¿Quién es Liam?

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Llegamos cerca de la una de la tarde, estaba cansado de tanto manejar y estaba seguro de que si mis padres se enteraban el castigo era de todo un año.

—Cade... Cade —lo llamé tratando de despertarlo— Joder Cade ya llegamos —le grité.

Él chico se despertó asustado hasta que me vió.

—Solo déjame dormir —gruñó.

—Si llego después de las ocho me matan así que muévete —ordené.

Cade bufo pero se levantó, bajamos al restaurante de hamburguesas, era prácticamente la unión de un estado con otro.

—¿Por qué aquí? —pregunté.

—Ambos somos demasiado orgullosos así que esto es la mitad de los dos, eso y que son las mejores hamburguesas que podrás comer —explicó.

Entramos al restaurante, era algo grande a decir verdad.

Nos sentamos en una mesa mientras Cade se volvía loco pidiendo lo que quisiera de la carta.

—¿Y tu hermano? —pregunté.

—Ya vendrá, llegará en un momento —contestó.

Pero veinte minutos después la comida llegó, pero su hermano no.

—¿Te comerás todo eso? —pregunté viendo toda la comida incrédulo.

—Con tu ayuda claro —sonrió.

—Te lo conté para que te callaras el puto hosico no para que me molestes con la comida como todos a mi alrededor —gruñi.

Él suspiró para poner los ojos en blanco.

—Condujiste cuatro horas para llegar aquí y tardarás cuatro más para volver, eso son ocho horas, dos más las que estaremos aquí y suponiendo que hayas desayunado medianamente bien no quiero que te desmayes por no comer a medio camino y nos mates antes de tiempo —convenció— al menos come la hamburguesa.

—Empezaba a odiarte un poco menos, por lo visto eso nunca va a pasar —asegure.

—Me parece bien —aceptó.

Y aunque lo odiaba, mierda que lo odiaba, él tenía razón... siempre la tenía.

Tome la hamburguesa y empecé a comer mientras me miraba sonriéndome, con esa sonrisa que me daban ganas de tirarle los dientes.

—Ya llegó —suspiró.

Me levante y me fui a otra mesa apartada con mi hamburguesa y papas en mano para ver el drama.

Era raro verle caminar hacía mi, en ese momento todos los recuerdos me golpearon y ninguno era bueno.

Me pase la vida peleándome con él que cuando la vida me alcanzó lo único que quería era disculparme.

Aunque habían pasado los años se veía casi igual, con ese porte de chico malo.

—Ya veo que tu apetito es el mismo de siempre —miró toda la comida.

—No sabía que te gustaba así que pedí de todo —murmuré.

—Bueno ahora soy vegetariano así que comeré papas —dijo sentándose frente a mí.

Nos quedamos callados por un momento.

—¿Cómo estas? —pregunté nervioso.

—Excelente, tengo una hija de cuatro que se llama Alison, una linda esposa y a pesar de todo publique mis libros —contestó seco.

—Lo sé, los he leído —confesé— me gustaron.

—No te lo creo, papá nunca te lo permitiría, y ya que tú eres su fan número uno nunca lo desobedecerías —atacó.

—Los leí en casa de Sammy —expliqué.

Dylan puso los ojos en blanco, miró hacia donde estaba Jensen, el chico solo miraba su hamburguesa confundido.

—¿Es Sam? —preguntó mirándole no muy seguro.

—No, es Jensen —contesté.

Me miró confundido, como si hubiera revelado el secreto de la cangreburger.

—El niño al que te la pasabas molestando ahora es tu amigo —dijo incrédulo.

—No lo llamaría amigo, todos son comprables —murmuré.

Se limitó a negar con la cabeza molesto.

—¿Qué es tan importante que me tenías que decir como para desobedecer a papá? —preguntó intrigado.

—Solo quería saber como estabas —mentí, no me salía decírselo.

Hizo esa expresión, la que siempre hacía cuando le molestaba.

—Me has hecho conducir cuatro horas para que te cuente que tal mi día —gruñó— eres el puto niño egoísta de siempre.

Dylan se levantó enojado para irse, pero de mi boca salieron las palabras.

—Espera... por favor —pedí.

Dylan se sentó una vez más frente a mi.

—Dices alguna estupidez y juro que me voy de aquí y no vuelves a saber de mí —sentenció, siempre tan dramático.

—Tengo Cáncer —remate.

Su rostro se transformó de uno de molestia a uno serio.

—No juegues con eso —dijo entre dientes.

—No lo hago —me defendí levantando un poco la peluca— leucemia... bueno lo era, ahora es metástasis en todo el cuerpo.

—Cade...

—Me estoy muriendo no te voy a mentir, si te lo digo es porque no quería que recibieras una llamada de papá diciéndote que estoy muerto, o peor aún no recibirla —expliqué.

Se quedó en silencio por un momento hasta que reaccionó mirándome a los ojos.

—Tu no te vas a morir me oíste —afirmó, sus ojos se cristalizaron— no te vas a morir porque papá no te lo va a permitir, crees que va a dejar a su heredero.

Sonreí, sonaría loco pero era verdad... Dylan decidió abandonar la carrera por sus sueños, Liam ni siquiera era opción, era tan nervioso que no soportaría la presión y después de mí estaba Dean peor era el mismo caso que Li.

—Me están llenando de quimio pero no funcionará, al final supongo será Vic's la que se quedará al mando —bromee.

Una lágrima salió de sus ojos pero la limpió rápidamente.

—También vine a disculparme, fui un imbecil contigo... lamento haberte dicho que no eras mi hermano —me disculpe.

Él suspiró y se levantó para sentarse a mi lado, no lo evitó y me abrazó.

—Lamento haberte querido matar cuando éramos pequeños —dijo riendo, a lo que devolví con una sonrisa.

Nos quedamos así por un momento.

—No me importa lo que diga papá yo voy a estar contigo todo el tiempo que tengamos... tu conocerás a tu sobrina y te amará como yo te amo —aseguró.

—Me encantaría conocerla —sonreí— pero Dee no lo sabe y no quiero que lo haga, si vuelves sabrá que algo anda mal.

—Es porque lo esta, joder tienes cáncer y se te empieza a notar, que pasará el día que te encuentres realmente mal... que pasa si te mueres y se entera que fue porque tenías cáncer, no lo conocí por mucho tiempo pero sé que eso lo destruiría —me hizo ver la verdad.

Asentí, porque tenía razón.

—Yo me encargo de papá de acuerdo —me calmó— y tú díselo a Dean.

—Siempre queriendo mandar no es así —me queje riendo.

—Por eso soy el mayor —sonrió.

Hablamos por un rato más hasta que era tiempo de irnos pues Jensen solo me fulminaba con la mirada.

—Por cierto tú pagas —informe.

Mi hermano solo puso los ojos en blanco pero claro terminaría pagando.

Él me abrazó y besó mi frente, era su primer muestra de afecto en años.

—Te veré pronto de acuerdo —sonrió.

—Les encantara verte, bueno al menos a Liam y Dean —asegure— papá si bien no te asesina.

Él solo soltó una pequeña risa.

Me despedí para irme al auto con Jensen.

—Te odio —se quejó.

—Lo se Jensi, lo sé —contesté triunfante.

Los veinte minutos siguientes se las pasó gritándome por llamarlo Jensi y una hora más al quedarnos en un atoron, se canso de gritarme supongo al igual que yo al quedarme dormido.

Después de seis horas de viaje más las horas en el restaurante nos hicieron llegar a la una de la mañana, a este punto estaba perdido.

Mi teléfono había muerto hace horas y no tenía cargador, mi último mensaje había sido a Percy mintiéndole diciendo que me había sentido mal y me había ido a casa, a este punto seguro ya se habían enterado que no era así.

Baje del auto de Cade mientras un hombre de traje se acercaba a nosotros.

—Joven Cade sus padres estaban preocupado por usted —regañó el hombre.

—Estoy bien Jeff, puedes llevarlo a su casa por favor —pidió cansado.

—Claro que si, entre ya lo esperan —informó amable.

El hombre me llevó hasta mi casa, las luces estaban prendidas y gracias a dios no había policías por toda la casa.

Entre esperando los gritos y no me equivocaba.

—¡Jensen Donovan Blue! —gritó mi Pa— ¿Dónde carajos estabas?

—Yo...

—No sabes lo preocupado que estábamos por ti —interrumpió mi Papá.

En ese momento solo pude correr al baño para sacar la hamburguesa, papas y helado que había comido durante todo el rato que estuve ahí.

Dejaron de gritarme un momento y me dieron espacio para cambiarme y lavarme los dientes.

Mi hermano estaba en el cuarto de mis padres, probablemente roncando pues no estaba en mi habitación.

Me recosté un momento hasta que llegaron los dos, mi padre me dió una bebida de proteína que es lo que me daban si vomitaba.

—¿Qué ocurrió? —preguntó papá.

—Pues me fui de pinta —contesté nervioso.

—¿Tu solo? —recriminó pa, obviamente no me creían.

—No iba arrastrar a mis amigos en esto —expliqué.

—¿Por qué? —preguntó papá dolido.

—Necesitaba un respiro, llevo toda mi vida intentando ser el mejor y no lo logró, me presionan demasiado —solté.

Mis padres se miraron y se sentaron junto a mi, si lloraba me libraba de esto pero las lágrimas no salieron.

Era un talento que mi hermano dominaba bien.

—Jen tú sabes que no pasa nada si sacas una mala nota o menos de un diez eso no hará que dejemos de estar orgullosos de ti hijo —me calmó papá— perdón si sientes que te estamos presionando.

—No es solo eso... es todo, que cuida a Jake, que estudia y no podemos tener una conversación normal sin que me pregunten si comí, o peor aún obligándome a comer —me queje.

Papá me abrazó al igual que mi Pa.

—Hagamos esto, si tú prometes comer y no estresarte por la escuela nosotros te daremos tu espacio —ofreció papá para calmarme.

—De acuerdo —acepté.

—Puedes cantarnos lo que quieras Jens, si necesitas parar por un momento puedes decírnoslos y te ayudemos, pero no huyas que eso solo nos provocará un infarto —pidió Pa.

Asentí con la cabeza.

—Iniciamos mañana ahora tómatelo todo que es probable que lo único que comiste fueron los panques de la mañana —asumió papá— los que ya sacaste.

—De hecho comí una hamburguesa, papas y un helado —comenté orgulloso— creo que fue demasiado para mi estómago.

Ellos me miraron sorprendidos.

—Lo fue, intenta ir poco a poco para que no lo vomites —calmó mi papá.

Sonreí para tomarme la bebida, después de todo no les había mentido.

Muchas veces sentía que me ahogaba, no podía respirar y mi vista se iba, según Percy podía tener ataques de pánico, sabía que era así pero no podía meterles otro problema más a mis padres.

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