Día 17: Venganza dulce. 🔞

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+18 | Las escenas a continuación van a tratar de muertes y tortura explícita. Te pido discreción y si estos temas no te gustan, te pido que dejes de leer para ahorrarnos peleas innecesarias y comentarios que no vienen al caso.

Su torso grande y musculoso, los tatuajes resaltando en su blanca piel mientras sus brazos se flexionaban cada vez que subía en la haltera, los músculos de su abdomen contrayéndose, el sudor cayendo por cada parte de su cuerpo. Su cabello negro y algo largo pegándose por el sudor a su rostro mientras respiraba pesadamente. Soltó un gruñido cuando supo que era suficiente y sintió un tirón en la espalda.

Dio un salto y aterrizó en el suelo. Las miradas estaban en él y lo sabía, pero poco le importaba porque su mente no estaba ahí, si no más bien en los lindos ojos mieles que no querían dejar su cabeza desde el día anterior. Se había quedado toda la noche en la enfermería junto a Taehyung, sin decir mucho, simplemente admirandolo dormir con su respiración suave y los quejidos bajos que soltaba entre sueños.

—Jeon—Llamó un oficial y él lo miró. Secó el sudor con la parte superior del uniforme y se acercó hasta el tipo que parecía congelado en su lugar—, el oficial Min te busca—Asintió con su cabeza y se encaminó dentro del pabellón escuchando algún que otro murmullo que venía de los reos. Sus ojos se posaron en uno, que se había reído fuerte de algo que otro había dicho sobre Taehyung. Sus oídos eran buenos y podía llegar a escuchar bien cada palabra que esos imbéciles habían soltado.

— ¿Qué mierda han dicho?—Preguntó, imponiéndose en su gran altura. Aplastó sus grandes y pesadas manos en los frágiles hombros contrarios sonriendo con burla cuando escuchó el quejido bajo que habían soltado.

—Les voy a decir una sola cosa—Su voz sonaba tan siniestra a oídos ajenos—, si siguen hablando ustedes serán los siguientes a quienes desollaré. Los haré llorar y pedir por clemencia—Miró al reo que se había reído y golpeó su mejilla con su mano abierta demasiado fuerte—. Están advertidos y ustedes bien saben que no juego ni miento.

Siguió con su camino y buscó al oficial Min con la mirada, encontrandolo en la puerta en donde llevaba a la enfermería y la salida del pabellón. Se acercó a Yoongi con el ceño fruncido, pero sabiendo qué quería decirle. Lo había puesto a trabajar, le había dado la navaja que el fiscal Choi había puesto en sus manos, mostrándole las iniciales talladas en el mango para que él luego buscara a la persona que había hecho eso. Él no tenía pensado quedarse de brazos cruzados e iba a encontrar a la rata que se había atrevido hacer eso por toda la maldita prisión.

—El director ya sabe lo que sucedió. Me darán una orden para trasladar a Taehyung hasta el hospital. Es asegurarnos nada más que realmente no tocó nada y que la herida no va a infectarse—Hizo una pausa. Él era alto, pero Jeon era un titán. Tenía que levantar su cabeza para poder mirarlo a los ojos, aunque tampoco lo hacía mucho por el hecho de que parecían ser aterradores. El más alto se colocó la parte superior del uniforme mientras lo miraba atentamente—. Encontré algunas personas que hablaron por sí solas. Son tres del pabellón norte, Salvatore fue buscando a algunos tipos para que hicieran el trabajo sucio de deshacerse de ti, pero al parecer entendieron mal la orden. Quien apuñaló a Taehyung es Bae Seokmin, un idiota que entró por poseer algunos gramos de cocaína, marihuana y otras sustancias ilegales y peligrosas. También tiene cargos en su contra porque ha drogado a varias de sus ex novias. Creo que es parte de una pandilla de imbéciles.

—Quiero a Seokmin y consigueme un buen lugar. Necesito hablar con Yong y Mang.

—Mang no quiere verte la cara, ¿para qué necesitas hablar con el director?

—Debo decirle algunas cosas—Yoongi frunció los labios y tanteó las esposas que tenía colgando en su cinturón antes de colocarlas en las muñecas de Jeon.

—Si quieres hacerlo, hagámoslo ahora antes de que termine de hacer lo que sea que hace y se vaya a su hogar.

Hicieron todo el camino hasta la oficina del director de la prisión. Pasaron por la celda de Yong y Jeon le dijo algo por lo bajo, el oficial no pudo escuchar qué había salido de su boca porque el hombre se había escapado y había intercambiado pocas palabras. Mang no los quería en ese lugar, ambos lo supieron cuando vieron su cara, el miedo y el enojo haciendo un baile en sus facciones.

— ¿Qué sucede oficial Min?—Sus ojos evitaban mirar a Jeon.

—Me dejaré las esposas si eso es lo que le da miedo, Mang—Dijo burlón el recluso mientras lo miraba fijamente. Yoongi hizo una seña dándole entender al director que Jeon había insistido—. Solo vengo a hablar con usted por unos minutos. Siéntese, no hay por qué hacer un drama por mi visita—Se sentó en la silla vacía frente al escritorio y colocó sus pies sobre este, las botas negras luciendo sumamente pesadas—. Yo recuerdo que le dije que no mataría más a sus esclavos si usted hacía lo que le pedí, sin embargo, siguieron habiendo altercados en donde mi chico se vio involucrado. Veo que usted no ha hablado una mierda con esos imbéciles descerebrados así que yo no tengo por qué cumplir lo que prometí.

—No puedes ni debes asesinar a nadie, Jeon. Soy el director y puedo aumentar tu sentencia hasta el último día de tu vida—Jeon soltó una risa sarcástica, burlesca y tan alta que el director se estremeció.

—Hazlo. Si te atreves y tienes huevos, hazlo. Voy a esperar con ansias que me llamen para que me presente en el juzgado y aumenten mi sentencia—Hizo una pausa y bajó los pies de arriba del escritorio, levantándose en su gran altura para después apoyar las palmas de sus manos en la madera del mueble—. ¿Tú crees que voy a quedarme de brazos cruzados? Apuñalaron a mi chico un par de imbéciles que creen que pueden pasar sobre mí. Haremos algo—Mang se imaginaba lo peor—, me dejarás una de las celdas de castigo y me brindaras cualquier elemento que yo necesite y también dejarás en mis manos al hijo de puta de Bae Seokmin. Piénsalo, Mang. No tienes por qué involucrar a tu familia, solo deja a este diablo que se divierta con quien intentó acabar con mi chico.

Mang no podía pensar en otra cosa que en su dulce esposa y sus preciosos nietos. Él sabía que Jeon no tenía piedad. Los recuerdos aún permanecen frescos en su mente y la forma en que acabó con la esposa de un colega solo porque él no quiso colaborar en algo que había pedido, no puede sacarlo de su cabeza. Él estaba tomando una decisión importante y tal como el hombre había dicho, Jeon era un diablo en busca de venganza por haber lastimado lo que era suyo, por haber intentado arrebatarle lo que se suponía era un poco de estabilidad y... ¿amor? ¿Él realmente tenía a alguien que amaba para tratar de defenderlo de esa manera?

—Bien—Dijo unos minutos después. Jeon sonrió, pero su sonrisa estaba llena de tanta burla que creyó que podía echarse atrás en lo que había aceptado hacía simplemente unos segundos.

—Ah, y deja a Yong salir en estos días al patio, Mang. También, cuando lo dejes tener un recreo, no permitas que nadie quede dentro de su celda y mucho menos rondando por el pabellón.

— ¿Por qué? Yong es uno de los reos más peligrosos en la prisión. Por algo está esperando a ser enviado al corredor de la muerte, Jeon.

—Solo hazlo—Fue lo único que dijo con ese tono bajo y aterrador que su voz podía adoptar.

Y Mang no tuvo más que aceptar lo que Jeon le estaba pidiendo porque le temía más que a nada en toda la tierra.

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Jeongguk soltó un suspiro saliendo de su celda. Salvatore andaba rondando por el pabellón escondiéndose de celda en celda porque sabía que Jeon estaba en la suya y que tal vez en cuaquier momento iría a buscarlo.

El oficial Min lo miró unos segundos antes de hacerle una seña para que se acercara. Yoongi respiró profundo antes de morder su labio con fuerza para dejar salir a Jeon, le estaba haciendo muchos favores y sabía que si lo que hacía dentro de la prisión se sabía afuera de esta, él no saldría bien parado porque estaba conspirando con un mafioso que amenazaba al director del lugar para que le dejara hacer lo que quisiera. Aunque él realmente no lo culpaba porque en momentos así, se ponía en el lugar de Jeon y sabía muy bien que haría lo mismo por la persona que quería.

— ¿Cuánto más seguirás con tu mentira?—Preguntó Jeongguk. Había visto a Hada llorar hacía tan solo unos minutos y a pesar de que su llanto no le había causado nada, le molestaba que quien lo hiciera llorar fuera Yoongi—. Hada estaba llorando por tu culpa. Pasé a ver a Taehyung y él ya estaba ahí contándole como tu linda y enamorada esposa vino a traerte el almuerzo. No lo ilusiones para después correr a brazos de ella, Hada no se merece eso.

—Tú tampoco puedes decir eso. Sabes que hay alguien esperándote afuera.

— ¿Quién mierda te dijo eso?—Yoongi encogió sus hombros—. Mira, Yoonki o como mierda te llames. Hada está enamorado de ti y toda esa mierda, no traigas más sufrimiento del que tuvo en su pasado. Ya está harto de sufrir por cosas como estas.

Yoongi se molestó. ¿Qué sabía él en realidad? Sí, su esposa había venido a visitarlo y traerle el almuerzo cuando bien sabía que eso no podía hacerse. Él quería a Hada, de eso estaba seguro y nadie pondría en dudas sus palabras. Mucho menos alguien que no entendía lo que era el amor como Jeon.

—Yo tengo en claro que quiero a Jimin. No lo busco para placer propio. Que ella haya venido hoy fue un error, pero pronto se va a terminar.

—No debes de decírmelo a mí. Hada es quien se merece escuchar eso.

Lo dejó en la amplia celda de castigo sabiendo que, esposado a una silla se encontraba Bae Seokmin. Cerró la puerta del lugar mientras negaba con la cabeza y una sonrisa cínica se abría paso en sus labios. Tenía instrumentos a un lado y ya se encontraba despojándose de la parte superior del uniforme mientras mantenía sus ojos puestos en el muchacho rubio que apretó sus labios en una fina línea, intimidado y completamente asustado. Se hizo hacia atrás todo lo que pudo cuando Jeon se acercó, observándolo con esos aterradores oscuros ojos que se asemejaban a los de un muerto.

Seokmin tragó con fuerza cuando confirmó que todo lo que se hablaba de Jeon era cierto. Esa forma que tenía de ponerte los pelos de punta con tan solo dirigirte una sola mirada, la forma en la que tu cuerpo se ponía en alerta al sentir el inminente peligro que era estar cerca de él. Se mordió la lengua no queriendo decir nada.

—Así que te atreviste a apuñalar a mi chico—Soltó bajo y siniestro—. Mírame a los ojos, Bae Seokmin. Porque será lo último que veas antes de que te arrastres a las penumbras del infierno, maldito hijo de puta. ¿Qué mierda creíste?—Preguntó. Su cabeza estaba pensando tanto que había comenzado a doler. Pero tenía una sola cosa en mente.

—Yo... Yo... Yo...

— ¿Yo, yo, yo?—Se burló mientras tomaba una pinza entre sus manos para apreciarla unos segundos. La abrió y la cerró, sonriendo con maldad. La dejó en la pequeña mesa de acero que antes estaba y tomó una jeringa vacía y al lado de un líquido que él sabía bien qué era.

— ¡Fue un malentendido! ¡Fue un malentendido! ¡No queríamos dañar a tu amante, simplemente entendimos mal lo que nos dijeron!—Gritó completamente aterrado. Se movía deseperado para poder soltarse en la silla de hierro que estaba sentada. Cuando el oficial Min lo llamó y lo llevó hacia un celda de castigo, no imaginó que él iba a estar ahí, simplemente pensó que lo golpearían entre algunos oficiales por haberse metido con el amante del gran Jeon.

Ahora entendía por qué decían que él era el rey de la prisión de Busan.

— ¿Quién te dijo? ¿Salvatore?—Rellenó la jeringa con adrenalina y lo miró de soslayo, esa sonrisa de todo un demente aún seguía en sus labios.

El oficial Min había hecho un buen trabajo, había colocado los brazos de Seokmin contra los apoyabrazos de la silla y ahí había ajustado las esposas de una manera que no podrían abrirse ni él escaparse. Sus tobillos se encontraban también atados contra cada pata delante. Era casi imposible que él se soltara.

— ¡Sí, sí, sí! ¡Fue él!—Nuevamente se movió con fuerza en la silla, intentando, de alguna manera que las esposas se abrieran así él podía escapar de ese tenso infierno que estaba a punto de vivir—. ¡¿Por qué demonios me tienes a mí en este lugar?!

— ¿Y encima preguntas por qué?—Soltó una risa sarcástica en medio de la pregunta y negó con su cabeza antes de acercarse a Seokmin.

Inyectó la adrenalina en su brazo, en el lugar que sabía donde debía de ir y tomó la pinza mirando las manos del muchacho. Dejó unos minutos pasar antes de volver a acercarse, arrodillandose frente a los brazos de Seokmin. Entre sus dedos tomó uno de los contrarios antes de posicionar la pinza y arrancar una uña, la sangre saltando a su rostro. El dolor fue intenso y Seokmin abrió sus ojos en grande cuando le recorrió desde su mano izquierda hasta la punta de los dedos de sus pies. La adrenalina, lo que lograba era acrecentar el dolor de la tortura. Jeon siguió con la uña del índice.

— ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Perdóname!—Gritó mientras las lágrimas dejaban sus ojos. Jeon lo estaba disfrutando, mierda. Él lo disfrutaba como si fuera lo mejor que podía hacer—. ¡Déjame! ¡Déjame! ¡¡Maldición, no te me acerques más!!

—Taehyung también pidió que te alejaras de él, que no lo tocaras. Sin embargo, ¿hiciste caso a lo que él te pedía?—Lo hizo callar con un golpe de su puño cerrado en su boca, Seokmin soltó un gemido de dolor mientras sentía como su labio comenzaba a sangrar. El dolor incrementándose tres veces más en todo su cuerpo—. Dime, Bae Seokmin... ¿cuándo clavaste tu asquerosa navaja qué creíste que sucedería? Debías de saber que el infierno se vendría sobre ti por hacerle eso a mi chico, te hubieras salvado un poco si venías directamente por mí.

Un cuchillo filoso llamó su atención mientras lo tomaba y lo examinaba de cerca. Miró al muchacho que se mantenía gritando y llorando por ayuda, la cual no iba a llegar. Las paredes de la celda de castigo, se encontraban insonorizadas por lo tanto, él podía gritar hasta que su garganta se desgarrara y nadie lo escucharía además de que no había casi nadie por esos lugares, ya que, los reos sabían cómo debían portarse si no querían pasar una semana entera en ese lugar comiendo nada más que pan duro y agua.

El primer corte que Jeon hizo, logró que el muchacho se moviera deseperado para soltarse de su agarre. Su brazo era el elegido esta vez, mientras el hombre cortaba la piel sabiendo a la perfección cómo es qué debía de hacerlo. Cortó un pedazo de carne bronceada, justo donde había un tatuaje y la tiró al suelo. Podía ver el músculo y la sangre brotaba con fuerza, salpicando sus botas y parte de su pantalón.

— ¡Detente! ¡Por favor, solo detente! ¡Me equivoqué, me equivoqué!

—Nicolo sabía que corté los dedos de su hermano, ¿cuántas muertes está queriendo cargar?—Pero realmente no le importaba porque él se vengaria de todo aquel que quisiera dañar a Tae.

Tomó un martillo y golpeó con fuerza la rodilla de Seokmin que mordió su labio inferior con fuerza haciéndolo sangrar. El crujir del hueso llenó la habitación mientras el muchacho hacía todo lo posible para retener el grito que quería escaparse de su boca. Las lágrimas caían como cascadas por sus mejillas, pero nuevamente no causaba nada en Jeon.

Jeongguk mordió la barrita de acero quirúrgico que tenía en su labio inferior y luego hizo lo mismo con la que tenía en la lengua antes de reírse cuando empujó un dedo contra la rodilla, ahora rota, de Seokmin. Los gritos que soltaba le hacía sentir un fuego en su pecho, algo líquido moviéndose por todo ese lugar y la sonrisa que tenía en sus labios le era imposible borrarla. Sacó más pedazos de carne del cuerpo de Seokmin hasta el punto que él ya no tenía fuerzas para seguir gritando o siquiera seguir moviéndose en la silla, respiraba con fuerza mientras miraba con mirada cansada a Jeon quien seguía muy entretenido haciendo su trabajo.

—So...lo... ma-matame—Dijo mientras la sangre corría por su nariz.

— ¿Ya lo quieres?—Preguntó siniestro. Y antes de que Seokmin dijera algo, clavó el cuchillo en su arteria carótida, moviendo el cuchillo a los lados rompiendo los vasos sanguíneos.

Los ojos brillosos e inyectados de sangre de Seokmin lo miraron fijamente mientras se ahogaba en ese líquido escarlata y viscoso. Hasta que perdieron todo el brillo, su respiración se atascó en sus pulmones y la sangre se derramó por su boca. Para Jeon, Seokmin había sido una rata que se había atrevido a tocar lo suyo y las ratas siempre morían de la peor forma. Se había deshecho de uno y él sabía a la perfección que faltaban dos más.

Limpió la sangre que había saltado a su rostro con la remera de tirantes de color blanco y salió del lugar con un pedazo de carne en la mano que posteriormente, envolvió en la ropa que tenía en sus manos. El oficial Min hizo una mueca, ¿cómo mierda iba a explicar todo eso? Había sangre esparcida por todos lados, pedazos de carne bronceada tirada por distintos lugares y el cuerpo sin vida de un recluso.

—Dile a Namjoon que te ayude a limpiar. Él sabe cómo hacerlo y cómo sacar la basura sin ser descubierto. ¿O quieres que lo destroce para que sea más fácil?

—Déjalo. Ya encontraré una forma—Y Yoongi sabía que si aceptaba lo que él había dicho, Jeon no dudaría dos veces en realizarlo.

Caminó con paso seguro con una sonrisa en sus labios antes de meterse dentro del pabellón, dirigiéndose a la celda en donde sabía que otra rata estaba escondida. Miró a Salvatore fijamente cuando se apoyó en el marco de la puerta y le sonrió cuando pudo ver como este tragaba duro. Tiró el pedazo de carne a sus pies y el italiano se alejó asustado.

—Dile a Nicolo que si me quiere muerto, que venga él por mí que no envíe a su escuadrón de putas a hacer el trabajo sucio. Y la próxima vez, Salvatore, voy acabar contigo, ¿me oíste, rata? Y te prometo que será mil veces peor que las cosas que le hice a Seokmin.

No esperó respuesta y salió del lugar, metiéndose en su celda tomando un muda de ropa limpia para luego caminar con paso rápido a la enfermería. Namjoon abrió y entrecerró la puerta, mirándolo de arriba abajo.

—No puedes entrar así—Murmuró—. ¿Qué mierda? ¿Trabajas en la casa del terror de la prisión o algo por el estilo? Taehyung está despierto y puede verte.

—Como si él no supiera las cosas que puedo hacer—Soltó, incrédulo—. Necesito ducharme, Namjoon.

—Espera un maldito segundo—Dijo antes de entrar en la enfermería, cerrando la puerta en la cara de Jeon que frunció el ceño. Namjoon cerró las cortinas blancas de la camilla en donde Taehyung estaba y le sonrió suave, resaltando esos lindos hoyuelos que él poseía.

Jeon entró unos segundos después y se dirigió al baño con ducha que la enfermería tenía, saliendo unos largos minutos después. Necesitaba una ducha de agua fría y tratar de pensar con coherencia lo que estaba sucediendo últimamente con él y su perversa mente.

—Hey—Murmuró mientras secaba su cabello con una toalla. Tae le sonrió como solo él podía hacerlo y luego prestó atención a su rostro.

A pesar de que Jeon se había dado una ducha aún habían gotitas de sangre seca en su cuello y su mejilla izquierda que eran notorias gracias a su blanca piel, y a que, se había acercado lo suficiente al de piel canela. Tae solo pudo pensar lo peor y que había sido por su culpa antes de que Jeongguk lo besara y lograra que su mente se pusiere completamente en blanco, tal y como solo él sabía hacerlo.

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Espero que el capítulo sea de su agrado. Por favor, no hay necesidad de tomarse en serio lo que pasa en el capítulo. Todo es pura ficción.

¿En verdad les gusta la trama de 60DP?

Cuídense♡

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