❝ Capitulo cuatro ❞

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𓏲 . * 𓂃  𝐁 𝐄 𝐓 𝐓 𝐄 𝐑      
━━ chapter four 

៸៸ ⁺ :  stealing the map 🗝️ ִ  ۟ ✧

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El primer día de clases parecía transcurrir con normalidad. Una normalidad que se vio interrumpida cuando la noticia de que se había encontrado el cuerpo de un pastor a las afueras del domo se esparció como el agua por todos los pasillos y dormitorios del colegio.

Los alumnos no tardaron en mostrarse desconcertandos e inseguros ante la noticia. La incógnita de cómo había muerto el señor rondaba por todos lados; algunos comenzaron a teorizar de que se trataba de un homicidio. Otros culparon a la edad del pastor mientras que algunos creian que había sido un monstruo. Este último rumor solo hizo que la tensión en la escuela incrementará, de modo que Dowling tuvo que intervenir y aclarar que todos estaban a salvo y que el pastor había sido atacado por un animal salvaje durante la noche.

Obviamente Fay no le creyó, pero tampoco insistió en corregirla puesto que bastantes problemas había tenido esa noche para agregarle más a la lista.

Por lo que continúo con sus clases como si nada hubiera pasado y posteriormente fue a almorzar junto con Eve a la cafetería; la rizada no paraba de hablar sobre una técnica que quería perfeccionar con su arco mientras que Fay comía en silencio y la escuchaba lo mejor que podia con toda la mente revuelta; el enfrentamiento de anoche con el quemado seguía reproduciéndose como una película.

Sin duda ella y Bloom habían tenido suerte de que Dowling llegará a tiempo. De solo imaginar los cientos de escenarios trágicos que pudieron haber pasado en su aventura nocturna la hicieron sentir escalofríos.

Cuando el almuerzo concluyó ambas amigas se dirigieron a su dormitorio para cambiarse por el uniforme de entrenamiento. Una vez listas salieron de su dormitorio, y del ala de los especialistas, para encaminarse hacia el campo de entrenamiento. Listas para empezar otro día de arduo trabajo.

La mayoría de sus compañeros ya se encontraban ahi, incluyendo a Sky y Riven, quienes entrenaban en los sacos de boxeo al otro lado del campo; El castaño fue el primero en reparar en la presencia de ambas y no tardó en gritar sus nombres para hacerles una señal de que se acercarán con ellos. Varios compañeros cercanos a ambos chicos voltearon a verlas, más al reparar en qué se trataba de ellas continuaron con lo suyo.

Para nadie era sorpresa verlos juntos.

Desde dónde estaban vieron como el rubio le asestaba un buen puñetazo al saco del boxeo y luego se giraba a saludarlas con una sonrisa.

Por supuesto que estaría feliz tras una noche con Stella, pensó Fay. Más se abstuvo de hacer un comentario al respecto y solo esbozo una pequeña sonrisa a cambio y lo saludo con un gesto corto de mano.

Eve, en cambio, se dirigió a ellos sin perder un segundo y no reparo en que Fay detenía sus pasos detrás de ella. Está estaba indecisa en si seguir a su amiga a donde los chicos estaban o buscar a Elliot para entrenar como en ocasiones lo hacían.

Y justo cuando se estaba inclinando a la segunda opción, Dane se acercó a ella.

—Fay, ¿No es cierto? —pregunto esté a lo que Fay lo miro y asintió con una pequeña sonrisa de boca cerrada—. Lamento lo ocurrido anoche, tu amiga fue muy buena conmigo y me acompaño hasta que me sentí mejor.

—Terra es la mejor amiga que alguien pueda tener —aseguró ella. Dame agitó la cabeza con gesto afirmativo—. Y no hay problema, no me quedé después de eso.

Sin poder evitarlo sus ojos se desviaron hacia  su grupo de amigos y se encontró con Eve, Sky y Riven observandola. Parecían estar esperando a que ella se uniera a ellos.

—¿Crees...que podamos practicamos juntos? —preguntó de pronto Dane tímidamente, haciendo que regresará su atención a él.

Fay, enternecida por el ligero timbre nervioso en su pregunta, sonrió. Y sin importarle que los demás la estuvieran esperando, aceptó prácticar con él.

Por otro lado, cuando los chicos e Eve observaron como Fay se encaminaba con el chico de primero hacia una de las tarimas de entrenamiento, no dudaron en acercarse.

—Amigo, no sabes con quien te metiste —comentó Riven con su típica sonrisa burlona en el rostro.

Fay puso los ojos en blanco mientras que el moreno volteo a verlo con el ceño entre fruncido a la vez se colocaba sus guantes oscuros.

—¿A qué te refieres? —preguntó Dane.

Pero Eve intervino.

—No le hagas caso —cortó ella antes de que Riven pudiera decir algo más. El castaño se rió levemente con burla cuando Sky le dio un ligero codazo—. Solo lo dice para asustarte.

—No me da miedo pelear con Fay —repuso Dane con confianza, a lo que la nombrada alzó las cejas con interés y sonrió ladinamente mientras terminaba de estirarse.

—Deberias —murmuro Riven en respuesta mirando a su amiga pelinegra, quien le sonrió ladinamente.

En eso su mirada marrón cayó por instinto en Sky, a quien atrapó observandola de infraganti. Su corazón se acelero cuando sus ojos azules conectaron con los de ella.

Ambos desviaron la mirada rápidamente.

—¿Listo? —Pregunto Fay incorporándose e ignorando su latente corazón acelerado. Dane dejó de prestar atención al castaño y asintió en su dirección—. El primero en ser derrumbado pierde y le compra un chocolate al ganador.

—Nunca había oído esa regla —repusó él, pero luego sonrió—. Trato hecho.

Ambos se posicionaron en su lugar y analizaron al otro un par segundos antes de comenzaron; Dane atacó primero, pero Fay bloqueo el golpe antes de que esté siquiera se acercara a ella.

Después de ese movimiento Dane no tuvo oportunidad de volver atacar; Fay no estaba dando todo de si, cabe aclarar, pero si que le dio pelea para que Dane pudiera entrenar. Él era un novato, y le faltaba mucho por aprender, pero tampoco podía ser tan suave con él o no lo estaría ayudando en su rendimiento.

Fay lanzó tres patadas seguidas y Dane logró esquivar dos de ellas, recibiendo la última en el costado. Le lanzó un puñetazo que hizo retroceder al moreno y luego una patada lateral que Dane esquivo por los pelos.

—¡Barre la pierna! —grito Riven, distrayendo a Dane en el proceso.

Y fue esa distracción lo que hizo que Fay lo derrumbara al suelo y terminara torciendole levemente el brazo, obteniendo la victoria; la azabache escuchó al moreno mascullar por lo bajo y terminó soltandolo. Le tendió la mano para ayudarlo a incorporarse y le palmeó la espalda.

—¿Te doy un consejo? —El chico volteo a verla con la respiración agitada—. Riven puede parecer el chico más genial que hay aquí, pero él también tuvo su año de novato y no le fue tan bien. Aprende a tu ritmo, a tu modo, y te aseguro que llegarás a ser uno de los mejores de tu generación.

Le dio dos palmadas en el hombro y se acercó a la orilla donde Riven, Sky e Eve hablaban.

—Pensé que mi amistad era suficiente —alcanzó a escuchar que decía Riven. Fay volteo a ver al rubio con curiosidad pero se encontró con su mirada estaba fija en otro lado; Stella, a quien Fay no había visto desde ayer en la noche en el pasillo, se acercaba por un costado del campo de entrenamiento de los especialistas.

—Lo es —escucho responder a Sky antes de que esté le diera unas palmadas en la mejilla a Riven para luego alejarse con dirección a la rubia.

—¿Qué querrá la princesita ahora? —inquirió Eve cruzada de brazos mirando como Sky llegaba junto a Stella. Riven giro el cuerpo y se apoyo en la orilla, viéndolos también.

—¿Acaso te importa? —le preguntó a la castaña, quien bufó y se giro a verlo con una ceja alzada.

—¿Ella? Me da igual lo que haga, pero Sky es mi amigo y me preocupa él... Me preocupan todos ustedes —añadio ella mirando a Fay al último, quien al parecer no podía dejar de observar a la pareja a lo lejos.

La rizada intercalo su mirada entre su amiga y la pareja varias veces y frunció el ceño. Había algo raro en la mirada de Fay, algo que no había visto antes en ella.

Por otro lado Fay inspiró profundo y apretó los puños por inercia al ver cómo Sky y Stella se abrazaban. No obstante, y por el gesto de gatito triste de la princesa, supo de que hablaban. Seguramente Stella se había enterado sobre el paradero de su anillo portal y le estaba pidiendo ayuda a Sky para recuperarlo.

No le sorprendía, pero si que le molestó aquello; Stella siempre recurriría a Sky para solucionar sus problemas sin importale el riesgo en el que él podría meterse. Eran así siempre las cosas entre ambos y eso era algo que irritaba a Fay de maneras descomunales.

Bufó con enfado y bajo de la tarima de un salto para dar ma media vuelta y alejarse por la dirección contraria al par. No quería seguir observando aquello.

Le dolía y le molestaba.
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Desde que Fay tiene uso de razón su amistad con Sky ha sido incondicional; ella está siempre para él y él está siempre para ella. En las buenas y en las malas. Incluso en los momentos más bochornosos de su infancia.

Así funcionaban las cosas entre ambos; era tan natural y genuino. Sí uno se metía en problemas entonces el otro intentaba demostrar su inocencia, o bien se metía también en problemas para estar castigados juntos. Sí uno se encontraba triste entonces el otro hacia hasta lo imposible para hacer sonreír al otro y esfumar aquella tristeza de su cuerpo.

Eran los dos contra el mundo.

Y el que Saúl los hubiera criado juntos ayudó bastante a desarrollar aquella amistad.

Sin embargo, y en esos momentos, Sky estaba abusando de dicha amistad.

—¿¿Qué quieres que haga que?! —cuestionó Fay incrédula al escuchar el plan que el rubio acababa de explicarle.

Sky, a quien había evitado desde su entrenamiento con Dane, la interceptó cuando Fay se encontraba trotando por el campo; el asunto era que esté le estaba pidiendo ayuda para recuperar el anillo de Stella. Como bien Fay había supuesto.

Era clarísimo que la princesa le pediría ayuda.

—Necesito tu ayuda Fay, por favor —pidio Sky trotando junto a ella.

No obstante, se detuvo al igual que ella y la miró con ojos de cachorro herido. Fay tragó saliva y lo miro ceñuda.

— A ver si entendí —acotó ella—. tu novia quiere...

—No es mi novia —la interrumpió él. Fay se abstuvo de rodar los ojos con irritación y siguió trotando. Si había algo que odiaba, eran las mentiras—. ¡Fay! Stella no es mi novia —se apresuró a seguirla.

—No me pareció eso anoche.

Sin embargo, y en cuanto esas cinco palabras salieron de su boca, se arrepiento al instante. Se suponía que no demostrar lo que eso le afectaba.

Claramente había fallado.

—¿La viste? —inquirió él deteniendose de golpe. Y Fay, quien no tenía escape ahora, también lo hizo. Se giró para verlo de enfrente—. Fay, no es lo que piensas.

—Te acostaste con ella, Sky —espetó ella de golpe—. ¡Con Stella! La misma chica que te dejo a finales del año pasado e ignoró tus mensajes durante todo el verano rompiendote el corazón; y ni hablar de lo posesiva que es contigo. Es un milagro que no me haya hecho nada a mi o a Eve.

—Y jamás lo haría —aseguró él—. Ella sabe perfectamente bien lo importante que eres para mí —dijo dando un paso hacia ella. Fay trago en seco y retrocedió—. No me acosté con ella; fue a mi cuarto porque no podía dormir en el suyo. Dijo que sus compañeras la odiaban.

—No la odian —bufó ella y puso los ojos en blanco. Era típico de Stella hacerse la víctima—. ¿Te dijo lo que hizo?

Sky asintió.

—Le dio su anillo a Bloom para ir al primer mundo y un quemado la atacó y ahora esté tiene el anillo de Stella.

—Correccion, fueron dos quemados y apenas logramos salir de ahí con vida si no fuera por Dowling que...

—Espera...¿Estabas con Bloom?—inquirió él con los ojos abiertos de preocupación—. ¡¿Por qué no lo dijiste antes?! ¿!por qué no me dijiste nada, Fay?! ¡Pude haber ido con ustedes!

Pero ella no estaba para sermones.

—Estabas muy ocupado anoche, Sky —espetó ella y cerró los ojos. Ahí estaba de nuevo su bocota. Inspiró profundo antes de volver a verlo—. No lo planee, ¿De acuerdo? Vi a Bloom alejarse del colegio y la seguí, no tuve tiempo de buscar o avisar a alguien más —aseguró.

Ninguno dijo nada hasta que él se acercó más a ella.

—¿Estás bien? ¿El quemado te alcanzo a herir? —pero Fay negó y Sky libero el aire que había retenido de forma aliviado.

Entonces la abrazo, tomando por sorpresa a Fay, quien al sentir los fornidos brazos del rubio alrededor suyo sintió una corriente eléctrica subir por toda su columna; y aunque quiso ser dura y rechazar el gesto, no pudo evitarlo y le regreso el gesto a Sky, apoyando su frente sobre el pecho de él y suspiró profundamente.

También odiaba ser tan débil cuando se trataba de él.

—Distraere a mi padre para que puedas buscar el mapa —musitó ella contra él.

Sky sonrió sin soltarla.

—Gracias Fay —y beso su frente.

Ambas se mantuvieron unos minutos más en aquella posición y luego se separaron para continuar con el entrenamiento.

Sin embargo, lo que ninguno de ellos sabía es que el director de los especialistas los observaba de lejos con una leve sonrisa en el rostro. Cómo le gustaba verlos juntos.
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Dos horas y media después su padre dio por concluído el entrenamiento del día. Sus compañeros, agotados y algunos adoloridos, empezaron a recoger sus pertenencias y se alejaron con dirección al colegio para la hora de la comida.

Fay, por el contrario, se colgó su mochila al hombro y se acercó hasta su padre, quien terminaba de hablar con otro compañero.

—Sigue practicando con tu gancho izquierdo —escuchó que le decía para luego darle una palmada en el hombro. El chico se alejó y su padre reparo en su presencia. Le dio una sonrisa de boca cerrada—. Fay, ¿Puedo ayudarte en algo?

—¿Ya se deshicieron del quemado? —preguntó yendo al grano pero con discreción para que ninguno de sus compañeros pudiera oirla.

Su padre resoplo.

—Fay —advirtio él pero ella replicó.

—Vamos papá, es solo una pregunta.

Saúl exhaló, cabeceó y se giró completo hacia ella.

—Sigue con vida y está encerrado —reveló para sorpresa de ella.

—Pero... eso es muy arriesgado —repusó—. Sí logra escapar...

—Está sometido Fay, no podrá escapar —aseguró él.

—No puedes estar cien por cierto seguro de eso papá. Además... no es solo eso —reveló y se acercó más a él, viendo que nadie pudiera escucharla—. He escuchado rumores, están hablando de que puede haber un quemado fuera de la barrera —no estaba mintiendo del todo a decir eso—. Muchos de los que están aquí nunca han visto uno en persona. Sí los rumores siguen corriendo, no pasará mucho tiempo para que algunos salgan del domo solo para descubrir como son. La curiosidad en muy grande, padre.

—Lo sé, Fay. Tambien lo había pensado —confesó Silva—. Pero no te preocupes, nos haremos cargo —En eso su teléfono empezó a sonar y tuvo que revisar la llamada—. Debo atender esto, nos vemos más tarde.

Beso su mejilla y se alejo para atender el teléfono.

Fay suspiró profundamente y se marchó del campo de entrenamiento. Entró al edificio de los especialistas, subió al segundo piso, caminó hasta la habitación de Sky y llamo a la puerta.

Sintió como el calor subía a sus mejillas de golpe en cuanto Sky abrió la puerta con el torso completamente desnudo y una simple toalla blanca alrededor de su cintura, cubriendo la parte bajo de si cuerpo. Fay tragó saliva y desvío la mirada avergonzada por habersele quedado viéndolo más de lo normal.

—Lo siento, no sabía que... Vuelvo más tarde si quiere —balbuceó ella dispuesta a irse.

No obstante Sky la detuvo.

—Descuida, entra.

Titubeó unos segundos y al final entró a su dormitorio cerrando la puerta detrás de ella.

—¿Conseguiste el mapa? —preguntó. Sky señalo su escritorio y Fay se dirigió a esté evitando mirar al rubio. Tomó el mapa que reposaba sobre la madera y lo abrió sobre la cama de Sky para echarle un vistazo. Esté, mientras tanto, tomo un conjunto de ropa y entró en el baño para cambiarse.

—Mi padre me ha dicho que el quemado sigue encerrado —contó Fay escrutando el mapa—. No hay muchos edificios alrededor que sean seguros, solo el granero y el molino, así que puede estar en cualquiera de los dos.

—Debemos decirle a Stella —respondió Sky saliendo del baño ya cambiado; traía puestos unos jeans y una playera azul claro—. Debemos recuperar su anillo cuánto antes.

—Sé que es una joya de la corona y es importante pero... ¿No sería más fácil decirle a mi padre y a Dowling para que lo recuperen ellos?

—Stella no quiere que su madre se enteré; Dowling juró ante la reina y está obligada a decirle todo.

—Pero la Reina Luna no le haría nada a Stella. Es su madre, no seria capaz de dañar a su propia hija ¿O si? —inquirió ella.

Sin embargo Sky tragó en seco y miro a Fay con una mueca. Abrió la boca, dispuesto a decirle la verdad sobre la relación complicada de Stella con su madre pero se arrepintió al instante.

Aquel tema no era de su incumbencia. Solo Stella podía revelar aquello.

—Es... complicado Fay.

Pero Fay percibió que el rubio le estaba ocultando algo. Lo conocía tan bien que sabía cuándo omitia algo. No obstante, no insistiría con el tema, al fin y al cabo no era asunto de ella. Cerró el mapa y lo dejó sobre el escritorio de la habitación.

—Me iré a duchar, nos vemos en el comedor para decirle a tu princesa y poder armar un plan —y dicho eso se dirigió a la puerta para salir de ahi. Sin embargo Sky se interpuso en su camino y quedaron muy cerca el uno al otro.

—Fay —murmuró su nombre en voz baja haciendo que ella sintiera mil cosas en el estómago. Vacilante, alzo el rostro para mirarlo directamente a los ojos azules. Había algo en su mirada que ella no logro descifrar del todo—. Sé que crees que hay algo entre Stella y yo, pero solo quiero ayudarla, no quiere tener problemas con su madre y la entiendo. Pero solo somos amigos. Mis sentimientos por ella no son los mismo. Ya no.

Al escuchar eso sintió como su corazón se aceleraba dentro de su pecho y empezó a sentir un cosquilleo en la boca del estómago. Sky se estaba acercándose cada vez más a ella, y Fay, por alguna razón, no podía moverse de dónde estaba. Era como si una fuerza invisible la estuviera reteniendo para que no se alejará de él.

Sky estaba tan cerca de ella que podía sentir su aliento a menta pegaba contra su rostro. Vio como él comenzaba a inclinarse hacía ella, y Fay podía jurar que sus piernas no aguantarían su propio peso por más tiempo. En eso Sky desvío su rostro a un costado de ella.

—Cambiaron durante nuestro verano juntos —murmuró el rubio con su boca pegada al oído de ella, haciendo que una ola calida recorriera a Fay de pies a cabeza—. ¿Y los tuyos?

Fay suspiró profundamente.

¿Habían cambiado? No estaba del todo segura, pero lo que sí sabía era que su cuerpo antes no reaccionaba de esa forma con él.

Sky volvió a desviar el rostro y quedó justo enfrente de ella. A una distancia bastante cerca. Con sus narices casi rozandose.

Fay tragó saliva a la vez que su mirada bajaba hacia sus labios. Aquellos labios delgados y rosados que ansiaba probar de nuevo.

Pero como siempre, la suerte no estaba de su parte, porque en ese instante la puerta se abrió y un Riven boquiabierto en el umbral de la puerta los observó.

—Vaya —musito el castaño haciendo que Fay y Sky se separaran al instante—. Esto si no lo vi venir— y sonrió con picardía.

Pero antes de que pudiera decir alguna otra cosa respecto a la escena que acaba de ver, Fay se apresuró a abandonar el dormitorio con el rostro completamente sonrojado.
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Al final Sky busco a Stella para enseñarle el mapa y eso alivio un poco a Fay. No sabía cómo verlo a la cara después de lo que casi pasó en su dormitorio.

Fay se dirigía al comedor para almorzar algo cuando alguien le tapó los ojos. Por acto reflejo le doblo el brazo a la persona y lo acorraló contra la pared.

—Vaya forma de saludar Fay —se quejo el castaño.

La azabache lo soltó al instante.

—¡Sam! —exclamó para luego abrazarlo fuertemente—. Lo lamento, no sabía que eras tú.

Sam dejó salir una pequeña risa y correspondió el gesto de su amiga. Pero al separase Fay le dio un manotazo en el brazo.

El castaño la miró boquiabierto.

—¿Y eso por que fue? —cuestionó indignado.

—Por asustarme, y porque es el segundo día aquí y apenas te dignas a saludar.

—Lo siento, pero estuve ayudando a mi padre en el invernadero —explicó él y volteo a ver a sus costados, fijándose que no hubiera nadie  que pudiera escucharlos—. Preparó Zanbak, una gran cantidad.

Pero Fay lo miro sin entender.

—¿Qué es eso? —preguntó ella, pero Sam bufó y rodo los ojos con gracia, recibiendo a cambio un codazo por parte de ella.

—Lamento no ser un cerebrito de la naturaleza —repusó ella. Sam solo se rió levemente antes de proseguir a explicarles.

—El Zanbak es un aceite que logra someter a los Quemados —explicó—, además de que ayuda a alentar la infección cuando uno te hiere. ¿Tu padre te ha dicho algo sobre eso?

—¿Sobre el quemado? —Sam asintió—. Si, sé que lo tienen encerrado cerca de aquí.

—Deben estar muy locos para hacer algo así. Deberian matarlo.

—Saben lo que hacen —justifico Fay, qunque ella pensaba lo mismo que él—. En fin, ¿No vas a comer?

—Mas tarde, le prometí a Grey ayudarlo con unos deberemos antes.

—De acuerdo, nos vemos luego —se despidió Fay dejando un beso en la mejilla del castaño para luego alejarse por el pasillo hasta llegar a la cafetería, donde se formó en la fila para pedir su comida. Una vez que Doris, la encargada de la barra, le dio su bandeja llena, busco una mesa donde sentarse.

No tardó en ver a Terra y sus compañeras de departamento sentadas juntas en una mesa. Intento localizar a Eve en alguna mesa, pero está no parecía estar ahí, así que camino hacia la mesa de Terra.

—¿Está ocupada esta silla? —preguntó señalando la silla junto a Bloom. Esta negó y le hizo un gesto para que se sentará—. Gracias, ¿Cómo están después de la aventura de anoche? —preguntó llevándose un bocado de la cena a la boca. Terra, Aisha y Musa miraron a Bloom y está soltó el aire.

—Agotada —respondió la pelirroja—. No pase buena noche después de eso.

—Es normal —respondió Fay—. Esas cosas son horrendas.

Bloom se rio levemente y luego frunció el ceño, recordando algo.

—Una pregunta; si eres un hada, ¿Por qué no tomas clases con nosotras?

—Porque elegí entrenar para especialista, además mis entrenamientos son a la misma hora que ustedes tienen clases, así que...—respondió Fay—. Sin embargo tomo clases particulares con Dowling en la semana. Me ayuda a controlar mi magia.

—Sigo sin creer que seas una hada de la energía —acotó Musa junto a Aisha—. Nunca había conocida a una.

—¿No son muy recurrentes? —preguntó intriga mirándo a la azabache, pero fue Terra quien le respondió.

—El único Reino donde había ese tipo de hadas fue destruido hace años. Nadie sabe que fue lo que pasó en realidad pero dicen que fueron los quemados quienes los atacaron; nadie sobrevivió, o por lo menos eso decían —añadió mirando a Fay-. Desde entonces Splendorius ha sido olvidado, nadie se atreve a pisar sus tierras por temor a que algo les pase.

—Pero...

—Miren tenemos un plan para recuperar mi anillo —intervino Stella acercándose a la mesa, siendo seguida por Sky, quien volteo a ver a Fay. Bloom cerro la boca mientras Stella abría el mapa sobre la mesa.

—¿Qué es esto? —preguntó Bloom.

—Es Alfea —respondió Terra con animo—. La línea punteada es la barrera y ese es el arroyo Crag —y señalo un punto en el mapa—. ¡La pradera del viento! De niñas Fay y yo pasábamos...

—Gran historia, Ter —irrumpio Stella con una sonrisa fingida.

—Lo es, escucha... —pero Fay dejo de prestarle atención cuando Sky se sentó junto a ella.

—Hola —saludó él en un murmuró. Fay le sonrió sin mostrar los dientes.

—Hola —respondió ella. Sky se removió nervioso en la silla y volteo a verla de nuevo.

—Fay, sobre lo que paso hace rato...

—Sky... —nego Fay y vio de reojo a Stella. Esta apretaba la mandíbula y fingía escuchar a Terra—. No es el mejor momento para hablar de eso.

Sky, un tanto decepcionado, asintió.

—¿Puedes verme después? —le preguntó. Fay asintió.

Entonces Sky desvío su mirada a Bloom, quien estaba sentada junto a Fay.

—Fay y Stella me contaron lo de anoche —le dijo—. ¿Estás bien?

—¿Tú qué crees? —le pregunto de vuelta Bloom con cierta burla.

—Creo que estás asustada y finges que no —Respondió Sky.

—¿Es tan obvio? —inquirió Bloom mirándola.

—Un poco —respondió Fay y se llevó otro bocado a la boca.

—Soy muy perceptivo —respondió Sky y miró de reojo a Fay, quien sonrió.

—... Y la mariquita no estaba ahí, ¡Porque estaba en mi cara! Fay estaba muerta de risa

—Que gracioso. Eh ¿Sky? —lo llamo Stella y señalo con la cabeza el mapa—. ¿Dónde crees que lo tienen?

Sky soltó un suspiro y se levantó de la silla para colocarse junto a ella y explicar el plan. Sin embargo Stella poso su mano en el brazo de él y lo acaricio suavemente, haciendo que Fay apartara la mirada justo cuando Sky volteaba a verla.

—En realidad fue idea de Fay —Señalo él apartándose un poco de Stella—. Hay pocos edificios fuera de la barrera donde sería seguro retenerlo.

—El granero o el remolino —indicó Fay señalando los dos puntos en el mapa.

—Voto por el granero —respondió rápidamente Terra—. Mi papá fortificó las vigas por un caballo que llevó hace mucho.

— Bien, nosotros nos escabulliremos y recuperaremos mi anillo —Concluyó Stella.

—Curioso uso de "Nosotros" —señaló Aisha mirando escéptica a Stella y luego a cada una de ellas.

—Asi es, eso es algo que "tu" deberías hacer —acotó Musa.

—Yo no lo perdí —replicó Stella. Fay bufó.

—Pero fuiste TU quien se lo dio a Bloom aun sabiendo el riesgo que podía...

—¿Cuando lo haremos? —cortó la aludida. Esta se negaba a mirar a Stella y a las demás a la cara.

—Lo siento, pero debo ser honesta —intervino nuevamente Aisha—. Bloom, no controlas tu magia. Y eso cuando logras canalizarla. Mala idea.

—Yo perdí el anillo. Lo recuperaré —aseguró Bloom.

—Deberiamos pensar...

—Creo que están exagerando demasiado —irrumpió Stella a Sky.

—Lo dice quién no tuvo que enfrentar a dos quemados anoche —replicó Fay fulminando a la rubia con la mirada. Stella resoplo.

—¿El quemado está encerrado?

—Que no acabamos de decir que...

—Y sometido —añadió Terra cortando a Fay, quien comenzaba a perder la paciencia—. Papá está destilando el aceite con el que lo someten.

-Zanbak —afirmó Fay y Terra asintió.

—Yo podría preparar más —aseguró Terra y Stella le sonrió forzadamente.

—Gracias, Terra, por ayudarme —dijo—. Y gracias, Bloom, por hacerte responsable. Y gracias a las demás por... nada, supongo —y recogió el mapa—. Gracias por nada.

—Avisame cuándo vamos —pidio Bloom tomando sus cosas para luego abandonar la cafetería con gesto incómodo. Fay observó como Sky seguía con la mirada a la pelirroja, con gesto preocupado. Entonces su mirada recayó en ella y Fay le hizo un pequeño gesto para fuera con ella; conocia tan bien a Sky y sabía que el chico se preocupaba por todos.

Sky fue detrás de Bloom mientras que Fay encaro a Stella.

—Vaya forma de agradecer a alguien que logro que obtuvieras el mapa —soltó. La rubia la miró ceñuda.

—Sky robó el mapa.

—¿Quién que crees que distrajo a mi padre para que lo obtuviera?—preguntó con ironia. Negó con la cabeza y miró a Stella con disgusto—. Sí se entera de esto podrían expulsarnos princesita.

—No pueden hacerlo —respondió Stella—. Ambos tienen sus legados; además de que Sky es el mejor del curso y es como un hijo para tu padre. Y tú... Bueno, eres su hija, así seas la peor del año, no te expulsaria.

Si embargo Fay no se tomó bien su comentario. Se levantó bruscamente llamando la atención de varios alumnos, quienes voltearon a verla con curiosidad. Más su mirada estaba cargada de rabia hacia la rubia.

—Fay —llamó Terra viendo como los ojos de la azabache cambiaban de color.

—Yo me gané mi lugar con esfuerzo y dedicación, cosa que tu, no sabes hacer —Stella abrió la boca, ofendida, pero Fay añadio—. Solo te preocupas por ti misma, princesa.

—Fay —repitió Terra cuando notó que Stella trastabillaba hacia atrás con gesto cansado. Sin embargo Fay no la escucho.

—Eres una egoísta, no te importa perjudicar a Sky con tus caprichos y berrinches; No te importa usarlo cada vez que necesitas ayuda o  consuelo —masculló—. No te importa poner en riesgo su lugar en la escuela al igual que no te importó poner en riesgo la vida de Bloom, quien no sabe controlar aún su magia. ¡No te preocupaste por Ricky cuando le hiciste lo que le hiciste! ¡No te preocupas por nadie más que no seas tu misma!

—¡Fayra! —exclamó Eve, quien llegó a justo a tiempo para sostener a Stella, quien hubiera caído al suelo por la pérdida de energía.

Fay, al darse cuenta de lo que había hecho, abrió los ojos al tope y miró asustada a la rubia. Su piel se estaba poniendo gris.

—Yo no... Lo siento, no quería... —y se apresuró a tomar la mano de Stella para devolverle su energía perdida. Cerró los ojos, y se concentro.

El color regreso poco a poco a la piel de Stella, y cuando logró sostenerse de pie por si sola, se soltó bruscamente de Fay. Se aliso su ropa y miro de reojo a su alrededor, todos mantenían la vista puesta en ambas. Stella, avergonzada por el aquel momento de debilidad ante todos, escruto a Fay de arriba a abajo y acercó a ella con mirada amenazante.

—Tienes suerte de que no haré que te expulsen por esto —masculló—. Pero debes saber algo, Silva; puede que yo sea egoísta, pero por lo menos yo no soy la que se acostó con su mejor amigo cuando esté claramente ama a otra.

Un puñetazo hubiera dolido menos que eso.
Fay retrocedió, con los ojos abiertos al tope y un nudo en la garganta. De reojo observó como Eve la mirada desconcertada. La rizada dio un paso hacia pero Fay no le dio tiempo a hacer o decir nada.

Salió de ahí rápidamente y con la respiración acelerada Sintió como las miradas de todos los presentes estaban sobre ella hasta que se perdió de vista en los pasillos.

El pecho le escocia. Le punzaba.

Stella tenía razón; ella podía ser egoísta, desinteresada o mala persona, pero no había caído tan bajo para emborracharse y acostarse con alguien que la usó para olvidar a quien amaba.

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𝐁𝐚𝐫𝐛𝐬 © | 𝟐𝟎𝟐𝟏

Capitulo editado

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