[61] Si me amas...

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Isabela

Entro con movimientos lentos y silenciosos a la habitación de mi novio. Lo veo sobre su cama, sus manos están su celular. Está tan concentrado en este que no nota mi presencia, por lo que sin dudarlo me lanzo sobre él y lo abrazo con fuerza. Suelta su móvil de inmediato y corresponde mi abrazo, con mis piernas acomodándose a cada lado de su cuerpo. Sus brazos rodean mi cintura con fuerza.

—Me ha ido de maravilla. Gracias por convencerme de ir —digo sobre su oído.

La verdad me había ido muy bien en la entrevista para la universidad. Estaba muy nerviosa al principio, pero luego me relajé un poco y todo fluyó. Así que creo que sí logré entrar, o eso espero.

—Bueno, tu madre también te ha convencido... —No lo dejo terminar.

—Lo sé, pero mi maravilloso novio también fue de ayuda. —Levanto un poco mi cabeza para verlo a los ojos—. Pero, dime, ¿cómo estás? ¿Cómo te sientes?

—Ahora que te tengo aquí, bien.

Él deja varios besos cortos sobre mis mejillas, lo cual me hace sonreír.

La paz que siento cada vez que estoy a su lado es algo que aún no entiendo. Pero eso sí, me encanta. Sin importar el huracán que estuviera atravesando, a su lado me siento en el ojo del mismo, donde siempre, por alguna razón, hay calma.

—Te esperé ayer. —Una de sus manos acaricia mi mejilla.

—Perdón por no haber venido, pero mi madre quería que la acompañara a hacer algunas cosas, y como tenía unos días sin verla, pues lo aproveché. La verdad fue agradable estar con ella —explico rápido.

—Entiendo, no te preocupes. —Una sonrisa leve aparece en sus labios y eso hace que mi corazón salte en mi pecho.

Es la primera sonrisa que veo en estos días sobre su rostro. Es pequeña, pero está ahí. Se sintió bien ser la causa, pero sintió mejor saber que él de verdad va a estar bien. Sé que lo que está pasando no es algo fácil, pero estoy segura que con ayuda del tiempo, los días se volverán menos dolorosos y yo estaré a su lado cada momento, para ayudarlo como pueda.

—Me alegro que lo hayas pasado bien con tu madre —él continúa hablando— y que eso te haya ayudado a olvidar aunque sea un poco todo lo sucedido en estos días. ¿Qué ha dicho de tu tatuaje?

—No lo acepta aún, pero tampoco lo rechaza. Sabe que fue con un buen fin —digo recostando mi cabeza sobre su pecho—. ¿Te vas a quedar aquí, cierto?

Esperaba que dijera que sí. Sé que ese departamento es su lugar seguro, pero es mejor estar aquí cerca de su familia.

Me desconcierta un poco el silencio que invade la habitación. Así que lo miro de inmediato, y cuando sus ojos se encuentran con los míos, noto que algo anda mal.

Oh, no. ¿Qué pasa?

Él se sienta sobre la cama y yo quedo sentada sobre su regazo.

—Tengo que decirte algo.

Veo cómo aprieta sus labios mientras sus ojos están en mí, pero no en mis ojos. Lo cual hace que de verdad empiece a preocuparme.

—¿Qué sucede? —cuestiono.

Un nudo comienza a formarse en mi estómago.

—Quería decírtelo en otro momento, pero no sería justo ocultarte esto.

Un escalofrío recorre mi cuerpo. Dudándolo un poco, me bajo de él y me siento a su lado. Acaricio su mano para que continúe hablando.

—He tomado una decisión, la cual no tiene que ver contigo, sino conmigo. —Él toma aire y lo suelta—. Me voy a Londres y no volveré. Así que, por mucho que lo lamente, no podremos seguir con esta relación. Pensaba ser un imbécil y dejarte una carta e irme, pero no es justo para ti. Mereces que te lo diga de frente, aunque eso me rompa en pedazos.

Trago seco, tratando de asimilar sus palabras.

—Oscar... —Es lo único que sale de mí. Mi corazón ha comenzado a latir como loco.

—No puedo estar aquí, en esta casa, en esta ciudad. Todo me recuerda a ella... —Él sigue hablando, pero no lo escucho.

Mi cerebro se niega a aceptar lo él acaba de decir. Lucho con mis lágrimas para que no salgan. Pero sé que es una batalla fallida.

—Pero... —Mi voz sale más aguda de lo normal, así que aclaro mi garganta—. ¿Eso es todo? ¿Te irás? ¿Mi opinión no cuenta?

—En esta ocasión, no. Lo siento, Isabela. —Sus palabras hacen que mis lágrimas caigan por mis mejillas. Su mano se mueve hacia mi mejilla, pero soy más rápida y me levanto de la cama, quedando frente a él—. Quisiera decir que si tú me pides que me quede, no lo haría. Pero no es cierto, lo haría... Pero si me amas, no me lo pedirás. En serio no puedo estar aquí, piccolina, necesito irme.

Noto sus ojos llenos de lágrimas y eso me destroza.

—Está bien, pero no tenemos que terminar. Podemos buscar una solución, puedo ir a visitarte o podría ir estudiar allá... —Él me interrumpe.

—Yo te amo lo suficiente como para no permitir que renuncies a tus sueños por mí. Siempre has querido estudiar en esa universidad, no vas a renunciar a eso por mí.

—Es mi decisión.

Él se coloca de pie, sus manos acunan mi rostro.

Piccolina, sé que ahora te sientes con los ánimos y la valentía para renunciar a lo que siempre has anhelado. Pero con el tiempo ese amor se convertirá en resentimiento y no quiero eso.

—No lo sabes... —Mi voz es un desastre.

—Sí, lo sé.

Una parte de mí sabe que él tiene razón. Pero me niego a aceptarlo.

—Puedo ir a visitarte... —digo en un hilo de voz.

Él niega con su cabeza. Esa simple acción hace que mi pecho arda por el dolor que estoy sintiendo. No quiero perderlo, es lo mejor que me ha pasado en la vida, él es mi lugar seguro.

—No lo entiendes, el hombre del cual tú te enamoraste no sigue aquí. Una parte de mí murió con ella y debo alejarme para sanar. No puedo amarte ahora y no puedo pedirte que me esperes, no sería justo para ti.

—¿Pero sí es justo irte? —expreso entre sollozos.

—Lo siento. —Sus lágrimas caen por sus mejillas—. He tomado mi decisión.

—Bien, perfecto, vete —digo quitando sus manos de mis mejillas.

Camino hacia atrás para alejarme un poco de él. Me siento tan estúpida. ¿Su decisión? ¿Acaso yo no le importo? ¿Todo lo que me había prometido solo eran palabras vacías?

Veo su intención de volver a acercarse, pero no se lo permito.

—No me toques. —La ira recorre mis venas—. ¿Es lo que quieres? Bien, vete. Pero no creas que vamos a estar juntos hasta que te vayas. Si es tu decisión, pues la mía es que todo esto se acaba aquí, ahora.

Él asiente y da dos pasos hacia atrás.

—Está bien, lamento que esto tenga que terminar así. Te am... —No lo dejo terminar.

—No te atrevas a decirlo. Que te vaya bien, Oscar.

Salgo de la habitación sin dudarlo. Cierro la puerta con fuerza, lo que causa un fuerte estruendo, pero no me importa. Bajo las escaleras secando mis lágrimas y camino lo más rápido que puedo para llegar a mi auto, solo quiero irme de aquí. Pero me detengo al ver a alguien recostado encima de él.

Es Ángel.

Sus ojos recorren mi rostro, yo bajo rápido mi cabeza.

—Tus llaves —me pide—. Yo te llevo.

—No, gracias, yo puedo —digo como puedo.

—Sé que no puedes.

Él se acerca y busca en el bolsillo de mi chaqueta. Yo no puedo evitar recostar mi frente sobre su pecho. Trato de concentrarme en la ira, pero no puedo, el dolor es más fuerte. Comienzo a llorar sin poder evitarlo. Sus brazos no tardan en rodearme con fuerza y eso solo causa que mi llanto aumente.

No puedo creer que todo se haya acabado, después de todo lo que hemos pasado.

Oscar

Intento con todas mis fuerzas no salir corriendo detrás de ella. Pero no puedo, mis pies se mueven solos. Llego a la puerta principal y la abro, solo un poco, lo suficiente para ver cómo mi hermano la abraza. Desde aquí puedo escuchar su llanto, el cual me destroza de formas que no pensaba que eran posibles.

Quise salir y abrazarla, hacerle entender que no lo veía ahora, pero que esto era lo correcto, lo que necesitaba hacer. Quisiera decir que estoy bien, pero no lo estoy, y aunque duela, debo alejarme para poder sanar. Me encantaría pedirle que me espere, pero no puedo hacerlo, porque la verdad no sabría cuánto tiempo me tomará volver a estar bien.

Mis ojos se cruzan con los de mi hermano y no es necesario que hable. Entiendo lo que me dice con su mirada.

"Si lo decidiste, tienes que dejarla ir".

Lo peor es que tiene razón. No le haría bien que me acercara ahora y menos si no le permitiré cambiar mi decisión. Así que vuelvo a cerrar la puerta. Aunque me duela, debo mantenerme alejado. Si me acerco ahora, solo le haré más daño, y eso es lo último que quiero hacer

Aunque me niegue a aceptarlo, había llegado el final de nuestro "algo inesperado". Así llamo a lo nuestro, porque fue algo que sucedió cuando menos lo esperaba y cuando más lo necesitaba.

  

-------

Fin...

*Llora por dos horas* 😭😭

Solo falta el Epílogo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro