Quidditch

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

IMPORTANTE: a partir de ahora, las actualizaciones de éste fanfic serán semanales.







Tras la tragedia, una semana fué suficiente para que Bleyck pudiera volver a la escuela  y a su rutina cotidiana.

Las culpables de la agresión fueron enviadas a un tribunal de menores para que sean juzgadas porsus actos tras que el incidente fuera publicado en el "Profeta" y el director se viera en aprietos con los reporteros y el Ministerio.

Nadie se atrevía a hablar del incidente, pues de repente, todos sintieron una gran empatía por aquella persona que que odiaron, demigraron e insultaron días antes.

Hipocresía humana.

Al principio, muchos fueron a presentar su "empatía" y "generosidad" con Bleyck, cada una de esas veces William les arrebata los regalos diciendo: "bola de hipócritas todos. ¡Dejen sus regalos y largo de acá! Es lo único bueno que hacen" y así, hasta el final de la recuperación.

Durante todo este tiempo, Hermione y Charles le entregaba los deberes a Bleyck y le explicaban las clases para que estuviera al día, Mandy le contaba los chismes semanales, Fransheska siguió su traición de "viernes de quejas", Penelope, junto con Atlas y Connor, le llevaron libros de fantasía para matar el aburrimiento, incluso Cho Chang la visitó y le dejó un ramo de flores de margaritas, Ron le llevaba los postres que lograba hurtar durante las cenas y Harry siempre la visitaba sin falta a las tres de la tarde para hablar, aunque a veces no lo hacían, solo se quedaban en silencio, disfrutando de la presencia del otro o Bleyck le contaba a Harry sobre el libro que leía y él la escuchaba atentamente, sin interrumpir su dulce narrativa.

Pero el tiempo pasó y Bleyck se curó, estaba como nueva, como si nada hubiera pasado. Explicó que su gato fue un regalo de su madre, y que lo llamaría igual que el anterior en su "honor", Night casi suelta una burla ante eso.

Sin embargo, para todos los demás, había un tema de mayor importancia: la llegada de la nieve y el comienzo de la temporada de quiddicht.

Cada mañana, el parque aparecía cubierto de escarcha. Por las ventanas de arriba se veía a Hagrid descongelando las escobas en el campo de quiddicht, enfundado en un enorme abrigo de piel de topo, guantes de pelo de conejo y enormes botas de piel de castor.

Y todo esto era porque la temporada de quidditch iba a comenzar. Aquel sábado, específicamente, Harry jugaría su primer partido después de semanas entrenamiento: Gryffindor contra Slytherin. Si Gryffindor ganaba, pasaría a ser segundos en el campeonato de las casas.

Durante la semana en la que Bleyck pasó en la enfermería, Harry nunca agradeció tanto haberla conocido. A pesar de no asistir a clases, la azabache las había comprendido todas a la perfección gracias a las explicaciones de Charles y Hermione. Siendo entonces ella quien ayudaba a Harry con su tarea, cosa que él agradeció de sobre manera, pues no habría podido realizar todos sus deberes con los entrenamientos que Wood exigía.

Por otro lado, Bleyck podía recitar de memoria el libro de: "Quiddicht a través de los tiempos" de tantas veces que Harry le había hablado sobre el cuando la visitaba, por un segundo maldijo a Hermione por hablarle de ese libro al de lentes.

Pero no solo el clima había cambiado, Hermione se había vuelto un poco más flexible de lo que se refería quebrantar las reglas, desde que Harry, Fransheska y Ron la salvaron del monstruo y fue participé de una fiesta a escondidas en la enfermería.

Dos días antes del primer partido de Harry, los cuatro Gryffindor y los cuatro Ravenclaw se encontraban a fuera en el patio helado, durante un recreo, Hermione había hecho aparecer un brillante fuego azul que podían llevar con ellos en un frasco de mermelada que consiguió Mandy.

Charles y Hermione opinaban sobre la clase de encantamientos que habían tenido minutos antes, Ron y William jugaban a un juego muggle llamado "guerra de pulgares", Mandy dormía sobre la pierna izquierda de Bleyck y sobre la derecha dormía Fransheska, Harry leía concentrado el libro sobre quiddicht y era usado de soporte para los marca páginas de Bleyck, quien apoyaba sobre un roble leía "El diccionario del Mago" de Allan y Elizabeth Kronzek. Como siempre Night estaba junto a los niños, acurrucado en las piernas de Charles. Todos al rededor del fuego azul.

-¡Este juego es una porquería! -se quejó Ron tras perder por quinta vez ante William.

-El juego no es una porquería, tu eres una porquería jugándolo. -contraatacó William, defendiendo su juego.

-¡Dejen dormir! -gritó Mandy, tapándose los ojos con su mano y reacomodandose en el regazo de su, ahora, amiga.

Antes de cualquier reprimienda por parte del dúo de peliones, Snape cruzó el patio.

Fransheska, quien se había levantando para sacarse la bufanda y usarla de almohada, notó de inmediato que Snape cojeaba.

Bleyck pateó suavemente a Charles en la pierna, quien de inmediato captó y junto a Hermione, Ron, William y Harry -quien miraba concentrado la pierna de Snape- taparon el encubrimiento que ocurría: Fransheska le colocó la tapa al frasco y Bleyck lo cubrió con su bufanda, pues no estaban seguros que aquello estuviera permitido.

Por desgracia, algo en sus rostros culpables hizo detener a Snape. Se dió la vuelta, arrastrando la pierna.
No había visto el fuego, pero parecía buscar una razón para regañarlos.

-¿Qué tienes ahí, Potter? -interrogó Snape, clavando sus oscuros ojos en el nombrado.

Harry se limitó a enseñarle el libro de Quiddicht.

-Los libros de la Biblioteca no pueden sacarse fuera del colegio. ¡Dámelo! -dijo Snape, arrebatándole el libro de las manos del muchacho-. Y ese comportamiento es irrespetuoso en un lugar público -dijo ahora, haciendo referencia a como Mandy dormía cómodamente sobre la pierna  izquierda de Bleyck y Fransheska se apoyaba sobre la derecha de la misma, completamente despertada-. Cinco puntos menos para Gryffindor y Ravenclaw.

-Seguro que se ha inventando esa regla. -murmuró Harry con furia, mientras Snape se alejaba cojeando.

-Si lo hizo, de seguro fue solo para molestarte. Yo también saqué este libro de la Biblioteca. -dijo Bleyck, señalando el libro en sus manos y ganándose la mirada incrédula de Harry.

Snape enserio lo odiaba.

-Da igual lo que se ha inventado o no, no podremos hacer nada contra las palabras de un profesor. -espesó con odio Will, comiendo con el ceño fruncido los dulces que trajo Ron.

-Es un viejo amargado. -completó Ron, comiendo igualmente de los dulces.

-¡Ron! -le reprimió Hermione-. ¡Podría escucharte!

-Al menos que tenga un oído especial lo dudo, ya debe estar en el castillo. -habló Charles, restándole importancia al asunto mientras se llevaba dulces a la boca.

-A Snape se le nota que le hace falta una esposa -habló Fransheska, roja de la furia y llamando la atención de todos-. ¡¿Qué carajo le ocurre?! ¡Es lo más incoherente por lo que nos a regañado! Que se meta sus cinco puntos por el culo. -reclamó, para después recostarse en las piernas de su amiga nuevamente.

Bleyck comenzó a jugar con el cabello de su amiga, relajando la furia que contenía-. Son solo cinco puntos, lo recuperamos en clase con alguna respuesta buena y ya.

A Bleyck, no le importaba en lo más mínimo lo que dijera Snape.

-Me pregunto qué le pasaba en la pierna. -murmuró Harry, una vez que el tema de los puntos quedó cerrado por Bleyck.

-Si..., igual yo. -opinó Fransheska, mirando al cielo y admirando las formas de las nubes, pensativa.

-No sé, pero espero que le duela muchísimo. -dijeron Ron y William con amargura a la par, para después fulminarse con la mirada.

-¡A nadie le importa la pierna de Snape, dejen dormir! -volvió a quejarse Mandy, causando la risa de los contrarios, pues, a pesar de lo dicho por el profesor, a la pelirroja solo le importaba dormir.

-¿Saben lo que quiere decir? -preguntó Harry sin aliento, acaba de contarles lo sucedido cuando fué a la sala de profesores para pedirle a Snape su libro de vuelta.

Resulta que cuando entró, Harry presenció una escena horrible: Snape tenía la túnica levantada, por encima de las rodillas. Una de sus piernas estaba magullada y llena de sangre. Filch le estaba alcanzando unas vendas.

Posteriormente, escuchó cómo Snape se quejaba de un perro, y el cómo fue hechado del lugar una vez su presencia fue notado por los contrarios.

-¿Que Snape y Filch son novios? -preguntó William, llevándose un panecillo a la boca.

-¿Eres tonto o qué? -preguntó Charles retóricamente, dándole un zape en el proceso.

-¡Son las seis de la mañana y ya de una vez me atacan con teorías de profesores, mínimo esperen hasta después del desayuno! -se excusó el castaño, claramente molesto de que interrumpieran su ciclo de sueño.

Porque si, una vez ocurrido la escena, Harry salió corriendo a la Sala Común de Gryffindor antes de que Snape le quitara más puntos a su casa, ahí, le explicó a Fransheska, Hermione y Ron que mañana hablaría con los siete para contarles lo que pasó.

Así que, ahí estaban, los ocho sentados en una mesa, siendo acompañados únicamente por unos cuantos alumnos que se atrevieron a pararse tan temprano esa mañana aún cuando las clases empezaban a las ocho, un día antes del primero partido de Harry.

-¡Déjenlo hablar! -dijeron Mandy, Bleyck y Hermione al unísono.

-Lo que trataba de decir, era que Snape de seguro trató de pasar por donde estaba el perro de tres cabezas, en Halloween. -habló Harry una vez todos se callaron.

-Nosotros lo vimos dirigirse ahí esa vez, cuando buscábamos a Bleyck. -dijo Charles, haciendo memoria de aquella noche.

-¡Es cierto! Tuvimos que escondernos, pero él ni siquiera nos notó, pasó corriendo y se veía que buscaba algo. -William acompañó las palabras de su amigo, bajando aún más el tono de voz.

-¿Crees que iba a buscar lo que tengan guardado ahí? -razonó Fransheska, mirando pensativa el plato frente a ella, como si le fuese a dar las respuestas a las dudas de su mente.

¿Qué buscaba Snape, que era tan valioso como para enfrentarse a esa cosa monstruosa?

-¡Exacto! -dijo Harry, pasando el jugo de manzana rápidamente por su garganta sedienta-. ¡Y apuesto mi escoba que fué él quien dejó entrar al monstruo, para distraer la atención!

-No, no puede ser -dijo Hermione con los ojos muy abiertos, no podía creer que lo que decían los contrarios fuese verdad-. Sé que no es muy bueno, pero no iba a tratar de robar algo que Dumbledore está custodiando.

-De verdad Hermione, tu crees que todos los profesores son Santos o algo parecido. -dijo enfadado Ron, y de inmediato Bleyck lo interrumpió.

-Y tu crees que todos son unos demonios -saltó a la defensiva de su amiga la azabache-. ¿Han considerado la posibilidad de que Snape fué a proteger esa cosa? Tal vez por eso salió corriendo y no le molesta dejar en evidencia su herida cuando pudo tomarse una posición y ya.

El razonamiento de Bleyck sembró las dudas en el grupo, dividiéndolo en aquellos que pensaban mal de Snape y aquellos que pensaban bien de él.

-Lo siento, Bleyck, pero yo estoy con Harry -habló Mandy, algo apenada de llevarle la contraria a su única amiga-, creo que Snape es capaz de cualquier cosa.

-Yo la verdad no sabría qué opinar, sin pruebas no se puede hacer algo o tirar acusaciones por ahí. -intervino Weber tratando de dar un buen y neutral argumento.

-Bleyck y Fransheska tienen razón, no es que me caiga bien el cabello de baba, pero él lleva años aquí, acusarlo así podría dejarnos mal -intervino Charles, siendo la voz de la razón-. Primero que nada, hay que descubrir la duda más importante: ¿qué es lo que custodia esa cosa?

-Exacto chicos, ya si fuera Snape o no, hay que pensar primero qué sería tan valioso para arriesgar su vida así, así descubriremos quién es capaz de robarlo. -dijo Hermione, no queriendo creer que un profesor fuese capaz de algo así.

Ese día, todo se fueron a sus clases con la duda sembraron de sus cabezas y durmieron con la duda aún sin resolver.

¿Qué custodiaba el perro de tres Cabezas?

La mañana siguiente, amaneció brillante y fría. El Gran Comedor estaba inundado por el delicioso aroma de las salchichas fritas y las alegres charlas de todos los que esperaban un buen partido de quidditch.

-Tienes que comer algo. -trató de convencerlo Fransheska, como una madre preocupada por la salud de su hijo.

-No quiero nada. -le respondió Harry, sin mirar siquiera la comida que le tenía la castaña.

Desde que llegaron esa mañana al Gran Comedor, Harry se había negado a ingerir cualquier alimento o bebida. Los nervios de su primer partido lo consumían.

-Aunque sea un pedazo de tostada. -suplicó Hermione.

-No tengo hambre. -volvió a repetir Harry.

Harry se sentía muy mal. En cualquier momento echaría a andar hacia el terreno de juego y no se sentía preparado.

-Harry si no comes puedes desmayarte, no te diré que no te pongas nervioso porque no imagino la presión que debes estar sintiendo en este momento pero trata de ser positivo ¿Si? -trató de animarlo Fransheska- . Saca todos esos pensamientos negativos, haz una bola con ellos y tíralos a la basura -Weber puso una de sus manos sobre la cabeza del castaño dando leves palmaditas en esta.

Harry lo pensó por un momento, tal vez debería comer, pero él enserio no tenía hambre y la aparición de los gemelos y sus comentarios le quitaron las ganas, sumándole a eso el comentario hecho por Seamus Finnigan, que le aumentó el terror en su interior.

-Necesitas fuerzas, Harry -intervino Seamus Finnigan-. Los únicos que el otros equipos marcan, son los buscadores.

-Gracias, Seamus. -respondió Harry sarcástico.

Bleyck apreciaba toda la escena desde la mesa de al lado, preocupada por la salud de Harry y su repentino desprecio a la comida.

-Si tanto te preocupa, deberías ir tu e insistirle que coma -le dijo Charles al oído, para que solo ella lo escuchara-. Estoy seguro que te escuchara.

Bleyck lo miró extrañada, no lo hizo caso a Hermione o a Fransheska que llevaban media hora suplicándole que comiera, ¿por qué le haría caso a ella?

-Harry parece que quiere morir -opinó Will, ganándose la atención de los contrarios-. Ya de por si es flaco y no come, ¿qué pretende él?

Ante ese comentario, un suspiro rendido salió de los labios de Bleyck, agarró un plato y lo llenó de salchichas, huevos revueltos y unos cuantos panecillos. Se levantó, con un brillo decidido en sus grises ojos.

Se encaminó hacia le mesa de Gryffindor, y tragándose toda la vergüenza que sentía por hacer tal acción, se sentó al lado de Harry y colocó el plato frente a él.

-Escúchame, Harry Potter Evans -dijo en un tono severo Bleyck, ganándose la completa atención de Harry-. Entiendo tus nervios y que eso probablemente quita tus ganas de comer. Pero anoche tampoco comiste nada y estarás en alturas altas hoy y en una actividad física. Necesitas comer cosas que te den energía y es ahora.
  »Si te niegas a comer en este momento, te pegará el hambre cuando estés a segundos de jugar y el no haber hecho bien la digestión te hará vomitar. Debes comer ahora, descansar y darlo todo en el maldito juego.

Todos los que escucharon se quedaron atónitos ante la firmeza de las palabras de Bleyck, quien solo pudo soltar un suspiro y tratar de recuperar el aliento que perdió.

-¡Y no quiero excusas! -finalizó Bleyck, para posteriormente levantarse y sentarse nuevamente en su mesa, como si nada pasara.

-Te dije que te haría caso. -comentó Charles con burla.

Harry, en efecto, había comenzado a comer, y Grindelwald no pudo evitar sonreír satisfecha.

Fransheska solo se quedó en shock mirando a ambas partes y luego enfocó su mirada en Bleyck cuando se fue a su mesa, volteó a ver a Harry que sin rechistar o quejarse comenzó a comer lo que hizo que resonará un suave carcajada por parte de la asiática.

Era hora, el primer partido de la temporada entre aquellas casas tan competitivas había comenzado.

-¿Por qué llevas una bufanda de Slytherin? -le preguntó Charles a William, con el ceño fruncido-. Eres un traidor.

-¡Por el contrario! -se defendió William, con los ojos brillando como faros y una sonrisa radiante de oreja a oreja, emocionado de contar su plan-. Verás, siempre que apoyo un equipo este pierde, a pesar de que tenga todas las oportunidades para ganar, es como una maldición. Así que apoyaré a Slytherin y así ellos perderán, y ganará Gryffindor. Esa es una estrategia, amigo mío.

-Eso no quita el hecho de que luces como un traidor. -repitió Charles, demasiado orgulloso para admitir su derrota.

-¡Oigan, tórtolos! -les llamó Mandy, unos pasos más al frente y casi llegando a las bulliciosas gradas-. ¡El juego esta por empezar!

-¡Muévanse o los dejamos! -advirtió Bleyck entre risas, acelerando el paso.

-¡No sean tramposas! -gritó William, para después darse cuenta que Charles había corrido y alcanzados a las dos jóvenes, dejándolo atrás-. ¡Traidor!

Después de muchas risas y quejas, logran llegar a las gradas, las cuales estaban llenas de vitores y aplausos por los amantes del Quidditch.

-Se tardaron siglos. -les reprimió Hermione, una vez vió llegar el grupo de cuervos.

-Es que ellos dos son muy lentos. -contestó Bleyck, señalando a los dos chicos a sus espaldas con una sonrisa en sus rostro.

-¿Por qué demonios llevas una corbata de Slytherin? -de inmediato, Ron notó la prenda verde que colgaba del cuello del más bajo-. ¡Traidor!

-Lo mismo le dije yo. -señaló Charles, colocándose al lado de Bleyck.

-Ustedes no entienden el arte de la psicología inversa -se ofendió Sagasta, preparado para explicar su "maravilloso" plan.

Pero entonces, otro acontecimiento cobró más importancia. Los equipos de Gryffindor y Slytherin habían salido y el estadio estalló en gritos y aplausos.

-¡VAMOS HARRY! -gritó Fransheska a los cuatro vientos, aplaudiendo al punto en que sus manos se tornaron rojas.

-Parece que se va a morir. -dijo Mandy, notando como Harry luchaba con no hacerse de gelatina en medio del estadio.

-Esa es tu percepción, él estará bien. -le restó importancia Ron, para seguir gritando a favor de Gryffindor.

-¡Va a comenzar! -gritó Bleyck sumamente emocionada dando pequeños saltitos en su lugar, usando como apoyo a Charles.

La señora Hooch hacía de árbitro.  Estaba en el centro del campo, esperando a los dos equipos, con su escoba en la mano.

-Bien, quiero un partido limpio y sin problemas, por parte de todos. -dijo cuando se reunieron a su alrededor.

Bleyck notó que aquellas palabras parecía dirigirse especialmente al capatán de Slytherin, Marcus Flint, un muchacho de quinto año. Le parecía que tenía un cierto parentesco con el trol gigante. 

-¡Saca el cartel! -le decía Hermione a Ron, moviéndose a un lado para que la pancarta se luciera.

-¡Ya voy! No me apresures -contestó Ron, molesto por la presión de Hermione-. No eres mi mamá.

-¡Apúrate! -le insistió Fransheska.

Entonces, Ron sacó un gran cartel que decía: "Potter, presidente"

-¿Debimos hacer un cartel nosotros también? -le preguntó Mandy en el oído a Bleyck, un poco apenada por quedar mal ante el de gafas.

-Tu solo hazte la loca y grita. -le respondió Bleyck, volviendo su atención a Harry, quien miraba el cartel con brillo en sus azules ojos.

-Monten en sus escobas, por favor. -indicó el árbitro y Harry subió a su Nimbus 2.000.

La señora Hooch dio un largo pitido con su silbato de plata y quince escobas se elevaron, alto, muy alto en el aire.

-Y la quaffle es atrapada de inmediato por Angelina Johnson de Gryffindor... Que excelente cazadora es esta joven y, a propósito, también es muy bonita...

-¡JORDAN! -de inmediato, la profesora McGonagall lo reprimió por su comentario inadecuado.

-Lo siento, profesora. 

El amigo de los gemelos Weasley, Lee Jordan, era el comentarista del partido, vigilado muy de cerca por la profesora McGonagall. 

-Y realmente golpeó bien, un buen pase a Alicia Spinnet, el gran descubrimiento de Oliver Wood , ya que el año pasado....

Jordan siguió narrando el partido, tan emocionado y expectante como todos los demás presentes, hasta que, entonces, sucedió.

-¡GOL DE GRYFFINDOR! -gritó Lee Jordan, claramente eufórico ante la victoria.

Los gritos de los de Gryffindor llenaron el aire frío, junto con los silbidos y quejidos de Slytherin. Ron se emocionó tanto, que soltó la pancarta. Fue una suerte que alguien la atrapara en el aire.

-¡Hagrid! -dijo Fransheska, tomando la pancarta en sus manos e inclinándose levemente en señal de agradecimiento.

En cambio Ron y Hermione se juntaron para dejarle espacio a Hagrid.

-¿Quién era él? -tímidamente le preguntó William a Charles, siendo uno malo con los rostros y el otro con los nombres.

-No se, solo saluda. -se limitó a responderle.

-Estaba mirando desde mi cabaña -dijo Hagrid señalando el largo par de binoculares que le colgaban del cuello- .  Pero no es lo mismo que estar con toda la gente. Todavía no hay señales de la snitch, ¿no?.

-No -dijo Ron-. Harry todavía no tiene mucho que hacer. 

-Mantenerse fuera de los problemas ya es algo. -dijo Hagrid, cogiendo sus binoculares y fijándolos en la manchita que era Harry.

Por encima de ellos, Harry volaba sobre el juego, y Lee Jordan seguía narrando el partido; lo cual era una suerte para Bleyck y Fransheska, pues ninguna lograba ver todo con claridad.

-Stytherm toma posesión -decía Lee Jordan-. El cazador Pucey esquiva dos bludgers, a los dos Weasley y al cazador Bell, y acelera... esperen un momento. ¿No es la snitch?.

Un murmullo recorrió la multitud, mientras Adrian Pucey dejaba caer la quaffle, demasiado ocupado en mirar por encima del hombre el relampago dorado, que había pasado al lado de su oreja izquierda.

-¡VE POR LA SNITCH, HARRY! -le gritó Bleyck desde las gradas, justo en el momento en que Harry la vió. 

Como si el grito de Bleyck fuese un disparo que diera inicio a una carrera de caballos, Harry se lanzó hacia abajo, detrás del destello dorado.

Por desgracia, el buscador de Slytherin, Terence Higgs, también la había visto. Nariz con nariz, se lanzaron hacia la snitch... Todos los cazadores parecían haber olvidado lo que debian hacer y estaban suspendidos en el aire para mirar.

Harry era más veloz que Higgs, podía ver la pequeña bola dorada, agitando sus alas, volando hacia delante. Aumentó su velocidad y...

¡POM! Un rugido de furia resonó desde los Gryffindor de las tribunas... Marcus Flint había cerrado el paso de Harry, para desviarle la dirección de la escoba, y este se afetraba para no caer.

-¡Falta!- gritaron los Gryffindors.

La señora Hooch le gritó enfadada a Flint, y luego ordenó tiro libre para Gryffindor, en el poste de gol. Pero con toda la confusión, la snitch dorada, como era de esperar, había vuelto a desaparecer.

-Ésto es increíble...-susurró Fransheska, incrédula ante lo sucedido.

«Por suerte a Harry no le ocurrió nada grave». Pensó la castaña. Pero aún así era totalmente injustificable tal acción.

-¡Eh, árbitro! ¡Tarjeta roja!  -gritó Dean Thomas, enfadado.

-Esto no es el futbol, Dean - le recordó Ron-. No se puede echar a los jugadores en quidditch... ¿Y qué es una tarjeta roja?.

-Ahg, esta desinformación -habló William decepcionado, moviendo la cabeza de lado a lado.

Ante esta acción, Ron rodó los ojos con molestia, pero no presentó oposiciones cuando William comenzó a explicarle qué es una tarjeta roja y cuál es su función.

Por otro lado, Hagrid estaba de parte de Dean.

-Deberían cambiar las reglas. Flint ha podido derribar a Harry en el aire.

-Así es el quidditch, muchos jugadores incluso han terminando en el hospital por semanas. -habló Bleyck, sin despegar su vista del juego.

-¡Sigue siendo injusto! -volvió a quejarse Fransheska.

-¿Y qué planeas hacer? ¿Cambiar las reglas del juego? -preguntó Mandy con burla.

-Tal vez. -dijo Fransheska decidida, si algo era injusto ¿por qué la gente debería conformarse solo porque lleva siendo así por "mucho tiempo" Fransheska no lo entendía, no por ahora.

En otro orden de ideas, a Lee Jordan le costaba ser imparcial.

-Entonces..., después de esa obvia y desagradable trampa...

-¡Jordan! - lo regañó la profesora McGonagall.

-Quiero decir, después de esta evidente y asquerosa falta...

-¡Jordan, no digas que no te aviso... ! -advirtió por última vez la profesora McGonagall.

-Muy bien, muy bien.  Flint casi mata al buscador de Gryffindor, cosa que le podría suceder a cualquiera, estoy seguro, no sucede nada, así que penalti para Gryffindor.
La coge Spinnet, que tira, no sucede nada y continua el juego. Gryffindor aún en posesión de la pelota.

El partido siguió, hasta que Slytherin anotó un punto y el estadio se lleno de celebraciones por parte de las serpientes.

-¡Eso! -gritó William, ganándose el odio de quienes estaban a su alrededor-. ¿Qué? Debo meterme en el papel.

Entre la pelea de William, Charles y Ron, y los viroteos de Slytherin, nadie parecía notar que Harry no controlaba su escoba. Nadie excepto Bleyck.

-¿Qué le pasa a Harry? - habló Bleyck en un hilo de voz, notando como Harry se aferraba con todas sus fuerzas a la escoba, mientras esta lo llevaba más alto, lejos del juego, sacudiéndose y retorciéndose . 

-No sé qué está haciendo Harry -murmuró Hagrid. Miró con los binoculares- . Si no lo conociera bien , diría que ha perdido el control de su escoba..., pero no puede ser...

De pronto, la gente comenzó a señalar hacia Harry por encima de las gradas. Su escoba había comenzado a dar vueltas y él apenas podía sujetarse.

-Deberían detener el juego para revisar lo que sucede, que actúe de esa manera es anormal. -comentó Fransheska mientras veía como su amigo subía cada vez más alto y parecía que en cualquier momento caería.

Entonces la multitud jadeó.  La escoba de Harry dió un salto feroz y Harry quedó flotando, sujeto sólo con una mano.

Charles sintió como Bleyck le clavaba las uñas en la piel, estaba pálida y sus pupilas no se despegaba del cuerpo de Harry.

-¿Le sucedió algo cuando Flint le cerró el paso?  -susurró Mandy.

Algo no andaba bien para Fransheska y Bleyck, algo le daba muy mala espina ya que Harry lo había estado haciendo bien y que se descontrole de esa manera tan repentina despertaba un sospecho por parte del dúo de mejores amigas.

-No puede ser -dijo Hagrid, con voz temblorosa-. Nada puede perturbar en una escoba...

-Excepto la magia tenebrosa. -en un hilo de voz dijo Bleyck, pero fue lo suficientemente fuerte para que todos escucharan.

Ella sabía muy bien sobre la magia oscura y sus beneficios, había una biblioteca entera en su casa dedicada únicamente a esta área. La razón de que su gato siguiera vivo era por aquella magia.

-¿Estas bien, Bley? -preguntó Fransheska para que solo la nombrada lo escuchara, colocando una mano sobre su hombro. Bleyck repentinamente estaba pálida, y su mano se aferrada con fuerza al dije en su cuello.

Bleyck asintió rápidamente ante la pregunto de su amiga, en automático, sin pararse a pensar si realmente la respuesta era afirmativa-. Ningún chico le puede hacer eso a una Nimbus 2.000.

Ante las palabras de la azabache, Hermione cogió los binoculares de Hagrid, pero en lugar de buscar a Harry comenzó a buscar frenéticamente entre la multitud.

-¿Qué haces? -preguntó Ron, con el rostro grisáceo.

-Prueba su teoría. -habló Charles.

-Lo sabía -resopló Hermione-. Snape... Miren.

Ron cogió los binoculares, se los arrebató William, Mandy se los arrebató a él, se los pasó a Charles, Charles a Bleyck y por último Fransheska.

A pesar del cambio constante de manos por los que pasaron los binoculares, la imagen no cambió: Snape estaba en el centro de las tribunas frente a ellos. Tenía los ojos clavados en Harry y murmuraba algo sin detenerse ni parpadear.

-Está haciendo algo... -dijo Hermione, sin encontrar las palabras exactas para descubrirlo.

-Mal de ojo a la escoba. -dijo Bleyck, y Hermione asintió frenética en su dirección.

-¿Qué es eso? -preguntó Fransheska, no recordaba a ver escuchado de ese término en clase antes.

-Más importante: ¿qué podemos hacer? -dijo Ron, con la voz temblorosa.

-Déjame a mí. 

Antes de que Ron o alguien más pudiera decir algo, Hermione había desaparecido.

Fransheska volvió a enfocar a Harry con los binoculares. La escoba vibraba tanto que era casi imposible que pudiera seguir colgado durante mucho más tiempo.

Todos miraban aterrorizados.

-¡ALGUIEN HAGA ALGO! -gritó Fransheska, temiendo por la seguridad de su amigo.

Los Weasley volaban hacia él, tratando de poner a salvo a Harry en una de las escobas.  Pero luego fue peor, cada vez que se le acercaban, la escoba saltaba más alto. Los gemelos se dejaron caer y comenzaron a volar en círculos, con el evidente propósito de atraparlo si caía.

Marcus Flint cogió la quaffle y marcó cinco tantos sin que nadie se lo impidiera.

-¡Ese maldito tramposo! -gritó enfurecida Mandy, siendo la única que tenía sus ojos en el juego-. ¡Esta usando a Harry como distracción para anotar puntos!

-¡Oiga, árbitro, haga algo! -gritó Charles hacia la profesora. Pero nadie lo escuchaba, todos miraban como Harry de aferrada a su vida.

-Vamos, Hermione. -murmuraba desesperado Ron.

-Lo logrará a tiempo, estoy segura. -dijo Bleyck, más para si misma que para alguien más, usando ahora a William como bola anti-estres.

Hermione había cruzado las gradas hacia donde se encontraba Snape y en aquel momento corría por la fila de abajo. Cuando llegó donde estaba Snape, se agachó, sacó su varita y susurró unas pocas y bien elegidas palabras.  Unas llamas azules salieron de su varita y saltaron a la túnica de Snape.  El profesor tardó unos treinta segundos en darse cuenta de que se incendiada, hasta que otro profesor le indicó del incendio, tras el pánico Snape se alzó rápidamente de su puesto, tumbando a Quirrell en el proceso.

Bleyck, quien admiraba toda la azaña de Hermione, notó como Quirrell, tampoco había apartado la mirada de Harry en todo el partido. -Y si...

Pero su hipótesis nunca se formuló, pues un súbito aullido le indicó a la chica que Hermione había hecho su trabajo.

Allí arriba, súbitamente, Harry pudo subir de nuevo a su escoba.

-¡ESO! -gritaron Bleyck y Fransheska a la par, saltando a abrazarse emocionada.

-¡Neville, ya puedes mirar!  -dijo Ron. Neville había estado llorando dentro de la chaqueta de Hagrid aquellos últimos cinco minutos.

Harry iba a toda velocidad hacia el terreno de juego, cuando Bleyck y Fransheska vieron que se llevaba la mano a la boca cómo si fuese a vomitar. Tosió y algo dorado cayó en su mano.

- ¡Tengo la snitch! -gritó Harry, agitándola sobre su cabeza; el partido terminó en una confusión total.

En ese instante Bleyck y Fransheska dieron un brinco de emoción, su amigo había logrado la victoria en su primer partido y ambas estaban muy orgullosas en cuanto a su desarrollo en tan poco tiempo.

-No es que la haya atrapada, es que casi se la traga -todavía gritaba Flint veinte minutos más tarde. Pero aquello no cambió nada. Harry no había faltado a ninguna regla y Lee Jordan seguía proclamando alegremente el resultado. 

Gryffindor había ganado por ciento setenta puntos a sesenta.

Bleyck y Fransheska salieron corriendo emocionadas a felicitar a Harry por su victoria.

-¡FELICIDADES! -gritó Bleyck emocionada, saliendo corriendo hacia Harry y con intención de abrazarlo.

-¡SABIA QUE LO LOGRARÍAS! -gritó Hermione, uniéndose al abrazo de Bleyck y Harry.

-¡Harry no sabes lo feliz que estoy por ti! Siempre me sorprendes pero hoy lograste hacerlo aún más. -felicitó Fransheska  a su amigo una ves se separó del abrazo, para después tomarlo de los hombros y agitarlo de lado a lado por la emoción.

De pronto, Harry fue separado abruptamente de Fransheska cuando Charles y William tomaron al de lentes por las piernas y lo alzaron en una especie de trono.

-¡Les dije que mi plan funcionaría! -gritó William, orgulloso, tirando su bufanda de Slytherin por los aires.

Hola! 💗

Les gustó el capítulo???

Por favor, si pueden recomienden el libro, me gustaría que llegara a más personas y eso solo es posible son su apoyo 💞

"El diccionario del Mago" de Allan y Elizabeth Kronzek es un libro que existe de verdad, e incluso yo lo tengo. Ahí cuentan todo sobre el mundo mágico basándose en Harry Potter.

Momento publicidad: si les gusta Merlina o Alice in the Bordeland, les recomiendo que se pasen por mi perfil donde tengo fanfic de ambas historias ahí.

Bay, hasta el próximo capítulo! 💗

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro