05. Cuatro días, cinco problemas.

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% 𝐅𝐀𝐈𝐋𝐔𝐑𝐄 ‧₊˚☁ꉂʾ
#capítulo cinco:
❝Cuatro días, cinco problemas.❞

⏤͟͟͞͞★cloud!

⠀⠀⠀Los amigos no eran psicólogos. Eso era algo obvio de lo que yo tenía consciencia, pero el resto del mundo parecía estar olvidando.
La gente comenzaba a querer amigos solo para contarle sus problemas y sentirse mejor respecto a ellos. Y sí, una parte de la amistad era estar siempre el uno para el otro, pero yo pensaba que recargar todo tu peso en una persona no era sano ni agradable para el contrario.

Yo quería amigos para tener compañía, pasarla bien, distraerme; vivir. Que ellos me dieran consejos y viceversa, pero yo no iba a resolver toda su vida ni ellos la mía. Había que aprender a separar.

Y por ello, no le pretendía contar a Nio nada de lo que me había ocurrido en la fiesta. Tampoco quise sonar entrometida, por lo que no pregunté dónde había estado aquella noche. Solo me tranquilicé después de verla entrar en el cuarto, una hora después de que llegara Ophelia.

Había terminado lo que quedaba de noche escribiendo todo lo que pensaba y sentía en mi cuaderno, por lo que en la mañana me dediqué a dormir. No era algo que solía hacer, odiaba dormir hasta tan tarde, pero me encontraba agotada.
Me preguntaba si el chico de anoche estaría durmiendo también y si al final le vería el próximo lunes. Se me había hecho agradable.

También había recibido miles de llamadas de Norae que me negué a responder por el simple hecho de que no la soportaba más. La odiaba a ella y a sus amigos y sus despreocupadas vidas de idiotas.

—Cloud, despierta ya. Tengo que contarte algo —acabó sentada en mi cama después de escalarla con prisa y yo solté un leve quejido antes de abrir mis ojos sin muchas ganas.

Había estado dormitando las dos últimas horas por culpa del ruido que hacían mis compañeras, entrando y saliendo del cuarto sin razón. Ophelia se encontraba ya en la cafetería desayunando.

—Si es algún cotilleo absurdo, no me interesa —murmuré firme y quité las sábanas de encima de la mitad de mi tronco. Mi pijama de ositos se hizo visible en ese momento y me aferré a las mangas de la camiseta larga que tenía dos agujeros en los extremos de éstas para que yo pasara mis dedos pulgares y que así la tela no subiera más alto de mis palmas.

—No, es grave. Sobre anoche —me incorporé despacio, sobre mis codos y alcé una ceja. Se la veía cansada, preocupada y ansiosa. Su noche debía de haber sido peor que la mía según lo que podía analizar con mis ojos.

—Vale —susurré soltando un suspiro y me senté por fin en la cama, frente a ella—. Dime ¿qué pasa?

Mojó sus labios y bufó de una forma exasperada, cruzándose de brazos y mirando a todos lados menos a mi cara. Parecía no saber cómo empezar, pero yo era paciente.

—Es Aran —fruncí el ceño, era la primera vez que usaba su nombre real y no el apodo que ella misma le puso—. Anoche... Bueno. Anoche descubrí algo de él preocupante.

Me sentí angustiada por los escenarios peligrosos en los que me imaginaba a esos dos tras la poca información que me compartía la peliazul, dejándome intrigada.

—Ya, cuéntame qué descubriste. Estás asustándome...

Apretó sus labios y asintió—. Es verdad, le estoy dando demasiadas vueltas. Quizás ni sea para tanto. Es sólo... —me miró a los ojos y suspiró negando suavemente—. Aran tiene problemas con el alcohol.

Me quedé quieta, muda y con una expresión confusa en el rostro. Por un momento pensé que todo aquello era una broma pesada para despertarme, pero la seriedad en sus ojos parecía verdadera.

—¿Qué? —Nio asintió rápidamente, nerviosa y llevando sus uñas a su boca para comenzar a morderlas—. ¿Pero cómo lo sabes? Quizás solo se pasó bebiendo ayer, te estás precipitando.

No se podía deducir el comportamiento de un humano solo observándole en un momento del día. Aquello no era razonable ni correcto.

—No, Cloud. He visto este tipo de comportamiento antes y hay cosas que hizo que... ¡No lo sé! Pero pienso que sí lo es y me preocupa. Estuve toda la noche tratando de quitarle el alcohol pero siempre encontraba más y se subía encima de lugares altos y —suspiró dramáticamente y se dejó caer de espaldas en mi cama—... Me contó cosas sobre él que no sé cómo manejar.

Y esa era la razón por la cual ninguno de los dos había contestado mis mensajes...
Suspiré. Por eso algunas cosas eran mejor mantenerlas en privado. Porque después de exponerte ante tus amigos, la única forma que encontrarían ellos para continuar la amistad y no hacer las cosas raras era ayudándonte. Y algunas personas se involucraban demasiado en ello, tanto que lo creaban un problema suyo también y les generaba la misma ansiedad.

—Vale —froté mi cara con mis manos y la miré cansada pero dispuesta a ayudar. Aran era mi amigo también—. ¿Y qué quieres hacer? ¿Has estado pensando en algo?

Frunció el ceño bajando la mirada, aún pensando mientras yo terminaba de despertarme y de sentir cada parte de mi cuerpo.

No me había imaginado a Spider con esa clase de problemas. Era tan bueno, agradable y tímido... Pero claro, nunca nadie podía ver lo que había pasado alguien con sólo su apariencia. Y yo misma debería saberlo.

—Hay un psicólogo en el centro. Por lo que le entendí en la noche... Nunca ha ido a uno, así que será bueno empezar por allí —asentí despacio, aquello parecía una primera buena opción—. Después, tenemos que vigilar que no beba y simplemente estar para él. Es todo lo que se me ocurre.

Nos quedamos calladas de nuevo, cada una mirando a un lado y buscando otra opción que seguramente no había. Estaba impresionada por cuántos problemas había obtenido en solo tres malditos días. ¿Qué me iba a deparar el resto del curso? Ya me esperaba lo peor.
En tan poco tiempo ya tenía que lidiar con un fuckboy que quería seducir a mi hermana, un trapecista alcohólico y mi propia ansiedad producida por los acontecimientos de la otra noche. ¿Qué pensaban todos de mí después de haberles gritado como una lunática?

—¿Cómo fue la fiesta para tí? —la pregunta de Nío pretendía ser inofensiva y curiosa, pero me sentí golpeada de pronto con una fuerte corriente de tensión que me revolvió el estómago.

—Normal —susurré lo más tranquila que pude y me bajé de la litera algo rápido, tratando de evitarla—. No me divertí, pero eso es... Normal.

La vi hacer una mueca mientras yo tomaba algo de ropa con la que cambiarme para ir a desayunar, o a comer; no sabía qué hora exactamente.

—Ojalá hubiéramos estado contigo, quizás de ese modo todo hubiera sido diferente.

Le di la razón, sujetando mi ropa contra mi torso, asintiendo y abriendo la puerta del baño.

—Ojalá —murmuré antes de encerrarme dentro.


Ver a la gente en su ropa normal y no el uniforme repetitivo de la Universidad era lo único que alejaba mis pensamientos de las miradas que quizás estaba recibiendo. Después de desayunar/almorzar con Níobe, decidí tomar un paseo para no sentirme inútil o encerrada en nuestro cuarto. Mi amiga con mechas azules, sin embargo, prefirió echarse una siesta para encontrarse totalmente preparada y descansada el lunes.

Lo único que me gustaba de llevar uniforme era poder quitármelo para enseñar mi verdadera ropa que realmente me gustaba y dejaba ver cómo era en realidad. Al no hablar con nadie y evitar las agrupaciones de personas, la única forma que encontraba de expresarme era con mi apariencia. Era estúpido si lo pensaba bien, pero divertido frente a lo demás. Porque cuando alguien decidía querer conocerme y luego se decepcionaba por cómo mi personalidad no encajaba mucho con mi forma de vestir; descubría su superficialidad.

No sabía si me miraban porque me veía bonita o porque se acordaban todos de lo ocurrido anoche. Prefería no saberlo y lo ignoraría siempre y cuando nadie se me acercara.

Llevaba un jersey holgado de color azul que dejaba al descubierto mis hombros y clavículas, por lo que debajo llevaba un crop top blanco para conjuntar con mi falda marrón lisa que me llegaba dos palmos por encima de la rodilla. Por último elegí mis guantes marrones, un collar azul y unas zapatillas blancas para finalizar con mi atuendo.

Oí risas a lo lejos del pasillo y alcé la mirada de mis zapatos para percatarme de que el grupo de Norae venía de frente por el pasillo en el que yo estaba. Mis ojos se hicieron más grandes y traté de huir de la próxima humillación lo más rápido posible, pero había mucha gente ocupando cada salida que podía visualizar y me sentí atrapada. Estaba a punto de aceptar mi destino cuando dos manos sujetaron mis axilas y tiraron hacía arriba con fuerza hasta subirme encima de un armario adosado a la pared.

Quería chillar y planeaba hacerlo a todo pulmón hasta que vi la cara de Aran, el cuál me pedía silencio poniendo su dedo índice sobre sus labios. Me hizo un ademán con la mano para que le siguiera, yendo aún más arriba por encima de muebles y casilleros. Por suerte los techos de los pasillos de la Universidad eran casi tan altos como los del gimnasio de la misma.

Me quedé en silencio viendo a Norae y sus amigos pasar sin notarme. Algunas personas sí lo habían hecho, pero ellos no y era lo que importaba. Suspiré aliviada y miré a Spider con mis dos cejas alzadas. Él parecía cansado, pero aún así me sonrió en forma de respuesta.

—Se te veía asustada y quería ayudar —respondió tranquilo a una pregunta que yo no había hecho, pero asentí despacio.

—Muchas gracias.

Crucé bien mis piernas para que no se viera nada mientras seguía allí arriba y suspiré dedicando a mi amigo una mirada curiosa y dubitativa. Tenía una botella opaca de metal en la mano y al oler mejor el entorno supe que era alcohol. Nio tenía razón.
Él se veía aburrido, cansado y una mirada levemente pérdida. Tenía puesto una camiseta blanca, unos vaqueros verdes y una chaqueta rosa salmón.

Agarré la botella sin pensarlo mucho, pero no se la quité y él me miró con el ceño fruncido—. ¿Qué estas haciendo?

Mi pregunta era un simple susurro, sin un tono reprochante ni ninguna intención oculta. Solo una pregunta dirigida a mi amigo, a quién había dejado de mirar para centrarme en el concurrido y ancho pasillo.

—No lo sé —su voz se había roto y fue allí cuando dejó de sostener la botella y se la pude quitar con delicadeza. La dejé a mi otro lado y tomé su mano con un suspiro.

—Te vamos a ayudar —dije segura y él asintió apretando con fuerza mi mano. Se veía con ganas de llorar, así que decidí apoyar mi cabeza en su pecho y acariciar su espalda en una especie de abrazo.

Él me había ayudado y yo podía intentar hacer lo mismo. Aunque nuestros problemas no tuvieran la misma magnitud en ese instante; éramos amigos. Y por mucho que me agotara mentalmente, no le iba a dejar sufrir en silencio.

—Por cierto... —alcé mi cabeza para dedicarle una mirada de sorpresa y duda—. ¿Tan poco peso como para que me hayas levantado de esa forma? ¿O es que eres un friki del gimnasio?

Abrió los ojos algo más y arrugó la nariz antes de soltar una leve carcajada que provocó una aliviada sonrisa en mi rostro. Las personas eran más que sus problemas; debía recordarlo.

—Ambas —respondió encogiéndose de hombros y golpeando mi hombro bromeando—. ¿De quién escapabas? Que yo sepa, Quinton no ha pasado por aquí todavía.

Fue mi turno de reír y negué con la cabeza mientras mi sonrisa iba desapareciendo poco a poco—. Huía de mi hermana y... Sus amigos.

Spider asintió en silencio y ambos nos quedamos callados, encima de los casilleros, mientras la gente que se percataba nos miraba extrañados al pasar.

—¿Hay cámaras en el edificio?

—Sip.

—¿Nos vamos a meter en algún lío?

—Solo si nos atrapan —sonreí divertida por su respuesta y él saltó sin problema desde los casilleros, extendiendo los brazos hacia mí una vez en el suelo para que hiciera lo mismo.

Mala idea, mala idea, mala idea.
Salté de todos modos y por suerte Aran me atrapó. Suerte para él porque sino le mataría.

—Corre —sugirió de forma dramática y tomó mi mano enguantada obligándome a seguirle.

Lo hice sin más remedio y ambos corrimos hacia el campus.

La botella quedó encima de los casilleros.

El día había pasado tan rápido para mí que me asusté demasiado al oír la alarma con una canción de Green Day que procedía del despertador de Ophelia.

Era Lunes. Al fin era Lunes. Las clases comenzarían dentro de un par de horas y mi primer curso en la Universidad daba comienzo.
Una mueca nerviosa apareció en mis labios mientras me quitaba las sábanas de encima y corría para coger el baño la primera.

Las tres habíamos acordado hacer un listado de normas y deberes para mantener la armonía del cuarto lo mejor posible. Los lunes yo usaría el baño la primera, el martes sería Ophelia, Nio el miércoles y así consecutivamente.

Hice todas mis necesidades en menos de 15 minutos y comencé a ponerme el uniforme después de abrir la ventana del baño para que la humedad se fuera más rápido. Salí de allí colocando bien mi último guante y mis dos compañeras balbucearon algo preparando sus mochilas entre bostezos.

Me coloqué mis botas negras favoritas tras decidirme por unos calcetines largos y blancos con corazones rojos y miré la hora en mi teléfono, quitando las notificaciones de mensajes de mi hermana y madre. Eran las siete y cuarto. Podría desayunar y buscar el aula de mi primera clase antes de iniciar por completo.

Estaba emocionada y demasiado nerviosa, no podía parar de ir de un lado a otro mientras esperaba a mis compañeras.

—¡Cloud! —Niobe salió del baño lavándose los dientes y me miró asustada—. ¡Se me olvidó mi bolsa en la habitación de Spider el viernes! ¿Puedes ir a por ella y nos vemos en la cafetería para desayunar? —Juntó las Palmas de sus manos y acercó éstas a su pecho en modo de súplica, añadiendo un puchero exagerado. Rodé los ojos con una risa y asentí despacio—. ¡Gracias! ¡Eres un sol! O mejor... ¡Una hermosa nube!

Volvió al baño con paso rápido y Ophelia bufó divertida organizando su gran bolso rojo carmín antes de salir por la puerta. La seguí algo insegura (ya con la mochila puesta) y con algunos de mis dedos entrelazados entre sí, pero dirigiéndome directamente al pasillo masculino.

Toqué despacio la madera de la puerta y esperé en silencio hasta que Aran abrió. Él me sonreía demasiado emocionado.

—Buenos días. Venía a por la bolsa de Nio, creo que está... —la encontré apoyada en la pared contigua a la puerta y la agarré rápidamente—. Aquí.

Spider miró la bolsa, luego a mí e hizo un ademán rápido y dramático con la mano. Me quedé mirándole desconcertada, sin pestañear.

—¿Has estado beb-?

—Olvídate de eso, mujer —frunció el ceño y bajé la mirada con culpa, sentimiento que no me duró mucho al ver esa sonrisa emocionada y pícara aparecer en su boca nuevamente—. Cloud, tienes que conocer a nuestro nuevo compañero —pronunció las dos últimas palabras con cautela, insinuando algo antes de apartarse lo suficiente para que yo viera al muchacho del que hablaba. El que debería ser el chico tan esperado venido de Hollywood.

Aquello debería de ser interesante.
Me le imaginaba castaño con mechas rubias, pelo corto; casi rapado. Ojos verdes esmeralda y mirada sugestiva. Musculoso, sonrisa socarrona y lo suficientemente alto para ser jugador de la NBA. Vestido como un fuckboy y rodeado de maletas con ropa típica de un componente de One Direction. Me esperaba una especie de Harry Styles que solo existía en las fanfictions.
No tenía muchas esperanzas. Deseaba poder reirme al acertar.

Pero al verle, mi cara podría expresar de todo menos ganas de reír.
Spider se acercó al mismo individuo que se quedó conmigo después de la terrible fiesta del sábado y le señaló con una sonrisa.

—Jaden Hossler, esta es Cloud Balker. Cloud, este es Jae.

Él era el chico de Hollywood. Él. Y no se parecía mucho a mis expectativas, aunque debería haberlo intuido mínimamente. Era demasiado guapo como para ser solo... Alguien.

—Hola.

Mis oídos pitaban y el cuarto daba vueltas.
Su pelo no era rubio o castaño, ni siquiera era corto, sino que presentaba una melena medianamente larga, despeinada y de color platino.

Debía medir algo menos que Spider y era delgado, repleto de tatuajes por lo que me dejaban ver sus mangas subidas. Sus ojos eran de ese color azul cielo, el cuál parecía casi imposible de lograr, y nunca parecía abrir los párpados completamente. Como si estuviera eternamente cansado.

Vestía algo parecido a lo que le vi el domingo en la madrugada y solo traía dos maletas completamente normales.

—¿Él es el otro compañero de cuarto? —mi voz salió de forma aguda, rápida y casi asustada. Miré a Spider en busca de alguna señal negativa. Quizás se había equivocado.

Él solo asintió, jugando con sus cejas divertido—. Al final sí ha venido ¿no es genial? Ya verás cuando Nio se entere.

Nio... Aquel chico iba a ser juzgado por Niobe y eso era lo que más me asustaba de la situación.

¿Pero y si ella tenía razón? ¿Y si Jaden era solo una estrella arrogante de Hollywood? Lo que hizo en la fiesta quizás había sido todo su potencial de bondad...
No. No tenía sentido. Me había hablado bien incluso cuando yo no lo hice.

Aunque en aquel instante, cuando puso su fría mirada sobre mí, solo pude sentir vergüenza, por lo que desvié mis ojos lejos de él con el rostro colorado. ¿Qué estaba pensando él como para mirarme así? ¿Había hecho algo mal?

—¡Oh! —casi había olvidado que Aran también compartía cuarto con Quinton. Rodé los ojos mientras él se acercaba a mí—. Una de las novias de Spidey.

Se lo comentaba a Jaden, el cual se encogió de hombros volviendo a lo suyo. Mi rostro se tensó y golpeé al chico a mi lado, negando con la cabeza.

—Eres un completo imbécil recluido de cualquier interacción femenina, por lo cual el simple avistamiento de una mujer te sorprende —le avisé de lo más obvio de su persona y él me observó con las cejas fruncidas. No había entendido nada de lo que le había dicho.

Bufé molesta y estuve dispuesta a devolver mi mirada a Jaden cuando Spider tapó rápidamente mis ojos con sus grandes manos.

—Wow, wow, wow —la voz de Arán se oía detrás de mí, pero no entendía por qué exclamaba—. Llevemos a Cloud a un lugar menos provocador.

¿Provocador? ¿¡Quién estaba desnudo!?
Forcejeé un poco no entendiendo la situación, quejándome enseguida pero siendo arrastrada hasta fuera del cuarto mientras Quinton reía.
Cuando Spider quitó las manos de mis ojos, me giré a verle frunciendo el ceño y le di un manotazo.

—¿Qué estaba pasando? —exigí saber mientras colocaba bien mi chaqueta, estiraba mi falda y tomaba bien mi mochila y la bolsa de Nio.

—Jae se había quitado los pantalones —respondió Quinton aún manteniendo la risa—. Dijo que se iba a cambiar, pero como ninguno le hicimos caso pues se empezó a desvestir.

Mis mejillas seguramente se encontraban rojas, al igual que el resto de mi cara. Pensar en ese tipo de situaciones me daba demasiada vergüenza, incluso cuando sólo habían sido sus pantalones lo que había desaparecido.

—Es algo infantil, podría haber utilizado el baño —recalcó Spider y estuve de acuerdo con él asintiendo.

Podría haberlo hecho perfectamente, pero no podía parar de pensar que su forma de actuar había sido la respuesta de algo que quizás le había molestado. Algo o alguien.

Bajé la mirada, aclarando mi garganta y con mis cejas aún fruncidas. Estaba claro que yo le había molestado, pero no entendía el porqué.
También me había mirado mal. ¿Qué había cambiado del domingo en la madrugada a hoy lunes? Quizás después de todo sí era un gilipollas inmaduro, propio de Hollywood.

Las clases habían estado bastante bien. Solitarias y largas, pero agradables de todas maneras.
Había sido la primera en llegar al comedor aquella tarde, por lo que tomé la primera mesa libre que tenía a la vista y comencé a comer mi almuerzo recién servido en la bandeja de siempre.

Pillé los ojos de Norae sobre mí, así que le dediqué una mirada asesina antes de meterme otra patata frita en la boca. Aquello no la detuvo y siguió mirándome por un largo rato, así que bufé molesta y me senté dándole la espalda.

Si aquella era su forma de preocuparse por mí, no lo estaba haciendo muy bien.

—¿Siempre que nos encontramos tienes que estar sola y enfurruñada?

Alcé mis ojos un milisegundo antes de centrarme nuevamente en la comida. Le había oído hablar poco, pero lo suficiente como para distinguir su voz cansada y ronca.

—Una no puede cambiar sus hábitos de la noche a la mañana —dije casualmente sin mirarle con totalidad aún.

Se sentó a la mesa, dejando su bandeja encima sin mucho cuidado y suspiró muy fuerte—. Supongo que no.

Mantuve una patata entre mis dedos mientras le analizaba a través de mis pestañas, frunciendo el ceño y masticando despacio. No entendía nada de lo que estaba haciendo.

—Tú pareces cansado.

Me miró a los ojos durante unos leves segundos, sin expresión y luego se encogió de hombros asintiendo y tomó un poco de zumo.

—Es una cualidad mía, al parecer. Si no parezco cansado... No soy yo.

Sonreí de lado. No entendía nunca el porqué aparecía en las situaciones y sitios menos habituales o predecibles, pero sí que solía entender lo que trataba de expresar cuando hablaba.

—Sabes... Cuando dije que te vería el lunes, no esperaba que fuese tan pronto, en el cuarto de mi amigo y con una reputación ya marcada —estaba segura de que sabía de qué hablaba, así que proseguí comiendo sin dar más explicaciones.

—Cuando pensé en verte el lunes, creía que serías mucho más agradable y menos superficial conmigo —recalcó ladeando la cabeza con una sonrisa falsa y yo me sentí atacada.

—¿Superficial? —pregunté en tono de queja y fruncí mi ceño—. ¿En qué te he parecido superficial, si se puede saber?

Había estado tratando de tener una conversación normal con Jaden después de que ÉL decidiera sentarse en mi mesa, pero parecía que su intención era pelearse conmigo.
Se había tomado mi comentario como un ataque y quería saber por qué.

—En cuanto te has dado cuenta de que soy el jodido chico de Hollywood, todo lo que pasó en la inexistente fiesta se te olvidó —hablaba con rabia, pero su tono se mantenía bajo y su expresión seguía siendo neutra. Aquello me molestaba, parecía muerto.

—Primero que nada, hablas como si hubiera pasado algo entre nosotros en ese pasillo —se sonrojó con molestia y abrió la boca para replicar, pero le corté—. Yo no soy Meredith Grey y tú obviamente no eres Derek Shepherd así que relájate un poco.

Meter personajes ficticios, que habían tenido una relación amorosa, a mis discusiones; era mi forma de ganar confianza tras ofender o avergonzar a mi oponente con tal estúpida ocurrencia de unión entre los dos.
Solía funcionar y ayudaba a calmar las cosas.

—Pero me conocías —reclamó tomando aire—. Me conocías antes de saber qué reputación tenía y aún así ni siquiera me has podido saludar debidamente esta mañana.

Detuve mis pensamientos y traté de concentrarme en recordar lo que había pasado aquella mañana.
Él me había dicho 'hola' y... Oh mierda.

Bajé la mirada algo avergonzada y asentí entendiendo su punto de vista. Jaden tenía razón y aquello me fastidiaba demasiado.

—Perdón —aclaré mi garganta sin querer mirarle más y me crucé de brazos—. Sinceramente te oí, pero no te escuché porque de todas las personas del mundo, no me esperaba que tú fueses...

—El idiota de Hollywood al que metieron aquí por alguna rara razón —finalizó él y le volví a mirar solo para asentir despacio y con la cara roja—. Pensaste demasiado bien de mí al principio, ¿uh?

Rodé los ojos sin poder evitarlo. Ahora se estaba haciendo la víctima y aunque tuviera el derecho a ello, yo no quería cargar con su dramático malestar.

—No es eso y lo sabes —o al menos quería que lo supiera—. Todos me hicieron pensar horrible de lo que tú serías y me asusté al verte allí, todo emocionado y tranquilo. Tuve miedo de lo que sería de tí por los prejuicios de la gente, así que no pude reaccionar. Lo siento de verdad.

Se quedó callado un tiempo y, como yo minutos atrás, no levantó la mirada para verme. Luego suspiró asintiendo ante sus propios pensamientos y chasqueó la lengua.

—Entonces... ¿No te caigo mal?

Sonreí enternecida por la pregunta típica de un niño de primaria y negué con una risa—. No, y aunque lo hicieras, no es una buena razón para desnudarte frente a mí.

Apoyó su frente sobre su puño mientras su brazo se mantenía en la mesa y bufó moviendo su pierna con nerviosismo bajo la mesa.

—No supe reaccionar y... No tengo excusa, soy idiota —aquella disculpa era mejor que las que daba mi hermana tratando de defender su comportamiento.

—No pasa nada, Jaden.

Me sonrió después de que yo pronunciara su nombre y bajó la mirada.
Hubo otra vez unos cuantos minutos de silencio en los que yo bebía agua y él zumo, sin probar siquiera su comida.

—¿Qué tal el primer día?

Me miró fijo, señaló su atuendo y bufó a la vez que yo reía entendiendo el significado de las señas—. Aburrido y horrible. No tengo 14 años, ¿por qué debo seguir usando uniforme?

Me encogí de hombros divertida y observé su uniforme atentamente. La camisa blanca no había sido planchada correctamente, no llevaba la chaqueta y su corbata estaba floja. Aún así, para mi sorpresa no tan sorpresa, se seguía viendo bien.

—Cosa de ricos, supongo —respondí yo en un suspiro mirando a los demás alumnos—. Quieren que nos gastemos aún más dinero.

Cuando devolví mi vista a Jaden, él ya me estaba mirando y fruncí el ceño ante lo incómoda que me ponía eso.

—No te imaginaba así la primera vez que hablamos —confesó moviendo la pajita por su zumo después de bajar la mirada.

Entré en pánico. ¿Qué significaba eso?

—¿Y cómo es ese así?

—Tienes cara de niña.

Aquello me ofendió. Había pasado por mucho en la pubertad como para que ahora alguien me dijera eso.
Arrugué mi nariz y le tiré una patata al plato.

—Tengo 19.

Me sonrió ampliamente y procedió a jugar con la patata que había caído sobre su bandeja.
Me costó algo de tiempo captar lo que había ocurrido.

—Espera, espera, un segundo... —pestañeé rápidamente y alcé las cejas con sorpresa—. ¿Solo querías saber mi edad?

Jaden soltó una risa asintiendo y señalando su cabeza con el dedo índice como si se tratara de un genio de la manipulación en las conversaciones.

La segunda patata se la tiré a la cara y él se quejó borrando la sonrisa de su rostro. Casi me arrepentí de ello, pero me había sentido tonta por caer en ese absurdo truco.

—¿Tú cuántos tienes? ¿25?

Abrió la boca ofendido y me devolvió la patata sin llegar a darme por completo—. Tengo solo 21, lista.

—Ah, ¿en serio? No lo parece —seguí bebiendo mi delicioso agua después de haber terminado el filete y las patatas fritas—. Será por la cantidad de tatuajes y el pelo de anciano que llevas.

Acarició su cabello juntando ambas de sus cejas y negó lentamente mordiendo su lengua. Me estaba comportando algo borde, pero todo era broma y solo lo hacía porque sentía que había confianza y que él no se lo tomaría en serio. Así era con la gente que me caía bien.

—Sí tienes cara de niña —mi sonrisa bajó mientras la de él se ensanchaba—. Y se te ve muy pequeña como para tener 19.

—Lo que digas, anciano.

—Niñata.

—Bobo.

—Guapa —estiró su brazo para pellizcar la tela de mis guantes y se quedó allí quieto, apoyando la cabeza entre sus antebrazos y con la mirada perdida. Ni siquiera parecía ser consciente de lo que había dicho.

—Sí me gusta tu pelo, era broma —murmuré teniendo la necesidad de ser buena de vuelta y él sonrió sin pronunciar otra palabra más.
¿Me había vuelto a manipular? Aquel chico tenía un buen juego de palabras, maldita sea.

Sus dedos seguían tocando la tela de mi guantes pero no tuve miedo de que me los quitara, por lo que no me aparté.
No sentía inquietud, él parecía perdido y los perdidos normalmente no tenían mala intención.

—¿Spider es uno de los amigos que te abandonó en la fiesta? —me tensé al oír la pregunta y rasqué mi nuca negando despacio.

—No me... No me abandonó. El tiene mayores problemas que yo, así que no importa.

—Que existan personas con problemas más grandes no significa que los tuyos ya no importen... Cloud —se levantó de la mesa y mis ojos se alzaron junto a él—. Voy a fumar, odio este ambiente. ¿Quieres venir?

Negué despacio algo cohibida y sabiendo que Norae podría seguir observando la escena—. No, gracias. Estoy esperando a mis amigos.

Rió secamente como si la palabra "amigos" no fuese bien con mi situación, pero asintió sacando el paquete de cigarros de su bolsillo.

—Entonces nos vemos luego.

Tomó su bandeja y, después de tirar la comida de dentro, la dejó sobre el mueble asignado. Aquello me revolvió el estómago.

—Adiós.

No había probado nada de lo que había en el plato, solo el zumo. ¿Iba a fumar sin comer antes? ¿No tenía hambre? ¿Le pasaba algo?
Desapareció por el pasillo con paso rápido y sin mirar atrás.

Di un pequeño mordisco a una de las fresas que mantenía en mi tupper y me entretuve mirando los guantes que utilizaba para comer.

—Tienes que contarme todo —exclamó Niobe dejando su comida sobre la mesa para seguidamente sentarse. Aran hizo lo mismo, pero en silencio. Fruncí el ceño ante aquello pero Nio volvió a llamar mi atención chasqueando sus dedos.

—¿Contarte qué? —estaba algo pérdida y levemente mareada por el día que llevaba.

—Me ha dicho Spider que esta mañana ha aparecido el chico de Hollywood en su cuarto y que tú fuiste tiempo después a por mi bolsa —dijo como si fuera algo obvio y removió sus patatas con el tenedor antes de coger tres con las manos—. ¿Qué te ha parecido?

Ahora era mi trabajo hacer ver a Jaden como el chico normal que me había parecido y no como el gilipollas famoso que todos pensaban.
Suspiré inevitablemente y lamí mis secos labios antes de comenzar.

—Es majo —comenté sutilmente metiendo otra fresa en mi boca. Quería dejar de lado el hecho de que ya lo había conocido el domingo en la madrugada después de que ellos dos me dejaran sola—. No creo que sea como piensas, Nio.

Ella soltó una carcajada como si yo hubiera dicho la cosa más graciosa del universo y negó con la cabeza de una manera dramática.

—¿Pero tú has visto su Instagram? —cuestionó al aire con tono de burla y comenzó a buscar lo nombrado en su teléfono para después pasármelo con una risa.

Tomé el aparato entre mis guantes y observó el perfi de Instagram de Jaden con expresión neutra. Había fotos de él en conciertos, cantando, fumando y bebiendo, con poses ofensivas y... Muchas imágenes del chico sin camiseta.
Y sí, sus tatuajes seguían por la mayor parte de su piel.

Le volví a entregar el teléfono a mi amiga y me encogí de hombros, pretendiendo que lo visto no me hacía dudar de la forma de ser de Jaden. Solo eran fotos que creaban una imagen deseada para su agencia. Y no era tan malo.

—Dos millones de seguidores y la mitad seguro que son niñas de 13 años que quieren verle sin camiseta —murmuró con una risa seca y prosiguió comiendo feliz mientras yo me sentía mal por dentro—. No creo que cante bien siquiera.

Fruncí el ceño. No tenía respuesta a sus ataques porque no conocía tan bien a Jaden, pero sentía que se estaba pasando.

—Estás siendo muy dura, Nio. No le conoces —replicó Aran con voz aburrida y le miré atenta—. A mí me ha caído bien de momento.

—No jodas, Spider. Te ha hecho firmar un contrato y se ha bajado los pantalones delante de Cloud como si fuera un maldito niño —alzó las manos dramáticamente y cerré los ojos tres segundos.

—¿Qué contrato? —pregunté y el chico sentado mi lado movió la mano para restarle importancia.

—Algo para su intimidad y propiedad de imagen —Niobe bufó indignada ante sus palabras—. Algo que me parece normal debido a su situación.

—¿Por qué le odias tanto? —cuestioné a la peliazul ya molesta con su actitud.

—¡Porque tiene la vida resuelta! —exclamó obvia y sentía como si todo el comedor se hubiera girado para vernos—. Tiene la vida resuelta y aún así tiene los huevos de venir aquí y ocupar una plaza cuando es obvio que esto no le va a servir de nada porque es un imbécil rico.

Me levanté de mi asiento, cansada de su actitud de envidiosa y comencé a recoger mi bandeja en silencio.

—¿A dónde vas, Cloud? —Aran me preguntó con el ceño fruncido, algo preocupado y asustado por cómo estaba el panorama entre los tres.

—Tengo clase ahora. Así que nos vemos luego.

Salí de allí con rapidez pero firmeza, sujetando mi mochila y queriendo poder encontrar a Jaden para desahogarme de la mierda que decían de él. Saqué mi teléfono y le comencé a seguir en Instagram llena de furia. Y para mí sorpresa, solo pasaron algunos minutos hasta que él mismo ya me estaba pidiendo solicitud en la aplicación.

Niobe no estaba siendo justa y temía del cómo sería el curso si todos seguíamos con nuestros prejuicios alzados.
Solo habían pasado cuatro días y ya tenía cinco problemas. Jaden y Niobe se habían añadido a esa lista.

Capítulo aún más largo porque llevo mucho tiempo sin actualizar 👹. Muchas gracias por leer y no se olviden de votar <3

━Nerea.

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