Revancha

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Seguramente no debí loar a Elisabetta, pero de todos modos, lo hecho... hecho está. Me sentía con un saltimbanqui en cuanto mis emociones.

Llegué a mi casa y me senté en la mesa de la cocina con un tarro de aceitunas y un tenedor. Abracé al frasco, recordando sentimentalmente ese beso robado, un beso húmedo y sonoro; eso me recordó todos los arrebatos afectuosos que tuvimos en el pasado.

Suspiré lamentando tal injusticia y me puse de pie para ver que estaba haciendo Gloria. La busqué por toda la casa, fuí al patio, a la cocina, los baños y finalmente abrí su placard. Cerré los ojos y cuando los abrí no había ni una prenda de vestir.

Tras volver a la silla de la cocina, observé con indignación el retrato de los dos sobre una repisa. La proximidad de la foto me impulsó ferozmente, tomé las llaves de la camioneta, sabía que tenía que salir buscarla, no podía perderla.

Poco antes de subir al vehículo para iniciar el viaje se hizo anunciar en la vereda, el petulante de Ray. Me coloqué la chaqueta de jeans, mirándolo con orgullo. Pero lentamente y con cierto enfado se me acercó, se inclinó a la ventanilla de mi camioneta y me dijo que Gloria ya lo sabe todo.

Gloria y Elisabetta son mucho para usted... —balbuceó, concentrando sus fuerzas.

Vete de aquí imbécil —grité.

La próxima vez que esté aquí, te lo haré saber. Te visitaré con mi mujer... Elisabetta. ¿De acuerdo? —agregó con voz ronca.

¡No! ¡No eres nada! ¡Eli no te ama!— grité dándole un vigoroso puñetazo en en rostro de Ray.

No estoy dispuesto a que alguien se interponga en mi camino —dijo Ray incorporándose.

Dios santo ¿Quieres que salga del vehículo y te pateé también el trasero?

Ray corrió hacía la casa de Eli, como el estúpido y arrogante que és. Pero de este día no se olvidará nunca más. Desconcertado lo miré fijamente, no entiendo como todavía tiene el coraje de enfrentarme.

Puse la camioneta en marcha, mentalmente estaba confuso, tenía jaqueca y todo lo ocurrido era casi irreal, incluso ahora. Nunca me hubiese imaginado que el mediocre del ojiverde me había delatado con Gloria. Conducí acelerado, con la esperanza de encontrarla en casa de su madre.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro