¡Un Trol en el Baño de Niñas!

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Este capítulo es parte del especial 2×1, así que si Wattpat l@s trae aquí como si fuese la única actualización, les aconsejo que vayan al capítulo anterior a este -¿un trol en el baño de niñas?- y así entiendan los acontecimientos ocurridos aquí.





-Te digo que se perdió, Will, mejor dejémoslo y vamos a buscarla nosotros. -habló Charles hacia el nombrado, no muy convencido de seguir al bowtruckle.

-Cállate -espeso Will al doblar una esquina-. Es el bowtruckle de Penelope, nuestra prefecta, y tu dijiste que eran muy leales. Por lo que es evidente que ella lo mandó, y yo creo que podemos confiar en el buen juicio de nuestra prefecta.
»Te recuerdo, además, que Bleyck no estuvo en el Gran Comedor y Penelope llegó tarde, tal vez estaban juntas y por eso Penelope sabe dónde está Bleyck.

Charles y William se habían separado de su grupo de Ravenclaw una vez notaron la ausencia de Bleyck entre el mar de cuervos. Pero al no ser los únicos recibieron una ayuda de la única persona que sabía exactamente dónde debería estar: Penelope Clearwater.

Claro, ella no podía dejar su labor de controlar el pánico de los estudiantes ni la seguridad de los mismos que como prefecta velaba, pero, su bowtruckle -Nardo- no cumplía esta misma restricción.

-No dudo de la lealtad del bowtruckle de Penelope -habló Charles, tomando a William del hombro para detener su caminar y hablar tranquilamente-. Solo digo que, como hijo de un magizoólogo conocido, se mejor que tú cómo son los bowtruckle. Por eso te digo que no son buenos orientándose en lugares que no sea el bosque.

-¿Y qué esperas que hagamos? Es el único que sabe dónde esta Bleyck,y ese mini guardián de árboles no sabe hablar nuestro idioma, así que no podemos preguntarle dónde está -el bowtruckle pareció ofenderse ante las palabras del castaño, pero ninguno de los presentes le tomó importancia-. Es mejor seguir a esta cosa por los pasillos de Hogwarts esperando a que su brújula interna funcione, que dejar a Bleyck a su suerte con ese Trol.

Charles bajó la mirada hasta sus zapatos forrados de satén negro ante las sinceridad y acierto en las palabras de William. Pero, aún así, no podía parar de pensar que mientras ellos hablaban y el bowtruckle trataba de adivinar cuál pasillo era el correcto, Bleyck podía estar luchando por su vida en algún rincón de Hogwarts.

Ninguno de los dos Ravenclaw tuvo tiempo para pensar o siquiera parpadear una vez más cuando el sonido de unos pasos rápidos llegó a sus oídos.

-¡Mierda! -susurró Charles, empujando a William y al bowtruckle en su mano tras un muro de piedra.

Claramente esas no eran las pisadas de Bleyck, las de la azabache eran tan fuertes que parecía que tratara de perturbar el inframundo con cada paso que daba. Estas, en cambio, eran sutiles, sigilosas y que, incluso, si no fuese por el silencio abrasador del pasillo jamás hubieran notado las pisadas.

Pero no tuvieron que esperar mucho para saber quién era el propietario de las pisadas. Al asomarse con cautela, divisaron a Snape y su ondeante capa negra cruzar por el pasillo y desaparecer de su vista.

-¿Y ese qué? -murmuró Charles-. ¿No debería estar en las mazmorras, con el resto de los profesores? -Charles miró a los contrarios, pero estos solo se encogieron de hombros, incluído Nardo, igual de ignorantes sobre la razón de la presencia del profesor Snape ahí.

A Charles no le dió buena espina la presencia del profesor en ese solado pasillo, y es que ¿qué carajos hacía ahí?

-No tengo la menor idea, no parece estar asegurándose que todos los estudiantes estuvieran en sus casas. Ni siquiera nos notó -razonó William.

Lo más silenciosamente posibles se arrastran por el otro pasillo, dejando a tras los pasos a pasos del profesor.

-Viene del tercer piso ¿el tercer piso no tenía una habitación prohibida? -dijo Charles, pero William le cortó la posible sesión de teorías conspirativas que estaba a punto de formarse.

-No nos importa qué hace el profesor Snape en vez de trabajar, hay que buscar a Bleyck. -Nardo asintió ante las palabras de William, seguido por una mirada decidida por parte de Charles.

Y sin más distracción, Nardo guió al par nuevamente por los amplios pasillos de Hogwarts, en busca de Bleyck Grindelwald.

-¿¡Harry qué tienes en la cabeza?! ¡PORQUE ESTOY SEGURA QUE UN CEREBRO FUNCIONANTE NO ES! -gritó Bleyck a Harry una vez que vió la azaña que hizo el del lentes.

Harry hizo algo muy valiente y muy estúpido: corrió, dando un gran salto, y se colgó, por detrás, del cuello de aquel monstruo.  La atroz criatura  no se daba cuenta de que Harry colgado de su espalda, pero hasta un ser así podría hacerlo si uno le clavaba un palito de madera en la nariz, pues la varita de Harry todavía estaba en su mano cuando saltó y se había introducido directamente en uno de los orificios nasales del trol.

-¡HARRY! -gritó Fransheska apoyada en el muro, pues Harry la había soltado para ir corriendo a la espalda del trol.

Chillando de dolor, el trol se agitó y sacudió su bastón, con Harry colgando en su cuello y luchando por su vida.

Bleyck solo podía pensar que, en cualquier momento, el monstruo destrozaría a Harry como a un simple insecto, o mínimo le daría un golpe terrible con el bastón. Su mirada grisácea no podía dejar a la de Harry, y la bulla a su alrededor se vió tan distante, que solo oía sus pensamientos preocupados y el sentir sus propios latidos acelerados era lo que le aseguraba que ella seguía viva.

Las preocupaciones de Fransheska aumentaron drásticamente al ver a Harry encima de aquella bestia «¿Cómo se le ocurría hacer eso?». Era lo que pensaba aquella joven que sentía cómo su presión bajaba en el momento en que Harry se resbaló del cuello del trol y rápidamente se volvía a sujetar, colocándose aún más pálida de lo que ya era.

Hermione estaba aterrorizada, tanto que su atención no se podía enfocar en la hazaña suicida de Harry, sino en el echo de que tanto ella como Bleyck estaba aprisionadas debajo del lavamanos, pues cada vez que intentaban salir, la pierna o el bastón de troll las rozaba muy de cerca.

Ron, por otra parte, luchaba y esquivaba como podía cada golpe que el trol lanzaba al aire, protegiéndose solamente que sus delgados brazos.

-¡HAGAN ALGO! -gritó Harry desde el lomo del trol. aferrándose con todo lo que tenía a la piel verdosa y viscosa del monstruo.

El problema era, que ninguna de las chicos podía hacer algo en ese momento. Hermione estaba demasiada aterrorizada para pronunciar un hechizo coherentemente, Fransheska sentía que le clavada miles de cuchillas en su espalda y -aunque no fuese el caso- había lanzado su varita al otro lado de la habitación cuando trató en vano de esquivar al trol.

Por otro lado, la varita de Bleyck quedó por algún lado de la habitación entre la persecución, así que solo se limitó a esperar el momento exacto para salir de dejado del lavamano -prácticamente cargando a Hermione-.

Bleyck tomó a Ron del brazo, evitando que éste fuese golpeado por el bastón del trol, y lo arrastró, junto a Hermione, a donde una adolorida Fransheska se escondía.

Ron agitado al lado de Fransheska trataba de ver a Harry sin morir en el intento, y Hermione se aferraba con fuerza al brazo de Bleyck.

-¿Qué tan mal estas? -preguntó Bleyck una vez estuvieron los cuatro escondidos tras uno de los pocos muros que todavía se mantenían intactos.

-Me he sentido peor. -dijo Fransheska, pasando su brazo por el hombro de Bleyck para apoyarse mejor, recibiendo como respuesta que la azabache pasara su mano libre por su cintura.

-¡NO ME DEJEN AQUÍ! -volvió a gritar Harry, aferrándose a las orejas del trol.

-¡TU ERES EL IDIOTA QUE SE MONTÓ AHÍ! -le gritó Bleyck de vuelta, volviendo a esconderse una vez el trol trató de atacarla de nuevo.

-¡TU ERES LA IDIOTA QUE SE ENCERRÓ CON UN TROL EN EL BAÑO DE NIÑAS!

Entonces, sucedió algo tan inesperado para los cuatro jóvenes, que Bleyck y Harry pararon su pelea al instante. Resultaba que Bleyck no fue la única que aprovechó la distracción que le había causado la bulla y gritos de Harry para hacer algo -como escapar del lavamanos-, Ron había empuñado su propia varita, salido del escondite y se paró con decisión frente al trol.

Sin saber qué iba a ser.

Fransheska pareció adivinar sus intenciones o falta de ellas, por lo que con señas le recordó el movimiento de varita correspondiente al único hechizo que servía en ese momento.

-¡Recuerda: "liviósa"! -dijo Hermione, quien, al parecer, también había captado las intenciones del pelirrojo.

El trol se movió más brusco que antes, llevando a Bleyck a jalar a las chicas de sus costados hacia atrás, protegiéndolas de una posible muerte a causa de un bastón de trol. Y, casi de inmediato, Ron habló fuerte y claro:

-¡Winguardium leviósa!

El bastón salió volando de las manos del trol, se elevó muy arriba, y luego dió la vuelta y se dejó caer con fuerza sobre la cabeza de su dueño. El trol de balanceó y cayó boca abajo, con un ruido que hizo temblar la habitación.

Harry se puso de pie, le faltaba el aire. Ron estaba allí, con la varita todavía levantada, contemplando su obra.

Bleyck salió de su escondite seguida por las contrarias, sin creer lo que acaba de pasar. Su vista se posó en todos los presentes en la habitación, buscando algún daño físico, ignorante la sangre que corría por sus brazos ante los cortes de los escombros. Un alivio inundó el dolor físico de la azabache, nadie estaba herido de gravedad.

Hermione fue la que habló primero, rompiendo el silencio.

-¿Está... muerto?

-¡Qué va! Solo fue un golpecito -dijo Bleyck, tocando con su dedo índice el lugar donde el bastón había golpeado al trol-. En todo caso un moretón le queda.

-¡No lo toques! -y de un manotazo Fransheska quitó la mano de Bleyck del trol-. No quiero que despierte.

Su preocupación la llevó a recibir una mala mirada por parte de Bleyck. «¿qué se va a estar despertando?» pensaba. Sus pensamiento fueron apoyados cuando Harry volvió a hablar:

-Dudo que lo haga, supongo que esta desmayado -dijo Harry, inclinándose para retirar su varita de la nariz del trol. Estaba cubierta de una gelatina gris.-. Puaj..., que asco. -dijo Harry, con una expresión de asco para después limpiarla con su túnica.

-Asco lo que acabas de hacer Harry, usa la piel del trol no tu capa. -dijo Bleyck, parándose del suelo con una expresión de asco y mirada desaprobatoria hacia la acción de Harry.

De repente, un súbito portazo y fuertes pisadas hicieron que los cinco se sobresaltaron.

-¡BLEYCK!-gritaron los intrusos una vez divisaron la cabellera multicolor de la nombrada. Charles y William al fin la había encontrado.

-¡CHICOS! -volvió a gritar Bleyck, y sin previo aviso salió corriendo el dirección a Charles y William, quienes la recibieron con los brazos abiertos.

-¿Eso es un trol? -preguntó sorprendido Will, sin creer lo que sus ojos avellana veía.

-Si, Ron lo golpeó con un bastón -como si fuese lo más normal del mundo, respondió-. ¿Qué hacen aquí? -preguntó Bleyck, ignorando la expresión asombrada e incrédula de William.

-No te vimos en el Comedor y venimos a buscarte para advertir del trol, pero parece que ya lo sabes -dirigió una mirada rápida al cuerpo inconsciente del trol-. Hasta tuvimos la ayuda de la mascota de Penelope -explicó Charles, señalando al bowtruckle en su hombro, el cual alzó una de sus ramitas en modo de saludo-. Pero se perdió y vinimos tarde.

-¿Enserio lo golpeaste con el bastón, Ron? -preguntó William, tocando el lugar donde dedujo que había sido golpeando el trol.

-¿Por qué actúas sorprendido? -respondió Ron ofendido.

«¿por qué todos lo tocan?» Fransheska estaba, notablemente, estresada ante la posibilidad de que, entre tanta manoseadera, el trol despertara. Por lo que para mantener su cordura, decidió alejarse de la creciente discusión que se formaba entre William y Ron, y buscar su varita y la de Bleyck entre los escombros.

-... Entonces luego vió el retrato de un bosque y supo dónde ir -concluyó su explicación Charles, bajo la atenta mirada de Bleyck-. Pero perdona, tardó mucho, hasta nos encontramos a Snape ¿Estas bien? -Bleyck asintió en respuesta antes de procesar con más cautela las palabras del castaño.

Charles se sentía culpable ante su retraso en su búsqueda de su amiga, ¿y si Ron no lo hubiera golpeado con el trol? ¿Y si hubiera muerto? ¿Y si el trol la hubiera encontrado sola y no tuviese cómo defenderse?. Charles Scamander se prometió que nunca más volvería a llegar tarde para salvar a un amigo.

«¿Dijo Sanpe?» Bleyck giró tu rostro hacia Fransheska, quien -en el suelo buscando detrás del retrete la varita de Bleyck- también la miró, extrañada ante la mención del profesor.

Fransheska se quedó tan perpleja como su amiga al escuchar el nombre de Snape, era muy raro y de cierta manera sospechoso de parte de un profesor no estar cumpliendo con su deber verificando que ninguno de sus alumnos este lastimado o fuera de su casa donde se supone que están a salvo. ¿Qué hacía Snape desobedeciendo las orden directas de Dumbledore?

-¿Snape? -dijeron Harry y Bleyck al unísono en dirección a Charles.

Bleyck giró su rostro en dirección al de lentes, había estado callado limpiando su varita hasta el momento ¿y de la nada habla? «Chismoso»

Harry bajó la mirada ante la expresión de Bleyck, volviendo a su labor de "limpiar" su varita.

Sin embargo, ninguno de los involucrados en la lucha contra el trol parecieron notar todo el ruido que habían hecho, pero, por supuesto, abajo debían haber oído los golpes y los gruñidos del trol. Un momento después, la profesora McGonagall entraba apresuradamente en la habitación, seguida por Snape, Quirrell y Flitwick que cerraban la marcha. Quirrell dirigió su mirada al monstruo, se le escapó un gemido y se dejó caer en un inodoro, apretándose el pecho.

Snape se inclino sobre el trol, la profesora McGonagall miraba al Ron, Harry, Bleyck, Charles, William y a Fransheska. Y ninguno de los seis la habían visto tan enfadada.

¿En qué estaban pensando, por todos los cielos? -dijo la profesora McGonagall con una furia  helada. Fransheska miró a Bleyck, con la varita de ambas aún en sus manos, sin poder parpadear siquiera-. Tienen suerte que no los haya matado. ¿Por qué no estaban en sus dormitorios?

Charles, William y Bleyck parecían ser los únicos suficientemente lúcidos para dar una explicación de lo que acababa de pasar. Sin embargo, antes de que pudieran siquiera hablar, una vocecita surgió de las sombras.

-Por favor profesora McGonagall... Me estaban buscando a mi.

Bleyck frunció el seño ante esto, ¿tambien la estaban buscando a ella, por qué la sacó del cuento?

-¡Hermione Granger!

-¿Qué estupidez tramas, Granger?- le susurró Bleyck a la castaña una vez que ella finalmente se había apartado de su lado. Pero esta la ignoró, y decidida se paró frente a los profesores.

-Yo vine a buscar el trol, porque yo... yo pensé que podría vencerlo, porque, ya sabe, había leído mucho sobre el tema.

Tanto Ron como Fransheska dejaron caer las varitas en sus manos. ¿Hermione Granger diciendo una mentira a un profesor?

Charles y William se miraron entre si boquiabiertos, ¿qué había pasado en el rato en el que ellos seguían a un árbol?

Por otro lado, la pierna de Bleyck se novia con más rapidez que su cerebro, pues no entendía las acciones de Hermione, y si algo odiaba ella, era no entender algo.
¿Por qué mintió si la versión original no ameritaba un regaño?
¿Por qué se culpaba?
¿Por qué su boca no emitía sonido alguno que pudiera contar la verdad?
¿Por qué nadie hace nada?
¿Por qué lloraba?
¿Por qué no dijo que fue al baño durante la cena y ya?
¿Por qué mentir?
¿Por qué?

-Si ellos no me hubieran encontrado, yo ahora estaría muerta. Bleyck me protegió y evitó que el trol me golpeara, Fransheska lo distrajo, Harry le clavó su varita en la nariz, Charles y William trataron de ir por ayuda pero no había nadie cercano y volvieron cuando escucharon como Ron lo hizo golpearse con su propio bastón.

Todos los personajes en la alocada historia de Granger trataron de no poner cara de asombro.

-Bueno... en ese caso - dijo la profesora McGonagall contemplando a los siete niños-... Hermione Granger eres una tonta.

Los tres Ravenclaw ahogaron una risa ante la sinceridad en las palabras de la profesora, pero rápidamente volvieron a su cara seria, pretendiendo que nadie había pasado.

-¿Cómo creías que ibas a enfrentar a un trol gigante tu solo? -McGonagall volvió a su reprimenda contra Hermione, ignorando a las risas que se oyeron zumbar en el aire.

Hermione bajó la cabeza y Fransheska se ahogaba en culpa. Hermione era la última persona que haría algo en contra las reglas y allí estaba, fingiendo una mentira para liberarlos a ellos del problema. Era como si su abuela se pudiera a escuchar rock pesado en calzones.

-Hermione Granger, por esto Gryffindor perderá cinco puntos -dijo la profesora McGonagall-. Estoy muy desilusionada por tu conducta. Si no te ha hecho daño mejor vuelvo a la torre Gryffindorde. Los alumnos están terminando la fiesta en sus casas.

Hermione se marchó, y Fransheska tuvo el impulso de ir con ella y preguntarle por qué había echo eso, si estaba bien, llenarla de preguntas. Pero no se inmutó, la profesora McGonagall no le había dado permiso para irse y no quería causar más problemas esa noche.

-¿Tan poquitos? Eso es lo que vale una participación en clase. ¡Auch! -el susurro criticón de William quedó en el aire una vez que el codo de Bleyck impactó en sus costillas.

-Bueno, sigo pensando que tuvieron suerte, pero no muchos de primer año podrían derrumbar un trol y sobrevivir del intento. Han ganado cinco puntos cada uno para Gryffindor. -habló la profesora McGonagall, y casi automáticamente fue brutalmente interrumpida por una chillona voz.

-Y para Ravenclaw también. -habló el profesor Flitwick dando a entender que Bleyck, Charles y William, también recibirían puntos.

Bleyck pudo notar un deje de orgullo en la voz de su profesor, cosa que no le sorprendía de todo. Si algo amaba el profesor Flitwick, era que sus alumnos buscaran siempre nuevas formas de aprender aunque esta no haya sido muy ortodoxa -o consensuada-.

-Sí, quince puntos para Ravenclaw también. Bien, el profesor Dumbledore será informado de esto. Pueden irse.

Salieron rápidamente y no hablaron hasta subir dos pisos. Eran un alivio estar fuera del alcance del olor del trol y los profesores.

-Tendríamos que haber obtenido más de quince puntos -se quejó Ron-

-Diez, querrás decir, una vez que descuentes los de Hermione. -dijo Harry.

-¡Oh vamos! ¡¿Nosotros perdemos puntos y ellos dos los ganaron por hacer nada?! -dijo señalando descaradamente a Charles y William-. ¡Llegaron después de todo el lío!

-Uy, perdón por no ahogarme en sobaco de trol. Algunos simplemente tenemos suerte. -habló Charles, arrogante.

-Eso no es justo. -habló Harry, comenzando a enfadarse.

-Además, Ron, tú solo lanzaste un hechicito. -contraatacó William, acercándose con cautela a un furioso Ron.

-¡Hechizito la que-

-Chicos... -una dudosa voz provocó que Fransheska y Bleyck apartaran su atención de la discusión entre los cuervos y los leones.

-¡Hermione! -gritó Fransheska y se acercó de prisa a la voz que la llamaba, queriendo abrazarla, pero antes de llegar se detuvo. No sabiendo si eso le gustaría a la contraria- ¿Te encuentras bien? -hablo, a un mísero paso de distancia de la castaña.

-Hermione solo se limitó a asistir-. De maravilla. -dijo.

-Me alegra oír eso. -habló Bleyck una vez llegó junto a las contrarias, con los brazos en su espalda tapado las heridas.

-¡Bleyck! ¿Tú estás bien? -una angustiada Fransheska tomó entre sus manos la cara ligeramente sudada de Bleyck. -¿No les hizo nada el trol? -volvió a preguntar, como una madre gallina cuando sus hijas se mete en una pelea.

Las dos negaron, divertidas ante la reacción de Fransheska.

-Creo que la única herida aquí eres tú, Fran. -dijo Bleyck, haciendo referencia al golpe que su amiga se había dado anteriormente-. Deberías ir a la enfermería.

-Yo estoy bien -mintió la asiática- ¡Tu varita, cierto! -y con un comentario cambió drásticamente de tema, le entregó la varita a su amiga y le sonrió.

Bleyck la tomó entre sus manos. «Mierda lo había olvidado», y con una sonrisa agradecida la tomó entre sus manos y desordenó juguetonamente el cabello castaño cual madera de Fransheska.

-Igual debes ir a la enfermería. -le recordó, y el reproche de Fransheska quedó en el aire, pues alguien habló antes.

-Quería darles las gracias. -dijo Hermione, ganándose nuevamente la atención de las dos amigas una vez que se armó de valor para decir aquellas palabras tan simple pero a la vez tan complicadas de decir-. Y lamento haberlas involucrado en todo esto, enserio.

-Oh, no es tú culpa, es mía. -se lamentó Fransheska-. Ustedes no hubiesen pasado por eso si yo no hubiera apoyado a Harry con la idea de encerrar al trol ahí.

Fransheska se sentía muy culpable, pues sabía que el resultado de esa simple acción, de un solo error, pudo acabar con la vida de dos jóvenes grandiosas.

«Con que fue su idea ¿eh?. Lo voy a matar» claramente, había una diferencia de pensamientos entre la castaña y la azabache en ese momento.

-Igual, quiero disculparme no solo por eso. Sino por cómo me comporte antes.

-No debes disculparte por ser tú misma, Hermione. -Fransheska se atrevió a colocar su mano en el hombro de Hermione, brindándole apoyo.

-Exacto, además, recuerda lo que te dije: no te odiamos. -una hermosa, brillante y sincera sonrisa fue la respuesta de Hermione ante el comentario de Bleyck.

-¡Propongo algo! -habló Fransheska, alzando la voz y sobresaltando a las dos jóvenes a sus costados-. Empezamos de cero. Mi nombre es Fransheska Weber, un placer.

Una propuesta inocente de una niña servicial, sin miedo a la muerte.

-El placer es mío, me llamo Bleyck Grindelwald.

La respuesta positiva de una niña hábil, capaz de torturar tú mente sin que lo notes.

-Soy Hermione Granger, encantada.

Y la complicidad de una niña lista, preparada para enfrentar y defender a quien sea.

-¡Ahora las tres somos amigas! -gritó Fransheska, estrechando ambas manos de las contrarias-. ¿Vieron?, no fue difícil.

Formó, la amistad que haría temblar a Hogwarts y a todo el mundo mágico.

-¿Ustedes..., enserio quieren ser mis amigas? -preguntó tímidamente Hermione, aquellas dos no sólo serían sus primeras amigas en Hogwarts, sino en toda su vida.

-Por supuesto, eres grandiosa, Hermione. -sonrió Fransheska, sincera.

-Solo seremos las primeras de muchas otras amigas, cuando la gente aprenda a ver un poco más allá que portada del libro -habló Bleyck, sonriendo con calma-. Así que espero que no se te suban los humos a la cabeza y nos olvides cuando pase.

El comentario de Bleyck detonó la risa de las, ahora, tres amigas. Risas que fueron detenidas cuando los varones decidieron dejar su pelea y hacer acto de presencia.
Impidiendo la respuesta de Hermione: "nunca las olvidaría, y tampoco las dejaría."

-¿Qué hacen aquí? No queremos otro regaño, ¡vamos! -dijo Ron, notablemente furioso.

-Ay pero que amargado andas hoy. -bromeó Bleyck, pasado a su lado y desordenando su cabello.

-Oigan, Ron, Harry -los llamó Hermione, haciendo que ellos hicieran un gesto de denotaba que la escuchaban-. Gracias.

William, quien estaba al lado de Ron, vió la expresión sorprendida del Weasley y a su oído susurró:

-¿Te pusiste rojo de los nervios, Weasley? -otro codazo fue a parar en las costillas de William, solo que esta vez el propietario fue otro.

-No importa, eso es lo que hacen los amigos. -dijo Ron, ignorando la presencia de William.

La sonrisa de Hermione se hizo tan grande hasta que ya no pudo más, y su emoción recorría su cuerpo más rápido que su sangre. Lo había logrado, tal como le prometió a sus padres antes de subir al tren el primero de septiembre: había echo amigos.

-Solo espero que no nos enfrentamos con otro trol el próximo Halloween. -habló Charles.

-Yo espero no pasar por nada peligroso hasta que me gradue -dijo un esperanzado, pobre e iluso Harry.

Esa noche, se dirigieron cada quien a su Sala Común, pero ya no eran los mismos de como habían salido horas antes, y no sólo por haber enfrentado a un trol o tratar de hablar con un bowtruckle. Aquella noche, muchos cumplieron promesas, hicieron amigos, enfrentaron miedos, recapacitaron sobre la vida y la muerte, dándose cuenta que, en un solo instante, una sola palabra o decisión, hará que la luz se apague, y no se vuelva a encender.

¿Un gran pensamiento para tan solo unos niños de once años, verdad? Puede ser, sí.

Pero lo bueno, es que no enfrentarían esto solos, ya no. Tampoco serían solo: "Bleyck y Fransheska", ahora habían otros cinco más nombres en su lista de aliados.

No estaban solas, y con el tiempo que se avecinaba, esa era una de las mejores armas.

Los siete jóvenes de Hogwarts, los Siete Libertadores del Mundo Mágico.

¡Hola! 💗

¿Qué tal? Con esto cierro el especial 2×1, ¡espero les haya gustado!

En estos dos capítulo probé algo nuevo, como el cambio constante de escena, el decir el nombre del capítulo durante la historia, y dar pequeños spoilers del futuro.
Así que, díganme ¿les gustó esta nueva forma de narrar?
¡Haganmelo saber!

Recuerden comentar y votar si les gustó el capítulo.

¡Adiós! 💝

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