━━ 𝟓𝟑

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟻𝟹】


𝐬á𝐛𝐚𝐝𝐨, 𝟑 𝐝𝐞 𝐟𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒  


𝓓afne

𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐀𝐕𝐀𝐍𝐙Á𝐁𝐀𝐌𝐎𝐒 𝐏𝐎𝐑 𝐋𝐀𝐒 𝐂𝐀𝐋𝐋𝐄𝐒 𝐄𝐍 𝐄𝐋 𝐂𝐎𝐂𝐇𝐄 𝐃𝐄 𝐌𝐀𝐌Á, la emoción aún brillaba en mis ojos como un faro en la oscuridad. Habíamos dejado atrás el bullicio del acto, pero el eco de los susurros de admiración y los aplausos aún resonaban en mi mente, como una melodía que se negaba a desvanecerse.

Cada paso en el escenario, cada destello de luz, cada palabra de aliento, todo se fusionaba en una sinfonía de emociones que llenaban mi corazón de una felicidad radiante y una profunda satisfacción. La sensación de haber sido parte de algo tan espectacular me llenaba de una felicidad radiante y una profunda satisfacción, como si cada momento del acto hubiera sido un escalón más hacia la realización de mis sueños.

En los asientos traseros, Melanie y Emilia compartían risas y comentarios sobre lo emocionante que había sido todo. Yo, sentada como copiloto, me sumergí en la conversación animada, compartiendo anécdotas y detalles del evento mientras el paisaje urbano pasaba rápidamente por la ventana, como destellos fugaces de luces que se deslizaban por la noche.

Mientras nos acercábamos a casa, una sensación de calma y plenitud se apoderó de mí, como si cada momento vivido esa noche se hubiera convertido en un abrazo cálido que me reconfortaba el alma y me recordaba lo afortunada que era por tener amigas como ellas a mi lado.

Había sido una experiencia inolvidable, un torrente de emociones que había inundado cada fibra de mi ser y que ahora anidaba profundamente en mi corazón, como un tesoro preciado que guardaría por siempre. Cada momento, cada risa, cada mirada compartida se había convertido en una pieza invaluable de un puzle que formaba parte de mi historia.

Me sentía profundamente agradecida por haber compartido ese momento con mis seres queridos, quienes habían sido mi apoyo constante a lo largo de este emocionante viaje. Y mientras el pasado se desvanecía en el horizonte, el futuro se abría ante mí con infinitas posibilidades, lleno de promesas y aventuras por descubrir.

Media hora antes, mientras me sumergía en una conversación sobre mis sueños y aspiraciones como diseñadora junto a mamá, Pablo y Ricardo; mis amigas, Melanie y Emilia, estaban inmersas en una charla animada con los chicos del elenco, riendo y compartiendo anécdotas.

Entre risas y confidencias, surgió la idea de ir a la Bresh, un lugar genial para relajarnos y disfrutar juntos después del evento. La perspectiva de celebrar el éxito de la noche en un ambiente distendido era demasiado tentadora para resistirla, así que no dudé en unirme a la propuesta en cuanto me la plantearon.

Al llegar a casa, ascendimos las escaleras hacia mi habitación, un refugio lleno de calidez y familiaridad que contrastaba con el bullicio del evento. Mamá, visiblemente agotada por el largo vuelo desde España hasta Argentina, decidió retirarse para descansar, dejándonos a nosotras con nuestros panes de la noche.

Con la intención de estar cómoda, pero sin sacrificar el estilo, abrí mi armario en busca del atuendo perfecto. Opté por unos pantalones negros de corte recto, una elección que me hizo sentir segura y elegante. Lo combiné con un top blanco que añadía un toque de sencillez y elegancia a mi conjunto.

Melanie, quien ya conocía mi armario como la palma de su mano, no perdió el tiempo y optó por uno de mis vestidos negros ceñidos, una elección que resaltaba su figura con elegancia y estilo, como si fuera hecho a medida para ella.

Mientras tanto, Emilia, con su característica indecisión, exploraba detenidamente mi colección de faldas. Después de sopesar varias opciones, finalmente se decidió por una falda tejana que le confería un aire desenfadado, pero chic, combinada con un top que añadía un toque de color y energía a su conjunto. 

Después, nos sumergimos en unos retoques rápidos de maquillaje y cabello. Aunque el evento nos había dejado bastante presentables, queríamos asegurarnos de mantenernos radiantes para la noche. 

Mientras nos ocupábamos de los retoques, el teléfono de Melanie vibró con un mensaje entrante. Al revisarlo, una pequeña sonrisa iluminó su rostro, indicando que algo emocionante se avecinaba. 

─ Es de Enzo ─exclamó Melanie, deslizando el dedo por la pantalla para leer el mensaje.

Emilia y yo intercambiamos una mirada cómplice, seguida de una risa suave.

─ ¿Qué te dice tu chico? ─preguntó Emilia con picardía.

─ Dice que ya está abajo, esperándonos ─respondió Melanie con una sonrisa juguetona mientras tecleaba.

─ ¿Chico? ¿Cuándo pasó eso? ─intervine entre risas, provocando un estallido de risas entre nosotras.

La broma sobre la futura relación entre Melanie y Enzo era algo que solíamos mencionar de vez en cuando, añadiendo un toque de diversión a nuestras conversaciones.

─ En realidad nos dimos un beso una vez, nada más ─confesó Melanie, haciendo eco a nuestras ocurrencias.

La revelación de Melanie desató una nueva ola de risas sorprendidas entre Emilia y yo. Me quedé boquiabierta. ¿Un beso con Enzo? Melanie nunca me lo había contado, y eso que éramos mejores amigas.

Sin embargo, entendía su postura. Respetaba su decisión de mantener ciertas cosas en privado, especialmente considerando la pequeña brecha de edad que había entre ella y Enzo. Al final, cada uno tiene su propio ritmo para compartir sus experiencias personales, y eso está bien.

Charlamos un poco más sobre ese tema mientras nos calzábamos y recogíamos nuestras cosas. Luego bajamos para unirnos a Enzo.

Su coche se encontraba estacionado frente a la entrada de mi casa. Cuando nos dirigimos a la parte trasera del automóvil y abrimos la puerta, nos llevamos una sorpresa inesperada: Matías estaba allí, sentado en la parte delantera junto a Enzo.

Mi corazón dio un pequeño vuelco en mi pecho al verlo, y aún más cuando giró la cabeza para escudriñarnos. Una oleada de emociones me invadió, una mezcla de sorpresa, alegría y nerviosismo. 

Dudé por un momento, pero luego, sin pensar demasiado, me acerqué y le di un pequeño beso en los labios, justo delante de los demás.

Las miradas de complicidad entre mis amigas se hicieron evidentes, mientras Matías y Enzo intercambiaban una breve sonrisa. El silencio inicial fue interrumpido por la risa suave de Melanie y Emilia, quienes intercambiaron otra mirada cómplice antes de soltar sus bromas.

─ Bue, parece que algunos se están saludando re bien ─soltó Melanie, con una sonrisa traviesa bailando en sus labios.

─ A mí también me gustan esos saludos ─respondió Enzo con una pizca de picardía en su tono, añadiendo un toque juguetón a la conversación. 

La clara insinuación de Enzo desató una risotada colectiva, y no pude evitar notar cómo las mejillas de Melanie, quien estaba a mi lado, se tiñeron de rojo como si se trataran de tomates. Su reacción solo provocó más risas, creando un ambiente alegre y distendido en el coche.

Tras eso nos acomodamos en nuestros asientos y nos preparamos para seguir con la noche. Con la energía positiva que flotaba en el aire, estaba segura de que el resto de la velada prometía ser igual de entretenido y lleno de momentos para recordar.

El trayecto en coche con Enzo al volante fue, de nuevo, una montaña rusa. Giros bruscos, aceleraciones repentinas y frenadas súbitas. Cada curva se convertía en una aventura emocionante y cada semáforo en una carrera contra tiempo. Mientras avanzábamos, podía sentir cómo mi corazón latía al ritmo frenético de su conducción, y el paisaje urbano se deslizaba rápidamente por la ventana.

El trayecto tendría una duración aproximada de unos 15 minutos, un tiempo perfecto para relajarse un poco (o al menos, intentarlo). Decidí tomar mi teléfono y abrir Twitter para desconectar un poco. 

Sin embargo, me sorprendió encontrar mi nombre y el de Matías como trending topic. Intrigada, no pude resistir la tentación de hacer clic y ver qué estaba sucediendo.

Decidí responder con un toque de sarcasmo, prefiriendo no involucrarme en ese tipo de chismorreos. Después de todo, el día había sido significativo para mí, lleno de logros y emociones positivas. Había desfilado con éxito, una experiencia que quería recordar con alegría y gratitud. Entrar en especulaciones no estaba en mis planes, especialmente cuando tenía tanto por celebrar.

Y ahora, mientras salía de fiesta con mis amigos, mi enfoque estaba en mantener el ánimo alto y aprovechar al máximo el momento. No permitiría que esas cosas afectaran a mi estado de ánimo.

Quería sumergirme en la diversión y la compañía, dejando de lado cualquier rumor que pudiera intentar arruinar mi noche.






NO SE OLVIDEN DE VOTAR Y COMENTAR!!!!❤️❤️❤️

💌nota de la autora:
quedan solo 3 capítulos para terminar la historia... :) pero estoy pensando en escribir 3 - 4 extras para que vean que sucede después del final

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro