CAPITULO 7

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Pov's Sky

La mañana de mi cumpleaños no había empezado bien.

Mis padres hicieron todo lo posible por volar hasta Silver Falls pero la agenda de sus trabajos se los impidió. Les dije que no importaba, apenas llevaba un mes aquí así que era mejor que reservaran el dinero para después. En otra ocasión no habría importado, el dinero me refiero, pero ahora las cosas habían cambiado. Por mi culpa debían trabajar más horas de las que acostumbraban.

Aunque lo habíamos hablado desde la semana pasada, despertar hoy por primera vez sin mis padres cantando el feliz cumpleaños con un pastel de chocolate en mi habitación me rompió el corazón. Tuve varios días para mentalizarme, y lo hice, sin embargo lloré antes de levantarme de la cama.

Las cosas no mejoraron a pesar de que me esmeré en arreglarme para la escuela. Intenté sonreír, pero fallé terriblemente cuando James despertó antes de que pudiera salir de la casa.

La noche anterior se había emborrachado y el efecto seguía porque se tambaleó cuando se acercó para darme un abrazo.

—Feliz cumpleaños.

El hedor a alcohol me golpeó. La felicitación salió a rastras.

Debí haberme alegrado de que lo recordara, pero no fue así. En vez de eso me hizo pensar en lo que había perdido por culpa de mis errores; la primera persona que me felicitaba era mi tío borracho, si no hubiese sido tan tonta serían mis padres con sus sonrisas cálidas, el beso en la frente de papá y él abrazo de mamá. Estaría en mi vieja habitación, mis amigos habrían venido a la fiesta que durante días planeé con mamá, pero no, en su lugar estaba parada en medio de una sala de estar hecha un desastre con un borracho cayéndose sobre mí, sabiendo que después de la escuela volvería al mismo lugar, como todos los días.

De nuevo lloré, no pude contener las lágrimas, y eso lo enojó. Fue la segunda vez me golpeó.

Volví a mi habitación después de un minuto que pareció una eternidad, con la piel de los brazos enrojecida.

Me armé de nuevo; arreglé el maquillaje, aunque ya no con la misma ilusión que la primera vez, me cambié la ropa, me puse mi suéter blanco favorito porque sabía que los morados aparecerían durante el día, y salí rumbo al colegio con la seguridad de que incluso a escasas horas de haber iniciado este era el peor cumpleaños que había tenido en mi vida.

Caminaba por los pasillos sosteniendo mis pedazos rotos hasta que lo encontré. Es increíble la magia de algunas cosas, de algunas personas. Sé cuál fue el momento exacto en que las grietas de mi corazón recibieron alivio; cuando frente a mí Alex Walter se plantó con su dulce sonrisa y un ramo de tulipanes blancos para mí.

Pov's Alex

Jamás podré olvidar esa reacción. Creo que la imagen se repetirá en bucle hasta cuando sea viejo; Los labios rellenos de Sky se entreabrieron, sus ojos azules se cristalizaron y todas sus facciones se volvieron vulnerables.

Su mirada no se despegó del ramo que sostenía hasta que la llamé por su nombre, entonces me miró y ese sentimiento, no sé lo que era, pero quería que me mirara así para siempre.

—Feliz cumpleaños.

Antes de que pudiera darme cuenta la tenía en mis brazos con su rostro escondido entre mi hombro y mi cabeza. Su aroma suave y dulce envolviéndome. La sostuve, en ese momento sentí que era lo único necesario.

—¿Está todo bien?

Ella era siempre energía y le encantaban los abrazos, pero en esta ocasión se aferraba a mí de manera diferente. Me preocupé por un segundo hasta que levantó la cabeza y vi a la Sky que conocía; brillante y con una sonrisa.

—Eres el primero.

—¿En qué? ¿En felicitarte o en regalarte tus flores favoritas?

Algo cruzó en su mirada antes de que respondiera, fue fugaz.

—En ambas.

—¿Tus padres no han llamado?

Me había contado que se quedarían en Los Ángeles, la ciudad de donde era. Sus papás eran abogados y durante estas fechas ambos tenían juicios así que no podrían estar. Sky vivía con el hermano de su papá porque quería una vida alejada de la ciudad, sus padres solo estaban cerrado sus asuntos pendientes antes de mudarse aquí, eso había dicho.

—Anoche lo hicieron. Dijeron que tenían trabajo desde temprano y me adelantaron las felicitaciones, pero aún no eran las doce, prácticamente no era mi cumpleaños, así que tú has sido el primero.

Quise preguntar por su tío, pero era probable que fuera al trabajo desde temprano, ella dijo que casi no pasaba mucho tiempo en casa. Además, en el fondo me alegraba haber sido la primera persona en felicitarla. Aunque seguro que no fui el último; mis hermanos la atraparon antes de que llegáramos al salón y revolvieron su cabello seguido de una lluvia de abrazos que le sacó varias risas, además varios compañeros de clase también le desearon un feliz cumpleaños.

Para el almuerzo Sky tenía una sonrisa enorme en el rostro y seguía sosteniendo el ramo.

—Podrías guardarlo en tu casillero. —Dije.

—No lo creo.

Intenté luchar contra mi sonrisa pero terminé perdiendo, como era usual cada vez que estaba con ella.

Había sido toda una travesía conseguir las flores. Nadie en el pueblo las vendía, además de que la primavera había acabado recién. Era más sencillo conseguirlas en mayo, cuando solían florecer, pero ahora en agosto escaseaban y pocos sembradores la tenían. Tal vez por eso es que nunca las había conseguido como regalo de cumpleaños. Mi padre tuvo que salir del pueblo para recoger el pedido que hice días antes mientras yo estaba en la escuela y mamá me ayudó a que no murieran en mi cuidado durante la tarde y la noche de ayer. Sin embargo, todo el ajetreo valió la pena por verla así de contenta.

Ahora solo tenía que reunir valor para lo siguiente. Abrí la boca justo cuando Dylan decidió aparecer.

—Hola, hola, cumpleañera.

La rodeó con su brazo al tiempo que tomaba asiento en nuestra mesa, junto a ella. Con facilidad depositó un beso en su mejilla, ese era el tipo de confianza que tipos como él tenían en sí mismos.

Sky le sonrió y le devolvió el saludo.

Ella me había contado que hablaron después de la fiesta en el lago y seguían en términos amigables.

—¿Por qué no me dijiste que era tu cumpleaños? Tuve que enterarme por los demás en el pasillo.

—No lo sé, solo no surgió.

—Bueno. Te conseguiré un regalo pronto. —Seguía con su brazo alrededor de ella y a pesar de que Nathan y Lee llegaron a la mesa su atención estaba solo en Sky. —Pero por hoy te invitaré al cine, a menos que tengas algo planeado.

Tuve que morderme la lengua para no hablar.

Mis hermanos me dieron una mirada preguntando en silencio. Tan solo negué con la cabeza, en el fondo obligándome a mí mismo a olvidar el tema.

Sky dudó por unos segundos.

—No, hoy está bien. —Terminó por responder.

Mi estómago se hundió. Ella no tenía manera de saber lo que yo había planeado, mucho menos si no se lo dije. Había tenido toda la mañana para hacerlo, pero la vergüenza me hacía aplazarlo una y otra vez y finalmente Dylan llegó. En un segundo hizo lo que yo no pude en horas.

Él sonrió más amplio. —Bien, pasaré por ti a tu casa.

Antes de que Sky pudiera responder depositó otro beso en el mismo lugar que antes y salió del comedor.

—Así que... Pasarás la tarde de tu cumpleaños con Dylan. —Mencionó Nathan. —¿Hay algún otro plan?

La miró a ella y luego a mí. Yo me concentré en picotear la fruta que tenía en el plato.

—No, no en realidad.

Hubo silencio. Ninguno de nosotros dijo nada. Tal vez ellos esperaban que yo lo hiciera, pero no fue así.

Sky hizo un comentario y a partir de ahí la conversación tomó un rumbo diferente. Ivy e Isaac se unieron más tarde. Para cuando terminamos la comida e íbamos levantándonos de la mesa Lee soltó las palabra de la nada.

—Alex te tiene una sorpresa.

Todos los presentes lo miraron con los ojos abiertos. Los chicos lo sabían, pero Ivy no, fue por ello que de inmediato se apresuraron a irse llevándosela con ellos. Aunque sabía que lo hacían para dejarme a solas con Sky y orillarme a decir la verdad, fue lo mejor; en ese momento solo quería asesinar a Lee.

Me quedé observando cómo salían uno tras otro por la puerta con prisa. El único que miró atrás con un dejo de culpa fue Nathan. A mi lado sabía que ella me miraba esperando una explicación.

Cuando me giré a verla todo se volvió más sencillo. Estaba sonriendo mientras sostenía el ramo de tulipanes, y esa imagen lo fue todo, así de fácil entendí que ella era Sky; la chica que podías hacer feliz con sus flores favoritas, la persona más amable y carismática que había conocido en mi corta vida, el ser humano más comprensible en el planeta tierra. Y me pregunté, ¿por qué no se lo dije antes?

Una seguridad que no creí tener me embargo.

—Tengo un regalo para ti. Te lo iba a decir pero entonces Dylan te invitó a salir esta tarde, está bien. Puedo enseñártelo después, en verdad no es gran cosa.

—Creí que las flores eran tu regalo.

—Una parte, sí.

Su mirada se enterneció.

—Alex Walter tengo suerte de haberte encontrado.

Sus palabras hicieron mella. Creo que no sabía lo importante que era sentirse apreciado hasta que ella lo hizo. Sky era de lo más valioso que había en mi vida y cuidaría de su amistad.

—Te prometo que te lo mostraré luego, tal vez mañana.

—Ya he quedado con Dylan pero puedo decirle que pase por mí más temprano, así me dará tiempo para ver la sorpresa.

—No tienes que apresurar tus planes por esto. No es la gran cosa.

Quería dejar claro lo último. Era solo un pequeño detalle, los tulipanes se habían llevado una buena parte de mis ahorros, y aunque el rancho se recuperaba poco a poco con la inversión del tío de Jackie y el manejo que Will le daba al nuevo negocio, evitaba pedirle dinero a mis padres, sobre todo cuando sabía que existían otros gastos. No deseaba que Sky se hiciera grandes expectativas porque temía no poder cumplirlas y aunque sabía que ella jamás me recriminaría por ello no decepcionarla era una prioridad para mí.

—No me molesta. En serio quiero saber qué has planeado.

Su interés genuino calentó mi pecho.

—De acuerdo.

***

Cole entró a mi habitación tomándome por sorpresa.

—¿Saldrás?

Me miró desde su lugar en la entrada. Estaba acostado en la cama esperando el mensaje de Sky para ir por ella al cine.

No respondí. Volví a jugar con mi teléfono.

—Esa chica, Sky ¿no? —Mi cuerpo se tensó cuando la mencionó, pero me obligué a seguir ignorándolo. De reojo lo observé negar con la cabeza. —Dylan está interesado en ella, deberías simplemente hacerte a un lado Alex.

Un sabor amargo inundó mi boca. Me molestó sentirme traicionado. Tal vez fue por esa razón que contesté.

—Que amable eres al cuidar a tu mejor amigo. Que lástima que esos códigos no se apliquen con tus hermanos. O quizás sí lo hacen, menos conmigo.

Su mandíbula se tensó. —No lo digo para molestarte.

—¿Me dirás que también estás interesado en ella? Oh, no lo creo. A ti solo te gustan las chicas que se acercan a mí. Por supuesto, jamás te interesaría la misma persona que a tu mejor amigo. Le tienes más lealtad a él que a tu propio hermano.

Supe que se había molestado al ver su rostro rojo. Caminó con pasos fuertes hasta donde yo estaba, me puse de pie casi por instinto.

—¿Puedes parar?

—Tú lo iniciaste.

Tenía razón y él lo sabía, fue por ello que, en tono más tranquilo, dijo.

—Jackie y yo no estamos saliendo. Y no lo haremos.

—¿Y qué supone que yo haga al respecto? ¿Regresar corriendo a donde ella solo porque has decidido que no la quieres?

Sus puños se apretaron. Esperé el golpe pero nunca llegó.

—Si tan solo nos escucharas.

—¿Puedes culparme por no querer hacerlo? —No respondió. —Eso creí.

Sin una palabra más comenzó a caminar a la salida. Pero antes de irse se volteó.

—¿Estás interesado en ella?

Hablaba de Sky. No tenía porqué darle explicaciones, sin embargo quería dejar algo claro:

—Es mi amiga, Cole. Nada más. Pero si Dylan o incluso tú la lastiman...

—No estoy interesado en ella. Tampoco vine para defender a Dylan. Solo quería que supieras que a él le gusta y mucho. Cuando quiere algo lo consigue. No te metas en problemas con él, no vale la pena, eso es todo. Tómalo como un consejo.

Deje que se fuera porque si le respondía se daría cuenta de lo mucho que me importaba. ¿Por qué no podía ser conmigo como era con Dylan? A veces pensaba que Cole hubiese preferido que él fuera su hermano en mi lugar.

Mi teléfono sonó con el texto de Sky diciendo que la función terminaba en quince minutos.

Hice todo lo posible por dejar la mala energía en mi habitación antes de bajar para ir por ella. Gracias al cielo tuve todo el camino para lograrlo.

Cuando subió al auto, con su sonrisa característica, todo se volvió mejor. Sky se merecía las mejores cosas, sobre todo en este día, y no iba a dejar que mis problemas lo opacaran.

Esperé que se abrochara el cinturón antes de arrancar.

—¿Cómo te ha ido en la cita?

Rio. —No ha sido una cita. Te lo dije, no estoy interesada en eso.

—Vale. Pero, ¿la has pasado bien?

—Sí.

Me alegré porque, aunque no me agradaba del todo Dylan, quería que ella tuviera un buen cumpleaños.

Durante el trayecto al rancho ella guió la conversación. Le había contado antes que mi padre se dedicaba al campo y que nuestra casa estaba un tanto alejada del pueblo. Ahora solo le había dicho que para su regalo debíamos ir hasta ahí.

Al inicio planeé llegar a donde íbamos a caballo pero Sky no sabía montar así que lo descarté. El camino no estaba trazado por una carretera, sin embargo de vez en cuando íbamos en auto, cuando debíamos verificar y no teníamos mucho tiempo.

Primero pasamos por la casa de mis padres. No pare, continué de largo por el terreno. Para esto ella ya había dejado a un lado la conversación, cosa que me pareció extraña hasta que eché un vistazo al lado del copiloto.

El sol se estaba metiendo coloreando el cielo en un anaranjado que se fundía con el morado y el azul. El aire soplaba fuerte sobre las hojas de los árboles. Y Sky admiraba el escenario embelesada.

Su cabello volaba con la brisa que entraba por la ventana del auto. Su mirada estaba atenta a cada detalle de su alrededor. El frío de la noche enrojeció sus mejillas y la punta de su nariz.

Bajé la velocidad con tal de poder observarla un poco más; Ella era como la canción que sonaba en la radio "constellations". Notas delicadas, armonía. Y cuando sonrió cerrando los ojos el mundo entero se llenó de paz. Esta chica tenía el poder de mejorar cada pequeño espacio oscuro con su luz.

Finalmente llegamos a nuestro destino. Era la cima de una loma, la más alejada de casa y del negocio de Will.

El cielo se había vuelto de un azul oscuro, casi negro, cuando estacioné. Lo único que nos iluminaba era la luna, las estrellas y los faros del auto que dejé encendidos.

No necesité decir nada, casi en el instante en que apagué el motor Sky bajó como si hubiese estado esperando el momento para tocar el pasto por el que manejaba.

Su mirada estaba atrapada por el cielo y el espectáculo de luces que nos daba.

—Dijiste que venías de una ciudad grande. Supuse que en Los Ángeles con tantas luces artificiales es difícil apreciar el brillo de las estrellas. Entonces quise darte esto; no es mío en realidad, pero vengo aquí tan seguido estos días que ya se siente como si me perteneciera.

En el pueblo las estrellas se podían ver mejor que en la ciudad. Pero aquí, alejados por completo de la contaminación lumínica y con la altura, estando sobre de todos los árboles, los faros en el cielo brillaban como en ninguna otra parte.

Se giró a mirarme, sus ojos destellaban en un azul precioso. Sky le hacía honor a su nombre; ella era un cielo lleno de estrellas que brillaban por ella.

—Me has regalado algo increíble Alex. —Sonreímos porque sabíamos que esto implicaba más que algo material; Era como darle un pedazo de mi alma. —Gracias por compartir tu lugar conmigo.

—No lo haría con nadie más que contigo.

Era la verdad. Ella tenía una parte de mí que nadie más. No la había pedido, solo llegó y la tomó con una facilidad sorprendente, como si siempre le hubiese pertenecido. Así es como se sentía.

—Creo que me estás dando mucho crédito.

Tal vez fue el clima frío, la brisa que soplaba los árboles, el escenario sobre nosotros o la manera en que Sky parecía irradiar luz. Quizá fue Coldplay sonando en la radio o el conjunto de todo aquello, pero en ese momento, después de meses, quise mostrarle mi corazón a alguien.

—Estoy agradecido por haberte visto, porque eres del tipo de persona que brilla más cuando oscurece. Y si te soy sincero, nunca en mi vida estuve atrapado entre tanta oscuridad. Creo que tú eres mi estrella de la suerte. Así que este es el mínimo crédito que mereces. Feliz cumpleaños, Sky.

No estuve preparado para la fuerza con la que se lanzó hacia mí.

—Gracias, Alex. —Susurró contra mi hombro.

Mientras la sostenía y "A Sky full of stars" terminaba de sonar supe que esa canción siempre le pertenecería a la chica que tenía en mis brazos. En el recuerdo también quedaría grabado su aroma; notas de rosa.

Desde la noche de la fogata, cuando pensé en que quería besarla, comprendí que era normal sentirme atraído por ella; Sky era hermosa. Pero no iba más allá de esa atracción física. La apreciaba como mi amiga y ya.

Eso es lo que pasaba; podía encariñarme demasiado rápido con las personas y entonces confundía los sentimientos. No podía estar enamorado de ella, no cuando lo que sucedió con Jackie me seguía doliendo.

Aun con todo, sabía que no me importaría dejar que ella me destrozara. No lo haría, pero si mi corazón no estuviese agrietado sería un privilegio enamorarme de Sky.


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🥺🫶🏻 Amé escribir este capítulo.

Ellos dos son tan lindos y se merecen el uno al otro, pero todavía no es momento para que se den cuenta.

Pd: No puedo dejar de imaginarme la escena con esta canción de fondo.

Gracias por los votos. Disfruto leer sus comentarios, siento que es como ver sus reacciones a cada línea. 💕

Voy a apurarme con las siguientes actualizaciones 🏃🏻‍♀️

Si llegaste hasta aquí te dejo imágenes de Sky y Alex hechas con IA

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