1.2-_- IRONÍA -_-

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

𝗕𝗲𝗵𝗶𝗻𝗱 𝗧𝗵𝗲 𝗠𝗔𝗦𝗞

_-=-=_=-=-_

Lo único que no logro entender, es por qué una médico, con especialidad en urgencias, está en busca de otro empleo- Enunció el mayor dejando la pregunta en el aire y alzando su rostro, para indirectamente, obligarla a responder y explicar la situación. Mientras tanto, con calma, tomó la taza de café y bebió de esta.

Definitivamente para "Steve Raglan", era uno de los casos más curiosos que había tenido que atender hasta el momento.

Meredith sabía que le harían esa pregunta, debido a que ese aspecto era el más fuerte y llamativo de su expediente, pero afortunadamente, ella había ensayado durante algunos días antes de su cita qué decir para evitar abundar en detalles personales.

Meredith enderezó ligeramente su postura, cruzando las manos sobre su regazo. Mantuvo una expresión neutra, casi ensayada, como si las palabras que estaban a punto de salir de su boca fueran parte de un guion bien aprendido.

-Bueno, como ya mencioné en mi solicitud, me gustaría asegurar un ingreso adicional. Ya sabe, la economía actual no es exactamente favorable, y entre los gastos del hospital y... otras responsabilidades, es necesario buscar alternativas- Respondió con una voz segura de sí misma, como si estuviera recitando una línea practicada.

El asesor asintió lentamente, sin apartar sus ojos de ella. La expresión amable en su rostro no cambió, pero Meredith sintió algo en la forma en que la observaba. Un interés que iba más allá de lo profesional, como si estuviera escarbando debajo de la superficie de sus palabras, buscando algo que ella intentaba ocultar.

-Entiendo. Pero, con su experiencia y especialización, no tendría problemas para encontrar un trabajo secundario dentro del mismo campo. Hay muchas clínicas privadas que pagarían muy bien por alguien de su nivel. ¿Por qué entonces busca algo tan... diferente? ¿O es que busca algo más que dinero, Meredith?- Dijo él con suavidad

El uso de su nombre, dicho en ese tono y casi personal, la tomó por sorpresa, y Meredith sintió cómo su corazón daba un pequeño vuelco. Apretó sus manos con un poco más de fuerza, pero mantuvo la compostura.

-Es solo una cuestión de..., equilibrio- Comenzó, pero algo en la mirada penetrante del asesor la hizo dudar. Había algo en esos ojos, una calma que parecía invitarla a bajar la guardia, a hablar con sinceridad.

Él continuó mirándola, sin interrumpir, dejando que el silencio llenara la habitación, como si estuviera esperando que ella decidiera si quería seguir con su explicación superficial o profundizar en la verdad. No obstante, para no parecer insistente, decidió bajar la mirada y simular seguir leyendo, al mismo tiempo que abría uno de los cajones integrados en el escritorio, adelantándose a tener lista una carpeta para sacarla en el momento idóneo.

Meredith tragó saliva. Había algo en la situación que la incomodaba, pero al mismo tiempo, la alentaba a seguir hablando. Quizás era la forma en que él la escuchaba, como si realmente le importara su respuesta, como si la comprendiera.

- Supongo...- Comenzó de nuevo, su voz ahora era más suave, y menos calculada.

Steve detuvo su mano oculta a la vista de la mujer, y aquella carpeta donde habían opciones de empleo para ayudar a comunidades marginadas, se quedó en su sitio, y aquel cajón fue cerrado silenciosamente.

Ella cedió a hablar.


- Supongo que no es solo el dinero. Es, también la necesidad de un cambio, de algo que me permita...- Se detuvo un poco buscando las palabras adecuadas, y dudando de si de verdad quería hablar.- Alejarme un poco de lo que me recuerda al hospital, a lo que he estado... lidiando.-

Los ojos del hombre brillaron por un breve instante, un destello que Meredith casi no pudo percibir tras esas gafas.

- Eso es completamente comprensible- Dijo, con aquella voz tan calmada como antes- A veces, necesitamos un respiro, incluso si es temporal. Algo diferente, algo que nos permita... escapar, aunque sea por un momento-

Meredith sintió una extraña mezcla de alivio y vulnerabilidad al escuchar esas palabras. Era como si él hubiera visto a través de su fachada y comprendido lo que ella no había podido expresar del todo.

- Y tal vez- Continuó él, con su tono adoptando un matiz ligeramente más persuasivo- Lo que necesita es algo que la distraiga, que la mantenga ocupada, pero en un entorno completamente diferente. Un lugar donde pueda reorientar sus pensamientos, y quizá encontrar un nuevo propósito-

El hecho de que hubiera dado en el clavo con el cómo ella se sentía, hizo que el calor en su cara fuera más intenso, probablemente por estar sudando como sospechaba.

- Tal vez- Murmuró Meredith, algo perdida en sus propios pensamientos, y sin percatarse del cómo estaba cediendo  ante la presencia de aquel hombre.

El asesor sonrió de manera casi imperceptible, como si hubiera encontrado lo que buscaba en la conversación. Enseguida, tomó una pequeña tarjeta oculta debajo de una carpets en su escritorio y la deslizó hacia Meredith.

- Conozco un lugar que podría interesarle. No es un hospital, ni una clínica, pero es un lugar que está en busca de alguien con sus habilidades y disciplina, donde podría encontrar lo que está buscando, aunque quizás no sea evidente al principio.- Habló con su voz llena de una extraña calma inquebrantable. Posteriormente, retiró su mano y tomó la taza volviendo a beber poco más de café.

Meredith tomó la tarjeta, leyendo las palabras impresas: "Steve Raglan asesor de carrera", acompañado del número telefónico de contacto y de fax.

Steve movió su mano izquierda ligeramente, indicándole a Meredith que le diera la vuelta. Al hacerlo, ahora pudo leer las palabras escritas manualmente:  "Freddy Fazbear’s Pizza Place. Guardia nocturno". Sus cejas castañas se arquearon levemente al leer el nombre.

-¿Una pizzería?- Preguntó con una mezcla de sorpresa y confusión.

El asesor asintió, con su sonrisa orgullosa apenas perceptible.

- No es una pizzería nueva. Es un lugar con historia y que se ha mantenido bastante bien durante los años a pesar de que cerró, pero, estoy seguro de que la encontrará interesante. Y quién sabe, tal vez sea justo lo que necesita en este momento de su vida-

Meredith frunció el ceño, sintiendo una leve intriga mezclada con una sensación de incertidumbre. Algo en la forma en que él lo decía, en la tranquilidad de su voz, le hizo pensar que había algo más detrás de esa sugerencia.

- Piénselo, Meredith. No tiene que decidir ahora. Pero tal vez este sea el cambio que estaba buscando- Concluyó el asesor, su tono amable pero cargado de un sutil poder de persuasión.

Meredith asintió, guardando la tarjeta en uno de los compartimientos de su bolso color blanco para después, levantarse de la silla.

Steve Raglan se permitió una ligera sonrisa, satisfecho con el rumbo que había tomado la conversación. Sabía que había plantado la semilla adecuada, y ahora solo era cuestión de esperar a que germinara. Él mantuvo su compostura profesional mientras se levantaba de su asiento, extendiendo una mano hacia Meredith.

- Ha sido un placer conversar con usted, Meredith- Enunció con su voz suave y cargada de una amabilidad que rozaba lo paternal

Meredith se puso de pie, sintiendo una mezcla de alivio e incomodidad al estrechar la mano que él le ofrecía. La firmeza de su apretón contrastaba con la suavidad de su tono.

El hombre se dirigió hacia la puerta, abriéndola caballerosamente con un gesto fluido. Mientras lo hacía, lanzó un comentario casual que en realidad disfrazaba su intención.

- Debo decir, que su rostro tiene una simetría fascinante. Es raro encontrar una armonía tan perfecta.-

"¿De verdad... escuché eso?"


Meredith se sorprendió por el comentario, y aunque Steve lo había dicho con una naturalidad asombrosa, ella sintió nuevamente su rostro caliente, quizá un poco más, ya que, no esperaba que alguien como él, hiciera un comentario así. Ella sonrió de forma automática, aunque detrás de esa sonrisa, su mente se debatía en confusión.

- Gracias...- Respondió con su voz un poco vacilante mientras salía de la oficina.

Steve le devolvió la sonrisa, una que era amable, pero con una profundidad que ella no supo interpretar del todo.

[...]


Entró en su auto con prisa, lanzó fuertemente su bolso al asiento del copiloto, cerró la puerta y se quedó quieta por un momento, mirando el volante como si buscara respuestas en él. Había algo en la conversación con Steve, en la manera en que había sido abordada, que no cuadraba del todo.

Era como si hubiese algo más, algo no dicho, pero implícito en cada palabra, en cada gesto.

Se llevó una mano al rostro, sintiendo el calor persistente. Fue entonces que se dió cuenta que no estaba sudando, y que no era solo por el nerviosismo de la conversación, era algo más.

Recordó la forma en que Steve la había mirado, esa mezcla de interés y comprensión.

Había algo en él, algo que la hacía sentir incómoda y segura a la vez. Y luego, estaba ese extraño comentario sobre la simetría de su rostro, un cumplido que, viniendo de un hombre de su edad y posición, la había desconcertado y alagado más de lo que quería admitir.

Mientras encendía el auto y salía del estacionamiento, Meredith no podía dejar de pensar en esa sensación. Una parte de ella, quizás la más vulnerable y oculta, se sentía atraída por cierto rango de edad avanzado, un gusto culposo que jamás había explorado del todo, pero que ahora, después de esa conversación, parecía haber despertado.

[...]


Algo de tiempo pasó mientras conducía hacia el hospital, pero sus pensamientos estaban lejos de su jornada laboral y los casos clínicos pendientes. La idea de aceptar el trabajo en Freddy Fazbear’s Pizza Place, algo que en un principio le había parecido extraño, pero ahora empezaba a cobrar sentido. La seguridad del lugar que se le ofrecía cuidar, la hacía sentir curiosa e intrigada.

Era irónico. Ella era la persona con menos seguridad propia.

Tal vez, trabajar en un lugar así, alejado de la presión del hospital, podría darle la oportunidad de explorar esa sensación que ahora le daba vueltas en la cabeza.

Cuando llegó al hospital, estacionó su auto y se quedó un momento en silencio, mirando hacia la entrada en donde algunas personas entraban y salían cada cierto tiempo.

No podía quitarse de la mente esa breve conversación con... ese hombre, y aunque no podía explicarlo del todo, una parte de ella quería seguir ese impulso, descubrir a dónde la llevaría aquella oferta de seguridad.

"Sé que me odiaré si no hago nada al respecto"

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro