Conducta antisocial

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Después de salir en libertad, tenía que hacer un tratamiento psiquiátrico, porque decían que necesitaba con urgencia cambiar mi conducta y mis interpretaciones, para así tener una mejor calidad de vida y así poder tener un nuevo entorno social.

Los psiquiatras decían que yo no sufro, pero provoco sufrimiento y temor a las personas que me rodean.

Entonces la opinión de los otros sobre mi conducta social, se había tornado insignificante para mí como persona. Y que todo eso me llevaría a tener esquizofrenia paranoide o me podría tornar en un hombre violento.

Pero en realidad mi desempeño hostil, se debía a que las cosas iban mudando constantemente, de forma negativa y eso eventualmente se desencadenó en forma de resentimiento e ira.

Me gustaba que mi cuerpo generara adrenalina, pero sin embargo, había desarrollado una fijación, que tal vez se había mezclado con una sensación de amar y poseer a Elisabetta. No era algo malo, solo era algo estructural propio de mi forma de ser.

Finalmente terminé diciéndoles a la policía y a mi psiquiatra, que había comenzado a tener alucinaciones visuales y auditivas. Que oía una voz, que me decía que debía tener a la castaña y que debía hacer lo que sea por ella, caiga quien caiga.

Entonces decidí librarme de esa responsabilidad psiquiátrica que caía sobre mí e inventé que las voces que solía escuchar, solo eran entidades, de esas que incorporan en sus cuerpos aquellos que son yorubas o umbandas.

Mi argumentación fue no asumir esa responsabilidad, por si mis futuros actos contra Guiseppe, padre de Eli y contra Ray, un noviecito de turno que había ocupado mi lugar durante un tiempo, saldrían mal.

Me preguntaron si Guiseppe Signorelli había asesinado a alguien, y dije que todo tuvo una veracidad técnica cientifica y pericial.

Que el acusado tiene derecho a defenderse, incluso a inventar algo para salirse de la aterradora situación. Que deberían indagar a otra persona que sea más cercana a la familia.

De todos modos, Signorelli siempre tendrá una defensa a su favor y no deberían fiarse del argumento que yo podría darles. Fuese negativo, como positivo y que para ello existen las pericias, para determinar la situación bajo la lupa de la criminología.

Pero determinaron que Giuseppe es un hombre normal y corriente que no estaba asociado con la mafia italiana, aunque siempre tuve la certeza de que sí pertenecía a ese clero.

Decían que él era persona tímida e introvertida, pero la prensa decía que era un psicópata que mataba personas en su comercio. Los tabloides decían que era el carnicero caníbal más famoso del país.

Por otro lado me aislé de mi entorno social y comencé a estudiar criminología. Pero gracias a mis antecedentes por agresiones físicas y verbales, no podía cursar mis estudios en una universidad.

Entonces me sentí deprimido por ello y dejé de tomar los medicamentos psiquiátricos para evaluar mi propio comportamiento.

Pero caí de boca en la tentación y comencé a consumir otro tipo de estupefacientes para manterme alerta y por consecuencia profundicé en una conducta antisocial.

El aislamiento y las drogas sintéticas, me provocaron un dolor emocional muy difícil de afrontar. Mi esquizofrenia paranoide había salido a la luz, como base en mi psiquis.

Sin una motivación amorosa, había sentido que debía ganarme nuevamente, la confianza de Elisabetta y eso era extremadamente difícil. Puesto que nunca supe como desenvolverme con una mujer, y a Elisabetta le gustaban los genios y los poetas estrafalarios.








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