayo y que todo el lugar se volviera un desastre. Había escuchado a Seokjin gritar y regañar a varias personas del staff por haber hecho que los paramedicos se retrasaran tanto. No había sido más que su presión demasiado baja, la cual había provocado que se desvaneciera sin lograr que pudiera avisar a Jimin o Hoseok.

Había buscado por sus compañeros de banda, pero no los había encontrado por ninguna parte, preguntó por ellos y simplemente consiguió como respuesta que se encontraban hablando con alguien en el otro cuarto, y él sabía quién era ese alguien con tan solo forzar un poco a su atrofiado olfato. Pero hoy olía distinto, estaba amargo y picoso como si estuviera molesto o enojado por algo.

— ¿Seguro que estás bien?—Taehyung asintió a la muchacha del staff y tomó la botella de agua que tenía en sus manos con fuerza. Se apoyó al lado de la puerta y solo se dispuso a escuchar por el espacio que había y en donde podía distinguir las voces a la perfección.

—Te hemos dicho que no puedes entrar ahí por más enojado que te muestres. Vante se desvaneció y ahora está siendo atendido, nosotros estamos preocupados, pero tampoco nos dejan pasar. Si él logra olerte, no querrá que estés ahí en ese lugar y se pondrá peor de lo que está.

— ¿A ti te gusta Tae?—Preguntó Jimin no siendo sutil.

—Jimin—Regañó entre dientes Hoseok mientras negaba con su cabeza para que no siguiera hablando. Jeongguk le mostró los dientes y el muchacho de gruesos labios solo pudo hacerle una burla.

Pero Jeongguk calmó su ira y miró fijamente al muchacho frente a él, tragó saliva duramente porque podía olerlo detrás de la puerta, pero su aroma era sumamente sutil como si estuviera escondiendolo aunque el alfa dominante sabía que no era de esa forma. Si entendía lo que había investigado acerca de los alfas recesivos era que su aroma no era como el de un alfa normal, apenas se sentía y en vez de sentirse como una lluvia llegaba a sentirse como si pequeñas gotas apenas te tocaran. También sabía unas cuantas cosas más porque él bien sabía que no podría quedarse con la duda después de lo que se había enterado. Por algún tiempo había creído que Taehyung era dominante, por la forma en la que no parecía verse afectado cada vez que él utilizaba sus feromonas como modo de dominación hacia otro alfa o cuando utilizaba su voz de mando y él no hacía más que una mueca de molestia, nunca obedecía como había visto con otros alfas, pero ahora lo entendía un poco más.

—Necesito verlo—Murmuró—. Nos debemos una charla—Mintió porque Taehyung le había aclarado todo por mensajes. Ellos no tenían nada de qué hablar.

—Primero contesta mi pregunta—Este pequeño muchacho lo estaba molestando y a pesar de que en un principio simplemente había hablado con él porque su rostro era al de su tipo ideal, se dio cuenta que desde siempre todo lo que había hecho era por alguien en específico.

—Me estás molestando—Dijo en voz baja—. Será mejor que corras—Tae mordió su labio porque si Jeongguk utilizaba su poderosa voz de mando en Jimin todo se iría a la mismísima mierda.

— ¿Jeongguk?—Taehyung salió de su escondite y miró fijamente al alfa que quería intimidar a Jimin. Jeon dio un paso adelante, pero el otro se metió en su espacio, no dejándolo pasar.

—Sal de mi camino, omega—Su voz salió baja, tenebrosa y Hoseok corrió a Jimin del camino del alfa porque así como Tae, tenía miedo que usara su voz de mando y todo el mundo reaccionara a él.

Taehyung se dijo que esto era ser un alfa dominante, a pesar de que Jimin usaba los mejores supresores y que aunque te acercaras mucho a él no podrías oler su verdadero aroma y darte cuenta a qué casta pertenecía, pero Jeongguk a pesar de todas las barreras que parecían poner él podía saberlo con tan solo olfatear un poco. La luna roja habrá adorado a los padres de este muchacho para darles un hijo con tanto poder en sus manos.

—Imbécil—Murmuró Jimin viendo como desaparecía con Taehyung dentro de la pequeña habitación en la que anteriormente habían estado.

— ¿Has estado comiendo?—Él se acercó peligrosamente al recesivo, tocando su mejilla para comprobar que no seguía pálido como lo había visto antes de que lo sacaran afuera.

—No me toques—Murmuró—. Sí, he estado comiendo bien. Aléjate un poco, sabes que no me gusta que invadan mi espacio personal de esta forma—Jeongguk sonrió con algo de burla mientras negaba con su cabeza.

—Yo... lo sé—Susurró cerca de su rostro—, pero no puedo evitarlo—Utilizó todo lo que tenía a su favor y se sorprendió la forma en la que Taehyung no estaba alejándose, ni mucho menos lo estaba empujando mientras le gritaba que se alejara de él—. ¿Por qué hueles así de dulce?—El otro alfa encogió sus hombros.

— ¿Por qué preguntaste si estaba ocultando algo? Sabes que soy alfa, tú más que nadie lo sabe.

—Simplemente quería molestarte—Hundió su nariz en el cuello de Vante mientras este le daba el espacio suficiente para que paseara por el largo de esa extensión de piel dorada—. También hueles ácido. Tu aroma nunca fue de esta forma, antes se sentía amargo—Taehyung asintió y envolvió sus brazos detrás de la nuca de Jeongguk, mirándolo a los ojos y notando como una sombra de su lobo podía verse en estos.

Tae se aseguró de cerrar el pequeño cuarto con llave para que nadie pudiera entrar y encontrarlos en esa molesta posición. Él realmente se había cansado de pelear y parecía ser que quería volver a lo de antes, pero Jeongguk sabía que no era así simplemente se estaba dejando ver débil frente a él porque aún no había podido recuperarse del todo, pero en cuanto se diera cuenta de lo que estaba permitiendo hacer, estaba seguro que patearia sus bolas tan fuerte que no le permitiría dejar descendencia.

—Solo por estos minutos ¿bien?—Vante apoyó su frente en el hombro del otro mientras este dejaba que su mente volara por un momento en esa nube de la cual le costaba tanto bajar.

Jeongguk gruñó bajito y Tae lo miró, sus ojos mostrando ese escarlata que no se había presentado hacía tanto tiempo. Ambos se alejaron cayendo en la realidad de lo que estaban haciendo, Tae había dejado a su lobo controlarlo por unos minutos y Jeon simplemente lo estaba haciendo por nada porque bien sabía que el otro alfa no daría una mierda por él.

—Lo lamento—Murmuró Jeongguk saliendo del lugar lo más rápido que pudo y con el corazón latiendole a mil. Tae confundido giró su cabeza mientras trataba de entender la situación hasta que un dolor en su vientre bajo le hizo sostenerse de la pared y con manos temblorosas buscó su teléfono celular.

— ¿Tae estás bien?—Preguntó Jimin del otro lado.

— ¿Mimi? Por favor, llama a Seokjin. Dile que es urgente, estoy por entrar en celo—Murmuró y Jimin no necesitó escuchar nada más para ir en busca del manager. No los tenía muchas veces, tal vez serían unas dos o tres veces en el año, pero sabía identificarlos a pesar de que los había sufrido muy pocas veces.

Él y Jeongguk eran hijos de la luna roja, pero ambos eran tan diferentes entre sí. Podían compartir una casi misma casta, pero a pesar de que uno podía sentirse cómodo con lo que era, el otro todavía buscaba respuestas.

Y era tan incómodo tratar de descubrirse a él mismo.

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Hum, en mis historias siempre trato de dejar pequeñas pistas de lo que puede pasar. En este social media dejé muchísimas, pero nadie las captó y la mayoría se sienten confundixs por lo que puede pasar.

¿Alguna teoría?

Espero que el capítulo sea de su agrado. Muchas gracias por el apoyo♡

Cuídense♡