¿Comenzar otra vez?

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NOTA:buenas a todos, aquí les traigo el quinto capítulo, hoy viernes. Espero que les guste.

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Ya era de día, Tayuya aún tenía sueño, y pereza como para levantarse, como casi todos los días, pero esta vez ni se molestó y prefirió seguir durmiendo un par de horas más, pero no duró mucho, ya que Sakon entró en la habitación y le arrojó un balde con agua.

-Despierta dormilona - dijo él con una sonrisa.

-¡Estúpido, voy a matarte! - exclamó la joven levantándose furiosa y tirándose arriba de su compañero.

-Ahhh Sakon, yo te dije que era una idea mediocre hacer eso - dijo su hermano Ukon con una mirada frustrante al ver a su hermano siendo perseguido por la chica más ruda de la guarida.

-Tu también idiota… - dijo la kunoichi mientras se acercaba a Ukon.

-Espera, yo no hice nada, está bien que seamos unos hermanos muy unidos y eso pero no significa que yo también deba sufrir la misma paliza.

-Hablas demasiado… - contestó ella mientras lo agarraba del cuello y se disponía a golpearlo.

-Espera Tayuya, en la cara no, en la cara no…

--Mientras tanto, en el pabellón médico--

Kabuto andaba atendiendo a varios ninjas de la guarida, los cuales algunos estaban heridos de gravedad, mientras que otros no tanto. El ninja médico ya estaba cansado de eso, de andar curando a los ninjas torpes e inútiles que se lastiman incluso sin hacer misiones, a los cuales tenía ganas de dejarlos por ahí tirados, ya que los que realmente necesitaban atención médica eran los que iban a hacer misiones de rango B o más. Pero no había nada que pudiera hacer al respecto, él era el único ninja médico, así que siempre era él quien debía hacer todo el trabajo, y terminaba siendo agotador tener que hacer todo él solo.

-OK hoy es el día, hoy debo confesarme con Tayuya-chan, debo hacerlo… debo hacer lo que no pude hasta ahora. Incluso recibo el apoyo de Orochimaru-sama, debo dejar la cobardía de lado y encararla de una vez...si… ¡eso es lo que haré! - terminó alzando la voz y con muchos ánimos.

-¿Ehhh ya puedo retirarme? - preguntó el ninja que estaba siendo atendido.

-Oh disculpa, estaba pensando en otra cosa. Ya puedes retirarte, y lo mismo va para todos los ninjas que aún no he atendido, ya acabé por hoy, no quiero verlos por aquí otra vez, al menos hasta mañana.

Luego Kabuto echó a todos los ninjas aún sin atenderse para estar por fin solo, sin que nadie lo molestara, él simplemente quería estar solo un rato. Estar solo y pensar en la única kunoichi que era especial para él, y también en el trabajo que amaba y odiaba al mismo tiempo, ya que ser un ninja médico era lo que más quería y finalmente había logrado, luego de estar al servicio de la serpiente blanca de Konoha, pero él nunca pensó que su líder solo lo tuviera a él como ninja médico y a nadie más.

Ser el único ninja médico en toda la guarida tenía sus ventajas y desventajas, él debía atender mensualmente a hombres y mujeres por igual, según Orochimaru, pero también debía atender por igual a los ninjas fuertes y a los tontos e inútiles que se lastiman solos, cosa que odiaba hacer pero no le quedaba de otra... pero todo se volvía más intenso cuando debía estudiar los cuerpos, y no necesariamente de los muertos.
Así es, Kabuto también tenía la obligación de estudiar los cuerpos de todos los ninjas, hombres y mujeres, ya que su líder le ordenaba hacerle unos análisis y estudios a todos los ninjas, para saber si estaban en condiciones para hacer misiones o no, y de paso para saber si habían ninjas enfermos como Kimimaro. Por suerte casi todos estaban “limpios”, y los pocos que no simplemente eran ejecutados por el Sannin.

El hecho de estudiar los cuerpos implicaba tener que dejar a cada uno de los ninjas en ropa interior, ya que todos se negaban a quitarse hasta la última prenda, además de que no era necesario quitarse todo para llevar a cabo el estudio, y el estudio también tenía sus ventajas y desventajas.

Kabuto debía estudiar hasta el último ninja de la guarida, pero al menos podía decidir el orden en el que atenderlos, por lo que siempre dejaba a las mujeres para el final, ya que eso le ayudaba a quitarse de la cabeza a todos los hombres que había atendido, en especial a Jirobo.

Pero con las mujeres eran distinto, ya que ser doctor no cambiaba el hecho de que fuera hombre y se sintiera atraído por las chicas, además, él realmente apreciaba la belleza femenina, pero había una entre todas que era su favorita… Tayuya. Ya que de todas las chicas que tuvo que estudiar, ella era su favorita.

De hecho, en lo que a él concierne, el cuerpo de la flautista era perfecto. Ella era flaca pero tampoco tanto como un palo, era baja de estatura, y no tenía pechos, aunque eso no le importaba. De hecho él prefería a las chicas sin tantos pechos, ya que tener pechos grandes puede generar problemáticas en la espalda, y tampoco le gustaba por gusto personal, y por dicho motivo, mujeres como Mei o Tsunade no eran de su agrado. Otros detalles que admiraba eran sus ojos color café, su pelo largo y rojo, y por supuesto, su típico carácter. Kabuto no quería mujeres fáciles que con elogiarlas un poco ya cayeran a sus pies, él quería mujeres que fueran un reto, que no fueran tan fáciles, o que se hicieran las difíciles.

Kabuto veía como un privilegio tener que estudiar a Tayuya todos los meses, ya que podía admirar su cuerpo, y como eran órdenes de Orochimaru, ella no sospechaba que Kabuto la “estudiara” con más ganas que otras kunoichis.

Poco después, Kabuto salió del pabellón médico y decidió ir a dar una vuelta, hasta que en un momento, se encontró con Tayuya en uno de los corredores, la cual estaba dándole una paliza a los hermanos Sakon y Ukon. Esa era otra de las cosas que le gustaba de la pelirroja, que era más agresiva que otras kunoichis y siempre andaba a los golpes con sus compañeros de equipo.

-Tayuya-chan creo que me has roto la nariz - decía Sakon agarrándose la nariz con ambas manos por el dolor.

-No me llames así, juro que romperé todos tus huesos si vuelves a llamarme de esa manera… - amenazó la kunoichi.

-Hey tiempo fuera, ya le has hecho suficiente daño, déjame curarlo un poco - decía Kabuto mientras colocaba a los hermanos Sakon y Ukon en una camilla y se los llevaba al pabellón médico, pero no fue solo. Tayuya también fue, sólo para asegurarse de que el ninja médico hiciera sufrir aún más a los hermanos, y por las dudas ella llevaba un kunai consigo.

--De vuelta en el pabellón médico--

Kabuto no tardó en curar a los hermanos, colocando la nariz de Sakon en su lugar, y arreglandole un poco la cara a Ukon, los cuales se mostraron agradecidos, mientras que Tayuya quedó un poco decepcionada al ver que el ninja de lentes no había torturado a los hermanos, o algo por el estilo, pero ya que, uno no siempre obtiene lo que se quiere.

Sakon y Ukon se marcharon de la enfermería, Tayuya los seguía, pero justo antes de salir, Kabuto cerró la puerta delante suyo, y le insistió para quedarse un poco y hablar.

-¿Qué quieres, idiota? - preguntó ella con su típico carácter.

-Solo quería hablar un poco contigo, Tayuya-chan.

-Te he dicho mil veces que dejes de llamarme así, con razón Sakon me llamó de dicha manera, debes estar llamándome así por toda la guarida y ya todos me llamaran de esa manera gracias a ti…

-Lo siento, no fue mi intención, pero no te preocupes, solo él te ha llamado así, no es que todos vayan a llamarte de esa manera, pero dime la verdad… ¿realmente te molesta que te llame así, Tayuya-chan? - preguntó él intrigado.

-N-no me molesta que me llames así, es solo que, si me llamas así en público entonces todos los imbéciles de la guarida comenzarán a llamarme así, y no quiero eso - respondió ella calmandose un poco. Como sea, ¿de qué querías hablar?

-Mira, deberías dejar de usar a los demás como si fueran tus sacos de boxeo, no deberías descargar toda tu tensión en los ninjas de Orochimaru-sama - dijo Kabuto mientras acomodaba sus lentes.

-¿Por qué te importa, cuatro ojos? - preguntó ella cruzándose de brazos.

-Tengo mucho que hacer como para estar curando a los ninjas de siempre que reciben una paliza por parte tuya, debido a que no puedes controlar tu ira - dijo Kabuto suspirando. -Simplemente no tengo tiempo ni paciencia para eso, y eso que soy muy paciente.

-Pues que lástima, no pretendo controlar mi ira si ellos no pueden controlar su estupidez.

-Mmmm tal vez deberías trabajar como kunoichi médica y hacer mi trabajo, de esa manera no andarias rompiéndole los huesos a todos como siempre lo haces… entenderías lo agotador que es mi trabajo como ninja médico.

-Solo estás diciéndome eso porque ya estás cansado de tu estúpido trabajo y no sabes cómo decírselo al imbécil de Orochimaru - dijo la kunoichi desviando la mirada.

-¿Tayuya por qué estás tan enojada? estoy seguro que Sakon no lo hizo a propósito, y yo no curé sus heridas por placer, sino porque me lo pidió Orochimaru-sama.

-Ya lo sé, es solo que… no soy bonita - murmuró ella con pena.

-¿Que? ¿y por qué piensas eso? - preguntó él intrigado.

-No lo sé, supongo que simplemente no me considero bonita, y ni siquiera puedo usar la excusa de que no soy bonita por ser ninja, ya que Kin también es ninja pero aún así ella es muy linda - contestó la joven volviendo la mirada, y algo desanimada.

-¿Quien dijo que no eres bonita? yo nunca he oído a alguien decirte que no eres linda o que hablaran sobre ti de dicha manera. Yo, por ejemplo, pienso que eres bonita… muy bonita - dijo Kabuto mirándola a los ojos, y a diferencia de las últimas veces, lo dijo sin tartamudear esta vez, y sin mostrar nervios… pero eso no significaba que no estuviera nervioso, simplemente hizo su mejor esfuerzo para no demostrarlo al hablar.

La joven quedó sorprendida al escuchar su respuesta. Ella se sentía la kunoichi más afortunada de toda la guarida, pero a la vez sentía una ira que la invadía, ya que ella pensaba que todo esto era demasiado bueno para ser verdad, y Kabuto probablemente estaría mintiendo, ¿pero y si no era así? ¿y si le estaba diciendo lo que realmente siente por ella?
Nunca nadie la había llamado bonita, y le había gustado que alguien la llamase así por primera vez en su vida, y sobretodo que el que se lo dijera, fuera Kabuto. Ella realmente gustaba de él, entonces ¿por qué se sentía así? tenía una mezcla de sentimientos en su cabeza.
Ella aún no podía creer que él era el único chico que le gustaba… y no desde ahora, sino desde toda la vida, y ella nunca antes se había enamorado de alguien, Kabuto era el primero y último del cual se había enamorado.

-E-estás mintiendo, solo me lo dices para que deje de golpear a los ninjas de la guarida, así tienes menos trabajo que hacer.

Kabuto se acercó más a ella, hasta tenerla a solo unos pocos centímetros de distancia, quedando los dos muy cerca, uno del otro.

La pelirroja recordó que tenía un kunai en su mano izquierda, y se preparó para usarlo en caso de que las cosas se pusieran difíciles.

Finalmente el ninja delante suyo se inclinó levemente hacia ella, y en ese preciso momento, la joven se dispuso a enterrar el filo del kunai en el cuello del ninja médico, pero él fue muy rápido y la sujetó de su muñeca, impidiendo el ataque.

Ambos se miraron fijamente y comprobaron lo cerca que estaban entre sí, y finalmente, sin poder controlar sus impulsos, Kabuto rápidamente se hizo dueño de los labios de la flautista, quedando ella pasmada a más no poder. Intentó luchar contra el beso del ninja que tenía delante suyo, pero él la sostenía con firmeza de su cintura.

-Su-suéltame, maldito idiota - decía ella mientras intentaba librarse sin éxito.

Ella forcejeaba con su mano izquierda, tratando de usar el kunai, pero era inútil, ya que el ninja de lentes era más fuerte que ella. Hasta que al cabo de unos pocos segundos más, él la soltó y se quedó mirándola a los ojos, pero la miraba con una expresión neutra, como si nada hubiera pasado, e intentó recobrar el aliento luego del largo beso, al igual que la joven.

-¿¡Por qué hiciste eso!? - preguntó ella enojada, bueno, en realidad trataba de sonar enojada, cosa que era bastante difícil luego de lo que había pasado.

-Pues yo te dije que eras bonita pero tú no me creíste… ¿ahora sí me crees?

-Cla-claro que sí - dijo ella sonriendo y finalmente aceptando al ninja que tenía delante suyo.

Tayuya no pudo negar la pasión que había sentido con el beso que le dio Kabuto, y ya no pudo volver a ser la ninja ruda, mal hablada que todos en la guarida conocían, ahora era la frágil Tayuya, la kunoichi que cayó a los pies de la mano derecha de Orochimaru, pero eso no quiere decir que ella no mantuviera su típica actitud, ya que con los demás seguía siendo tal como siempre fue, y solo con Kabuto era diferente.
Tayuya dejó de dudar en las palabras del hombre que tenía frente suyo, y también dejó de ser tan indecisa.

Ambos quedaron observándose unos segundos, y esta vez terminó siendo ella la que atrajo el rostro de Kabuto hacia sí, para fundirse en un beso apasionado. La flautista no quería desaprovechar ni un segundo, por lo que soltó el kunai que aún tenía en su mano, y terminó abrazando con ambas manos al ninja de lentes mientras lo besaba con mucha pasión.

Tras cortar dicho beso, Kabuto cargó a la pelirroja en sus brazos y la llevó hasta una de las camas del pabellón médico, las cuales eran incluso más cómodas que las camas de la enfermería de Konoha. El ninja médico se hundió en la cama, mientras que la kunoichi se recostaba arriba suyo.

Ambos se observaron unos instantes, ella lo abrazaba del cuello, mientras que él acariciaba su largo y rojo cabello.

-Oye… te he dicho que eres muy bonita para mí, pero... ¿tú crees que yo también lo sea, Tayuya-chan?

-Pues eso depende… ¿si te digo que no, entonces me besaras otra vez? - preguntó ella a propósito.

-De todos modos lo haré - contestó él atrayendo el rostro de su amada hacia sí, dándole un beso más profundo que todos los anteriores, para demostrarle cuánto la ama.

A los pocos minutos, Kabuto se quitó la camisa y camiseta, quedando con el torso desnudo, y Tayuya hizo lo mismo, quitándose la túnica marrón que lleva puesta habitualmente, quedando ella también con el torso desnudo.
La joven comenzó a acariciar el abdomen y los músculos de su pareja, mientras que él la abrazaba y acariciaba su espalda. El ninja médico podía sentir la suave y delicada piel de la flautista, mientras que ella no dejaba de abrazarlo y besarlo, y obviamente también acariciaba los músculos marcados del ninja que tenía delante suyo.

Kabuto recorrió lentamente con sus dedos la espalda de la muchacha, disfrutando cada segundo, cada detalle de la misma. Él seguía bajando de a poco, hasta que sin darse cuenta, llegó a la herida que le habían hecho a la pelirroja durante la misión del día anterior. La joven cortó el beso ni bien sintió la mano de Kabuto sobre su herida, y solo lo observó unos segundos, sin decir nada.

-Tayuya-chan… lo siento, yo… - decía él sin saber qué decir, tenía temor de haber lastimado a la joven sin querer, por haberle tocado la herida.

-N-no es nada, en serio, no te preocupes… Kabuto-kun - dijo ella con una leve sonrisa.

Kabuto en ese momento, abrazó a la flautista y se inclinó un poco hasta quedar en una posición sentada, al igual que ella, y en ese instante, los labios del joven atraparon el cuello de la muchacha, mientras que ella recorría con sus dedos la espalda de su único gran amor. La joven se dejaba besar y sentía el placer que le brindaba su pareja, besándola en distintas zonas del cuello.

La emoción del momento era intensa para ambos, y en un momento, las manos del varón buscaron contactos más íntimos, llegando a acariciar los glúteos de la kunoichi.
El corazón de Tayuya latía rápidamente, lleno de felicidad y emoción a la vez, nunca antes nadie le había hecho pasar un momento parecido, y tampoco quería hacerlo con otro que no fuera el ninja que tenía delante suyo, ya que él era todo para ella, y ella era todo para él.

Justo en ese momento, alguien tocó la puerta del pabellón médico, la cual estaba cerrada con llave, y tanto Kabuto como Tayuya se separaron un poco al oír repentinamente el golpeteo.

-Oye Kabuto, ¿crees que puedas atendernos? nos hemos lastimado mucho en la última misión - se escuchaban varias voces del otro lado de la puerta, seguramente de muchos ninjas del Sonido comunes, los cuales siempre terminaban lastimándose por cualquier cosa, como siempre.

-Estoy muy ocupado... estudiando… la anatomía del cuerpo humano - contestó Kabuto sin saber qué inventar.

-No los escuches, Kabuto-kun - dijo Tayuya dándole un beso en la boca para que se olvidara de esas “basuras”. -Y si estás tan ocupado… ¿no te gustaría estudiar mi cuerpo?

-Solo si tú me dejas, amor - dijo él sosteniendo a la joven de la cadera.

-Claro que sí, cariño.

Luego ambos siguieron con lo suyo, ignorando por completo a los ninjas que habían ido a atenderse, lo cual nunca sucedió.

La sensación de estar ellos dos solos se había apoderado de ellos, ambos se imaginaban solos en toda la guarida, sin nadie que los molestara, sin preocuparse de nada. No existía Orochimaru, ni los ninjas molestos de siempre, tampoco habían misiones aburridas que hacer, sólo estaban ellos dos, o al menos ese momento le pertenecía exclusivamente a ellos.
Ellos siguieron entregándose uno al otro, y estuvieron así una hora y media, hasta que luego ambos quedaron exhaustos por toda la energía, así que decidieron descansar. Kabuto acostado en la cama y Tayuya recostada a su lado, siempre abrazándolo, y él a ella, nunca perdiendo el contacto mutuo.

Ambos terminaron durmiendo más de lo que pensaban, ya que durmieron todo el día, y cuando despertaron ya eran las 9 de la noche, pero eso no les importó en lo absoluto.

Luego ambos se levantaron y fueron preparándose para volver a la rutina, sin embargo, Kabuto notó algo en el cuerpo de Tayuya, justo cuando ella estaba de espaldas, vistiéndose.

-Oye Tayuya-chan, la herida en tu espalda… desapareció. Parece ser que mientras estábamos durmiendo, los genes Uzumaki se activaron y curaron la herida, sin que nos diéramos cuenta.

-Oh tienes razón, bueno era de esperarse, te dije que me curaría sin tener que hacer nada, solo era cuestión de tiempo - dijo ella como si nada. -Oye y… ¿como haremos con nuestra relación? ¿acaso lo mantendremos en secreto, o se lo diremos a todos en la guarida?

-Mmmm creo que será mejor mantenerlo en secreto, por las dudas. Preferiría evitar posibles problemas por parte de Orochimaru-sama y/o el resto de los ninjas del Sonido, así que yo diría de ocultar nuestra relación por un tiempo.

-Mmmm OK, si tú lo dices, cariño - dijo ella pensativamente.

Y así fue como pasó, estuvieron 4 meses así, saliendo a escondidas de Orochimaru y sus hombres, siempre encontraban momentos para estar juntos, aunque sea unos minutos por día… o unas horas por día, y siempre aprovechan lo más que podían el tiempo que pasaban juntos, los vivían como si fuera la primera vez. Ellos eran la pareja, los novios, que Orochimaru desconocía, ya que lo único que sabía el Sannin sobre ellos dos, era que la flautista estaba soltera, y Kabuto no se atrevía a decirle que la amaba, pero nunca supo más que eso, y ellos tampoco querían que supiera más.
Hasta que un día, las cosas dieron un giro inesperado para la fría y pálida serpiente… y no para bien.

Era una mañana tranquila, todos estaban haciendo su día rutinario, haciendo misiones, algunos descansando, otros comiendo, otros durmiendo, otros entrenando, etc.

Tayuya, por su parte, estaba afuera de la guarida, en una parte del bosque, ella estaba sola y en paz, sin que nadie la molestara, pero no estaba tan feliz que digamos, de hecho, estaba triste, o al menos eso aparentaba.

La chica de la Entrada del Norte estaba sentada, mirando a su alrededor, apreciando la tranquilidad del lugar, contemplando la belleza de la naturaleza, los árboles, las flores, escuchar las hojas caer, escuchar los pájaros cantar, incluso pudo apreciar un lago a pocos metros frente a ella.
La kunoichi se sentía triste al pensar en las consecuencias que podrían suceder por haberse enamorado del único médico-científico en toda la guarida, ella estaba sufriendo por el inevitable final que le esperaba, el cual no sabía cómo encarar.
En un momento, la joven sacó su flauta y comenzó a tocar una dulce melodía, la cual la apaciguaba un poco y la relajaba.

-Tayuya… - se escucho alguien que susurraba el nombre de la flautista, ella se dió vuelta y observó para todos lados pero no encontró a nadie, solo escuchó que dijeron su nombre.

-¿Quién eres, idiota? - preguntó ella con su típico carácter, el que mucha gente cree que no es propio de una dama. Pero eso no le importaba, ella quería a alguien que la quisiera por quien es, y no por quien aparenta, aunque de todos modos ya no importaba, debido a que ella ya había encontrado al hombre indicado, el hombre que la amaba por quien era, y no la juzgaba por su carácter… a pesar de que algunas veces siguiera insistiendo en que debería “mejorar” un poco más su vocabulario.

-Soy yo - bajó un ninja de 6 brazos, una colita estilo shikamaru y el mismo uniforme que ella.

-Agh, eres tú, ¿qué quieres aquí? - preguntó ella molesta por haber sido interrumpida por ese bueno para nada.

-Vine a ver si estabas bien, te estaba buscando por todas partes - dijo el arácnido mientras la observaba. -Nadie te ha visto en toda la guarida desde que amaneció, y se andan preguntando dónde estabas y qué andabas haciendo, además, tal vez te vendría bien un poco de compañía.

-Estoy bien, no necesito que una basura como tú se preocupe, y tampoco me importa lo que piensen los otros inútiles de la guarida, ahora lárgate, estoy mejor sola que mal acompañada - dijo su compañera con una mirada asesina. -No vuelvas a interrumpir mi melodía otra vez… ya que si lo haces, te arrancaré la maldita cabeza.

-OK ya, tranquila, luego nos vemos - dijo mientras se marchaba y la dejaba sola otra vez, tal como quería.

-Qué extraño que no hayas notado mi presencia… - dijo una voz detrás suyo.

La kunoichi volteó lentamente y logró ver a un ninja alto de lentes, con ojos hermosos de color negro, y cabello gris. Ella lo reconoció automáticamente.

-Kabuto… - susurró ella el nombre del ninja detrás suyo.

-Tayuya estabas tocando una melodía tranquila y apaciguante… me gusta mucho cuando tocas así - decía el ninja médico acercándose y abrazándola del hombro, a lo que ella se ruborizó.

-Gra-gracias Kabuto-kun, ¿y que hacías por aquí? - preguntó ella mirándolo.

-Oh pues yo estaba por aquí buscando plantas medicinales para poder usar en el pabellón médico y de paso para estudiarlas en mi laboratorio - respondió el novio de la joven. -Oye, escuché que le habías dicho a Kidomaru que querías estar sola… ¿quieres que yo también me vaya?

-¡No! - respondió la joven rápidamente agarrándolo del brazo. -Ahhhh quiero decir... como tú quieras, m-me da igual.

-No tienes porque avergonzarte, Tayuya-chan - dijo el ninja médico acariciando el cabello de su novia.

-¿Que quiere Orochimaru que anda buscándome por todos lados?

-Oh cierto, a mí también me ha dicho de buscarte. Él solo quiere que hagas misiones como los demás, ven… vayamos los dos.

Entonces ambos fueron a la sala principal para hablar con Orochimaru.

-Gracias por haber venido, Tayuya… estaba buscándote por todos lados, ¿dónde estabas, y qué hacías? - interrogó el líder de la guarida.

-Eso no te importa pedazo de…

-Genio, pedazo de genio quiso decir - dijo Kabuto mientras le tapaba la boca a la pelirroja para que no hablara de más, ya que si lo hacía, podía llegar a sufrir uno de los terribles castigos del Sannin.

-OK, no me lo digas si no quieres, ¿y qué tal han estado, hay algún adelanto en algo, cosas personales, sus relaciones con sus compañeros? - preguntó el Sannin a propósito.

-Pues yo no he hecho ningún logro últimamente, lamento si lo decepcioné, Orochimaru-sama - contestó Kabuto.

-Ya veo, ¿y qué hay de ti Tayuya, has hecho algún adelanto en algo?

-¿Por qué habría de decirte, maldito estu…?

-Estupendo, es un maldito estupendo, eso fue lo que estaba por decir, por favor disculpela Orochimaru-sama, ella suele expresarse de dicha manera - terminó Kabuto, tapándole otra  vez la boca a la joven.

-OK, al parecer no es de mi incumbencia, no importa si no quieren decírmelo, solo lo preguntaba por curiosidad.

-Solo dinos la maldita misión - exigió la kunoichi con su típico carácter.

-De hecho no sé si considerarla misión, más bien es una petición… ahora mismo me iré de la guarida por un par de horas, preferiría no decir el motivo de porqué hago esto, y quiero que ustedes dos queden a cargo de todo, que me reemplacen hasta que yo regrese, ¿creen poder hacerlo?

-Claro, Orochimaru-sama, usted quédese tranquilo que la guarida quedará en buenas manos.

-Eso espero… confío en ti, Kabuto, confío en ti como siempre lo he hecho - dijo el Sannin mientras se marchaba del lugar.

Finalmente la guarida había quedado al cuidado de ellos dos, y no desaprovecharon la situación.

-Oye Tayuya-chan, hoy te ví preocupada, ¿por qué estabas así? ¿acaso sucedió algo? - preguntó la mano derecha de Orochimaru.

-Yo… no quiero hablar de eso, es solo que… no tiene caso hacerlo… aunque es algo importante, o al menos para mí.

-Hey, si es importante, ¿no crees que deberías compartirlo conmigo? tal vez podamos resolver juntos eso que tanto te preocupa.

-Pues… yo… no lo se.

-Vamos, aprovecha que no está Orochimaru, si no quieres que él lo sepa - insistió Kabuto.

-E-esta bien, te lo diré. Tal vez suene extraño, ilógico, o inapropiado, pero… quiero… quiero abandonar a Orochimaru - dijo ella finalmente, dejando un poco sorprendido al chico delante suyo.

-¿Te refieres a… matarlo y luego escapar, o hacer un escape secreto? porque ambas opciones son casi imposibles de hacer…

-Quisiera matarlo, pero no puedo, se que no estoy a su nivel y no lograré nada si lo enfrento… sería un suicidio encararlo. Yo quisiera… irme de la guarida, escapar sin que nadie se de cuenta para que no intenten detenerme, pero… no sé a dónde ir, no sé dónde me esconderé, y tampoco sé con quién podría escapar, a quien podría llevarme conmigo, ya que todos son unos perros falderos de Orochimaru y nadie está dispuesto a traicionarlo, de hecho, ellos estarían en mi contra y tratarían de detenerme. Ya… ya estoy harta de esta vida, siempre la odié, ya no quiero seguir las órdenes de nadie, no quiero sufrir castigos si no llego a cumplir una misión, solo quiero… solo quiero vivir mi propia vida, hacer lo que yo quiera y saber que estaré a salvo, estar con gente que se preocupe por mí, o al menos que no intenten matarme - dijo la joven con lágrimas en los ojos. Era muy difícil para ella decir lo que estaba diciendo, pero sabía que Kabuto lo iba a entender, después de todo, él era el ninja más preciado para ella.

-Y supongo que tus tres compañeros de equipo también son muy leales a Orochimaru-sama, y no te dejarán escapar…

-Esos idiotas ayudarán al imbécil de nuestro líder, no me dejaran ir… es increíble lo leales e imbéciles que son, por eso no les he dicho nada de todo esto a ellos tres, ellos nunca lo entenderían… nunca entenderán como me siento, y porque deseo tanto irme de este lugar - decía la kunoichi con dolor en cada palabra que pronunciaba. Ella siempre fue menospreciada, criticada, considerada la más débil, y al final siempre acababan burlándose de la joven. A ella le afectaba, y mucho, ya que era la única chica del grupo, y le afectaba más que a cualquiera. Ni siquiera Kin sufría tanto como ella, y eso que ella también es la única chica de su equipo, pero aún así ella siempre se mantuvo firme, agradecida y leal a Orochimaru.

-Tayuya, no deberías sentirte así, ¿es que acaso fue tan mala tú vida hasta ahora, has sufrido tanto con Orochimaru?

-¡Si, he sufrido más de lo que crees! desde muy chica fui captura por él, siempre estaba en la prisión de esta guarida, el cabrón siempre me daba poco para comer, y la poca comida que recibía era asquerosa. Me hacía hacer trabajos de esclavo, al igual que a todos los otros imbéciles de la prisión, me hacía luchar miles de veces solo para su entretenimiento… el maldito de Orochimaru hacia lo que quería conmigo y los demás. Solo cuando tenía 10 años de edad pude demostrar lo capaz que soy, venciendo a otros ninjas basura, y solo en ese momento, el Sannin tuvo un poco más de compasión conmigo - dijo la joven entre lágrimas.

-Oye, si lo que realmente deseas es escapar y vivir la vida a tu manera, entonces puedes hacerlo… yo iré contigo.

-¿Lo… lo dices en serio? ¿traicionarias a tú líder por mi, estás dispuesto a abandonarlo? yo creí que tú vida solo tenía sentido si estabas con él… como su mano derecha.

-No… ya no. Ahora mi vida solo tiene sentido si estoy contigo, tú eres lo más importante en mi vida ahora, yo haré lo que sea por ti, incluso si eso significa abandonar a Orochimaru-sama y comenzar una vida nueva en otro lugar, contigo - dijo su pareja apoyando su mano izquierda sobre el hombro de la flautista en señal de apoyo.

-¿Y… y qué hay del sello maldito? en cuanto Orochimaru sospeche o descubra que lo hemos abandonado, él usará el sello maldito que me ha colocado y me hará sentir un dolor infernal - comentó ella preocupada, colocando su mano derecha sobre su nuca, cubriendo el sello maldito con su mano.

-Recuerda que soy un médico-científico, investigaré y podré inventar algo para que puedas usarlo sin consecuencias, es decir, sin que Orochimaru te controle.

-¿De-de veras? ¿harás eso por mí?

-Claro, te prometí que jamás dejaría que te hicieran daño, así que te protegeré cueste lo que cueste, lo juro - respondió abrazándola para calmarla un poco y hacerle ver que todo estaría bien. Ahora, ¿cuando y como te gustaría escapar?

-Estuve pensándolo y he decidido que escapare, o mejor dicho, escaparemos, cuando Orochimaru nos envíe a una misión. De esa manera nadie sospechará nada, ya que para todos simplemente iremos a hacer una misión, y para cuándo se den cuenta, ya estaremos lejos e instalados en el lugar a donde iremos… ¡oh diablos, lo olvidé por completo, soy una tonta! ¿a dónde diablos iremos luego de escapar? ¿en donde pasaremos el resto de nuestros días?

-Mmmm conozco un lugar y una persona que podría ayudarnos… ya lo verás cuando estemos ahí.

--Fin del capítulo cinco--

Bueno eso fue todo, espero que les haya gustado, ahora tendrán que esperar hasta el lunes para el sexto capítulo, el cual será el desenlace de la historia, aunque dicho capítulo tendrá dos sorpresas al final.

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