Prepararon un pequeño campamento, en medio de un amplio campo de pasto, todos estaban sentados alrededor de una fogata y poco después de haber cenado, las orejas de la neko-youkai dieron un tirón y como si hubiera detectado algo, se levantó ya transformada, captando la atención de los demás.

-¿Qué sucede, Kirara?- cuestionó la taijiya- ¿Hay un monstruo cerca? 

-Oh ¡Percibo la presencia de un fragmento!- alertó la miko, señalando hacia el bosque y rápidamente el grupo se puso en marcha siguiendo la dirección indicada- está muy cerca de aquí.

-¡Los insectos de Naraku!- exclamó el monje y en efecto, esas criaturas iban en el mismo cendero que ellos, pero por aire.

-Comprendo, ellos también quieren quedarse con el fragmento- analizó el daiyoukai, apresurando su paso, no podía permitir que ese malvado youkai se apoderara de otro trozo de cristal más.

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Era un youkai de tamaño colosal, con seis grandes patas y de apariencia aterradora, el niño retrocedió, preparado su arma para defenderse.

-Kohaku, entrégame el fragmento que llevas incrustado en tu cuerpo- ordenó el ser de forma amenazante y aquellas palabras lo sorprendieron ¿Cómo era posible que él llevara un trozo de esa legendaria efera?- ¡Entrégamelo ya!

La criatura se abalanza hacia él con intenciones hostiles, el infante cayó al suelo y por desgracia soltó su kusarigama katana. Pegó un grito, estaba perdido.

-¡Kohaku!- nombró cierta exterminadora, corriendo en su ayuda y agilmente lanzó su boomerang, cortando en pedazos al youkai justo a tiempo.

El chico abrió los ojos como platos, sorprendido ante lo que presenció y más que confundido, preguntó:

-Ustedes... ¿Saben quién soy yo?- ésto último tomó a todos por sorpresa, sobretodo a la castaña, ella se veía más que impactada, era evidente que su hermano menor había perdido la memoria.

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Para el amanecer, se instalaron en una cabaña abandonada y las heridas del joven exterminador eran curadas por Sango, aún habían cosas que no habían quedado muy claras y sólo Kohaku podría responder a sus dudas, aunque no existía mucha información que él pudiera darles, a causa de su inexplicable amnesia.

-Disculpa ¿Ya nos habíamos visto antes?- interrogó y la otra taijiya asintió.

-Y dinos Kohaku ¿Has olvidado todo después de que escapaste del castillo de Naraku?- pregunta la colegiala.

-Si, perdón...- agacha la cabeza.

Afuera de la vivienda, las cosas tampoco iban tan bien que digamos, el Lord del Oeste no confiaba para nada en las palabras del niño y al contrario, pensaba que era una trampa, que solo actuaba.

-Argh, pero que fastidio- frunce el ceño, tal vez todos crean ciegamente en el recién llegado, pero ¿Quién quita que esté siguiendo órdenes de Naraku? No podía confiarse así nada más.

-Pues yo no creo que éste fingiendo, Inuyasha- opina el houshi- si bien, la primera vez que lo vimos, parecía como si le hubieran quitado su alma, como si fuera un simple muñeco. Ahora, luce distinto.

En medio de aquella plática, Kagome salió de la pequeña cabaña, junto con el kitsune en su hombro, lo mejor era dejar solos a los hermanos, tenían mucho de que hablar y discutir.

-¿Una aldea de exterminadores?- la mira impactado.

-Así es, nosotros vivíamos en ese sitio- afirma, sentándose a su lado.

-Entonces ¿También exterminaba youkai como tú?- cuestionó.

La castaña mayor asintió nuevamente.

-Si, eras un aprendiz- añadió, observando fijamente hacia el techo, sintiendo como los recuerdos del pasado volvían a su mente y se sintió un tanto nostálgica.

-Oye- llamó, sacándola de sus pensamientos, mientras cargaba a Kirara en sus brazos- quiero que me enseñes todo lo que sabes, es que me siento inseguro y no tengo idea de por qué me sucedió todo ésto.

<<Es el Kohaku que siempre he conocido, tranquilo y que muestra sus miedos>> esboza una sonrisa, dentro de todo, estaba muy agradecida por poder volver a ver a la única familia que le quedaba y sin poder evitarlo, pasó su brazo por el hombro de su hermano para abrazarlo y atraerlo hacia ella.

-Calma, poco a poco recordarás- el día que perdió a sus familiares y amigos, se quedó sola, Naraku acabó con todo su poblado de exterminadores y les tendió esa trampa, ahora tiene una segunda oportunidad para salvar a Kohaku.- a partir de ahora, tú y yo estaremos juntos.

El castaño menor estaba completamente sonrojado.

-Si, disculpa... Me da mucha pena- confieza.

-¿Y por qué sientes pena si somos hermanos?- preguntó, aún así su sonrisa no desapareció y tampoco se alejó, estaba muy feliz.

<<Kohaku ha regresado, escapó de las manos de Naraku. Quisiera creer en eso...>> regresó su vista hacia su acompañante, percatándose de que él ya se había quedado dormido, debe estar muy agotado por todo lo que ha tenido que pasar.

Y afuera los demás miembros del grupo, continuaban debatiendo sobre lo que pasaba con Kohaku.

-Si lo presionamos, mostrará sus verdaderas intenciones- opinaba el ex-hanyou, sin dar tregua.

-Inuyasha, no seas así- regaña la chica del mundo moderno.

-Espera, déjame explicarte algo, no importa si se trata de una trampa o algo parecido, ella está muy contenta porque su hermano menor está de regreso- trata de hacerlo comprender el monje.

-Es verdad, si ésto es una trampa, Sango se percatará de ello- apoya Kagome.

-Sabemos que a Naraku le encanta jugar con los sentimientos de las personas- añadió Miroku.

En eso, la exterminadora salió de la vivienda, siendo acompañada por la neko-youkai en su transformación inofensiva y el daiyoukai se levantó, dispuesto a hablar con ella.

-Si ustedes no se lo dicen, entonces yo lo haré- y a pesar de las advertencias de Kagome, él avanzó hasta quedar frente a frente con la joven taijiya, determinado a resolver ésto de una buena vez.

-Ah ¿Qué quieres?- cuestiona.

-Escucha, Sango, todos aquí sabemos que Naraku mandó a tu hermano a tendernos una trampa- inicia y la mencionada miró hacia otro lado.

-Aún así, yo sigo creyendo en él- objeta.

-Eso es lo que quiere Naraku- advierte.

-¿¡Y qué quieres que haga?! ¿¡Qué no confíe en él y lo abandone?!- finalmente alza la voz, mirándole con enojo- ¡Si no lo hubiéramos seguido, ese youkai se hubiera llevado el fragmento de su cuello y mi hermano estaría muerto!

-Por eso ¡Ya te dije que ésto es una trampa!- exclama.

-¡No, te equivocas!- y la discusión no paró ahí, dentro de la cabaña Kohaku escuchaba todo con la cabeza gacha y sintiéndose culpable.

<<Esa persona bondadosa, será infeliz si estoy aquí... Será mejor que me marche>> se puso de pie, recogiendo su afilada arma del piso y sin que nadie se de cuenta, él se fue con cautela y antes de internarse en el bosque, susurró un "adiós y gracias".

-¡Inuyasha, no sé con que derecho tú...!- el mencionado la calla, tras captar un olor en el ambiente, algo se acercaba y parecía un ejército.

Toda una orda de youkai apareció de entre las nubes, acompañados por miles de insectos venenosos, venían por Kohaku y Sango lo sabía mejor que nadie, por lo que corrió de vuelta a la pequeña casa, pero él ya no estaba ahí, se había marchado. Kagome llegó también y propuso que fueran por el niño, para protegerlo y así lo hicieron.

-Pero que necia es Sango- comentó el peliplateado y rápidamente alistó sus garras, destrozando a una gran cantidad de esos seres malignos, pero más y más aparecían, ésta definitivamente era una trampa de Naraku.

-¡Danza de las cuchillas!- entonces un conocido ataque salió de la nada, si, Kagura tampoco tardó en hacer acto de presencia y la situación sólo se complicó cada vez más, todo por aquel trozo de la esfera que Kohaku lleva en su cuerpo.

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La vida de Koharu corre peligro, además, perdió la memoria y decidió marcharse, pero ahora una orda completa de youkai, incluyendo a Kagura, vienen por él y el fragmento ¿Qué pasará con él?

¿Qué hace Kagura aquí?

¿Podrán salvar a Kohaku?

¿Aparecerá Naraku?

¿Descubriremos por qué Kohaku se volvió la niñera de Setsuna? Ok no jajaja😂

Esto y más en "Inuyasha y Kagome: El deseo correcto" 😝😝