Seis ✨

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Extrañar a alguien, Jode.
Es una angustia en el pecho que no se calma con nada. Es el latido de tu corazón a mil por hora por una ausencia espantosa. Extrañar te recuerda que ya no está, pero definitivamente es la manera de mantener vivo aquel pensamiento sin tenerlo presente físicamente, así sea por un efímero momento.

Jeon Jungkook traía presente al pequeño Seong-Jin a propósito cuando escuchaba alguna canción, en imágenes, quizá escuchando una que otra palabra relacionada con la paternidad, más si visitaba a sus padres.
Eso abría pasó al dolor. Por qué no lo había traído de vuelta, a pesar de que cada momento qué pasó con él, valía la pena.

Y luego, aparecía la imagen de aquel chico extraño. Esa piel tersa, suave y pálida. Su cabello castaño acompañado de pequeños destellos dorados que brillaban a la luz del sol. Esos ojos cautivadores, y ese delineado natural de sus ojos que se perdía hacia las sienes de sus negras pestañas. Y que decía de aquellos labios rosados que ya había probado y que le habían parecido lo mejor del mundo.

Lo hacía perder la cabeza, volviéndolo loco.
Dejándolo estupido, porque idiota ya estaba.
De pronto las fiestas dejaron de importarle, el alcohol ya no era necesario. Y su trabajo se había vuelto importante.

—Vamos Jeon, anímate. —exclamó su fiel compañero—. Con esa cara espantaras a los nenes.

—¿Y si regresamos a casa?—cuestiono sin ánimo.

—Ya estamos aquí, aliviánate, tómalo con calma—le contesto el rubio, pero ¿A quien engañaba? Extrañaba como loco a aquel pequeño—¡Dalay!

Después de tanta espera, les llegó el turno de entrar.
La música era fuerte, el olor a alcohol se metió profundamente a sus fosas nasales causando cierto asco. No quería estar ahí.

El tiempo no sé no se detiene, ni tampoco espera por nadie.

Este instante es lo más viejo que podía ser y lo más joven que no volvería a ser jamás.
Era el tiempo qué pasó con ellos lo que lo hacía especial, porque si, ya los prefería a ellos dos antes que todo el bendito universo.

Las personas son como un rompecabezas, una vez que encuentras una pieza que encaje, la búsqueda se termina. Así esten a mil kilómetros de distancia. Esas dos piezas, siempre se complementarán a la perfección.

—¿Jeon? —interrumpió Jimin en sus pensamientos brindándole un caballito de tequila.

—Yo...Debo irme.

—¿Qué? ¿A dónde?

—¡A armar mi rompecabezas!

Y sin decir nada más, salió corriendo del lugar dejando a un enano confundido.
Ni siquiera empacó nada más que su billetera y se limitó a comprar un boleto de avión.

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