Cap 8. Algo especial

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Tras pasar unos minutos, después de despedirse de Sonia, Ouma se dirigió al jardín un momento a refrescar, acompañado por supuesto, de aquel que decidió como compañero esa noche. Saihara estaba asombrado por como el menor se movía alrededor de una pequeña fuente, sonriendo como nunca a la vez que daba vueltas, de repente se detiene, como si recordara que no estaba solo.

Algo cohibido y con el rostro completamente rojo, mas que nada por los nervios, se acerca al detective, rozando ambas manos con sumo cuidado, tirando de el hasta la mesa de jardín mas cercana.

Todas aquellas acciones le parecían de lo mas tiernas a Saihara.

-Perdone mi comportamiento de hace unos instantes...me olvide por completo de su presencia-

-No se preocupe Princesa, fue adorable de ver-intento aliviar el temblor de Ouma, lo cual parece que funciono, pues al momento este alzo la vista de sus manos y se encontró con los orbes color sepia que tanto temía desde un tiempo atrás

Intento pensar una excusa para huir, el detective le había agradado, era la primera vez que se sentía cómodo con una persona recién conocida, pero si algo malo le pasaba, nunca se lo iba a perdonar. Al notar las acciones sospechosas de la princesa, Saihara opta por tomar su mano sin preguntarle, alterando al menor.

-Por mas que formulo, no puedo hayar forma-comienza a recitar, esta era la única cosa que se le ocurrió para ayudar a el afligido chico-Dulce ángel de porcelana, pequeño brote de nomeolvides sin madurar, si el destino me permite, y así lo quiera nuestro señor, me convertiré en su espada, en su escudo, en su confidente, todo pesar que podría o no empañar las gemas de su rostro lo aceptaré, lo procesaré, y lo volveré pétalos que se mecen con el viento, lejos de vuestro alcance-

Eso fue inesperado, al menos para Ouma, quien al momento sintió una calma inexplicable.

-¿Como...?-

Mas no tuvo una respuesta inmediata, solo un suave tirón que le levanto del asiento. Firmes brazos le rodeaban, el tenue olor a chocolate le envolvía, antes de saberlo comenzó a soltar pequeñas lágrimas que creía ya se habían secado.

-Antes de volver a llenar el jarrón hay que eliminar el agua dañina, pero no olvidarse de que estaba ahí -Ouma no se pregunto como es que sabía sobre Korekiyo, tampoco pregunto, solo se limito a aspirar el dulce aroma y dejar salir todo lo malo-Estoy seguro de que a esa persona le hubiera gustado verle sonreír -

Las luces que desde hace unos minutos le acompañaban parecían sonreír. Saihara le devolvió el saludo silencioso y el alma partió al otro lado, satisfecho con la persona a la que el destino decidió para su PRÍNCIPE.

"-Adios...Kokichi...-"es lo ultimo que susurra al momento de desaparecer, sonido que fue llevado por el aire hasta el alma de aquel chico que empezaba a quedarse dormido, tanto fingir le quito las energías

-Le recitasté un hechizo a Ouma...-murmura incrédulo Amami, dentro de lo que conocía de hechizos nunca había logrado ver a alguien con tal capacidad, si bien habían muchas familias de hechizeros ninguna persona tenia la capacidad de activar la magia tan rápido, era simplemente extraño-¿Como lograste tanto efecto?-ante verse descubierto Saihara se encoge de hombros, restándole importancia, no iba a discutir con el sumo sacerdote sobre el tema, ese era un secreto que protegería a cualquier costo

-Solo me salio, a veces ocurre-no comento mas, cargo al inconsciente chico en brazos, dirigiéndose a donde la niñera real le esperaba

Maki sonrió ante el momento, Ouma parecía muy a gusto en los brazos de un casi completo desconocido, pudo respirar en calma. Con paso cauteloso les guió hasta los aposentos de la princesa, cuidando que ningún invitado notara la falta de Ouma, ya luego se encargaría de ello.

Con cuidado colocan a "la bella durmiente" en su lecho, riéndose Maki por la forma tan extraña de referirse al menor. Habiéndose asegurado de no haber miradas indiscretas vuelve su atención al joven de cabellos azulinos.

-Muchas gracias-dice en voz baja, no quería privar a su princesa del merecido descanso

-No veo porque debería de agradecerme...-aunque las palabras eran dirigidas a la castaña su vista se encontraba en el rostro dormido, así como una mano acariciaba con cautela los azabaches cabellos

-Claro que debo agradecerle, últimamente han ocurrido muchas cosas en su vida...-se calla, recordando que no debería revelar los detalles a alguien fuera de palacio, ¡por dios! Ni siquiera se lo podía contar a quien no supiera del secreto de Ouma, estaba en una lucha interna para ver como salir de esa situación, no quería revelar algo que perjudicara al menor

-Hablaste de mas...¿verdad?-lo ultimo fue con voz realmente suave, baja, como si hablara consigo mismo, pero mirando a través del ojo por unos segundos a la castaña, demostrándole que se lo decía a ella

-Un poco...-había fallado como guardiana del príncipe, que era su verdadero trabajo

-No encuentro motivo alguno-recita una vez mas-causa, razón o circunstancia, para que algún tercero descubra estas palabras, todas las frases intercambiadas hoy entre nosotros quedaran ocultas a espera de que la persona importante las pueda escuchar, hasta entonces, seremos dos entidades diferentes, con un secreto en común -la rojiza mirada llena de sorpresa no tenia precio, es mas, recito el hechizo a propósito, de esa forma lograría bajar el nivel de alerta de la chica, acertando cuando la tensión reciente desapareció en un suspiro, a veces agradecía esa especie de don, o tal vez maldición, no estaba muy claro ya

-¿Que eres?-murmurra sentándose en las sabanas a un lado de la princesa, pero del opuesto de de el chico seguía acariciando la cabellera larga

-Un detective...y un hechizero...mas nada-no podía negar el haber usado la magia pero hablar mas alla de eso podría ser peligroso

-Lo entiendo-acepta la falta de información que recibió de aquel que el destino eligió para Ouma, Saihara debe de tener sus razones

-Muchas gracias...-

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