Capítulo cuarenta y dos. (final)

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“Una vez más, caíste y te atrapé.
Nunca te dejaré ir de nuevo” - Until I found you (Stephen Sanchez).

.

YoonGi se removió en su lugar, abriendo los ojos para solo encontrar oscuridad. Se frotó las manos entre sí, comenzaba a sentir frío. ¿Cuánto tiempo había dormido? Le dolía la espalda, incluso el trasero y las piernas.

Por un momento, su mente le jugó la mala pasada de creer que se encontraba en su habitación y que Jimin entraría en cualquier momento por la puerta para acurrucarse a su lado y dormir abrazados. Pero en realidad eso no pasó, y en cambio, quien entró por aquella puerta, fue Jisoo.

—¡Mira la delicia que he cocinado!—exclamó mientras encendía la luz.

El omega se cubrió los ojos con un brazo puesto que la claridad le encandilaba. La  cazuela en la bandeja húmeda y de hecho tenía aroma delicioso, pero YoonGi no tenía hambre. No quería comer, solo porque no confiaba en ella, ¿y si tenía veneno? ¿Algún medicamento que perjudicara a sus hijas?

Después de todo, Jisoo sabía que no llevaban su sangre directa. Era lógico que quisiera desacerse de ellas.

—Si—suspiró—, huele... Bien. Pero no tengo hambre.

La alfa se sentó frente al menor, aunque a una distancia prudente: si el intentaba hacerle algo, el collar de ahorque cumpliría su función.

—Debes comer. ¿No piensas en el cachorro?—bufó—. ¡No es mío y me estoy preocupando más que tú!

En parte, ella tenía razón. Pero no podía confiar en nada que antes hubiera sido manipulado por sus manos.

—Jisoo, ya basta—suspiró.

Estaba agotado. De oírla, de verla.

—Bien, come cuando se te de la gana—suspiró, empujando de mala gana la bandeja para alejarla un poco hacia la izquierda—. ¿De cuántas semanas estás, omega? Tu panza es gigante.

YoonGi frunció el ceño, ¿cómo se atrevía a hacer aquella pregunta de manera tan natural? Definitivamente ella estaba demente.

—No—movió la cabeza de un lado al otro, soltando una risita preso de los nervios—, no hablaré de eso contigo.

—¡Oh, vamos!—se quejó, moviendo las manos para acompañar sus palabras—. Solo quiero saber, ¿que podría hacer con esa información? No seas tonto.

YoonGi volvió a negar con la cabeza, quejándose de dolor cuando sin querer se movió de más y el collar apretó la piel de su cuello.

—¿Por qué me haces todo esto?, ¿por qué tú tienes que comportarte así?

—Nos amamos, por eso lo hago. Solo que tú... Bueno, estás un poco confundido. ¡Pero ahora te tengo conmigo!

YoonGi cerró los ojos cuando la mujer puso una mano sobre su rodilla, se recostó en busca de huir de su toque de aquella manera. Quería vomitar, pero ya no quedaba nada en su estómago. También quiso llorar, ¿pero acaso quedaba alguna lágrima que no hubiera abandonado su cuerpo ya?.

La mano en su pierna comenzó a ir más allá, la alfa curiosa no soportaba la lejanía y cegada por su ambición enfermiza, quería ir más allá sin importar qué.

—Por favor, no. No, alfa, no lo hagas—suplicó, retorciéndose en la manta mientras ella subía la mano cada vez más, llegando a sus muslos.

Yoongi se movía tanto, negándose, que despertó el enojo en la mujer y "la obligó a rasguñar fuertemente la estirada piel blanquecina de su panza. Quería que se quedara quieto de una buena vez.

Las marcas rojizas adornaban al omega en la parte más sensible de su cuerpo en el estado en el que se encontraba, y más allá del casi nulo dolor que le provocaba, YoonGi temblaba del miedo.

Jisoo no tuvo ni una sola pizca de piedad por el menor desde el momento que había forcejeando con el en el estacionamiento del supermercado, estaba cegada por los celos. Cuando eran novios, YoonGi alguna vez había bromeado con tener hijos. Ahora los tendría, ¿pero por qué ella no podía ser quien se los daba?

Maldecía al destino y a su poca suerte.

Las piernas del omega temblaron cuando sintió un liquido caliente escurrirse entre sus piernas, apretó los ojos con fuerza, deseando morir en ese momento. Aún si era egoísta de su parte por sus hijas, no soportaba más la tortura que estaba viviendo.

—Siempre has sido hermoso a mis ojos, pero hoy me das asco, ¡¿cómo un adulto podría mojar sus pantalones?!—chasqueó la lengua, negando con la cabeza.

YoonGi lloró más fuerte aún, quería gritarle que todo era su culpa. Pero no tenía la fuerza suficiente siquiera para eso. Lo habían humillado muchas veces cuando era niño y adolescente, pero nunca a tal enfermizo punto.

—A-alfa, por favor—rogó, casi cayendo en un delirio, imaginando que él podía oírle si lo llamaba en voz alta.

—¿Qué deseas, omega?—respondió, repentinamente complacida creyendo que aquello iba dirijido a ella.

—Ven a m-mí, alfa, por fa-favor—susurró entre pequeños quejidos que salían desde lo más profundo de su garganta, sintiendose tan cansado como para comenzar a tener sueño—. Ven conmigo...

Jisoo lo observó, frunciendo el ceño conforme los minutos pasaban. El omega parecía haberse quedado dormido de repente, respiraba con calma con su cuerpo sufriendo algunos espasmos.

La puerta a sus espaldas dio un golpe seco contra la pared, desconcertandola por completo cuando se volteó a ver.

—¡¿Qué mierda?!

Un lobo. ¿Qué hacia un animal así en la casa?, y además, ¿de dónde venía o por qué?.

El animal caminó lentamente hacia la mujer que le observaba con asombro mientras ella se movía con rapidez hacia una esquina de la habitación.

Jimin se acercó hasta el omega pero sin dejar de prestarle atención a su objetivo con la agudeza de sus oidos, viendo al chico en el suelo atado por los pies, aparentemente dormido, con el collar de ahorque lastimandole el cuello. Su vientre se movió y por instinto, el lobo lamió la piel rojiza que antes había sido maltratada por aquella mujer.

Jisoo no tardó en comprender que esa bestia imponente era su propia creación, sangre de su sangre. Y claro, que estaba jodida si no lograba escapar.

Creyéndose sigilosa, intentó moverse hacia el frente donde la puerta de salida estaba abierta de par en par, pero había subestimado a su hijo.

Bueno, desde siempre lo hizo.

Un gruñido que retumbó en toda la vivienda y lastimó los oidos de la mujer la obligó a quedarse inmóvil en medio de la habitación. Aturdida, no escuchó llegar a aquellos que le observaban ahora desde la puerta, pero no se sorprendió de verlos allí.

—No sabes defenderte solo, ¿cierto?—tuvo el tupé de comentar con ironía, cómo si aquello le salvara de algo.

El lobo dió un salto que la derribó al suelo, provocando que su cabeza golpeara con fuerza en el duro suelo. La sangre caliente escurría por su frente y podía sentir los dientes en su hombro rasgando su piel, pero aún así, ella se rió. Era gracioso, ¿verdad? Las grandes patas del animal presionaban su espalda y podía sentir el aliento caliente en la carne viva y sangrante, pero estaba segura de que Jimin no haría nada más.

—¡Vamos, Jimin!—sonrió, volteando un poco la cabeza para observar los ojos rojos de su hijo—. Ya déjame ir, prometo desaparecer de tu vida si me sueltas ahora, ¿si?.

El lobo la soltó y de inmediato se apartó lejos de su cuerpo, haciendole creer que una vez más podría salirse con la suya. Jisoo se puso de pie rápidamente, ignorando por completo el dolor y la sangre escurriendo de ambas heridas, comenzó a caminar hacia la salida sin prestar demasiada atención a las personas junto a la puerta.

—Qué decepción—murmuró en cuanto ella pasó por su lado, sujetando con los brazos hacia atrás al cachorro que había insistido en ir con ellos también para protegerle de alguna manera.

—Oh, tú... Maldito traidor—sonrió. Él era al único que consideraba un amigo, pero siempre había estado en el bando contrario.

Continuó caminando hasta el living de la casa, esperanzada en poder huir y encontrar otro refugio, como la escoria que era.

—Señora Kim, ponga las manos donde las vea—demandó con voz firme un oficial, ingresando a la casa con una pistola apuntandole a la cabeza.

La mujer tembló, sintiendo por primera vez miedo de verdad.

—¿Q-qué? No, oficial, ¡e-esto es un malentendido!

—Ponga las manos en alto, y de rodillas—volvio a pedir.

La alfa no tuvo otra opción que hacer lo que le pedían, y en cuento sus rodillas tocaron el suelo, un oficial que no había notado la tomó con fuerza por los brazos para colocarle unas frías esposas en las muñecas.

» —Queda arrestada por secuestro y maltrato agravados por el vínculo, abuso de poder, extorsión,  así como también se suman cargos por violencia laboral.

Oh, de verdad estaba jodida.

YoonGi despertó de golpe, pero extrañamente no era miedo aquello que sentía. Por primera vez desde que abría los ojos en ese espantoso lugar, la claridad del sol ingresaba por la ventana y el ambiente olía a pino.

Se sentó con cuidado notando que llevaba puesto su pijama favorito, de color blanco con manchas negras. Sus pies no tenían ataduras que le cortaban la piel, la cadena que lo sujetaba como a un perro tampoco estaba allí, y el colchón bajo su cuerpo lucía sábanas limpias.

—Pareces una vaca—comentó una voz desde la puerta, sobresaltando al chico—, y ese perro tonto es como un pastor belga, aunque supongo que en la vida real él querría comerse a la vaca.

YoonGi no entendió qué diablos hacía Taehyung ahí parado, pero mucho menos, que hacia un... ¿lobo?, dormido en sus piernas.

Su cerebro no podía procesar la nueva información con tanta rapidez después de lo traumáticas que habían sido las horas anteriores. Sin embargo, su lobo omega le hizo saber de alguna forma que aquel que dormía tranquilo era nada más ni nada menos que Jimin.

—¿Cómo es posible que sea un lobo?

—Lo hizo para cuidarte, pero ahora no hablemos de eso—suspiró, acercándose a su amigo para poder tocar su rostro que lucia cansado—, ¿cómo te sientes?. Quiero pedirte disculpas en nombre de Jungkook, Soobin y Jennie; el pequeño cachorro se encargó de limpiar la habitación por completo mientras Kook y mí hermana limpiaron tu cuerpo con paños de agua tibia para cambiar tu ropa. Están los dos muy avergonzados por tocar tu cuerpo sin permiso, pero no podíamos dejarte en esas condiciones.

YoonGi asintió, sonriendo un poco. Le llenaba el corazón de alegría saber que, aunque Taehyung podía ayudar, prefirió que fuera trabajo de los omegas por el respeto que le tenía.

»— Por cierto, deberías visitar al médico por un chequeo una vez salgas de aquí.

—No quiero—se apresuró a decir, aflojando su semblante segundos despues—, ustedes... ¿cómo llegaron aquí?

YoonGi no lucía emocionado con la presencia de su amigo, y eso no significaba que le desagradaba. En realidad, quería levantarse y estrecharlo en un fuerte abrazo, pero no contaba con la energía.

Taehyung lo entendía, en su lugar, el estaría de la misma manera, por lo que entre todos habían decidido darle espacio tanto al omega como al alfa un par de días hasta que ellos quisieran verlos.

—Jimin nos llamó desesperado y no dudamos en venir todos—sonrió, dándole una suave caricia en el cabello antes de apartarse hacia atrás. Él no quería tocarlo demasiado puesto que aún se encontraba sensible—. Ahora todo se acabó de verdad, omega.

—Solo quiero irme a casa con Jimin, Tae—suspiró, mirando al lobo dormido en sus piernas—. ¿Sabes cuándo va a volver?

—Bueno, ahora está dormido, casi te diría que desmayado, porque sabe que estás bien. Cuando los humanos toman forma de lobo y cumplen su objetivo, quedan asi como él por la energía usada, pero eso significa que pronto tendrás al rubio tonto otra vez. ¿Quieres que los deje solos?

—Si, yo... ¿Puedes hacernos algo de comer?.

Taehyung asintió, sonriendo una última vez, y se retiró dejando la puerta abierta hasta la mitad. YoonGi le agradeció mentalmente que no la cerrara o se sentiría muy incómodo.

Tras llenar sus pulmones de aire, estiró una mano temblorosa pasa acariciar la cabeza del animal. Su pelaje era muy suave, sedoso, y por alguna razón, sus orejas le llamaban a jugar con ellas. Por un momento YoonGi olvidó todo lo ocurrido, y luciendo como un niño al que le han regalado un perro, se quedó jugando con él y sus orejas mientras les hablaba a sus hijas de que su padre ahora era un lobo enorme.

Cuando el animal abrió los ojos, YoonGi se detuvo, temeroso de que reaccionara mal. De ser así, él lo entendería: no es gracioso que alguien use tus orejas y las ponga al revés solo porque sí. Sin embargo, el lobo lamió la mejilla del humano.

—Alfa cochino—se quejó, empujándolo suavemente.

YoonGi vio como el lobo salía corriendo, quedando un poco desconcertado. ¿Acaso se había ofendido solo por eso?

Pocos minutos más tarde, Jimin apareció por la puerta en su forma humana envuelto en una manta y cargando lo que parecía ser ropa. El rostro de YoonGi se iluminó, recibiéndolo con un abrazo.

—No sabes cuánto te extrañé, omega—susurró en el cuello contrario, mojando el pijama del mayor con sus lagrimas—. El miedo que sentí es inexplicable, de solo pensar en que los perdía yo...

—Oye, escúchame—YoonGi tomó el rostro de Jimin con sus manos y besó su nariz—, ahora estás con nosotros y estamos bien. No pienses más en eso, ¿si? Ya pasó, alfa.

Jimin asintió, sin poder resistirse a probar después de tanto los labios del omega. El sabor salado de aquel beso lo hacía único y memorable, porque en esas lágrimas que de YoonGi también brotaban estaba la prueba de que, tras el sufrimiento, se amaban incondicionalmente.

Sorry la tardanza, pero escribía y borraba porque no me convencía nada 😣

Espero les guste. La próxima parte ya es el epílogo, no estoy soportando 😭

© Yoonniexjiminie5

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