𝟬𝟭. 𝗼𝗿

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Es hora de jugar y tentar
al mismo satanás




































































— Oh mierda ....

— Oh mierda — repitió el rubio frente a ella — ¿Sabes lo que significa?

— Iremos a El Solsticio — murmuró la bailarina — Vamos a casa.

Timothee asintió con una mueca. La ciudad capital de Ancage era un paisaje lleno de color y vida que parecia nunca descansar por las hermosas vivencia, pero en las zonas más pobres llegaban a ocurrir actos inmorales y realmente vientos que le hacían honor al viejo nombre del imperio que se perdió con el viento, el imperio de la sangre.

Y fue en una de las zonas pobres del imperio de las penumbras que Timothee y su padre encontraron a Brenna. Joven, ingenua y vulnerable que se dejaba manejar como muñeca para satisfacer a los bastardos que visitaban el putrido burdel donde nació.

— Si es un mal recuerdo para ti, no iremos — dijo el moreno preocupado por aquella chica frágil que consideraba su hermana menor desde hace siete años.

— Tenenos que ir — afirmó ella con una sonrisa que confundió a su amigo — Tu nunca estuviste en una celebrando de vida de la familia real, verdad?

El moreno nego — No, y no se que tiene de importante.

— Es algo único en el mundo — exclamó ella echándose para atrás en los cojines que llenaban la parte trasera de la carreta — Es como una hermosa y colorida flor nacida de la esperanza y la adversidad que se alimenta de los recuerdos más hermosos.

— Suena hermoso aunque algo aterrador, no se por que.

— Y es muy lucrativo — dijo la rubia — Vendrán personas de todos los imperios y reinos a presentar sus respetos a la familia Falaxe. ¡Clientes a montones!

— No creó que la realeza y la alta cuna se interesen en los remedios caseros de mi padre — dijo el con una mueca — Pero, me gusta la idea de divertirnos. Ya viajamos por meses.

— Y no hemos tomado un descanso decente desde que dejamos Isihra — Brenna hizo un puchero.

El moreno sonrió y acaricio dulcemente la cabellera de la joven — Iremos a Ancage entonces.

Los dos jóvenes se miraron emocionados por su nuevo destino, aquel lugar que hace años no visitaban y que en un principio fue el lugar que vio nacer varios malos recuerdos.

— ¿Ya llegamos?

— Por quinta vez, no.

— Oh — murmuró ella — ¿Puedo dormir? Tengo sueño.

— Dormiste casi tres días — se quejo el rubio antes de suspirar por el susurro de la joven "La carreta es incomoda aveces" — Bien anda, antes de que me arrepienta.

Con una sonrisa risueña y feliz, Brenna se hacerco a darle un beso en la mejilla antes de, literalmente, lanzarse de lleno a la parte trasera de la carreta siendo amortiguada por las múltiples almohadas y mantas.

— Ten cuidado — pidió Timothee dándole un vistazo.

— Siempre lo tengo — a pesar de no ser vista por el rubio Brenna guiño el ojo y se acomodo para dormir — Oye Timothee.

— Mande.

— Lo lamento — la vista de Brenna empezó a nublarse por las posibles lágrimas y se reprimió mentalmente por ser tan sensible — Por la deuda.

— ¿Cuantas veces te vas a disculpar por eso? — respondió el — Ya quedó en el pasado, olvídalo.

Brenna no podría olvídalo jamás,  y aunque dijera lo contrario el tampoco podría olvidar. Una de las primeras cosas que la rubia aprendió fue simple y directa, solo vales lo que la gente pague por ti. Y su vida había llegado a valer una gran deuda que el padre de Timothee pagó hasta su último día, aquella que según ella, lo llevó a la tumba.

— ¿Sabes? Mi mamá decía que los príncipes son crueles y te abandonan a la primera oportunidad — le contó ella cerrando los ojos pata dormir.

— Pues que bueno que estoy lejos de ser un príncipe — respondió el moreno con una pequeña risa — Nunca te dejaré sola Brey. Duerme, estamos a un día de viaje aún.

Esa fue una promesa, que lamentablemente no se pudo cumplir.

Palacios, castillos, telas preciosas, bailes elegantes y joyas hermosas. Un sueño lejano que fue destruido mucho antes de hecha raíz en su mente, todo gracias a su propia progenitora.

El burdel era un lugar extraño, lúgubre en colores y algo mediocre en condiciones pero excepcional por una cosa, y eso era las damas. Entre ellas la más hermosa esa Helena, con la belleza de un hada y los pasos de un cisne la mujer era considerada la más hermosa de El Solsticio, cosa que no pasó desapercibida por los nobles más acaudalados.

Y claro que George Haffton no dejó pasar esa oportunidad.

Noche tras noche, semana tras semana, Helena pasó de cama en cama como una muñeca de adorno que solo daba placer. Los sonidos obscenos, las groserías susurradas en su oído y el maltrato de sus clientes se volvió más rutinario de lo que le hubiera gustado. Un ángel pareció llegar a salvarla, era dulce, amable, guapo, gentil y le hizo las típicas promesas del cielo y la tierra que se tragón sin chistar, solo por que necesitaba un consuelo.

¿Y todo para que?

Al final, todos los hombres ricos que pagaron una fortuna por un pedaso de ella, incluyendo a su ángel, salieron despavoridos cuando superon que el hada de la cada de Haffton estaba esperando un bebé de solo Zaryax sabía quien.

Una hermosa niña con cabellos de oro nació al medio día con el sol en lo alto y para esa misma noche con la compañía de la luna Helena había sido lanzada a bailar en el escenario una vez más sin la posibilidad de ver a su bebé.

Brenna, la llamo igual a su madre, quién se marchó con su dios antes de tiempo debido a la enfermedad.

Fue una buena madre el tiempo que se le concedió ese milagro, antes de que su propia vida empezará a extinguirse. Algunas del burdel pensaron que tal vez la niña estaba robando la vitalidad de su madre, a lo que ella las tacho de locas.

Haffton no estaba feliz. Un cuchillo y alcohol fueron suficientes para que aquel hombre intentará el peor crimen de todos, fallando en el intento y arrebatando el alma de su hada en lugar de la de aquella pequeña carga de solos siete años.

Nadie lloro más que la niña. Su madre se fue y el hombre malo de la casa la puso a bailar semidesnuda en las noches para más hombres malos con tal de que pagará su propia comida.

El alma de Helena se fue dando un ruego al cielo, que su pobre hija no fuera a dar con un príncipe miserable, egoísta y manipulador como hizo ella.

Ojalá los dioses la unieran escuchado.














































































Perdón por la tardanza....

Hice pastel 👉👈

Salio del asco pero es pastel

La pinche foto se volteo

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