L - Luz

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Se abrían paso en la multitud, hasta que pararon en su destino; la pista de baile.

Cody reconocía las intenciones de Noah pero los nervios le causaban un dolor craneal grave, sentía la migraña invadir su ser cómo la peor calaña.

Sabía que en caso de que fuera visto miles de preguntas se esparcirán por todo el instituto sin duda alguna, o chismes, algo aún peor a sus ojos.

Su pánico se incrementó considerablemente al ver cómo le agarraba las manos, entrelazando sus dedos con las de él halladas sudando, por su cara viajaba esas lágrimas hasta caer más abajo en su mejilla y estrellarse contra el suelo. Era una demostración que la histeria lo dominaba sobre la razón, sin saber cómo sobrellevarla.

"Vamos Codymaster, ¿No querías que caigan en tus encantos sin saber bailar, verdad?" Soltó una risotada simpática, causando la molestia en su interior.

"Es por aspecto, no por... Bailes o lo que sea." Rodó sus orbes con fastidio, suspirando repleto de amargura al recordar cierto defecto de su cuerpo según él mientras danzaban cómo dos gotas de agua que deambulaban en círculos el uno con el otro. "Por eso odio mis dientes."

"¿De qué estás hablando..?" Albergaba el baile nato en todo movimiento ejecutado por ambos, y se cambiaban vistas de aprecio. "Eso te hace aún más hermoso, no estropea tu sonrisa ya que la mejora y le da un toque tierno."

Cody parpadeó sonrojado, su grandiosa agudeza visual se había activado al punto que se percataba de las presencias que los observaban cómo sombras en la escena a la luz de la esfera giratoria.

"Gracias... Noah. También es fácil perderse en tu belleza, aunque para los demás es etérea, para mí es duradera." Absorbía la alegría del moreno y la inauguraba, teniendo el deseo de poseerlo y disfrutando las imperfecciones que para él eran obras de su creación, lidiando con su fija vista sobre él. Le encantaba tener sus complementos mutuos, cómo si fueran el uno para el otro.

Aquella cara que parecía haber sido tallada por los mismísimos angeles los cuales con seguridad se encontrarían celosos al ver su retrato con profundos pero hermosos ojos negruzcos que captaban la atención de todos, en especial la de él mientras el viento revoleaba el cabello marrón oscuro tal cual un roble de un sombrío bosque envuelto en brillos presentes en las pupilas siendo un día malo o no, siempre tenían el resplandor que nunca podia faltar, ya que si se ausentaran ese no sería el chico lindo y perfecto que conoce. Lo que adoraba era que solo con él esbozaba la mayoría de sus sonrisas radiantes que brindaban paz característica de él, con esos finos y húmedos labios que tenía de nacimiento acompañada de su aura que desprendía positividad, que probablemente se la contagiaba a cualquiera. Su aroma a flores que tendía a otorgarte tranquilidad eterna cómo un pasaje directo al cielo, con el boleto siendo su morena piel canela que se asemejaba a chocolate de lo dulce que era, al ser el joven igual de meloso que uno, aunque en realidad él era un completo bombón que atesoraba sin dudar junto con su serena voz que nunca temía a expresar lo que sentía, sin importar si es malo, lo haría con valor. Su pulsera con joyas por doquier (incluyéndose al ser la más valiosa en su visión). El toque de miel ámbar que más amaba de él, pero no antes que su personalidad, siendo una persona muy amable y talentosa pero que también podría ser burlesco y sarcástico, 'defectos' que adoraba. Sus preciosas pinturas que dibujaba con sus delicadas manos las cuales siempre se la pasan con el conocido pincel en ellas mientras decoran en ese gran lienzo, paseándose por el óleo como si se tratara de una pequeña habanera y, verlo emocionado por algo que le gustaba realizar provocaba que su corazón se derritiera. En ese humano que se refugiaba en la lectura para reprimirse y no mostrar sus verdaderos sentimientos, había un cascarón de mentiras que mantenían clandestina a su minúscula luciérnaga de cariño. Reconocía que él finge y miente, pero eso era una insignificante capa, porque para él, Noah era un esplendor tal y como era, no era necesario que cambiara.

Su empeño en idolatrar a su amado fue desechado abruptamente al ser jalado fuera del lugar dónde parejas convivían sin miedo, visualizando su brazo llevado de un lado a otro.

"¿Noah? ¿dónde vamos?" Miró a sus alrededores con miedo, no reconocía la localización y era otra zona apartada de la residencia.

No era el hombre de mueca y el que siempre se esforzaba por contentar a los demás. Era al revés. El que se tragaba sus miedos, el que acumulaba sus deseos. El que tenía que tener valentía para encontrarse en ese laberinto al admirarse en el espejo.

Pensó que él tenía un gesto tan bonito que daban ganas de enmarcarlo. Lo habría hecho si no odiase las fotografías. Pero Noah era un lector que sí merecían ser inmortalizado, y no porque fuese especialmente guapo o llamativo, sino por su mirada, por cómo curvaba su comisura sin pensar, por esa diminuta contradicción que se distinguía dentro de él, aunque aún no la conociese.

Porque había descubierto que la droga más fuerte de un ser humano es otro ser humano.

"Mira Cody, las estrellas son las miles de galaxias que veo en tus ojos cada vez que te miro." Fue interrumpido por un visitante en sus pensamientos, así saliendo del trance y incorporándose a medias para hacer caso a lo dicho.

"Noah, eso es... Hermoso." En compañía del luminoso astro que los tapaba con su lucesita inigualable, el rubor se coló por sus cachetes y sentía su corazón palpitar como nunca cuando sus palmas permanecieron de la forma en la que estaban antes.

El silencio era cómodo, existía mucho que aportar a la conversación pero ambos lo preferían de tal manera. Todo el aire se esfumó del organismo de Anderson, su cerebro no procesaba con exactitud cómo llegaron a esto, se encogió en su posición con vergüenza. Su mente gritaba el plan de desaparecer de la faz de la tierra al padecer de escalofríos, que era el anticipo de una inquietud por unos orbes clavados en él.

Se armó de valentía así moviendo levemente su parte superior de su complexión, regulando su respiración agitada.

Eran ellos intercambiando miradas, teniendo de participe al alumbrar de los puntos brillantes. Habían despertado sus facultades mentales que le platicaban sobre la buena opción que sería huir, pero se quedó quieto. Su pecho era de constante latir sin cesar, en cualquier momento se reduciría a una pila de órganos andantes.

"Hey, Noah..." Su contrario no se dispuso a escucharlo, en cambio, Cody percibió cómo su movilidad se paralizó con el fortuito roce de labios que los conectaba con un manifestado amor acendrado, sin ninguna maldad recóndita de ambos lados.

Ahí fue dónde Cody lo entendió todo.

Noah era la única luz que le daría vida en toda la incertidumbre, reina de la tierra.

Él era el amor de su vida.

Feliz año nuevo 🥳

Les juro q no sé contar encima q no me sé el abecedario casi me maté haciendo esto

Enfin, espero q al menos uno capte las referencias q puse okei

Eran 13 caps d amistad, ahora siguen otros 13 más :3

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