━Capítulo Dos

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¿𝐌𝐄 𝐍𝐄𝐂𝐄𝐒𝐈𝐓𝐀𝐒 𝐀𝐇𝐎𝐑𝐀?
















╔════ 𓏲✮⊰ •˙❅✾❅ ᭕𖤐⊱ ════╗

〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟐☼︎༄.✰ 〙
—– asesorias –—

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20 de Enero, 1977
Sexto Año.


DEFINITIVAMENTE OTRA PERSONA OCUPABA EL CUERPO DE ADELAIDE BLACK. Ni siquiera parecía la Adelaide que los merodeadores habían conocido, la pelirroja solo obedecía ordenes que le daba Rosier y se sentaba con sus nuevos mejores amigos de Slytherin. Desde hace dos semanas que ni los miraba y si les llegaba a hablar por casualidad era por alguna tarea o porque se lo pedían.

A lo que sea que estuviera jugando ya no era divertido.

Aunque una cosa que Sirius no iba a dejar pasar aparte del hecho de que los ignorará como si no fueran nadie para ella era su actitud fría y distante, como
si quisiera olvidarlos por completo.

Estaba decidido a averiguar que le sucedía con exactitud y lo haría solo pues Regulus no quería támpoco dirigirle la palabra, aunque a decir verdad ambos eran expertos en mentirle sin que se diera cuenta algo que era bastante común de los herederos Black.

Tenían una última clase antes de ir al descanso y estaba dispuesto a saber que le sucedía y si podía ayudarla con ello.

La merodeadora se encontraba sentada en su pupitre garabateando sin sentido en uno de sus pergaminos para matar el tiempo en lo que llegaba McGonagall y
él vió el momento perfecto para pedirle que hablaran.

Sin embargo, cuando estaba a punto
de incorporarse de su asiento la puerta se abrió y la mujer de avanzada edad entró.

Casi de momento todos dejaron de hacer lo que sea que estuviera haciendo y se pusieron rectos en sus asientos atentos a la llegada de la profesora. Adelaide solo enfocó su vista en la mujer aburrida.

—Buenos días alumnos —saludó McGonagall recibiendo un coro de saludos de sus alumnos —. Como ya sabrán falta poco para que comienzen sus EXTASIS por ende la mayoría de profesores hemos recurrido a clases de niveles mas altos. Hoy realizaremos el encantamiento Avis. Este encantamiento si bien ya lo hemos realizado necesito ver que lo logren invicar de forma no verbal. Les pidó de favor que tomemos la clase con seriedad y lo digo por usted señor Black y señor Potter.

James y Sirius sonrieron intentando parecer unos angelitos a lo que la mujer rodó los ojos y volvió a su explicación.

El resto de la clase transcurrió con normalidad mientras alumnos tanto de Gryffindor como de Ravenclaw hacían lo imposible por conjurar una bandada de pajáros. Sin embargo el hechizo parecía demasido complicado. O conjuraban la mitad del ave o solo una misera pluma.

Lastimosamente para Adelaide ese fue
el caso, solamente una pluma alcanzó
a conjurar. Ella atribuía a que se debía que estaba demasido distraida como para concentrarse.

Al finalizar la clase con esfuerzo fue
Lily Evans quien logró conjurar una hermosa bandada de pajáros en color rojo que revolotearaban en el techo.

Finalmente la clase terminó y la mayoría de los alumnos se fueron del aula con rapidez. Adelaide empezó a guardar sus cosas con pereza mientras Evan la esperaba afuera del aula para irse juntos. Por otro lado el grupo de los merodeadores ya se habían ido, pero Sirius guardaba sus cosas támbien.

Su vista se posó en su hermana quien justo cuando terminó sus cosas y estaba a punto de irse la detuvó McGonagall.

—Señorita Black me parece que debería prestar más atención en mis clases.

La joven Black asintió un poco avergonzada pues no esperaba que la profesora le llamara la atención.

—Los EXTASIS están cerca y he notado su falta de intéres en estas semanas y la baja en sus notas.

Desde su pupitre, Sirius seguía aparentemente en lo suyo aunque en realidad solo hacia tiempo para poder escuchar mejor la conversación.

—No quería llegar a tales extremos,
pero no permitire que una de mis mejores alumnas caiga tan bajo —continuó diciendole con voz firme y clara a lo que ella frunció el ceño —. El director Dumbleadore y su servidora hemos decidido asignarle un tutor y antes de que reclame algo le comento desde ahora que si no lo acepta nos veremos obligados a tener que hablar con sus padres personalmente.

Pues al parecer la decisión ya estaba tomada. Una vez más decidían por ella sin consultarselo, aunque si eso hacia que no le llamaran a sus padres para reparar algo que ellos rompieron estaba de acuerdo con su profesora.

—¿Sabe de casualidad quien es mi tutor?

—El director Dumbleadore decidió que el señor Lupin sería una muy buena opción —explicó McGonagall con una esplendida sonrisa mientras que Addy casi ni respiraba —. Además ya se lo comentamos a él y estuvó encantando con poder ayudarla. Por cierto desde hoy puede empezar con las asesorias. Espero ver avances en sus notas muy pronto.

Con eso Adelaide agradeció su apoyo
y salió con una falsa sonrisa del aula. Sirius fue rápido e intervinó antes de que se fuera junto al Slytherin.

—Addy, espera. Necesitamos hablar.

—No lo creo, amigo —respondió Rosier tomando a la pelirroja de la mano con posesión —. Ella y yo tenemos otras cosas que hacer.

—Esta es una conversación solo de nosotros dos —exclamó Sirius al rubio mirandolo con desprecio —. No tienes porque meterte en lo que no te incumbe idiota y más te vale que la dejes en paz.

Evan soltó una risilla molesta acercandose al pelinegro para alejarlo un poco de él con el su dedo índice.

—Escucha, cuñadito. Por si no lo sabías Adelaide es mi prometida, terminando el año escolar nos casaremos y te sugiero que empieces a tratarme como familia.

—Tú nunca serás tratado como tal, Rosier —informó con un tono de voz lleno de desprecio antes de tomar a su hermana de la mano y alejarse de él —. ¿Quieres explicarme que carajos está sucediendote? ¿Y por qué Rosier acaba de decir toda esa mierda? Está loco.

—Evan no está loco, es la verdad —respondió Adelaide con la mirada un poco decaida —. Vámos a casarnos.

—Solo escuchate, estás hablando pura estupidez —soltó Sirius tomandola de los hombros —. Eso no es posible, eres muy joven para eso. Además ni siquiera tú te la crees, ¿o si? Fueron mamá y papá los que hicieron todo eso, ¿verdad? Esos dos entrometidos creen que les perteneces...

—¡No, tú escuchame Sirius Black! Yo lo decidí, voy a casarme con él porque es lo correcto —exclamó Adelaide señalando con colera, aunque titubeaba a la hora de hablar —. Aunque no lo creas ambos nos amamos y no quiero que te metas en esto. Mamá y papá solo quieren lo mejor para nosotros, para Reggie y para mí.

—Adelaide, se que no estás contenta con esto. Lo veo en tus ojos, hermana.

—Solo hago lo que debí hacer desde el principio —fue todo lo que dijo con una sonrisa apagada antes de que Evan se la llevará tomada de la muñeca con fuerza.

Sirius se quedó a mitad del pasillo
con una expresión atónita en su rostro
al verla partir junto al Slytherin. ¿Cómo tenían sus padres tan descaro de comprometerla con alguien que no amaba y que era asi de agresivo?

Si bien sus padres controlaron toda su infancia y parte de su adolescencia para sentir que tenían todo bajo control que intervinieran y manejaran a su antojo a Adelaide cuando ya era casi una adulta no era algo que él aprobara. Le quitaron su decisión de amar a quien quería y en su lugar la compremetieron con alguien que la dañaría constantemente.

Si alguien eataría con su hermana sería un joven que realmente la amara y estuviera apoyandola constantemente en sus decisión asi como que por sobre todo la respetará por completo. Y aquel joven no podría ser alguien más que su amigo Remus Lupin, quien desde hace años hacia notar su fiel amor por ella.

Un amor puro, tierno y sincero.

Aunque si de algo estaba seguro es
que tenía que hacerla entrar en razón
y evitar que terminará mas dañada de
lo que a este punto se encontraba.


















































——— ✮✧☾✧✮ ———


























































Alrededor de las cuatro de la tarde, Adelaide tuvó que alistarse lo más rápido que pudó pues por estar en los entrenamientos de Quidditch la hora de las asesorias con el joven Lupin se le eataban pasando y no quería que a la mañana siguiente McGonagall volviera
a llamarle la atención por distraida.

Ya aseada decidió que al no tener mas clases quería ir lo mas cómoda posible.

Aunque no estaba muy contenta por tal decisión se esmeraba porque su sonrisa se mantuviera donde tenía que estar. Una vez estuvó lista tomó sus libros y se dispusó a salir de la habitación de chicas.

Al llegar a la sala común notó que no había muchas personas en general, unas cuantas estudiaban mientras que otras solo platicaban entre ellas o tal vez solo coqueteaban. Ignoró aquello y salió del lugar. Si bien pudieron estudiar en la sala común, Remus ofreció que todas las sesiones fueran en la biblioteca de tal modo no habría interrupciones.

Le tomó un par de minutos en lo que llegaba al cuarto piso dónde se ubicaba la biblioteca, pero llegó y al entrar al acojedor lugar su mente estaba en todos lados menos dónde debería estar.

Por alguna razón sentía su corazón quererse salir de su caja toracica y su respiración era irregular. Aún con eso se dirigió a las mesas cercanas a un par de estanterias dónde por supuesto estaba esperandola Remus Lupin con un libro en mano para matar el tiempo.

En cuanto notó la presencia de la pelirroja se pusó de pie algo nervioso
y le acercó una silla para que tomará asiento a un lado de la suya.

—Así que te ofreciste a darme asesorias —comentó Adelaide con cierto intéres mientras acomodaba sus libros sobre la mesa —. Muy atento y cortes de tu parte, Lupin. Sin embargo, creo que estoy bien.

—Escucha Addy, yo se que vas mal en ciertas materias por alguna razón que desconozco —empezó a decirle dandole una mirada decaida, pero sonriendole —. En realidad solo quiero ayudarte. Me preocupa ver que tus notas bajen.

—Eso no es asunto tuyo, ni de nadie...

—Antes que nada soy tu amigo y los amigos están para apoyarse.

Amigos.

Ciertamente esa palabra se sentía con demasido peso y el castaño no pudó evitar sentirse melancolico por el título que ahora mantenían los dos. Aunque se querían siempre tenía que haber algo o alguien que se intervenia en lo suyo.

Addy por su parte sintió una parte
de su corazón empezar a fracturarse. ¿Amigos? ¿Cómo podía decirlo con tal ligereza? Ella apenas y podía convivir con él sin terminar de enloquecer por los estandares impuestos sobre ella. Y aunque se negará a aceptarlo seguía amandolo y lo extrañaba demasido.

—Creo que será mejor empezar a estudiar, cada minuto vale oro —sugirió Remus con una sonrisa amable sacando un par de libros de su mochila —. Se que hay mucho por repasar, pero quisiera que intentaramos practicar el conjuro que hicimos en Transformaciones, ¿si?

—No estoy segura de poder hacerlo —explicó Addy tocando su cabello con nerviosismo —. Solo Lily pudó hacerlo, ¿cuál es la posibilidad de que me salga?

—Si no lo intentas no lo sabremos. Anda, tú puedes.

Adelaide soltó un suspiro tal vez de cansancio antes de ponerse de pie e intentar realizar aquel conjuro.

Bajo la atenta mirada de Remus Lupin empezó a mover su varita de tal manera que la forma fuera como si fuera una m minuscula o bien dos montañas juntas.

Apenas estaban aprendiendo a usar
la magia no verbal, llevaba un par de meses desde que comenzó el año escolar intentando manajearla a la perfección. Sin embargo, no era fácil para ella.

—Vámos, Addy. Te necesito concentrada.

Y eso intentó. Despejó su mente lo más que pudó y mentalizó el encantamiento en su mente mientras movía la varita y aún con eso no resulto como esperaba.

Una nube de plumas empezó a caer hasta llegar al suelo haciendola sentir miserable por su falta de coordinación.

—¿Segura que estás concentrada? —preguntó Remus divertido levantandose de su silla para acercarse a ella —. Te veo distraida y nos quedan como dos horas más antes de terminar la asesoria. ¿Quieres hacer esto o no?

Adelaide asintió y Remus se acercó un poco más posicionandose a un lado suyo sacando su varita. Ciertamente tal vez la cercanía entre ambos despertó en ella
el acelerado palpitar de su corazón una vez más.

—Primero que nada debemos estar concentrados y con la mente enfocada solo en el encantamiento —empezó a explicarle con un tono digno de una profesor mirandola a los ojos —. Luego hacemos los movimientos de la varita y finalmente en nuestra cabeza vámos a decir el conjuro. Intentalo.

Tal como le aconsejó Remus se preparó para lanzar el hechizo. Sin embargo, su mente no estaba lo suficientemente despejada para concentrarse.

—De nuevo no Adelaide, ni siquiera te estás esforzando.

—¿¡Qué no me esfuerzo!? ¡Hago lo que puedo, John! —exclamó Adelaide con furia sorprendiendolo, dejando la varita a un lado —. ¡Quiero esforzarme y tienes que estar tú aquí viendome, invadiendo mi mente como una maldita plaga! ¡Ya sal de mi cabeza y de mi corazón! ¡Solo haces que me desconcentre, carajo!

Remus dió un paso atrás atónito por las palabras y el comportamiento explosivo de la pelirroja. Aunque no podía dejar
de pensar en sus palabras. ¿Salir de su mente y de su corazón? ¿Aún pensaba en él como él lo hacia con ella? ¿Aún estaba enamorada como él lo estaba?

—¿Entonces te desconcentro en el buen sentido?

El tono con el que lo dijo y sus gestos hicieron que Addy trastabillara con algo de nervios chocando con la mesa cerca de ellos en el proceso. De pronto sintió un calor inmenso inundar sus mejillas y era hermosa sonrojada.

—Yo... no... no quise decir eso... solo... olvidalo Remus —balbuceó Adelaide bajo la mirada oscurecida del joven —. Volvamos a la practica del conjuro.

—¿Sabes algo, Addy? —comenzó a decirle con voz calmada y algo ronca acercandose a ella para acariciar su cabellera —. El color rojo es mi favorito, me recuerda a tus mejillas sonrojadas y tu hermoso cabellero rojizo....

Para ese momento Remus ya estaba acariciando con su pulgar la suave piel de la joven mientras que ella tenía sus ojos cerrados disfrutando de su toque.

No iba a negar lo desesperada que se sentía por aquel delicado toque. Nada se comparaba con él, por mas que quisiera parecerse a él jamás tendrá Rosier ni una misera parte de su corazón.

Sin embargo cuando estaba a punto de dejar un suave beso en la comisura de sus labiod carmesí ella abrió los ojos y
se apartó bruscamente por dos razones.

La primera, estaba comprometida y no se iba a arriesgar a ser descubiertos y meterse en problemas. La segunda no supó como reaccionar ante tal acto. Es decir por un momento imagino a Rosier queriendo tomarla a la fuerza de nuevo aunque claramente con Remus siempre estaba bien. Jamás la obligaría a algo así.

El rostro de Remus dejaba en claro cuán confundido y desilucionado estaba.

—Tenemos que continuar con las clases, Lupin.

Finalmente Adelaide decidida retomó
el encantamiento y agarró su varita con fuerza de la mesa. Lo haría.

Cerró sus ojos ya algo más tranquila, pensando en la sensación de calidez del toque del joven y agitó la varita en sus manos formando dos montañas juntas mientras en su mente susurraba "Avis".

Fue entonces cuando una luz azul apareció seguida de una fuerte exploción que traía consigo humo. De
la punta de la varita aparecieron una bandada de pajáros color rojo que empezaron a revolotear sobre Remus, controlados por el embrujo oppugno.

—¡Lo lograste, Addy! —exclamó Remus con una sonrisa esplendida viendo a la bandada —. ¡Sabía que lo lograrías!

De entre los libros se escuchó un "Shh, guarden silencio" y Remus se sonrojó un tanto avergonzado por sus gritos. Casi se le olvidaba que era la biblioteca.

El resto de las horas transcurrieron con tanta naturalidad. La incomodidad del principio se esfumó y todo se sintió tal como cuando eran solo dos amigos que no sabían que sentían por el otro. Remus era un excelente tutor y explicaba varios temas como si fuese un experto.

Addy no podía estar más alegre. Por fin se sintió liberada de tantas espectativas y cadenas impuestas por los demás. Con él de tutor logró comprender un par de temas que habian visto anteriomente y a los que ella no prestó atención. Así como támbien practicaron la magia no verbal, pues no era el fuerte de Adelaide Black.

Ciertamente no lo hacia tan mal.

Para cuando las asesorias terminaron, Adelaide sentía que no podía contener más sus ansias. Sentía que explotaría en cualquier momento. Sentía todo familiar y a la vez desconocido, pero ya no podía seguir soportando las cadenas de Rosier.

-Creo que eso sería todo por...

La pelirroja ni siquiera lo dejó terminar. Practicamente se abalanzó a él con unas ganas enormes de besarlo y estampó sus labios contra los de él, creando un roce exquisito mezclado con ansias y deseo.

Remus la sostuvó entre sus brazos
y sin dejar de besarla tomó su varita y lanzó un hechizo silenciador usando la magia no verbal, que afortunadamente funcionó a la perfección. No dejarían que los atraparan por ser tan ruidosos.

Comprometida o no, no pudó resistirse
a lo que llevaba reprimiendo desde hace mucho. La manera desesperada en la que lo besaba dejaba en claro lo mucho que había extrañado al castaño. Ahora si se sentía bien y tranquila recibiendo sus besos y caricias del joven.

Entre más besos había más subía la intensidad y aunque Adelaide sabía lo mal que estaba le importó una mierda tener problemas. Los problemas ya eran algo que siempre le ocurrían.

Fue entonces que la pelirroja se
separó por falta de aire. Solamente se oían las respiraciones irregulares de ambos chicos intentando asimilar lo
que acababa de pasar. Había una chispa de ilusión brillando en sus ojos.

—Cada vez que intento dejarte descubro que más te necesito —susurró Adelaide sobre sus labios intentando controlar su respiración —. Eres adictivo, Remus.

—¿Me necesitas ahora?

—En todos los sentidos posibles...

Seguido de eso la tomó con fuerza de
la cintura sentandola sobre la mesa y el castaño empezó a besar su cuello con suavidad disfrutando de su esplendido olor a vainilla tan caracteristico. Ella por su parte solo se removía ansiosa en la mesa al sentir sus besos queriendo más mientras soltaba jadeos extasiada.

De pronto los besos cesaron pues
Remus quedó sorprendido al descubrir un poco más abajo de su camisa unas manchas moradas azulaceas que no tardó en hacerse la idea de que eran.

Adelaide lo miró confundida. ¿Por qué se detuvó? ¿Ya no se sentía bien estando con ella?

—¿Qué significa esto, Adelaide?

La chica lo miró confundida y ante esto el castaño señaló los chupetones violetas y azulados en su cuello, como si alguien hubiera sido demasido brusco con ella.

—Solo son...

—¿Ese desgraciado de Rosier te hizo eso?

El silencio fue una respuesta más que obvia para Remus. Se separó al instante de ella haciendola fruncir el ceño, él por su parte daba vueltas pensativo y con la cabeza llena de pensamientos negativos.

—¿Cómo puedes dejar que te maltrate así? —soltó Remus sorprendiendola a la vez señalaba su cuello —. Debes ponerle un alto a él y a tus padres, no pueden tratarte así. No lo amas, ¿por qué sigues con él?

—Porque tengo que recobrar mi honor y ser una buena hija...

—¡Al diablo con ser una buena hija! —exclamó Remus con los ojos llorosos para acercarse a ella y tomar su rostro entre sus manos —. No tienes nada que demostrarle a nadie. Eres perfecta como eres, no necesitas la aprobación de dos personas que te maltratan y denigran cada vez que haces algo. Si te quisieran te dejaran ser feliz, Addy. Deja eso y por favor vuelve. Se que no quieres tener el futuro que han planeado para ti.

—Es complicado Remus —musitó Adelaide apartando la vista de sus ojos algo avergonzada —. No es tán fácil y podría tener serios problemas...

—¿Cuando dejarás de querer ser lo
que tus padres quieren? —exclamó el castaño pasando sus manos por su cabello con frustracción —. Si no fuera por tus padres no estarías con ese idiota, Adelaide literalmente te está dañando. ¡Solo miráte esas marcas! La otra vez te estaba tocando a la fuerza...

—Tal vez tú lo malinterpretaste.

—¿Es en serio que estás justificando
su comportamiento? —soltó Remus con una risa llena de irónia —. Solo eso me faltaba. Tú defendiendolo.

—No es tu asunto, Remus...

—Solo te quiero ayudar, Adelaide —musitó el chico con un tono dulce antes de tomarla de las manos —. Todos estamos muy preocupados por ti, no queremos que hagas algo de lo pronto
te vayas a arrepentir. Nosotros siempre vamos a apoyarte, pero esto no es lo que queremos para ti. Vuelve, por favor.

Adelaide se inclinó un poco para dejar un suave beso en la comisura de sus labios que fue correspondido al instante antes de tomar sus cosas e irse del lugar con la mente repleta de pensamientos que empezaban a abrirle los ojos.


























































































































——— ✮✧☾✧✮ ———



















Después de las asesorías Adelaide se dirigió a la torre de Gryffindor donde fue interceptada rápidamente por Evan. Ya estaba anocheciendo y sería mejor que regresará a la sala común de su casa, pero el rubio estuvó insistiendo tanto en que fuera con él que no tuvó de otra.

En el trayecto a las mazmorras se encontró en la planta baja a tres de los merodeadores que reían de algo, ella al instante pensó de que podría tratarse. Una broma, si o si. Las sonrisas en sus rostros se borraron completamente al ver a su pelirroja ir con Rosier.

—Addy, deberías ir a la torre de Gryffindor pronto anochecera —propusó James deteniendose un momento para llamarle la atención —. No querras tener problemas con McGonagall, ¿verdad?

Adelaide titubeó algo nerviosa sin saber que decir así que después de una mirada del rubio supó que debía decirles.

—Veré a mi hermano menor, ¿es mucho pedir?

La manera tan golpeada y grosera
en que se dirigió a ellos los hizó fruncir el ceño. Con cada día que la pelirroja pasaba con aquel chico se volvía incluso más irreconocible.

—Los únicos que se iran serán ustedes o los acusaré con la profesora McGonagall —comentó Evan con altaneria, haciendo que sus miradas brillaran colericas —. Y por favor ya dejen de meterse en la vida de mi Addy. No es asunto suyo. Adiosito.

Y después de decir eso la palirroja y
el rubio retomaron su camino a la sala común de Slytherin en las mazmorras dejando a los tres Gryffindors confusos y reventando de ira. Sirius no podía creer que su hermana se dejará manipular por aquel joven de tan manera.

Al llegar lo primero que Adelaide notó fue lo frío y oscuro que era aquel lugar. Había varios estudiantes estudiando en las mesas y sofas mientras que otros por su parte como ya era costumbre solo se la pasaban coqueteando o fastidiando.

Regulus estaba en el centro de la sala hablando con sus amigos más cercanos y un par de chicas, que parecían más que emocionada por lo que Reggie hablaba sobre Quidditch. Parecía que ser uno de los miembros importantes del equipo
y tener una excelente posición lo hacía como un imán para atraer chicas.

Después de todo Regulus Black era un talentoso jugador de Quidditch y ni hablar del trabajo esplendido que hacia como buscador de Slytherin.

—¡Addy, viniste! —exclamó Regulus acercandose a ella con una sonrisa para después envolverla en sus brazos —. Me alegra que estés aquí conmigo.

Adelaide solo sonrió timida separandose un poco de él.

—Si, ella y yo tenemos unos pendientes que arreglar —interrumpió Evan Rosier con una sonrisa falsa apartandola de él —. Si nos disculpas estaremos arriba y no quiero que nos interrumpa nadie.

Ambos subieron a la habitación de los chicos y una vez ahí el rubio corrió a el resto de chicos que se encontraban por allí no sin antes observar a detalle a la hermosa pelirroja que llevaba con él y otros cureosaban su uniforme rojo.

—Comparte, rubio.

—¡Consiguete la tuya, idiota!

Mientras tanto Addy no les prestó tanta atención y empezó a husmear el lugar en su totalidad. Todo estaba donde debía de estar y la vista era algo monotoma, ni siquiera podían verse las torres como en las habitaciones de Gryffindor.

Fue entonces cuando al ver que estaba suficientemente entretenida con las ventanas Evan se acercó por detrás de ella y enroscó sus manos en su cintura, cosa que la hizó sobresaltarse y girarse un tanto asustada.

—¿Por qué tan asustada, pelirroja?

—¿Si sabes que usar ese tono estúpido no me hara caer en tus jueguitos tontos? —comentó ella sonriendole falsamente mientras intentaba alejar sus manos de ella —. Ahora sueltame que quiero irme a la sala común de Gryffindor.

—¿Irte? ¿Qué dices, mon amour? —cuestionó Rosier con diversión haciendo que ella frunciera el ceño molesta —. Te traje para que te quedaras esta noche conmigo. ¿Acaso no te gustar conmigo?

Ciertamente no.

Evan la tomó del brazo luego de que
no dijo nada y la guió a su cama. Ambos se recostaron en la cama, ella estaba sobre su pecho y él se encargó de taparla con una manta.

—Esta vez no quiero pelear, ¿okey? —musitó el rubio mirandola a los ojos con sinceridad —. Solo quiero tenerte por esta noche, tener a mi prometida... Addy aunque no lo creas te amo y quiero que seas feliz a mi lado, ¿comprendes?

¡Jodete, maldito bipolar de mierda!

—¿Primero me maltratas y luego quieres que te ame? Estás loco.

Estaba a punto de levantarse e irse,
pero él la obligó a que volviera a su lado y lo escuchará con atención.

—Lamento todo eso, ¿okey? Tal vez solo quiero que estes conmigo —explicó él en voz baja tomando su rostro con sutileza —. No quisiera que nadie nos separará.

Este tipo está loco.

Unos segundos después se incorporó
un poco hasta tener su rostro más cerca y se acercó lentamente hasta rozar sus labios contra los suyos. Ella se paralizó tal vez por la delicadeza con la que lo hacía y sin saber que rayos le sucedía  correspondió con la misma delicadeza.

¿Qué mosca le picó? Ni idea, pero que le siga picando.

Era como si hubiera sacado otra versión de Evan Rosier que tuviera muchas de las cualidades que Addy necesitaba.

Evan empezó a repartir besos suaves cerca de su oreja y cuello causandole cosquillas. Mientras lo hacia una de sus manos inquietas se encargaba de quitar su camisa de botones para después ir explorando su estómago al descubierto.

Con cada caricia los suspiros de
la pelirroja se hacían cada vez más pesados y se removía inquieta.

Los besos fueron subiendo a tal nivel que pronto necesitaban tocar y llegó a tal extremo que en algún punto la ropa empezó a sobrar. Una vez más Adelaide era victima de la manipulación de Evan Rosier. Sin embargo, esta vez Addy no se negó a nada por el simple hecho de que no hubo necesidad de forzarse. Esta vez se sintió delicado y menos rudo.

¿Qué demonios estoy haciendo? Esto está mal y lo sabes.

Adelaide solo esperaba poder salir en una pieza pronto de la manipulación de Rosier y falsas promesar de cambiar, asi como de la maipulación de sus padres.









































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SEGUNDO CAPÍTULO PUBLICADO


Holi pupis, volvip. Traje otro
capitulo mas que ciertamente esta un poquito largo pero espero y asi les guste. Me quedan unos cuantos días antes de volver a la prepa y tengo que aprovechar mientras puedo.

¿Qué opinan del capítulo? Yo
estaba muriendome con la tensión entre estos dos y odiando la terquedad de Addy a mandar a volar a sus padres abusivos con todo y Evan. Por cierto si no lo han notado el caracter de Evan lo asocio con algún tipo de transtorno o bien con la manipulación. Solo quiero que sepan que la manera en que la trata y la manipula para satisfacerse a si mismo en todos los sentidos no está bien. Menos si ella no quiere 😭

Espero ver sus comentarios y
apoyo mediante votitos. Pueden agregar el fic a sus listas de lectura o seguirme aquí para que sepan cada que actualizo. Mis otras redes estan en mi bio, casi siempre ando activa en tiktok subiendo cositas asi que ya saben. Lxs amodoroo, cuidense <3

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