*̥˚ chapter three: breaking me*̥˚✧

-ˋˏ [you can do whatever, i'll be forever, spinnin 'round inside this room] ˎˊ

┏━°⌜ 赤い糸 ⌟°━┓

LAS MONTAÑAS HUMOSAS ERAN INCREÍBLES. Keziah no podía dejar de adorar el aire libre, respirar el aire fresco, subir la montaña. Se sentía refrescante. Después de una hora de caminata se había cansado y Nik se ofreció a llevarla a la espalda el resto del camino.

―¿Estás bien? ¿Ray se está poniendo pesado? ―Nik le preguntó a Stefan.

―Estoy bien. ―Contestó secamente.

―¿Estás seguro de eso? Llevamos un buen rato caminando. Si necesitas un poco de agua o sentarte un poco...―

―Sabes, entiendo que estamos... estamos atrapados juntos, pero si pudiéramos saltarnos la cháchara, sería genial.―

―Tanto cavilar. Tu autodesprecio te está asfixiando, amigo mío.―

―Tal vez sea porque estoy un poco cansado de cazar hombres lobo. Llevamos todo el verano con eso.―

―Gracias a nuestro amigo Ray, hemos encontrado una manada.―

Nik dio a entender a Stefan que entrara primero en el campamento, dejando a Ray Sutton en el suelo. Una mujer se precipitó hacia él, agachándose para inspeccionar su cuerpo. ―¡Ray! Oh, Dios mío. ¿Qué está pasando? ¿Quién eres?―

Mientras Nik avanzaba para ponerse junto a Stefan, se detuvo junto a Keziah y le susurró al oído: ―Quédate cerca, no quiero que te hagan daño, Rosie.―

Ella asintió y le siguió de cerca.

―La pregunta importante es quién soy. Por favor, perdona la intromisión. Me llamo Klaus.―

―Tú eres el híbrido.―

La sonrisa en la cara de Niklaus era simplemente chulería en su máxima expresión. ―Has oído hablar de mí. Fantástico.―

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―Es fascinante, en realidad... un hombre lobo que no está sujeto a la luna, un vampiro que no se quema con el sol. Un verdadero híbrido. ―Nik continuó.

Ray se levantó de golpe, asustando a Keziah, que estaba demasiado ocupada mirando las nubes junto a Nik, sin apenas prestar atención. ―Excelente momento, Ray. Muy dramático.―

―¿Qué me está pasando?―

―Stefan.―

Stefan se levantó y caminó mirando a los lobos. ―¿Alguno de ustedes es humano? Tu amigo necesita sangre humana para completar su transición a vampiro. Si no la consigue, morirá.―

―No se necesita mucho, sólo un sorbo. ¿Alguien? ¿Un novio, una novia, a lo largo del viaje? ―Nik insinuó.

―¿Qué hay de ella? Ella es humana! ―Gritó una mujer señalando a Keziah. Ella levantó la vista y entrecerró los ojos hacia ella. ¿Cómo se atreve?

―Ella está fuera de los límites. ―Gruñó Nik haciéndolos callar a todos. Miró a su alrededor y se centró en un hombre en particular. ―¡Tú! ―Klaus se acercó a toda velocidad al hombre y le mordió el antebrazo. Stefan agarró al humano y lo tiró al suelo delante de Ray, dejando que Nik estrangulara a una mujer que protestaba.

―Si no lo bebes tú, Ray, lo haré yo. El problema es que no sé cómo parar.―

Keziah observó cómo Nik alimentaba con su sangre a la mujer y le rompía el cuello. Ray bebiendo la sangre del brazo del hombre. Todo se estaba uniendo, finalmente.

―Bien, ¿quién es el siguiente? ―Los ojos de Nik se habían vuelto amarillos y sus colmillos se extendieron, listos para convertir al siguiente lobo.

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Habían pasado un par de horas y Keziah estaba ahora sentada en una roca, mordiéndose las uñas ansiosamente mientras estaba rodeada de cuerpos, con los cuellos rotos. Tenía la extraña sensación de que algo andaba mal; sólo que aún no sabía qué.

―Están muertos. Están todos muertos. ―Ray gimió.

―Ah, ha pasado su transición. Debería sentirse mejor pronto. ―Nik caminó hacia Keziah, notando su malestar. Le envió una mirada interrogativa, y le frotó el hombro en señal de apoyo.

―Entonces, ¿este es tu plan maestro? ¿Construir un ejército de esclavos híbridos? ―preguntó Stefan.

―No, no son esclavos. Soldados, camaradas.―

―¿Para qué guerra, si puedo preguntar?―

―Oh, no te armas después de que se haya declarado la guerra, Stefan. Construyes tu ejército tan grande que nadie se atreve a luchar. ―Keziah asintió con la cabeza; él tenía toda la razón.

―¿Qué te hace estar tan seguro de que serán leales?―

―Bueno, no es difícil ser leal cuando estás en el equipo ganador. Eso es algo que aprenderás una vez que te quites ese horrible chip depresivo del hombro.―

Stefan se rió, ―Por eso... ¿me mantienes cerca? Para ser testigo de mi ajuste de actitud.―

Esa misma sensación de que algo estaba mal regresó, haciendo que ella mirara a Ray. Estaba gimiendo mientras la sangre salía de sus ojos. Keziah golpeó el brazo de Nik, ganando su atención y asintiendo hacia Ray.

―Sabrás por qué te mantengo cerca cuando haya decidido que quiero que lo sepas. ―Nik le lanzó una mirada. Se levantó y fue detrás de él. ―Algo va mal.―

―Eso no debería pasar, ¿verdad?―

―Obviamente. ―Keziah murmuró en voz baja sólo para recibir una mirada de muerte de Stefan. Ella despreciaba a Stefan. Él y Damon habían hecho toda la compulsión sobre ella. Bromas para ellos, porque nunca funcionaba.

―Dijiste que se sentiría mejor. ¿Por qué no se siente mejor? ―Ray murmuró agitándose de un lado a otro.

―Alguna carrera maestra. ―Stefan murmuró.

―Pierde la actitud. ―le contestó Nik.

Una mujer se despertó, sobresaltando a Keziah para acercarse a Nik, agarrándose a la parte trasera de su camisa.

―Derek, ven a alimentar a tu novia. ―El humano se levantó y se dirigió hacia la mujer, dejándola beber de él. En cuanto esto ocurrió, Ray gruñó y salió corriendo. Nik miró hacia Stefan, molesto. ―Ve a por él.―

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El día se había convertido en noche, y esa sensación no había hecho más que aumentar. Los ojos de Keziah recorrían el campamento esperando que algo saliera mal. Se quedaba junto a la hoguera, usándola para calentarse.

―Malas noticias, amigo mío. Fin del camino para ti. ―Nik mordió el cuello del humano y lo dejó seco. La mujer de antes, la novia, apareció frente a Nik justo al terminar.

―Cuidado, amor. Sólo hay un Alfa aquí.―

Keziah observó cómo todos los hombres lobo se tambaleaban por el campamento, con la sangre brotando de sus ojos. Genial. Ahí está la respuesta al mal presentimiento.

―Maldito infierno. ―Los lobos se pusieron repentinamente rabiosos, lanzándose a atacarlos. Keziah estaba espalda con espalda con Nik.

Nik lo estaba haciendo bien, protegiéndola lo mejor que podía. Mientras Nik lidiaba con varios lobos, la novia que había sugerido a Keziah como cebo la agarró del cabello y la arrastró.

Keziah intentaba empujarla, pero nada funcionaba, la mujer era mucho más fuerte. ―¡Suéltame! ―Keziah gritó, tratando de golpearla, en cualquier lugar. Keziah se quedó sin aliento al estrellarse contra un árbol. El lobo se acercó a toda velocidad y le mordió el cuello.

Gritando de dolor, supo que sólo había una cosa que hacer. no quería; realmente no quería. Sus manos agarraron a la mujer, buscando la piel. El contacto piel con piel era todo lo que necesitaba. Cuando su mano tocó el hombro de la mujer, sintió el alivio. Sintió el poder, su mano brilló en rojo, robando la magia. Su otra mano salió disparada hacia afuera. ―¡Motus! ―salió de su boca.

Tan pronto como las palabras salieron de su boca, se estremeció, aunque no estuviera sucediendo podía sentir el dolor, estaba condicionada a aprender.

La mujer voló hacia adelante, dando a Keziah la oportunidad de correr hacia Nik. Él captó su estado de angustia, antes de decapitar al lobo inmediatamente. Se aferró a los hombros de Keziah, escudriñándola de pies a cabeza, sólo notando la mordida en su cuello. Antes de que pudiera alimentarla con su sangre, ella lo interrumpió. ―Estoy bien, no lo necesito.―

―¿Estás segura?―

―Nik, estaré bien. No es profundo.―

Él la miró preocupado, ya que todo su cuerpo temblaba, pero no tanto como sus manos. Él no la creía. Sin embargo, ella no quiso hablar más del tema y lo miró con dureza.

Lo único era que no estaba temblando por la mordedura del vampiro. Era la magia. No le estaba permitido hacerlo. Sus padres se aseguraron de ello. Se secó las lágrimas que estaban a punto de caer, no quería que Nik las viera.

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