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Horas más tarde

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El pelinegro se encontraba frente a Sunghoon, observando cómo coqueteaba con un chico. De vez en cuando, el castaño le daba algunas miradas, lo que hacía que Jake se frustrara un poco más.

—Jake, vamos a tomarnos una foto todos juntos. —dijo Riki, agarrándolo de la muñeca para levantarlo del sofá.

—Paso. —negó el pelinegro.

—Vamos, es una foto para el recuerdo. —insistió Riki. —¡Chicos, una foto!

Jake a duras penas se levantó del sofá, sintiéndose algo mareado. Sus ojos se posaron en el rostro de Sunghoon, quien ladeó la cabeza al notar que lo miraba. Se acercó lentamente hacia él y carraspeó, esperando a que todos se reunieran alrededor de Sunghoon.

—¡Yo tomaré la foto! —dijo Sunoo, levantando el teléfono. —Ugh, péguense más.

Jake se acercó un poco, rozando las piernas de Sunghoon, quien aún se encontraba sentado, y trató de poner una buena cara.

—¡Jake, no te ves! —dijo Heeseung, apoyándose encima de Riki.

Jake maldijo en voz baja y se empinó sobre sus dedos para salir en la foto, pero perdió el equilibrio y cayó sentado en las piernas del castaño. Sunghoon no dudó en aprovechar el momento y llevó sus manos a las caderas de Jake.

—¡Uno, dos...! ¡Tres! —y Sunoo tomó la foto, captando el semblante avergonzado de Jake. —¡Perfecto! —se giró para mirar a sus amigos e hizo una mueca al ver a Jake sentado en el regazo de Sunghoon. —Uh...

Jake trató de levantarse, pero Sunghoon lo impidió, aferrando las caderas del pelinegro a su regazo. Antes de que Jake pudiera refutar algo, todo se oscureció; alguien había apagado las luces.

—Pero... ¿qué...? —se quejó Jake, tratando de levantarse, pero sintió la respiración agitada de Sunghoon en su nuca, lo que hizo que su cuerpo se estremeciera.

—Unos minutos, solo te pido eso... —dijo con voz pesada el castaño, subiendo las manos desde la cadera del pelinegro por su cuerpo.

La oscuridad envolvía a ambos mientras los murmullos de los demás se escuchaban en el fondo. Sunghoon, aprovechando la penumbra, deslizó sus manos por debajo de la camisa de Jake, acariciando suavemente su piel. Jake sentía un calor creciente que lo dejaba sin aliento, y sus dedos temblaban ligeramente mientras se aferraba a sus muslos.

—La luz... —se quejó Riki en la distancia, encendiendo la luz de su teléfono, pero este cayó al suelo, iluminando brevemente la escena antes de apagarse nuevamente.

Jake soltó un quejido ante las caricias de Sunghoon, su cuerpo reaccionando de manera instintiva a cada toque.

—No..., Sunghoon... —jadeó bajito, su voz apenas audible en la oscuridad.

Sunghoon sonrió, sintiendo el poder que tenía sobre este. Con sus manos firmes, exploró cada rincón del torso de Jake, provocándole escalofríos. El pelinegro se mordió el labio inferior, tratando de contener los sonidos que amenazaban con escaparse de su garganta, mientras sentía como las caderas de este se movía en círculos lentamente debajo de él.

Justo cuando la tensión alcanzaba su punto máximo, las luces se encendieron de golpe, devolviendo la claridad a la sala. Jake se levantó apresuradamente del regazo de Sunghoon, su rostro encendido de vergüenza mientras trataba de recomponerse. El castaño, con una expresión mezcla de satisfacción y deseo, se levantó del sofá y se dirigió rápidamente hacia las escaleras, siguiendo a Jake.

Con el corazón retumbando en su pecho, buscó con la mirada al pelinegro y encontró la puerta semiabierta de su habitación. Caminó hacia ella e ingresó, cerrando la puerta detrás de él. Jake, quien se encontraba ahí dentro, se giró enojado y caminó hacia él.

—¡¿Qué carajos te pasa?! —le gritó. —Cualquiera pudo vernos allá afue...

Inmediatamente, los labios de Sunghoon chocaron con los de Jake en un hambriento beso que dejó al pelinegro sin aliento. Torpemente, Sunghoon empujó al pelinegro contra la puerta de la habitación, aferrándolo a su cuerpo y se separó de sus labios para tomar un poco de aire.

—¿Puedes callarte un maldito segundo, sí? —le pidió. —Quiero tenerte así.

No le dio tiempo al pelinegro de refutar, pues volvió a unir sus labios con los de él hasta que Jake se dejó llevar. Posó sus manos en las caderas de Sunghoon y las apretó, sintiendo las ansias recorrer todo su cuerpo. Jake se aferró a la camisa de Sunghoon, sintiendo cómo su corazón golpeaba fuertemente sus costillas y una ola de calor lo envolvía.

Las manos de Sunghoon se metieron debajo de la camisa del pelinegro, robándole un suspiro. Jake dejó caer la cabeza hacia atrás, soltando un jadeo mientras Sunghoon continuaba sus besos desde su mandíbula hacia su cuello. El pelinegro se mordió el labio inferior, ahogando un gemido al sentir los dientes del castaño moderando suavemente, provocando que todo su vello corporal se erizara.

Sunghoon pegó las caderas de Jake a las suyas y, con un vaivén de movimientos, se creó una fricción que ambos no dudaron en disfrutar. Jadeos salían de sus labios mientras el calor se apoderaba de sus cuerpos gracias a la sensación.

—Parece que alguien también me extrañó... —susurró Sunghoon en los labios de Jake, para luego sonreír con malicia.

—Cállate. —con un movimiento rápido, Jake logró arrinconar a Sunghoon contra la puerta y acercó sus labios para continuar besándolo. Atrevidamente, llevó sus manos hacia los pantalones del castaño para desabrocharlos.

Sunghoon agarró el mentón de Jake, dejó de besarlo para mirarlo y pasó su pulgar entre los labios hinchados y rojizos del pelinegro, quien respiraba entrecortadamente mientras continuaba su trabajo.

El castaño soltó un jadeo cuando sintió la mano de Jake acariciando lentamente su pelvis para luego bajar entre su regazo.

—Joder... —murmuró el castaño.

—¿Crees que es bonito fastidiar a una persona y dejarla con las ganas, Sunghoon? —una sonrisa maliciosa se asomó en los labios del pelinegro al observar cómo el semblante de Sunghoon se transformaba en uno agitado y sonrojado.

La mano de Sunghoon no se apartó del rostro de Jake, así que pasó dos dedos en los labios del pelinegro y este no dudó en abrir su boca para meterlos y chupar un poco.

Ante tan gloriosa escena, Sunghoon apartó la mano del pelinegro de su pantalón, lo agarró por la muñeca y tiró de él hacia la cama. Una vez acostado, se acomodó entre sus piernas y abrió los botones de la camisa de Jake lentamente, mientras depositaba besos por su cuello. Iba bajando lentamente mientras besaba su clavícula y llegaba a su pecho.

Jake arqueó la espalda ante la sensación y se mordió el labio inferior. Sunghoon acercó sus manos a las caderas del pelinegro para mantenerlo en su sitio, mientras pasaba sus besos por su abdomen, llegando casi a su pelvis.

—Uhm, Hoon... —jadeó el pelinegro con la voz entrecortada.

Al escucharlo así, Sunghoon se animó a seguir. Pasó su lengua desde el ombligo hasta la pelvis del pelinegro, provocándole un escalofrío. Su cuerpo se tensó y su corazón latía más rápido de lo normal. Sunghoon se apresuró a desabrochar los pantalones del pelinegro, abriéndose paso entre sus piernas mientras se acomodaba para acercarlo más a su cuerpo.

—Hoon, por favor... —Jake acercó sus manos a los cabellos del castaño y enredó sus dedos lentamente, dándole un pequeño empujón hacia abajo.

—¿Tanto me extrañaste, lindo? —susurró, subiendo sus besos por el abdomen del pelinegro, desesperándolo.

—No tienes idea... —respondió Jake, sumergido en sus pensamientos.

Sunghoon se deshizo de su camisa, dejando a la vista un collar plateado colgante. Jake no tardó en aferrarse a este y tiró hacia abajo, acercando el rostro del castaño al suyo.

—¿Me vas a tener rogándote toda la noche o vas a hacer algo? ¿Uh? —susurró Jake en sus labios.

Sunghoon soltó una risita y lo besó.

—No has cambiado nada... —dijo entre besos. —Así me encantas.


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