99th Precinct

6:40 am

—¿𝗩𝗜𝗘𝗥𝗢𝗡 𝗔𝗟 𝗧𝗜𝗣𝗢 que traje hoy, el traficante de drogas? –habló Peralta, acercándose hasta su escritorio y hablándole a las tres mujeres frente a él, las cuales lo miraban con atención– Tenía 81 años. Creo que es el detenido más viejo de toda mi carrera.

—Yo una vez arresté a un exhibicionista de 96 años. Temí que se muriera en el asiento de atrás. –comentó Santiago, observando a Rosa y a Alice con una sonrisa– O que se exhibiera...

—Mi detenida más grande tenía 78, pero el PCP la hizo luchar como si tuviera 20. –respondió Rosa, sonriendo con orgullo.

—Detuve a un anciano de 98 años, había robado una motocicleta. –dijo la asiática, estirándose en su asiento y cruzándose de brazos, recibiendo miradas de sorpresa.

—¿Y gemelos de 50 años cuentan como uno de cien? –preguntó Scully, acercándose hacia ellos con una expresión de confusión y una taza de café en su mano. Los cuatro detectives negaron ante su pregunta.

—¿Hablan de quién fue el mayor? Sesenta y ocho. –comentó, orgulloso y sonriente, mientras dejaba lo que traía en su escritorio.

—No es tanto. –dijo Amy, mirándolo con una expresión neutra.

—Sí, pero yo sólo tenía 20.

—¿Tenías 20? ¿Ya eras policía? –preguntó Peralta, girándose a mirarlo un poco confundido por lo dicho.

—No, fue antes de entrar a la academia. –respondió Charles, aún sin enterarse de lo que en realidad habían estado hablando anteriormente sus compañeros.

Alice y Rosa luego de unos segundos se miraron entre sí, entendiendo por completo a lo que se refería el pelinegro. Una mueca de disgusto se dibujó en el rostro de la asiática, mientras Rosa sonreía y observaba a Boyle.

—Charles no se refiere a su detenido más grande. –habló la latina, observando a Amy y a Jake con una sonrisa.

Ambos detectives se quedaron en silencio, comenzando a unir hilos sobre la situación. Segundos después, un quejido salió de los labios de los dos.

—No... sí, eso. Sí, un detenido de 68 años, como les dije. –se excusó el de corbata, asintiendo con nerviosismo ante los quejidos de sus compañeros.

—¡Dios! ¿Tuviste sexo con una de 68 años cuando tenías 20? –preguntó Peralta, sin poder contener las risas y el rechazo ante tan sólo pensar en aquel momento.

—Ya sabes cómo es.. –dijo el pelinegro, cruzado de brazos y con la mirada en el suelo– Sí tienes la oportunidad de acostarte con una mujer madura...

—No, eso no era una mujer madura, ¡Era una vieja! ¡Era la abuela de alguien! –continuó hablando Jake, sin contener las pequeñas risas que escapaban cuando él hablaba.

Las tres mujeres continuaban mirando a Charles, Rosa con una sonrisa burlona, mientras que Amy y Alice se veían asqueadas. Las últimas dos negaban ante las palabras de Boyle, como si se opusieran a escuchar lo que tenía para decir.

—Claro, así es como la conocí. –al terminar aquella frase, Amy soltó un quejido, mirando hacia otro lado– Conocía a su nieto, Marvin.

Alice cubrió su rostro con ambas manos, negando frenéticamente en un intento de bloquear las explicaciones que Charles continuaba dando.

Jake no podía evitar carcajearse, agachando su cabeza y tapando sus oídos mientras su amigo continuaba diciendo cosas como: "No opinen si no lo probaron".

—Tenía una prótesis de cadera con gran capacidad de torsión. Era como tener sexo con un Transformer.

—¡Nadie tiene esa fantasía! –dijo Alice, levantándose de su asiento e intentando alejarse lo más posible de aquella desagradable conversación, mientras oía las carcajadas de Jake.

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99th Precinct
Morning Briefing
8:30 am

—Peralta, ¿Dónde estamos con el crimen del edificio Lincoln? –preguntó el Sargento, observando al recién nombrado esperando a que hablara.

El castaño, cruzado de brazos y recostado en su asiento, miró al hombre y se dispuso a responder. —Bueno, como le dije al Capitán Holt hace unos días, estamos en la línea de una yarda. Es una referencia al fútbol americano. –terminó de hablar, para luego sonreír.

—Entiendo, Jake. Fui apoyador en Syracuse. –respondió con seriedad el más alto, mirando al detective.

—¿De veras? En la preparatoria yo hice de jardinero central, en un musical de los Yaankes. –se unió a la conversación Charles, sonriendo con orgullo.

—Mejor no alardees mucho de eso. –negó el castaño, observando a su amigo.

—Peralta, ¿Quiere ponernos al día? –interrumpió el Capitán, quien se encontraba cerca de las ventanas de aquella sala.

En respuesta, el de camisa verdosa hizo unos quejidos mientras negaba, aún cruzado de brazos.

—No le estoy preguntando. –volvió a hablar el uniformado, con seriedad. Jake no tuvo más remedio que suspirar, mientras se levantaba y se dirigía al frente bajo la atenta mirada de todos allí.

—Bien... Prepárense para ver cosas en la pantalla. –mencionó el detective, presionando un botón y encendiendo la pantalla, en la que comenzó a mostrar varias fotos– Les presento a Fred Gorman. Un ciudadano destacado, abogado... Cadáver

Algunos anotaban lo que Peralta iba diciendo, mientras en la pantalla aparecía la foto del hombre asesinado.

—Ahora les presento a su mujer, Ann Hoert. No se puso el apellido de él, pero lo puso a él a descansar en paz. –continuó hablando el detective, con una sonrisa en su rostro.

—Muy bueno. –mencionó Charles, levantando la vista de su libreta y mirando a su amigo.

—Gracias, Charles. Hoert tenía un motivo, los medios y la oportunidad. Solo me falta encontrar el arma homicida.. Por algún motivo, la fiscalía no la arrestar hasta que encontremos ese cuchillo.

—¿Será que quieren quedarse con el caso? –preguntó el Capitán, dirigiendo su mirada hacia el hombre, recibiendo una afirmación de su parte– Encuéntrelo. La familia es conocida del alcalde y me están presionando desde arriba. Se lo voy a preguntar otra vez. ¿Necesita medios o personal?

—No, señor. Yo me encargo. –habló con confianza el de camisa, colocando sus brazos detrás de su cuerpo.

—De acuerdo. ¡Pueden retirarse! –elevó la voz, haciendo que todos en la sala comenzaran a levantarse– Sargento Jeffords, a mí despacho.

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—¿En qué podemos ayudar? ¿Qué necesitas? –preguntó Amy, acercándose hasta el escritorio de Peralta junto a Rosa, ambas cruzándose de brazos y esperando a que Jake dijera algo.

Alice observó a sus tres compañeros, mientras se cruzaba de brazos. Tenía el leve presentimiento de que Jake no dejaría que lo ayudasen.

—No necesito nada. –habló el castaño, ojeando un par de imágenes sobre el caso y sin mirar a las dos detectives que se acercaron a él– Estoy a punto de resolver el caso, de conocer al alcalde, y vender los derechos de mi vida a Channing Tatum para que actúe de mi hermano feo cuando hagan la película. –finalizó su oración, mirándolas a ambas con una sonrisa.

Ambas detectives, al igual que Alice, pusieron los ojos en blanco al ver como el hombre se negaba a aceptar ayuda.

—Vamos, Peralta. –se quejó Rosa, mirando las imágenes en el escritorio de su contrario para tomar una y mirarla– Holt dijo que utilizaras al equipo. Todos queremos que se resuelva.

—Agradezco su oferta, pero trabajo mejor solo. –en un movimiento rápido, la imagen que Diaz había tomado vuelve a él, dejándolo sobre su escritorio nuevamente. Observó a sus tres compa{eras, deteniendo su mirada en Alice, quien no parecía muy interesada en opinar del tema– Excepto en el sexo... En realidad, a veces también en el sexo.

—¿Nos dejas ayudar? –interrumpió la latina, cruzada de brazos.

—Bueno, está bien. Dejaré que una me ayude. –dice el castaño, volviendo a mirarlas a ambas antes de señalar su elección final– Charles.

—¡Sí! –celebró el hombre, mientras dejaba lo que estaba haciendo para acercarse hasta el escritorio de Jake.

La asiática negó ante la actitud de su amigo, recibiendo las miradas incrédulas y molestas por parte de sus compañeras.

—Tiene miedo de que lo resuelvan antes que él. –murmuró con gracia Alice, recibiendo una sonrisa burlona por parte de Rosa.

—Y lo elijo porque tiene pocas posibilidades de robarme el protagonismo. –volvió a hablar Peralta, llamando la atención de los cuatro detectives.

—Nunca le robaría el protagonismo. –respondió Charles con una sonrisa, mientras se cruzaba de brazos– Me daría miedo hasta pedirlo prestado.

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Mientras que Jake y Charles se encontraban nuevamente en el lugar donde la víctima fue asesinada, Rosa y Alice decidieron tomar las imágenes del caso e investigar un poco en un intento de ayudar a su compañero.

Luego de un par de minutos, ambas detectives finalmente pudieron descifrar que, con lo que el hombre había sido atacado, no era un cuchillo.

Alice tomó con rapidez el teléfono en su escritorio, marcando el número de Peralta y esperando a que este respondiera el llamado.

—"Peralta." –fue lo que escucho la asiática, antes de que comenzara a hablar. De fondo se podía escuchar el llanto de un bebé, gritos de niños y ladridos de un perro, cosa que extrañó un poco a la chica.

—Soy Alice. Estuvimos viendo las fotos de la víctima que estaban en tu escritorio junto con Rosa. –habló Alice, mientras su mirada continuaba en la imagen– Las heridas son similares a un caso que ella tuvo hace tiempo. No son de un cuchillo, parecen de algo espiralado... Como un sacacorchos, o algo parecido.

—"Sh, sh, sh." –escuchó la joven en respuestas a sus palabras, haciendo que su ceño se frunciera.

—¡No me hagas callar! Te estoy ayudando. –dijo mientras hablaba con seriedad.

—"No, tengo un bebé. Me ayudaron mucho, gracias." –contestó Jake, hablando en un tono susurrado.

Alice soltó un suspiro, levantando la vista de la foto en sus manos para ver algo realmente preocupante. —Uh-oh... Será mejor que regresen ahora mismo. –murmuró la chica, terminando la llamada en ese instante.

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—Antes de resolver este caso, me gustaría agradecerte por haber hecho el trabajo fácil, el tipo de cosas que haría Nancy Drew. –habló el detective Pembroke, alias "El buitre", observando como Jake comenzaba a ordenar los informes desparramados en su escritorio para dárselos.

Rosa, Charles y Alice mantenían sus rostros llenos de seriedad, observando al de traje mientras éste se hallaba recostado en el asiento a un lado del escritorio de Jake.

—¿Sí? ¿Nancy Drew resolvió muchos asesinatos? –preguntó con molestia el de chaqueta, mirándolo con seriedad.

—Sí, el asesinato sobre hielo, la receta para un asesino. –comenzó a enumerar Charles, mientras era señalado por Pembroke– Nancy era una detective estupenda. Yo quería ser como ella. –Alice comenzó a asentir mientras miraba al suelo y se cruzaba de brazos.

—Gracias, Charles. Eso ha sido de ayuda. –respondió con sarcasmo Peralta, mirando a Boyle con una sonrisa de mala gana.

—Oigan, ¿Apostamos a ver cuánto tardo en resolver este caso? –interrumpió con emoción el de traje, juntando sus manos y mirando a los otros cuatro. Un "No" salió con rapidez de los labios de Jake mientras su contrario seguía hablando– ¿Cuánto me llevó el caso de Diaz, el que era "imposible" de resolver? –hizo una pausa para mirar a la latina– ¿Cuánto, seis horas?

El hombre recibió la mirada de Rosa al instante, mostrando su desagrado completamente. —Eso es porque estaba 98% resuelto.

—El último dos por ciento es lo más difícil. Por eso se lo dejan a los expertos. –dijo con seriedad el hombre.

Tanto Jake como Terry, que se encontraba en su escritorio escuchando la conversación, tenían un rostro de confusión ante lo planteado por el hombre.

El de chaqueta, un poco disgustado, entrega todo los informes al de traje, lamentándose por completo en su mente.

—Gracias, campeón. Te esforzaste. Yo me encargo desde ahora. –habló nuevamente el de traje, levantándose y tomando todos los documentos– Y, por favor, no dudes en llamarme si necesitas que venga a ponerte talco en ese culo blanquito.

Al terminar su frase, dirige su mano hacia el trasero del hombre, dándole una nalgada con fuerza, haciendo que el de camisa soltara un quejido.

—Bueno, esto es lo peor que me pasó en la vida. –murmuró Jake, manteniendo su mirada al frente.

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—¡Odio tanto a ese Buitre! –se quejó Jake mientras pasaba una de sus manos por su rostro.

Jake, Charles, Hitchcock, Scully, Amy, Rosa y Alice se encontraban en un bar cercano al precinto, bebiendo e intentando olvidar el mal rato que les hizo pasar el "Buitre".

—Yo también. –dijo Rosa, dándole la razón a su compañero y tomando un trago de su cerveza.

—Sí... Pero es bastante atractivo. –mencionó la asiática, recibiendo la mirada extrañada de los tres hombres frente a ella, a excepción de Scully. La chica frunció el ceño, sin entender porqué la miraban– ¿Qué? Se puede odiar a alguien e igual pensar que es atractivo. –se defendió, dándole un sorbo a su trago.

—Eso es cierto. Por ejemplo, Manuel Noriega. –comentó nuevamente la latina, dándole la razón a su compañera, mientras que las otras dos mujeres asentían.

Jake comenzó a asentir a lo dicho por Rosa y Alice, mientras Charles sólo miraba con disgusto a la latina por su comentario. —¿Sabes qué? Tienen razón. Tonya Harding.

Rosa asintió con suavidad, compartiendo la opinión de Jake. —Sí, me gusta.

—¿Verdad? –señaló el de camisa verde con una sonrisa.

—Siempre tan elegante, Jake. –dijo Amy, negando con una sonrisa.

—Siento que te haya buitreado. Nos pasa a los mejores. –mencionó la asiática, mientras comenzaban a recordar todas aquellas veces en las que el Buitre se había entrometido en alguno de sus casos.

Jake sintió verdadera molestia, queriendo golpear la barra con sus puños. —Es que... ¡Tengo tantas ganas de vengarme! Ojalá pudiera tirar su teléfono al inodoro o pincharse los neumáticos... no sé.

—O contarle esa bella garganta. –habló Rosa, mientras miraba levemente hacia arriba imaginándose el momento, recibiendo las mismas miradas que Alice había tenido en un principio por su comentario.

—No consigo entenderte. –se quejó Charles en un tono bajo.

—Bueno, yo les invito tragos mientras pensamos en un plan para vengarnos. –propuso Peralta, mirando a todos sus compañeros, estaba dispuesto a vengarse de aquel hombre cueste lo que cueste– Cincuenta dólares para el que tenga la mejor idea. Empiecen.

—¿Y si llamamos desde un hospital y le decimos que murió su familia? Que murieron de cáncer. –propuso Charles, mirando al hombre a su lado y esperando una respuesta. Scully y Amy lo observaron un poco sorprendidos, mientras que Rosa y Alice sonrieron levemente por aquella idea.

—Charles, eso es macabro... Lo anotaré. –comenzó a escribir aquella idea en una servilleta.

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Luego de varias ideas planteadas por todos los detectives, y descartadas de inmediato por falta de recursos y tiempo, la ganadora fue envolver la motocicleta del hombre en papel film y derretirlo.

Hubieron un par de inconvenientes que llevaron a los oficiales a decidir volver a la escena del crimen y resolver el caso antes que Delitos Mayores, para que así El Buitre no pueda robarle el crédito a Peralta.

En la cocina de aquel apartamento, todos los detectives, a excepción de Hitchcock por petición de Peralta, comenzaron a pensar en qué habría podido pasar con el arma homicida, hasta que Alice lo resolvió. Un sacacorchos con imán, el cual se hallaba pegado en las paredes del conducto de la basura. Todo pudo haber resultado a la perfección, si no hubiesen llegado los oficiales del lugar.

Volviendo al precinto, todos los detectives involucrados veían como el detective Pembroke permanecía de pie en la oficina del Capitán Holt, luciendo irritado.

—"¿Qué clase de comisaría dirige usted?" –gritaba el hombre, visiblemente molesto. Holt sólo se hallaba de pie detrás de su escritorio, esperando a que el de traje se calmara.

—"Siéntese, detective. Lo noto alterado." –dijo con calma el Capitán, señalando con su mano una de las sillas.

—"¡Claro que lo estoy! Su equipo ha irrumpido en una escena del crimen, en la que tenían cero... ¡Cero jurisdicción! Estaban borrachos. Al parecer, uno de ellos presionó todos los botones del ascensor." –comentó aún molesto, mientras caminaba de un lado a otro en un intento de calmarse– "O quizá se apoyó sobre todos los botones con su gran culo blanco."

—¿Y ahora qué? Holt te va a matar. –mencionó Amy, mientras continuaba con su mirada en la ventana que daba a la oficina de Holt.

—No creo que lo haga, porque... –habló Peralta con una sonrisa, a un lado estaba Charles con toda su ropa y rostro sucios.

Las palabras del castaño llamaron la atención de las tres mujeres, las cuales rápidamente voltearon hacia ellos con confusión.

—Voilà. –dijo el más bajo cuando retiró una pequeña bolsa de su chaqueta, revelando el sacacorchos que tanto habían buscado.

—¿Encontraron el sacacorchos en el conducto de basura? –preguntó sonriendo impresionada la asiática, mirando a sus dos compañeros. Amy y Rosa se colocaron a su lado, sonriendo también con emoción.

—Pegado a un costado, como tú dijiste. –respondió Jake, cruzándose de brazos y sonriéndole.

—Dios mío, chicos, ¡Le robamos la carroña al Buitre! –dijo con emoción Amy, mirándolo a sus compañeros para luego hacer un sonido extraño. Los cuatro detectives dejaron de sonreír al ver aquella escena, esperando a que se detuviera pronto.

—¿Qué demonios fue eso? –habló Peralta, un poco extrañado.

—¿Qué? Es un buitre. –la castaña se veía un poco avergonzada por como la observaron. Alice no pudo evitar palmear su hombro con suavidad.

—Ahora, si me disculpan, voy a llevar este sacacorchos a la fiscalía. Y el detenido es nuestro, no de delitos mayores.

—¡Peralta! Ya. –se escuchó la voz del Sargento, mientras ingresaban al lugar con Gina detrás, se le veía bastante molesto, ambos salieron del lugar hacia la terraza y poder hablar.

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—Adiós, preciosas. Llámenme. –mencionó el de traje hacia Amy y Alice, mientras salía de la oficina con la pequeña bolsa donde estaba el sacacorchos, sonriendo con satisfacción.

—Muere solo. –respondió la asiática, cruzada de brazos y siguiéndolo con la mirada, mientras que Amy rodeaba los ojos.

—Bien, caso cerrado. Buen trabajo. –habló Peralta, también saliendo de la oficina con una sonrisa– Vamos a dormir, se acabó.

—No. Irrumpieron en el escenario de un crimen, bajo la influencia del alcohol, se pasaron de su jurisdicción y desobedecieron mis órdenes directas. –el hombre de uniforme salía de su oficina, de brazos cruzados y mirando como los cinco detectives bajaban la mirada ante sus palabras– Reportaré a todos los que estuvieron allí.

—Está bien, de acuerdo. Aquí están todos los involucrados: Jake Peralta, J. Peralta, el licenciado Jacob Peralta, que estudió música clásica en la Universidad Nacional de Rock. También participó el honorable "J.J."... –enumeró el de camisa, mirando a su superior, hasta que este le pidió que parara– Lo que quiero decir es que fue una de las mías. Nadie más estaba presente.

—Bueno, detective, me alegra ver que está aprendiendo a ser parte de un equipo. Todo el mundo a casa. Vayan a dormir.

———
BUENOS DÍAS, TARDES O NOCHES!

¿Qué tal están? Espero que les guste el nuevo capítulo, otra vez es MUY largo, jeje.

Muy pronto en los próximos capítulos voy a empezar a dar más enfoque en el pasado de Alice en Ohio y demás, todo a su tiempo. De verdad espero que muestren su apoyo y que puedan comentar si les está gustando, sería de mucha ayuda. :3

Si encuentran algún error, háganmelo saber en los comentarios. Siempre con respeto, por favor! <3

— nana.