━━ 𝟏𝟒

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【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟷𝟺】


𝐝𝐨𝐦𝐢𝐧𝐠𝐨, 𝟐𝟖 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒


𝓓afne

𝐂𝐎𝐍 𝐋𝐀 𝐃𝐄𝐒𝐏𝐄𝐃𝐈𝐃𝐀 𝐃𝐄 𝐌𝐄𝐋𝐀𝐍𝐈𝐄 𝐀𝐋 𝐂𝐀𝐄𝐑 𝐋𝐀 𝐍𝐎𝐂𝐇𝐄, me hallé sola en casa, envuelta en la penumbra y entregada a mis pensamientos.

Mis reflexiones danzaban en torno al inesperado encuentro con Matías, y una extraña sensación de cosquilleo persistía en mi cuello, como un eco palpable de las emociones vividas. La manera en la que me sujetó mientras se acercaba a mí ocupaba un espacio predominante en mi mente, un recuerdo que se repetía una y otra vez, resistiéndose a desvanecerse. 

Cada detalle de nuestro encuentro a solas estaba grabado en mi memoria, y no podía evitar darle vueltas a la cabeza. ¿Cómo ese momento podía generarme tantas preguntas? Entendía que pudiera haber algún tipo de tensión sexual entre Matías y yo, pero me resultaba algo desorientador, sobre todo teniendo en cuenta que apenas lo conocí ayer. El desconcierto se mezclaba con la intriga, creando un cóctel de pensamientos que se desplegaban en mi mente, como si estuviera en medio de un enigma sin resolver. 

Mis pensamientos continuaron en espiral, las preguntas sin respuesta resonaban en mi mente. ¿Matías experimentaba la misma mezcla de confusión que yo? ¿Qué significaban esas chispas que parecían encenderse cuando nuestras miradas se encontraban? ¿Por qué ese gesto inconsciente de lamerse los labios cuando estábamos cerca?

Los interrogantes se multiplicaban, y el misterio que rodeaba a Matías se intensificaba, avivando la chispa de mi curiosidad. ¿Acaso sus pensamientos se asemejaban a los míos? ¿O tal vez yo estaba interpretando mal cada pequeño gesto?

Negué con la cabeza mientras desviaba la mirada hacia el horno, donde se estaba cocinando mi cena: una tentadora pizza con tomate, mozzarella y jamón. El aroma embriagador comenzaba a impregnar la habitación, pero mi mente seguía atada a la maraña de pensamientos sobre Matías. 

Tomé mi teléfono móvil, decidida a cumplir con lo que me propuse antes: explorar los perfiles de Instagram, empezando por el suyo. Accedí a su cuenta y dejé que mis dedos se deslizaran por la pantalla, recorriendo cada rincón de sus publicaciones. 

La mayoría de fotos mostraban momentos con sus amigos, escenas detrás de cámaras grabando su última película, pero también había algunas imágenes en las que aparecía junto a una chica, publicadas hacía apenas un par de meses. La chica en cuestión no se parecía en nada a mí; tenía el cabello corto con flequillo y parecía ser significativamente mayor que él. 

La inevitable pregunta se dibujó en mi mente: ¿era ella su novia? Si lo era, ¿por qué se había acercado a mí ayer? Un sentimiento extraño surgió en mí, pero decidí no sacar conclusiones precipitadas. Decidí dejar que el tiempo y las circunstancias revelaran la verdad. 

A continuación, me sumergí en el perfil de Enzo, notando con curiosidad que Melanie también lo seguía, lo cual llamó mi atención. La mayoría de sus publicaciones eran paisajes impresionantes que transmitían una riqueza de emociones, así como fotografías de la película. 

Exploré también los perfiles de Blas, Esteban, Pipe y Agustín, donde encontré más de lo mismo, pero cada uno con su toque único. Fotos relacionadas con su última película, sesiones de fotos que capturaban la esencia de su trabajo, selfies animados con amigos, nostálgicas imágenes de cuando eran más pequeños e incluso algunos memes que reflejaban su sentido del humor. 

Por último, me aventuré en el perfil de Juani, encontrando una continuación del patrón habitual: fotografías del rodaje que capturaban la esencia del proceso cinematográfico, imágenes de sesiones de fotos y divertidas fotos de él imitando memes, añadiendo un toque de humor a su presencia en las redes. 

Justo cuando estaba sumergida en la experiencia de ver un vídeo de Juani mostrando sus habilidades vocales, mi atención fue repentinamente interrumpida por la notificación de que él mismo me había enviado un mensaje. La curiosidad se apoderó de mí en ese momento. ¿Estaría preocupado porque hoy no había publicado ningún tuit? La incógnita flotaba en el aire mientras abría el mensaje para descubrir la razón de su contacto.

Por supuesto, tenía todo el sentido del mundo que Juani tuviera mi bolso. Lo único que saqué del coche de Enzo fueron las llaves de casa y el móvil, ni siquiera pensé en el bolso. Realmente tuve suerte de que Enzo nos dejara en casa, a pesar de que condujera como un loco. Si me lo hubiera dejado en un taxi, capaz ahora estaría enfrentándome a la pesadilla de renovar todas las tarjetas y documentos. La sola idea de tener que lidiar con la burocracia me hizo apreciar aún más la suerte que tuve. 

Al sacar la pizza del horno, los deliciosos aromas llenaron la cocina, creando una anticipación en mi paladar. Me senté y comencé a cenar, sumergiéndome en cada bocado de la pizza. La perfecta combinación de tomate, mozzarella y jamón era una sinfonía de sabores que deleitaba mis sentidos y me transportaba a un estado de puro placer gastronómico.

Justo cuando me sumergía en la satisfacción de los sabores, la puerta de casa se abrió de repente, provocándome un sobresalto. 

Mamá irrumpió en la cocina con una sorpresa que no esperaba. Ella, con sus rizos oscuros y una piel pálida adornada con algunas pecas (no tantas como las mías) destacaba aún más con sus tacones que la hacían parecer más alta de lo que ya era. Sin dudarlo, dejé la pizza de lado y fui corriendo a abrazarla.

La alegría de su visita inesperada llenó la casa con una cálida energía, como si un rayo de sol hubiera iluminado todos los rincones. Era reconfortante tenerla de vuelta después de dos semanas sin verla, y el encuentro espontáneo agregó una chispa especial a la velada. La añoranza de su presencia se desvaneció instantáneamente, y el hogar recuperó su plenitud con su llegada. 

─ ¡Mamá! No lo puedo creer, ya estás de vuelta ─le dije con los ojos brillando por la emoción, aun abrazándola. 

─ Sí, querida, fue un viaje agotador, pero valió la pena. Cerramos el trato con esa empresa española que te conté, e incluso pudimos acordar unos términos financieros satisfactorios ─comenzó a explicarme con una sonrisa orgullosa─. Pero no quiero abrumarte con detalles aburridos. ¿Y vos?

─ Sobreviví ─bromeé con una risa ligera mientras me separaba del abrazo─. Estoy tan contenta de tenerte acá. ¿Te tienta un pedazo de pizza?

─ ¡Obvio! Esa pizza tiene un olor increíble ─dijo mamá, siguiéndome hacia la mesa y tomando asiento─. Contáme, ¿cómo venís ocupando tus días? 

─ Ya sabes, la típica rutina. Ir a clases, estudiar con Mel... de hecho, festejamos su cumpleaños con Isadora y Emilia. También conocí a algunos pibes muy divertidos y tuve un encuentro medio raro con uno ─expliqué con una chispa de misterio en mis ojos. 

─ ¡Eso suena re emocionante! ¡Contáme todos los detalles!

Y así lo hice. Claro, omití algunos detalles, como lo del mordisco; tampoco quería que mi mamá se preocupara demasiado. Sin embargo, le narré con entusiasmo como conocí a Juani por Twitter y como nos encontramos en la misma fiesta, donde nos presentó su divertido grupo de amigos. Describí con alegría los momentos de risas compartidas y las anécdotas que surgieron esa noche. 

También le conté la peculiar sensación que experimenté con Matías, detallando nuestra interacción, la tensión que se percibía en el ambiente y cómo quedé intrigada por ese misterioso magnetismo entre nosotros. 

Le expliqué que, aunque era algo que me resultaba intrigante, no quería hacerme ilusiones ni construir expectativas precipitadas. Aclaré que nuestra interacción se limitaba a esa única noche, y era consciente de que, en ocasiones, las cosas pueden parecer más intensas de lo que realmente son en una primera impresión. Mamá, tan filosófica como siempre, me dijo que solo el futuro revelaría la verdadera naturaleza de esa conexión. 

Ella, sentada frente a mí, absorbía cada palabra con atención, su rostro iluminado por una sonrisa comprensiva. La conexión con ella durante estos relatos creaba un lazo de calidez y apoyo, como si nuestras emociones se entrelazaran en ese momento compartido.

Era un recordatorio reconfortante de que siempre podía encontrar consuelo y comprensión en mi familia. Sabía que podía confiar plenamente en mamá, y esa certeza llenaba mi corazón de seguridad y afecto. 






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