Piece of me

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Me levanté por una terrible sed, había tenido una mala semana con la sonda pasando todo el día vomitando, a pesar de que me habían puesto suero y lavado los dientes mil veces el sabor a metal no se me iba.

Me levanté débil en busca de jugo, salí de mi habitación rumbo a la cocina, al subir no pude evitar escuchar a mis padres hablar.

—Me lo llevo y ya, unos días fuera de aquí no le caerían mal —dijo Pa.

—Damian no puedes hacer eso, huir no es manera de ayudarlo —quiso hacerlo ver Papá.

—¡Dejarlo morir tampoco!, estamos perdiendo a nuestro niño, hemos hecho de todo Jon, terapia, la sonda, el medicamento apenas y lo toma, internarlo no es opción... no perderemos a nuestro hijo —dijo mi pa desesperado, su voz estaba cortada... había llorado.

—Seguiremos buscando apoyo de acuerdo, ya oíste a Jones, él tardo casi un año en salir de la depresión —murmuró papá.

—Si sigue así nuestro hijo no tendrá ni un año... me aterra pensar que se pueda hacer daño, Jon...

Me fui a mi habitación pues no soportaba escucharlos hablar así...

No quería hacerles daño, pero tampoco sentía que podía vivir, su muerte se había llevado más de lo que había dejado... en estos momentos solo necesitaba un milagro para volver.


Me encontraba en mi habitación leyendo un libro, descalzo y en calzones, tirado de espaldas sobre la cama, completamente en mi mundo.

El sonido del teléfono ni me inmutó, fruncí la frente y sin despegar la vista del libro lo tomé, cerrando mi lectura en un punto y aparte, para mirar el teléfono y desconcertarme ante el mensaje de un número desconocido.

—¿Será una broma de esos idiotas, de nuevo? —murmure, esperando a que se cargara el vídeo para darle play y empezar a reproducirlo.

Hola de nuevo Rey del Infierno.

Si estás viendo esto es porque ya estoy en tus dominios, quemando malvaviscos y jugando cartas con Lilith.

Sin apuros, aún te espero en mucho tiempo en cuanto a ti probablemente sigas masturbandote con el recuerdo del mejor beso de tu puta vida, te lo aseguro siempre lo será

Te envío esto no para que recuerdes nuestro lindo día en la playa, empezamos mal... si, aún no me agradas, también, pero lo hago con una única razón, necesito tu ayuda.

Si así es lo escuchaste bien necesito tu ayuda porque me preocupa tu saco de boxeo favorito.

Él... es fuerte el cabron no solo lo aparenta, estas semanas no han sido las mejores y lo que me temía se está haciendo realidad, lo estoy jalando a mi mierda.

No me queda mucho Hades, lo sé y lo acepto pero no acepto que mi muerte lo afecte, ese pequeño cuerpo no aguantara todo lo que se está guardando.

Tiene sus demonios, sus problemas y no puedo permitirme que lo alcancen, por eso tu rey del infierno tienes que evitar que eso suceda.

Te elijo a ti porque en mis días de desesperación recurrí a Nico, y en esas interminables pláticas siempre salías tú y es hasta ahora que lo comprendo.

De todas las personas solo tú entenderás que es perder un amigo que llevas perdiendo desde ya hace un tiempo.

Sé que no vas por la vida perdiendo así que el trato es este, tu cuidas de mi enanito y yo cuido de Nico cuando me acompañe.

Si eso no te convence solo hazlo por Jensen, porque el putazo que le metiste hizo que se viera ridiculo por semanas

Sabes no te imaginas que tan importante eres para Nico, porque te quedas corto de solo pensarlo... al igual de lo que es Jens para mí.

Así que espero lo hagas cabron, prometo visitarte un día de estos mientras duermes con suerte y te llevo conmigo del susto que te meta.

Se que lo harás porque debajo de esa pinta eres un buen tipo, así que gracias, fue un gusto empedarme contigo.

Terminó mandándome un beso de despedida.

Al principio, le miré con recelo al distinguir la cara de ese idiota que ofendió a mi mejor amigo y luego, como si nada, se hizo su compinche.

Aunque a Nico no le importa, a mi me desagradó mucho su actitud y por un momento pensé en mandarlo al diablo, hasta que menciona a Jensen y, gracias a mi convivencia con él, me obligue a escucharlo hasta el final.

Debí pasar saliva un par de veces, aunque sé controlar muy bien mis emociones, pero por Nico y por Jensen se aflojan un poco mis defensas, escucharlo hablar de mi como si me conociera me molestó un poco; sin embargo, al final solo puede sostenerme la sien, cansado de escucharlo y agradecido de que el vídeo terminara.

Incluso si me pesaba aceptarlo, no lo pensé dos veces y llamé a Nico, seguro de que si a mi me había mandado, del mismo modo le envío a él. Y no me equivoqué, la voz de Nico sonó tan ronca que me asustó.

—Ese cabron, me gustaría golpearlo... —Solvió por la nariz, notablemente afectado.

—No tienes que hacerlo —No soporto escucharlo así.

—Tengo que —Escuché como se levantaba —. Llamaré a Steff, te veo en el aeropuerto.

Y apenas cortó negué, sabiendo que esta vez en especial no tendría motivos para escapar de sus arrastres.

—¿Qué hice para convertirme en un samaritano de locos y enfermos? —susurré, tragando saliva. Por un momento la voz me falló.

Resoplé resignado y corrí a vestirme para tomar un equipaje liviano, ya avisaría a mi hermana de cubrirme en el camino.

Escuché ruidos en la casa y no era raro, si no era Percy o Vic's siempre había alguien tratando de "animarme"

—¿Pequeño Jens? —Tocaron un par de veces a la puerta.

Era Nico entrando con Hades detrás, ambos estaban serios.

Se adentraron en la oscuridad de mi habitación, no les respondí así que prendieron las luces.

—¿Jensen? —Intentó acercarse Nico—. Oye...

El chico solo se quedó serio sin saber que decir, no tenía ganas de mirarle, responderle... incluso cuando llegó a mi lado para tomar mi hombro solo decidí ignorarlo.

—Jens, miranos, estamos aquí contigo. Cad... Él... Vinimos a verte. Por favor di algo... —rogó triste.

No podía...

Nico tenía la mano semi temblorosa, llevaba un cabestrillo en la otra, la tensión lo abrumaba en sobremanera lo sé y como nunca no supo cómo expresarse.

El chico pasó saliva y retrocedió cohibido, guardando su mano dentro de su bolsillo alejándose de nuevo.

Al pasar a lado de Hades, le susurró algo tan bajo que no pude escuchar.

El chico bajó la cabeza, con un leve asiento dejando que Nico se fuera.

—Déjame solo —susurré sin verle.

—Sabes que no lo haré... —murmuró de vuelta, recostándose en la pared frente a mi para cruzarse de brazos.

Le miré por un segundo para cubrirme con la cobija.

—¡Lárgate! —ordené debajo de la cobija.

—No te dejaré, Jens —dijo directo, pero sereno y lleno de paciencia.

Me quité la cobija para verle, intentando descifrar qué quería de mi.

—No tienes cosas mejores que hacer, niños pequeños que hacer llorar —murmure serio.

—¿Te golpeó por accidente una vez y ya me crees un bravucón que roba dulces a los niños? —Negó, pero la verdad es que si—. Te quedaste conmigo dos semanas y me abrazaste en contra de mi voluntad. Lo siento, no me botarás ahora.

Lo niegue o no, yo sé que me cuido con cariño esas dos semanas.

—No te quiero aquí —gruñi molesto— no lo entiendes déjame solo.

—En eso te equivocas, tal vez sea quien más te entienda ahora...

No lo hacía, nadie lo hacía...

—Tu mejor amigo se murió en tus brazos, no ,así que no me digas que me entiendes porque no sabes una mierda —reproche molesto.

Me miró serio como siempre.

—No, no se ha muerto en mis brazos, pero he visto por un año entero forzarse a soportar desesperado una depresión, cómo se ha debilitado por una enfermedad que no tiene tratamiento ni cura, perdido el sueño porque en cualquier momento puede dejarlo en silla de ruedas porque pierde la movilidad completa de su cuerpo —pasó saliva.

Se que le cuesta hablar porque nunca es fácil

—No ha muerto en mis brazos, pero veo diariamente como muere en vida...

Suspiré desgastado para verle.

—Entonces ve con él tu que aún puedes en vez de perder tu tiempo conmigo —solté girándome para darle la espalda.

Lo escuché resoplar, dejando su postura para caminar a mi y terminar aplastándome con su enorme ser.

—Quítate me aplastas —gruñi molesto, tratando de quitármelo.

—Lo sé, eso es obvio —dijo sin inmutarse, muy cómodo sobre mi.

—Hades no me dejas respirar muévete —ordene pegándole, era demasiado peso para mi.

—No se me ocurrió otra manera tan infantil como la que usas para ignorarme, así qué...

No se movería, pero no lo quería aquí, no quería que me viera hecho mierda.

—¡Quítate, quítate! —empecé a llorar desesperado —¿Qué quieres de mi?

El chico se levantó, acomodándose sobre la cama para mirarme de frente.

—Es una pregunta estúpida —susurró.

Hades levantó mi camisa para pasarlo por mi rostro limpiando mis lagrimas con cuidado de no mover mi sonda.

—Ahora, dejaras de comportarte como un idiota y hablaremos, estaré todo el día de ser necesario, pero no creas que me iré porque me insultes y sueltes un par de mocos, no te dejaré en este estado, me preocupas, ¿Entiendes?

suspiré entre gimoteos para asentir y tirarme en su pecho.

—Pues habla entonces...

—No seré yo quien lo haga —mencionó.

Me separó de él para poner una mano en mi hombro.

—Anda, sueltalo todo, desahogate y llora si quieres, no dejes esa carga dentro de ti, no es saludable y no la soportaras —me miró por encima—. Te prometo que no saldrá de aquí...

Entonces suspiré para dejarlo salir.

—Lo odio —confesé entre llantos— odio que me haya arrastrado hasta Santa Monica, odio que el mejor día de mi vida haya sido con él, con ustedes... odio haber sido tan débil y encariñarme con él.

En ese momento empecé a llorar con fuerza, llorando lo que me faltaba por llorar.

—Odio que se haya convertido en mi mejor amigo, odio que hubiera estado enfermo... odio que me dejara cuando por fin éramos amigos, cuando lo necesitaba... odio que muriera en mis brazos... y más odio que esto me haya afectado tanto a tal punto de estar asi... lo odio Hades, lo odio.

Me tire en su pecho a llorar desconsoladamente.

Después de un largo minuto de silencio, Hades suspiró.

—Cuando veo películas con mi hermana y me pone esas del cliché del "odio al amor solo hay un paso", la miro con recelo. Para mi, el odio y el amor son caras de la misma moneda, así que no dan un paso por separado, por el contrario no se despegan, porque no son indiferentes del otro —dijo bajando la mirada

Él y Nico no eran muy diferentes, ambos sabían dar consejos aunque los de Hades solían acompañarse con un golpe y los de Nico con un abrazo.

—Así que diría que odias más no poder odiarlo, porque sabes que muy en el fondo, aunque no se llevaban bien, querían ser amigos —era verdad— En vez de gritarle que lo odias e inflar su ego desde el infierno, deberías sonreír y echarle en cara que al final se convirtieron en buenos amigos. Algunos idiotas prefieren que el orgullo les gane antes de admitir que se quieren un poco —me sonrió, le costaba decírmelo pero yo sabía que me quería.

—Tengo miedo Hades... de seguir sin él, no quiero —chille cansado.

—¿Cómo no tenerlo? Da mucha rabia. Comparten tantas cosas, viven momentos inolvidables y crean recuerdos increíbles, para que luego solo... —pasó saliva, inconsciente de que estaba apretando su mano sobre mi hombro con fuerza—. Es aterrador tener que conformarse con continuar sin ellos, con nada más que esos recuerdos... Es injusto.

Le mira con mis ojitos llorosos.

—Pero...

—Nada, es lo que queda... —Me separa un poco de él para que lo mire—. Jensen no esperes mentiras de mí, siempre te diré las cosas como son incluso si te duelen, no tengo tanto tacto como Nico —aseguró lo que es verdad.

Su mirada, era seria, pero amable.

—Tu mejor amigo se ha ido y no volverá, permanecerá en tu recuerdo por cuánto tiempo lo desees. Será duro al principio y habrá momento en que mandarás todo al infierno y eso está bien, mandalo, pero luego no te detengas ahí y harás el favor de seguir —pidió— Lo último que debes hacer es dejar que una perdida te encadene al pasado y no te deje avanzar, ¿Entendido? Porque él tal vez no pudo vivir su vida, pero no creo que quisiera verte no vivir la tuya. Se feliz por ti, por él, por ambos, por lo que no se pudo y por lo que no será.

Asentí cansado para abrazarlo con fuerza.

—Hades... eres un idiota, pero gracias, yo... te quiero —lo abracé más.

El chico respiro hondo para no apartame, sintiéndose algo incómodo ante tanta confianza... ya se estaba acostumbrando a mi.

Resignado, terminó colocando su mano en mi cabello para revolverlo suavemente.

—Si, Jens... Yo también...

Nos quedamos así por unos minutos.

—Ya ves, no te mata decirlo, tampoco los abrazos —sonreí— gracias por venir, lo necesitaba... No sé como mis papás los contactaron...

—No abuses de tu suerte, enano —bufó rodando los ojos poniendo un brazo para separarme—. Y no fueron tus padres, el idiota nos mandó un vídeo a nosotros también, estaba preocupado por como te afectaría su muerte y nos pidió que te cuidaramos —Suspiró agotado—. Y ya sabes que tan importante fue para esos dos conocerse

Señaló con su cabeza la puerta, haciendo referencia a Nico que probablemente estaría siendo traumado por mi hermano.

—No íbamos a abandonarte —aseguró.

Le mire confundido por unos segundos.

—Yo no sabía... nunca grabe esos videos con el.

—Creo que de haberlo grabado contigo, no hubiera hablado tan abiertamente de tí, así que no me extraña —explicó, pero para todo lo que se había abierto conmigo hablar de mí en un video no hubiera sido gran cosa — Tal vez te mandó uno incluso a ti y tú ni enterado.

Mi corazón empezó a latir con fuerza, necesitaba encontrar ese video...

1... así es señoras y señores están de vuelta 🙌🏻

Los necesitábamos para este final 🥺 Por cierto gracia ya llegamos a los 2k de lectura 🙌🏻❤️🙌🏻❤️

PRÓXIMO CAPÍTULO FINAL

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro