Capitulo 9. Pesadilla. Parte 1

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No sé el porque de que haya hablado de mis pesadillas hasta ahora. Creo que quizás pensaba que podría librarme de ellas por mi misma como lo he hecho siempre desde que tengo memoria…

No es de extrañar que no haya podido hacer amigos en mi infancia, para empezar ni siquiera sabía cómo convivir con los demas, y a pesar de eso logré sobrevivir la primaria y el bachillerato sin necesitar de alguno hasta ahora.

Mi amistad con mi rosa, mi zorro y mi orquídea no son de un solo día… ni si quiera la del principito. Conocerlos fue algo bastante extraño y agotador, más cuando no tenía un método para hablar de mi misma y las amistades requerían de una estrecha confianza. Si de mis propios méritos se hubiera tratado, creo que incluso estaría sola en estos momentos.

imágenes de mi aparecieron ante mis ojos.

Despertar como siempre, abrir los ojos y mirar el horizonte es lo primero que hacia al despertar en mi recamara. Mi blanca y desolada recamara.

Pero antes no era así...

Cuando era pequeña de verdad disfrutaba mi habitación color rosa y mis pinturas pegadas en la pared.

Levantarme, arreglarme y lucir impecable era el segundo paso. “Perfeccion” es la palabra que proclama mi madre, “sin ningún error” la frase que puso en mi mente mi padre desde antes de nacer. Mientras más eficaz más eficiente. Mi padre es militar, mi madre una abogada.

Jamás lo creí un problema, prácticamente crecí en un entorno efectivo y simple en el que me desarrollaba muy bien. Se podría decir que era más avanzada que los demás y los miraba por encima del hombro pensando que solo eran defectos que debían ser arreglados. Para mí todos eran un rango más bajo que el mío.

Aún así, era feliz.

-Orgullosa, valiente, excelente, vivaz e inteligente. Claramente mucho mejor que todo el mundo que la rodeaba. ¿Por qué juntarse con alguien inferior a ella? Claramente no podía hacerlo, sus conocimientos la corromperían.- dijo una voz irritante.

-¿Divertido, no? -dije con una sonrisa amarga- Me jactaba de mis pulcras habilidades que nunca pensé en los demás.

Miré a mi ti pequeña que pasaba a mi lado con una sonrisa dulce y cariñosa, corría para ir a abrazar a sus padres.

-Si de por si era seria, después de un terrible acontecimiento era aún más distante.- continúo siseando.

Si pudiera describir a alguien mejor que yo misma esos serían mis padres, eran más implacables en todo aspecto, eran los únicos que llenaban su corazón y mente. Si estaban ellos ¿Por qué necesitaría de alguien más? No necesitaba nada más para ser feliz.

Pero en la graduación de hace dos años no llegaron a tiempo. No lo hicieron. No pudieron.

-Es eso ¿No? ¿Te divierte?- le pregunté a la víbora, ella salió del suelo como tinta y se alzó ante mi volviendo a su figura original.

-Quien diría que la pequeña princesa tuviera un pasado tan trágico… claro que me divierte, de hecho.- se acercó y se apoyó en mis hombros mirando fijamente mis ojos.- me satisface tanto sufrimiento…- sonrió pícaro.

Ahora tenía su propia forma humana. Era color púrpura y su cabello era un rosa claro, sus ojos eran rojos y aún tenía su lengua puntiaguda y sus largos colmillos.

-¿Por qué me atormentas?- la víbora giró en círculos observándo detenidamente a la pequeña princesa que saltaba y reía sin parar.

-No lo sé, hay algo en ti que me obliga a hacerlo. Tu pasado es tan trágico que me envuelve como un libro de terror- sonrió.- pero no es solo eso, al parecer tenemos asuntos pendientes.

-¿La libreta?- lo mire por el rabillo del ojo- Ya he dicho muchas veces que no la tengo- la víbora me agarró de los hombros y con sus largas uñas se aferró a mi.

-La libreta ya no me interesa- se veía indiferente.

-¿Eso es cierto?- rei incrédula- hace poco me atacaste intentando sacarme información de donde estaba.- la víbora arqueó sus hombros- si no quieres la libreta… ¿Entonces qué?


--Eso es simple- nuestras narices se tocaban- a ti…


-Mi fiel Zorro-

El aeroplano no era muy grande, éramos tres en un pequeño artefacto, el Principito estaba incómodamente acomodado en la mitad mientras que la orquídea y yo en cada una de las alas. El espacio era bastante estrecho.

Todo esto me hacía pensar... -esto es una puta locura, un maldito sueño. Despertaré y seguiré siendo el desquiciado y nerd que no sabe de un carajo además de su amigo y el mismo- pero si no era un sueño, si era verdad que estaba en esta situación era por su amiga, su fiel mejor amiga que por alguna razón que no lograba entender daría lo que fuera por ella.

-Chicos ¿Me copian?- dijo la rosa algo agitada.

-¿Qué ocurre? ¿Pasa algo malo?- pregunté tomando rápidamente el comunicador.

-¿Qué saben de los padres de la princesa?- la orquídea me miró confundido por la repentina pregunta, el Principito parecía concentrado, seguro no escuchó.- ¿Alguno ha ido a su casa o algo por el estilo?

-Ninguno, ¿Por qué la pregunta? - preguntó la orquídea, se escucho un suspiro cortado por el aparato, agache mi cabeza.

-Cuando llegué a su casa sus padres parecían algo felices por verme con ella. Al parecer era la primera vez que llevaba a alguien a su casa, y más a quedarse a dormir tanto que incluso dudaron que yo fuera su amiga. Después de eso no han vuelto a dirigirse a mí en ningún momento, incluso creo que se han ido. Es realmente extraño, son algo distantes con ella.

-¿Y eso es extraño?- preguntó la orquídea.- ¿No es ella muy reservada? Quizás estén felices de que tenga amigos y no quieren molestarla.

-Eso pensé al principio, pero hay algo extraño en su forma de actuar que me preocupa. Ella jamás me cuenta sobre sus padres, alguna vez en el pasado lo hice pero cambia de tema rápida e ingeniosamente. Además de que no les dirigió palabra en ningún momento.

-Ella siempre ha Sido así ¿No? Realmente no es como si nos dijera mucho sobre ella- la orquídea se veía triste y algo decepcionado.

-Ya no es solo eso... En la casa no hay ni una sola foto de ellos, ni en su teléfono o habitación. Parece que no se llevan muy bien.

-Esos… no son sus padres- solté.

La orquídea se quedó mirándome, y el Principito me vio por el rabillo del ojo.

-¿Qué dices?- dijo muy sorprendida la rosa, todos parecían conmocionados.- ¿Qué rayos estás diciendo? En la escuela están registrados como madre y padre de…

-Es porque la adoptaron- interrumpió el Principito con bastante calma, todos fruncieron el seño.

-¿Cómo lo sabes…?- pregunté- creí que nadie más que yo lo sabía.

-¿Y tú cómo es que lo sabes?- cortó la rosa.

--Lo se desde primaria. Ella fue quien me lo dijo.

-¿Ella… te lo dijo?- la rosa seguro se sentía traicionada.

-Ya llegamos, lo siento rosa te tenemos que dejar- el Principito me arrebató el comunicador y se lo guardo en un bolsillo antes de que pudiera dar explicación alguna.

A lo lejos se veía un planeta de colores morados y rosados, todo era muy colorido y lleno de vida.

-¿Qué es eso?- todos miramos a un lado del planeta. Mientras más nos acercábamos más podíamos vislumbrar una especie de aura negra y repulsiva que rodeaba uno de los hemisferios como si fuera un remolino o un agujero negro.

-Planeta memoria, un planeta tan pequeño que he llegado a ver más de doce atardeceres y doce ocasos en unos pocos minutos- el Principito frunció el seño- al parecer la víbora está ahí.- y con un movimiento el aeroplano se abalanzó más rápido. La orquídea y yo nos sujetamos rápidamente y cerramos los ojos.

-¡¿Qué rayos…?!- grité, el Principito estaba conmocionado. Algo había chocado contra nosotros haciéndonos dar vueltas descontroladamente, cuando el aturdimiento nos abandono pudimos ver varias siluetas negras que se reían eufóricamente e intentaban derribarnos. Apenas si el Principito puso estabilizarse.- Las Sombras- dijo con odio- Sujetense.

El Principito se transformó nuevamente con su elegante traje de pato y saco su espada.

Las sombras empezaron a rondarnos sin piedad intentando hacernos caer del aeroplano, aún así nos sostuvimos con mucha fuerza. Las sombras se veían bastante desagradables, cada vez que las tenías cerca, sentías una extraña debilidad, tanto en lo físico como lo sentimental. Mis piernas se balanceaban de un lado a otro debido a lo rápido que íbamos, una sombra atrapó uno de mis pies con fuerza y jalo intentando llevarme con el. Al ver que no podía hacerlo me rodeó y mi vista se nublo, todo estaba oscuro y mi corazón se sentía tan frío como el más helado invierno.

Una imagen de mi abuela rondó mi mente, intentaba acercarme a ella pero parecía estar más lejos cada vez, sentía escalofríos y mi respiración cortarse.

-¡Zorro!- el Principito blandió su espada cortando a la mitad la sombra y atrapándome torpemente.-¡No dejes que te toquen! Lo único que harán será intentar controlarte con tus recuerdos dolorosos ¡No caigas!.- me sentía aturdido y mareado. La orquídea se acercó rápidamente.

-¿Estás bien?- preguntó ayudándome a levantar.

-Eso creo… ví, ví a mi abuela…- me sentía débil, el Principito suspiró.

-Eso hacen las sombras, te guían a la oscuridad y no dejan que salgas haciéndote sufrir con cosas que sucedieron en el pasado o que temes que pasen.

--Gracias -dije finalmente- sentí un gran alivio al salir de allí.

-Creo que no estarás tan aliviado después de esto...

De repente todas las sombras se juntaron formando una figura que poco a poco se hacía más grande y familiar. Era una figura femenina que aparecía lentamente, después de un rato abrió sus ojos, de ellos salía un brillo bastante aterrador de color rojo.

-¿Princesa..?- estaba sin aliento, ella estaba rodeada de sombras mirándonos distante, luego sonrió.

-¿Princesa?- repitió con una voz ronca y atragantada- la víbora me ha enviado a por ustedes ya que el se encargará de su dichosa princesa- dijo sincera. Su rostro, su figura, todo era como ella.

-¿Qué le pasó?- preguntó la orquídea al Principito, su pecho bajaba y subía y su rostro se veía afligido, su imagen nos causaba conmoción.

Estaba vestida de ropas negras y de las sombras salía un líquido que iba de negro a rojo y a violeta que la rodeaba, daba una impresión aterradora e incómoda, aún su rostro estaba limpio y reflejaba mucha seriedad y tranquilidad.

-Esta no es nuestra princesa, no en estos momentos- dijo el Principito que no había quitado su intensa mirada de ella.

-En efecto- dijo la copia de la princesa- tu debes ser ese tal príncipe que odia la víbora, es un placer- dijo medio sonriendo- vendrás conmigo.

-¿Qué..?

Y de un tirón unas sombras nos ataron de pies y manos. Todos estábamos atrapados.

-¡No sabes lo que estás haciendo!- le gritó el Principito sin aliento por el arrebato, la muchacha sonrió y negó

-Claro que si, después de todo, cada cosa que hago está bien calculada.- el Principito entrecerró los ojos como si intentará adivinar algo y luego abrió los ojos de par en par

-Eres tu… ¡Tu eres la que ayuda a la víbora!

-Oh Principito tan pequeño e inocente, claro que soy yo ¿De que otra forma podría haber hecho todo lo que hizo sin mi ayuda?

-¡Desátame ahora mismo! ¡Tu… TU!- Estaba hecho una furia, luchaba y gritaba tonterías, ¿Qué le pasaba a este Principito?

-Amigo, calma, ¡estás lastimándote!- le grité, pero no parecía escucharme.

-¡Tu maldita cosa!- continúo- ¡Si llegas a hacerle algo a mi rosa estás perdida!


¿Su rosa..?


-¿A qué te refieres? ¿No estas aquí por esa princesa?- preguntó, el Principito se dio cuenta de sus palabras y bajó la cabeza- oh, ya veo..- dijo fingiendo sorpresa- la víbora me conto al respecto, parece que la muerte de tu rosa te ha afectado mucho.

-¿Muerte..?

-Si mi querido zorro, al parecer su amada rosa murió a manos de una pelea entre el y la víbora- la orquídea y yo nos miramos asombrados, el Principito no levantaba su cabeza, parecía muerto- Verás, un día vino a mi explicándome la situación. Al parecer la víbora desato todo su poder y destruyó el planeta del Principito arrasando con sus tres volcanes y su preciada rosa, ahora misma ese planeta es polvo estelar- estábamos boquiabiertos- y ahora que todo se ha ido, el Principito está buscando a alguien más a quien amar.

El Principito levanto la cabeza molesto.

-¡Yo jamás…!- la muchacha le tapó la boca y lo silencio rápidamente. El Principito sacudía con fuerza su cabeza.

--Descuida, se lo que sientes…- dijo con comprensión- a mí me pasó algo similar, ambos hemos sufrido bastante ¿No te parece?- los dos nos miramos sin saber que hacer, si nos movíamos nos arriesgábamos a qué las cadenas de sombras nos apretaran más fuerte. La muchacha tomó con fuerza la cabeza del Principito para que la mirara a los ojos- ¿No estas cansado de vagar en tu aeroplano? ¿De salvar planetas y que no te agradezcan en lo absoluto?- su voz era dulce y melodiosa- ¿No quieres a tu rosa de vuelta m, dime mi pobre de mi príncipe, ¿te han dejado solo?

-He sufrido mucho, si…- dijo el Principito como hipnotizado, la muchacha había retirado su mano satisfecha.

-Te arrebataron a quien más amabas y te dejaron solo con las ruinas de B612, ¿No quieres venganza?- el Principito la miró fijamente y asintió.

-¡Si quiero!- dijo afligido.

-¡¿Qué le haces?!- después de unos momentos el Principito cerró los ojos y cayó en un profundo sueño. La muchacha levantó la mano para que las sombras retiraran su agarre de él, luego tomó al Principito en sus brazos y lo abrazó con fuerza.

-No les importa- dijo con una voz ronca y molesta -he esperado tanto a mi príncipe como para que venga aquí con un par de estorbos, como no saben absolutamente nada de los he está pasando aqui seré piadosa y los dejaré ir- la mujer chasqueo los dedos y abrió dos portales, uno en la espalda de la orquídea y otro detrás de mí.- Saludénme a esos idiotas de mi parte- dijo con una sonrisa.

Y así un agujero nos absorbió a ambos en esos agujeros negros.

Gritar era inútil, no había nadie que pudiera escuchar en el vacío infinito al que habíamos Sido lanzados.

❄️

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