━Capítulo Dos

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❝𝐉𝐀𝐌𝐀𝐒 𝐓𝐄 𝐃𝐄𝐉𝐀𝐑𝐄 𝐃𝐄 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐎,
𝐋𝐎 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐓𝐎❞












































╔════ 𓏲✮⊰ •˙❅✾❅ ᭕𖤐⊱ ════╗

〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟐☼︎༄.✰ 〙

—— hermanos —–

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4 de Octubre, 1976
Sexto Año.


UN MES HABÍA TRANSCURRIDO DESDE AQUEL INCIDENTE CON LOS HERMANOS BLACK. Desde aquel día cualquier espacio que compartieran los hermanos Black se veía envuelto por una nube de incomodidad y tensión que no era era del todo fácil soportar para los merodeadores.

Era como si quisieran matarse con la mirada o arrojarse un florero.

Tal como la pelirroja prometió no volvió a dirigirle la palabra a su hermano a menos que fuera necesario, fuera de eso no intentó reparar su relación fraternal.

Estaba más que claro que Sirius había dejado las cosas claras luego de haberle importado un carajo sus palabras y de soltarle aquel puñetazo a Regulus.

Desde ese día la pelirroja comenzó a juntarse más con su hermano menor, cosa que involucraba a Severus Snape
y varios "amigos" suyos.

Apesar de que ella de algún modo odiaba a ese circulo lo soportaba porque sabía que hacía feliz a su hermano menor pasar tiempo con él.

Tal vez si no hubiera conocido a los merodeadores y estuviera dispuesta a seguir las estrictas reglas de Walburga Black posiblemente esos támbien serían sus amigos. Pero agradecía que no fuese así.

Aquello era probablemente lo más
raro que se vería en Hogwarts. Una gryffindor conviviendo con slytherins.
Definitivamente sonaba a locura.

De algun modo el lazo que tenía
la chica con los merodeadores parecía deteriorarse cada vez mas. Los chicos estaban perdiendo a su amiga y los únicos que sabía en sí el porqué eran James y Sirius, aunque este último no  terminaba de entender bien la razón.

Aquel día las clases transcurrían con tranquilidad, al menos para la única hermana de los Black. Esperaba que
el día continuará asi pero siempre las cosas le salían de alguna manera mal.

—Addy, sientate.

La gryffindor tomó asiento junto a su hermano en la mesa donde siempre aquel grupo solía almorzar. Pero como era costumbre tenía que poner una sonrisa arrogante para poder encajar.

—Llego nuestra gryffindor favorita —soltó Evan Rosier con una picara sonrisa intentando llamar su atención.

Si bien Evan no era nada feo y la mayoría de la casa Slytherin lo sabía,
los chicos con caracter arrogante y
egocentrico no iban con ella.

—No sabía que una gryffindor podría agradarte, Evan —comentó Adelaide viendolo de forma fría y con poca gracia.

—Es que no eres cualquier gryffindor
de sangre impura —se apresuró a decir, haciendola rodar los ojos molesta.

La mayoria de los presentes en la mesa estaban atenton a la pequeña discusión
de los jovenes. Durante el transcurso de aquel mes descubieron que cualquier cosa que saliera de su boca terminaba en una discusión porqué iban en contra de la moral de la gryffindor que no sabía controlarse si la ofendían.

Regulus no tardó en darle una mirada a su hermana obligandola a conservar la postura firme.

—Espero tengas mi tarea ya lista, quejicus —comentó Adrian Avery observando impaciente al pelinegro.

Rápidamente Snape sacó varios pergaminos de su bolso y se los paso
al chico, quien no dudó a la hora de arrebatarselos de las manos.

El grupo de slytherins comenzó a reír
a causa del ridículo apodo con el que Adrian se refirio a Severus Snape. Apodo que fue dado por los merodeadores y que el pelinegro odiaba a mas no poder pero supo controlar su ira.

—¿Quejicus? —soltó Evan entre risas que hacian al chico bajar la cabeza por la vergüenza.

—Se lo debemos a nuestro queridos merodeadores, ¿cierto, Addy? —cuestionó Adrian con una sonrisa un tanto descarada, alzando una ceja —. Apuesto que esos asquerosos traidores saben como convertirse en unos payasos.

Aquello fue la gota que rebaso el vaso.

—Con permiso —musitó Adelaide
antes de tomar sus cosas y caminar con dirección a la salida del comedor.

Regulus pidió disculpas por la actitud extraña de su hermana y salió corriendo tras la pelirroja esperando detenerla.

Sin embargo la chica iba casi saliendo del pasillo enfadada por dos motivos y ambos se vinculaban con el rubio ese.

Si algo odiaba era que hablaran mal de sus amigos, esa era su mayor debilidad.

Y la segunda era ese odio que se tenía
a si misma por referirse muchas veces a Severus Snape con aquel apodo cuando no sabía lo mucho que le afectaba hasta ese momento.

—¿Pero que te pasa? —exclamó Regulus tomandola del brazo bruscamente —. No puedes simplemente irte como si nada.

—¿Y qué si lo hago? —soltó Adelaide
a la defensiva zafandose de su agarre —. ¿Querías que me quedará a oír como los estúpidos de tus amigos insultan a mi familia? Vaya amigos los tuyos, Reggie.

En cierto punto Regulus sintió una punzada en el pecho luego de escuchar la palabra familia vincularse con los merodeadores. ¿Qué insinuaba? ¿Qué preferia a un montón de payasos por encima de él?

—Solo intento ayudarte, Addy —
musitó su hermano tomando sus manos con delicadeza —. Perdón si te ofendiste. Pueden llegar a ser algo estúpidos.

Pero Adelaide sabía bien que el támbien esta arto de soportar a aquel grupito de prejuiciosos sangres puras.

—¿Por qué no los dejás?

—¿Dejarlos? —preguntó Regulus con ironía, como si fuera el peor chiste que escuchó en su vida —. Son mis amigos...

—¿Le llamas amigos a un grupo de personas que solo saben regodearse del sufrimiento de los demás y tirar veneno cada vez que pueden? —soltó ella sin poder controlarse, logrando que Regulus lo pensará —. Sabes bien que mamá no puede controlar toda tu vida...

—Mamá solo quiere lo mejor para nosotros —interrumpió el pelinegro alzando la voz, un tanto molesto —. Es
una lastima que Sirius y tú no sepan valorar lo que hace por ustedes.

—¿Te estás oyendo, Regulus Arcturus Black? —soltó Adelaide incredula viendolo con fijeza —. ¿Exactamente como nos ha ayudado? ¿Golpeandonos y torturandonos hasta el cansancio solo por no obedecerla? ¿O desehedandonos por qué no compartimos sus estúpidos ideales puristas? ¿Es eso? Porque si es así no te molestará ver las heridas que me dejo en la espalda esa mujer.

—Estas haciendo una escena,
Adelaide —susurró entre dientes tomandola del brazo para regresar
al comedor —. Regresemos.

—Pues lo siento mucho, Regulus. Lamento que mis problemas te agobien —musitó cruzando de brazos molesta, haciendolo rodar los ojos cansado —. Creí que por ser mu hermano lo ibas a entender pero veo que te importa más
el que dirán que tu propia hermana.

—Ya estoy arto de tus caprichos de
niña mimada. Solo quiero que encajes
y simplemente no cooperas —soltó Regulus alzando la voz, haciendo a su hermana retroceder asustada.

La chica cerró los ojos asustada y su hermano no supo que estaba por hacer hasta que se detuvó a tiempo.

Él se prometió a si mismo que nunca dañaría a su hermana ni la abandonaría y hace unos instantes estaba por darle una cachetada, justo como Walburga lo haría. Se odio por ello.

—Tú ibas a...

—Lo lamento —balbuceó Regulus con rápidez mirando los ojos cristalizados de la pelirroja —. No se que me paso, yo... Yo tengo qur irme...

Y se fue dejandola sola en medio del pasillo, reconsiderando el hecho de que su hermano estuvo a punto de golpearla tal como su madre lo haría. Dejandole claro que estaba siendo influenciado.

Lo que Addy no sabia es que Sirius casualmente pasaba por el lugar y sin querer escuchó su pequeña discusión.

Adelaide Black estaba pasando por mucho dolor, eso era seguro.

























——— ✮✧☾✧✮ ———








































Ese mismo día en la tarde se llevaría acabo el primer partido de Quidditch de la temporada en el que se enfrentarían Gryffindor contra Hufflepuff.

Adelaide acababa de terminar
de ponerse el respectivo uniforme deportivo en los vestidores cuando escuchó una particular voz.

—Veo que estás preparandote...

La pelirroja rápidamente se giró buscando al propietario de aquella
voz y por impulso soltó un suspiro
antes de abalanzarse sobre sus brazos.

—Te he extrañado mucho —musitó Adelaide en voz baja, hundiendo su cara en el cuello de Remus con timidez.

—Yo tambien —se apresuró a decir
sin pensarlo y cuando lo hizo un sonrojo muy ligero coloreo sus mejillas —. Es decir todos te extrañamos, Addy.

—Él dejó muy clara su posición cuando hizo eso...

—Responde con sinceridad, Adelaide Calypso Black —musitó Remus tomando suavemente sus hombros con seriedad —. ¿Es justo esto? ¿Solo porque Sirius cometió un error todos tenemos que cargar con ello tambien? El grupo nunca se había sentido tan vacio sin tí...

Si hubiera sido otra chica tal vez
creería que su hermano habia enviado al chico más sensato del grupo a pedirle una disculpa pero no era asi. Remus no bromeaba con ello, realmente esto le estaba afectando de algún modo.

—Sabes bien que no pueden estar peleados para siempre, ¿verdad? Tienen que arreglar sus problemas algún día —comentó el castaño juguteando con las manos de ella —. Él te extraña mucho y está realmente arrepentido...

Nadie pasaba por alto que el mayor
de los Black en las noches solía llorar
en silencio metido entre sus cobigas, sintiendose el mayor idiota por haber abandonado a la única que lo apoyaba y defendía de las criticas de sus padres desde que eran niños.

—¿Volverás no es así?

Pero solo hubo silencio por parte de Adelaide. Entonces una voz seria y fria resonó en su cabeza, la misma voz que tanto odiaba diciendole cuál traidora era al juntarse con cuatro mediocres igual de traidores con sangres impuras.

Ahora todo estaba agobiandola con lentitud. Su madre recalcandole que debía comportarse como una Black y Regulus siguiendolo los pasos de ella.

—Yo... no lo sé...

Remus asintió suavemente para nada alterado. Aunque por dentro sentía una presión horrible asfixiarlo poco a poco.

—Suerte con el partido —musitó con una sonrisa antes de darse la vuelta y comenzar a caminar lejos de la cancha de Quidditch —. Nos vemos luego.

Soltando un suspiró lastimero se odio a si misma por no haberle dicho lo mucho que ella extrañaba ser parte del grupo y lo mucho que necesitaba un abrazo que la hiciera sentir por una vez en casa.

Tomando su escoba se dirigió con el resto del equipo. Ahí se encontraba el capitan y buscador estrella del equipo James Potter repasando el plan.

Y el cazador estrella del equipo,
Sirius Black, quien solo le dedicó una mirada amigable sabiendo lo que estaba pasando con ella luego de aquella discusión con el menor de los Black.

Seria una larga tarde.



































——— ✮✧☾✧✮ ———





















































—¡Potter! ¡Potter!

La sala común de Gryffindor estaba abarrotada de cientos de jugadores del equipo roji-dorado vitoreando el primer triunfo del año que se llevaba el equipo gracias a su buscador James Potter.

Por supuesto todos festejaban junto
a James, ovacionando a su capitan. Y si algo amaba James era la atención de todo mundo, aclamando su nombre. 

Todos estaban alegres por la victoria
de James al equipo de Gryffindor, todos a excepción de Lily Evans, quien jamás podría dejar de detestar al pelinegro por ser como era.

Adelaide Black por su parte estaba en una esquina de la sala común bebiendo de un tarro cerveza de mantequilla fria como tanto le gustaba mientras veía a todos sus compañeros festejar junto a James y los merodeadores.

Sin darse cuenta estaba sonriendo apesar de todos esos pensamientos negativos que traía consigo ese día.

—Parece que Cornamenta ama ser el centro de atención, ¿no lo crees?

A paso lento un joven pelinegro de
ojos grises al que llamaba por desgracia hermano tomó asiento en uno de los sofás, cerca de ella.

—Sirius...

—Addy, solo quiero hablar —
susurró Sirius arrastrando las
palabras, ignorando el tono cansado
de ella —. ¿Te parece si vamos a un lugar más privado?

Adelaide no estaba de humor pero estaba demasido cansada para seguir peleada con su hermano. Si no hacia algo terminaría perdiendolos a ambos.

La pelirroja no dijo nada y solo se dejó arrastrar por su hermano mayor por las escaleras de la torre de Gryffindor hasta que llegaron a los dormitorios de los chicos que estaba totalmente vacía.

—Escuché la discusión que tuviste
con Regulus —soltó Sirius en voz baja, mirando por el ventanal —. ¿Entonces
es cierto? ¿Mamá a estado golpeandote desde que me fuí?

Los ojos de Adelaide se pusieron
llorosos y su garganta no emitía ni el más pequeño ruido. No sabía ni como decirleselo sin romperse.

—Adelaide contestamé —pidió el pelinegro con desesperación girandose
a encarala, ella asintió —. ¡Maldición!
Es mi culpa, todo es mi culpa. Si no me hubiera ido de casa todo estaría bien. Si alguien es el responsable de que tú estés así soy yo.

Entre lagrimas Adelaide buscó refugio en los brazos de su hermano mayor, que al igual que ella estaba llorando de la importencia de saber que la única luz en su vida estaba comenzando a apagarse por culpa de la mujer que se hacia llamar su madre.

—No debí haberme ido de haber
sabido que esto iba a pasar. Debí haberte llevado conmigo a como diera lugar—sollozaba Sirius abrazandola con fuerza para hacerla sentir que estaba con ella —. Soy un grandisimo cobarde.

—¿Cómo podrías saberlo, Sirius? —musitó la pelirroja entre hipidos —. Con esa mujer nada es seguro. Era obvio que iba a rematar con alguien, estaba tan furiosa creyendo que yo había tenido algo que ver con tu partida.

—Regulus —musitó Sirius mirandola a los ojos bastante serio —. ¿Él te defendió verdad? ¿Él lo hizo, cierto?

En parte esperaba un sí por parte de ella, un motivo menos para que ese ligero rencor que le tenía a su hermano menor fuera aminorandose.

Pero el silencio por parte de la pelirroja basicamente lo dijo todo.

—Cuando sentía que ya no podía más él estuvo ahí para mí —comenzó a decirle con su cabeza apoyada en su hombro —. Curó mis heridas y nunca me dejó sola en las noches cuando me asfixiaba por culpa de los traumas que ella provocó.

—¿Por qué no intentaste huir?

—Por Regulus —respondió con voz apagada, recordando su discusión —.
Él prometió que estariamos bien, que todo mejoraría pronto.

Sirius negó entre lagrimás.

—Pero nunca será asi, Comillito. Esta navidad volverás a casa, empacarás tus cosas y vendrás conmigo a casa de James —decretó Sirius, limpiando las lagrimas de las mejillas de la chica —. No pasarás ni un año más en esa casa del infierno. Cornamenta lo entenderá, te lo aseguro.

—Mamá no dejará que me vaya,
se que buscará con que atarme a ella
—comentó en voz baja una apagada pelirroja —. No puedo escapar de Walburga Black.

—¡Por amor a Merlín! —exclamó
Canuto seprandose de ella para alzar las manos al cielo —. Si yo pude tú támbien podrás. Es que no tiene derecho ni siquiera a llamarse madre. ¿Qué clase de madre le hace daño a sus propios hijos? Está loca.

Adelaide soltó una risa después de mucho tiempo sin reir por el comentario y gesto que hizo su hermano.

—Extrañaba tu risa de bruja —soltó Sirius quitando un mechón rebelde para ponerlo tras su oreja.

—Y yo a mi insoportable hermano al
que amo infinitamente —agregó ella con una sonrisa para después abrazarse.

Después de mucho tiempo una parte
del alma adolorida de Adelaide Black empezaba a reconstruirse con la ayuda de sus seres queridos. Ahora esperaba que no la derrumbaran por segunda vez.

—Jamás te dejaré de nuevo, Addy —murmuró Sirius dejando un beso en
la coronilla de su cabeza, como solía hacerlo de pequeños para hacerle saber que la protegería —. Lo prometo.
















































——— ✮✧☾✧✮ ———













































Esa misma noche los merodeadores recibieron una inesperada visita en su dormitorio. Y vaya que fue inesperada.

La celebración terminó a eso de
las diez de la noche, todos fueron a
sus respectivos dormitorios. Cuando tres de los merodeadores entraron a su dormitorio la escena frente a ellos los dejo helados.

Sirius se encontraba recostado en
su cama murmurando con delicadeza quien sabe que a una jovencita de cabellera pelirroja, que estaba en sus piernas recostada hablandole.

Eso solo podía significar algo...

¡Los hermanos Black se habían reconciliado!

—¡Addy!

La pelirroja que estaba entre dormida y despierta se incorporó con rápidez al oír la voz de su buen amigo Peter y no dudó en ir a abrazarlo.

—¡Pete! —exclamó la Black con alegria una vez estuvo entre los brazos del rubio —. Te extrañé, amigo.

—Todos lo hicimos, Addy —respondió Peter con una sonrisa separandose lentamente del abrazo.

—¿Para mí no abra abrazo?

Adelaide se cruzó de brazos y miró al pelinegro de lentes como si acabará de decir la más grande tontería.

—Ven acá Potter y abrazame.

James no se lo pensó ni dos veces antes de envolver a su pelirroja favorita entre sus brazos, sintiendo una alegria crecer dentro de su pecho.

—Lamento lo que te dije ese día, no estaba pensando con claridad —musitó a su oido con delicadeza, aún entre sus brazos —. Eres mi mejor amigo y no soportaría la idea de perderte, Jamie.

—Addy no tienes porque disculparte
se que todos cometemos errores cuando estamos enojados —respondió él antes de soltarla de su agarré y girarse en dirección al pelinegro —. Aunque aún sigo preguntandome que clase de brujería hizo Canuto para hacerte regresar.

—Me ofendes, Cornamenta.

Sirius aún recostado en su cama le
lanzó a su amigo una almohada que
él esquivó con facilidad para después sacarle la lengua de manera infantil.
Así comenzó una pelea de almohadas en la que tres de los revoltosos chicos se involucraron.

—Será mejor que tú y yo vayamos
a un lugar seguro antes de que haya
un soldado caido —comentó Addy con gracia antes de tomar la calida mano
de Remus y arrastrarlo consigo a la salida.

—¡Ey, ustedes! —exclamó Sirius deteniendo a los jovenes antes de cruzar la puerta —. ¿A dónde van?

—Tranquilo Canuto, solo hablaremos —se apresuró a decir la pelirroja para después tomar la capa de invisibilidad de James y el mapa del merodeador.

Sirius solo observó a su hermana irse tomada de la mano de Remus. Al hacerlo sintió una presión horrible en el pecho, como si le sacarán de un golpe el aire.

—Hasta parecen novios —soltó Peter acompañado de un suspiró viendolos irse juntos.

—Callate, Peter —gruñó Sirius mandandole una mirada asesina al rubio —. Ellos son solo amigos.

—Por ahora —terminó James haciendo que la presión en el pecho del pelinegro se hiciera mucho más molesta.

—Canuto, ¿estás bien?

—Sí, solo... —balbuceó tomando de nuevo la almohada y dirigiendose a sus desconcertados amigos —. Olvidenlo. ¡Guerra de almohadas!


































——— ✮✧☾✧✮ ———







































































Entre risas y suaves murmuros
bajo la capa de invisibilidad Adelaide y Remus entraron a la biblioteca. Ambos  sostenían de los bordes la capa para no ser vistos por Argus Filch, el conserje de Hogwarts y su odiosa gata la señora Norris. Ambos enemigos del revoltoso quinteto bromista del colegio.

—¿Se puede saber que hacemos en la biblioteca a la medianoche? —preguntó el castaño en un susurro dejandose guiar por la linda pelirroja.

—Disfrutando de la noche, Lunático —respondió ella con una sonrisa pícara, caminando por las secciones del lugar —. Y támbien porque quiero llevarme un libro.

—¿Y no podría ser mañana? —
cuestionó el castaño mirando a todos lados un poco receloso —. ¿Qué tal si
nos atrapan?

Pero Adelaide estaba lo suficientemente alegre como para darle importancia al hecho de que la biblioteca cerraba a las ocho de la noche e incluso daba igual si los atrapaban.

Ella estaba feliz de volver a sentir la adrenalina de cometer una total locura.

Después de eso bajó la capa de sus cabezas y comenzó a rebuscar entre los estantes el libro que buscaba.

—Deberíamos volver.

—¿Tienes miedo de que nos atrapen, Lunático? —preguntó Addy girandose para verlo con una mirada retadora —. ¿Un merodeador asustado? ¿Quién eres tú y que hiciste con Remus Jonh Lupin?

—No, ¿quién eres tú y qué hiciste con
Adelaide Calypso Black? —respondió él quitando un mechón de su cabello para ponerlo tras su oreja —. Hasta hace un par de meses solías reírte por todo y vagar por los pasillos. Ahora que estás aquí no te reconozco. No estás bien y lo sé porqué conozco esa mirada.

Adelaide giró el rostro un poco pero Remus con un suave roze de su mano la obligó a mirarlo a los ojos.

Eran una extraña combinación.

Era como ver en sus ojos el reflejo del oceano en el que las olas rompían a la orilla del mar que encontraba la arena.

Eran como un cálido día de invierno
en el que el aroma a chocolate inundaba una sala de estar acompañada de suaves notas de vainilla.

—Remus no quiero que te sientas
mal por mí ni muestres compasión,
¿sí? —pidió haciendo una mueca —.
Mis problemas no me vuelven distinta, yo sigo siendo la misma de siempre.

—Addy, eres importante para mí y...

De pronto el ruido de unos pasos acercandose resonó por los pasillos repletos de estantes de la biblioteca.
Rápidamente se pusieron de pie y buscaron donde esconderse.

—No hagas ruido —susurró Adelaide, para después empujandolo a una de las esquinas cubiertos por la capa —. Si nos atrapa estaremos fritos.

Remus intentaba no hacer ruido pero
la posición en la que estaban y el lugar en el que se encontraban no ayudaba mucho. Básicamente sus pechos rozaban y sus rostros estaban a centimetros.

La situación podría malinterpretarse incluso ya que el castaño tenía apoyada una de sus manos a un lado del rostro de la chica en uno de los tantos estantes intentando no rozar más.

El aire estaba escaseando y agredecieron a Merlín cuando Flich y su odiosa gata se fueron y pudieron volver a respirar con normalidad.

—Vaya, eso estuvo muy cerca —
musitó Adelaide con una sonrisa, tenía sus mejillas ligeramentes sonrojadas.

—Sí, muy cerca.






































Creditos a nyktennant por el gif

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SEGUNDO CAPÍTULO LISTO

Pues aquí estoy valiendo queso en mis estudios pero actualizando y con la inspiración a todo lo que da. ¿Ironico no? SOLO QUIERO MIS VACACIONES Y NADA Q ME LAS DA LA UANL >:(

En fin, la hipotenusa.

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Intenso, muy intenso o medio? Empezamos fuerte. Tuve que reescribirlo porque no me convenció en un principio pero aquí lo tienen.

La verdad salieron momentos que solos surgieron, como la interacción de Snape. Pobrecito mi bb </3

Pero ya por fin el momento semi romanticon que tanto esperaban. Que conste que ellos ya se gustaban desde hace mucho pero no lo admiten los desgraciados.

Recuerden votar, comentar y agregar el fic a sus listas de lecturas para saber cada que actualizo.

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