Farewell

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El chico de ojos verdes tamborileaba los dedos en la mesa de un pequeño restaurante de comida rápida. Se encontraba acompañado de Toddy y Meg las cuales lo miraban un tanto inquietas. La aprehensión de su amigo era muy contagiosa.

Joy entró al establecimiento haciendo que el de cabello turquesa se levantara de golpe de su asiento de golpe.

-¿Lo viste? ¿Te dijo algo? -La rubia negó suavemente y sacó de su bolso la caja.

-Lo siento, Bon.  Freddy me llamó esta mañana diciéndome que no podría verme. Creo que hay algo que deberías saber... -Las otras dos chicas en el lugar se tensaron al escuchar la voz seria de su amiga. Creían comprender lo que estaba por decirle.

-Les molesta si... -ambas negaron -¡gracias! -el rostro de le iluminó. Cosa que hizo que sonrieran. Hace tanto que deseaban ver ese gesto y se alegraban. Lo único que lamentaban era que "esa persona" fuese la razón.

Joy y Bon salieron rápidamente del bullicioso establecimiento para hablar en privado.

-¿Y bien?- Los ojos de esmeralda del guitarrista reflejabas expectación, ansiedad... Incluso Joy tuvo de tallar sus propios ojos porque había jurado haber visto pequeños corazones en esa mirada.

-Bon, esto que te voy a decir no te va a gustar -Tembló- quiero que en este momento reflexiones en tus sentimientos y...-

El chico se asustó muchísimo, el monstruo de la ansiedad que siempre se había apoderado de él con facilidad volvió a tomarle entre sus garras. Más cuando la chica le devolvió la pequeña caja.

-... Te deshagas de ellos - La siempre dulce voz de la ojiazul era armoniosa y reconfortante. Pero esta vez fue más dura, firme.

-¡Pero Joy! ¿Qué estás diciendo?- La chica lo tomó por los hombros y lo miró fijamente a los ojos

-Bon, la razón por la que Freddy no pudo verme es porque él y sus amigos están en el aeropuerto... Despidiendo a Bonnie- Sus ojos se abrieron de par en par y pudo sentir que palideció. Las piernas le temblaron y estrujó la caja entre sus manos.


-Debo ir... -Sus labios, no, todo su cuerpo temblaba.

-Piensa muy bien lo que harás. -Dijo con preocupación.

-Por favor, tengo que ir- dijo con desesperación.

-Bon... Ten mucho cuidado por favor

-Gracias, gracias... - Notó la vista opaca por las lágrimas. -Besó a Joy en la mejilla y salió corriendo.

El llanto mezclado con la carrera le hacía difícil mantener la atención en el camino. Sentía su respiración agitada y limitada. Sollozaba con todas sus fuerzas hasta que se quedó sin aliento.

Se dio cuenta que tenía que cambiar la estrategia, pues sólo se estaba sofocando.

Sacó un pañuelo desechable de su bolsillo y trató de limpiar su rostro. Respiró profundamente para aclarar su mente y decidió que lo más sensato sería pedir un taxi.

Abordó el primero que vio y le indicó su destino. Serían unos 15 minutos si no había complicaciones.

Terminó de enjugar su rostro y se mantuvo en silencio meditando en lo que haría. Después de todo… ni siquiera le pregunto a Joy a dónde se dirigía Bonnie y al parecer ni ella misma lo sabía. Por lo que ignoraba siquiera por dónde empezar a buscar.

Excepto por un ligero embotellamiento tardó apenas unos 20 minutos en llegar. Los cuales se le hicieron eternos. Pero le ayudaron a reflexionar en lo que haría a continuación.

Pagó y agradeció al chofer secretamente por su discreción. Bajó en el aeropuerto.

Vio el enorme sitio. No sabía ni por dónde empezar. Calculaba que a lo sumo le quedaba media hora para encontrarlo, por lo que debía darse prisa.

Hizo acopio de todos los recuerdos que tenía Bonnie de prospectos escolares. Uno de ellos  era nacional. Por lo que decidió echar un breve vistazo a los destinos internos sólo para cerciorarse.

Pero lo conocía. Sabía que era lo suficientemente ambicioso y capaz para poner la mirada en cualquiera de las escuelas en su top 3: O iba a Austria, Inglaterra o Alemania. En ese orden de preferencia.

Y aun acercándose en su búsqueda le abrumaba demasiado la tarea de hallarle.

Sentía la presión del tiempo escapando entre sus manos. Temía que no lo lograría. Sentía que iba perdiendo las esperanzas.

De principio no halló en internet vuelos a esas horas que se dirigieran a Austria. Por lo que tenía dos opciones, las cuales estaban  tan cercanas en horario que si se equivocaba… perdería la oportunidad de verle por última vez. Su corazón se contrajo ante la sola idea.

Alemania. Alemania sería.

Corrió con todas sus fuerzas. Había puesto cada pizca de determinación en llegar. Iba a lograrlo hasta que…

Frenó en seco.

El cielo había decidido darle una señal en forma de una pareja: un rubio y un castaño abrazándose.

-Ehhh, ahhh. Lo siento mucho. No quisiera interrumpir sólo quiero saber si… - Los tres chicos podrían hacer una competencia de quién emulaba mejor a un tomate y no habría un claro ganador.

-Está por salir. Es la puerta 73- Dijo el rubio mientras el castaño se ocultaba avergonzado en los brazos del otro.

-No se lo digas a…

-No, no, no, – complementó con un efusivo movimiento de sus dos manos –  no se preocupen. Fe- felicidades - Sonrió nervioso. Salió corriendo dejando a la pareja sola.

Puerta 73. Conforme se iba acercando su corazón latía furioso. Sentía derretírsele el corazón y recomponérsele.

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-¿Ya tienes todo?

-Sí. Gracias por este tiempo juntos. Amigos – Apenas le salía un hilo de voz. Tenía sentimientos encontrados. Quería aprovechar esa oportunidad inigualable que tenía en frente, sentía mucha emoción por todo lo que le esperaría en un lugar nuevo y distinto.

Se sentía muy fuerte y sabía que ese sería el instrumento para alcanzar su tan anhelada independencia. Por otro lado, indudablemente tenía miedo a lo que vendría. Era un ser humano después de todo. Esa misma novedad le asustaba. Ya había experimentado tener amigos y empezaría sólo como antes de haberles conocido. No sabía si podría volver a acostumbrarse.

- ¡Hey, podemos hablar por videollamada! ¡Será como si siguiéramos viéndonos! - el chico de cabello violeta le dedicó una media sonrisa. Foxy siempre había tratado de guardar las apariencias. Mostrarle al mundo que era un tipo fuerte... pero era más suave que el pudín que les encantaba comer.

-Es verdad, pero creo que no te quedará mucho tiempo si decides a declarar... hmhhhpffff – el pelirrojo tapó inmediatamente la boca de Bonnie en pánico total. Chica los miró entre divertida y extrañada.

-Fox... le harás daño. Déjalo hablar

- ¡No, no, no, no, no! ¡Es un bocazas!  – finalmente le soltó y los tres rieron sonoramente.

-Oh, Bonnie. ¡Vamos a extrañarte tanto! Prométenos que te cuidarás, por favor... - Chica abrazó a Bonnie con ternura y depositó un suave beso en su mejilla.

-Lo intentaré, he, he, he.

-"Pasajeros del vuelo 204 con destino a Londres, favor de prepararse para el abordaje. Recuerde tener su pase de abordaje e identificación en mano".

Había llegado el momento. Los tres chicos sintieron un pequeño vuelco en el corazón. A la rubia se le cristalizaron los ojos y Foxy intentaba mirar a otro lado.

-Te queremos Bonnie. Estamos en contacto - Asintió.

-Más te vale cuidarte de los bulíes – estrechó su mano amistosamente y le sonrió con los ojos brillantes.

-Muchas gracias chicos. - Les abrazó a ambos. - Es hora, debo irme.

Tomó el asa de su pequeña maleta y comenzó a andar. Era un pasillo estrecho y un poco largo. Cosa que le venía bien. Así podría resguardarse por si le daba por llorar.

Comenzaba a subir una pequeña rampa cuando algo tironeó de su maleta. Esta se soltó de su mano y cayó al piso. Giró para levantarla cuando...

Alguien tomó su cintura. Le atrajo con fuerza y...

-Bonnie- Esa voz aterciopelada acarició sus sentidos. No opuso resistencia al abrazo y mucho menos al beso en los labios que estaba recibiendo de un ojiverde que le tomaba con firmeza.

Estaba completamente paralizado, una oleada de emociones chocaba en su pecho, sus piernas temblaron, pero era imposible que cayera por lo fuerte de la sujeción que el otro mantenía.

Podía sentir muchísimas emociones en sus labios. Amor, deseo, furia, tristeza.

Estaba completamente perdido en los labios que durante tanto tiempo extrañó que lo único que lo sacó del letargo fue la humedad en el rostro ajeno.

-Maestro...  ¿estás? - Sus ojos se abrieron en su totalidad al ver al chico frente a él con los ojos llenos de lágrimas y ahora sólo sosteniendo uno de sus brazos.

-Lo... lograste. Nunca dudé que lo harías. Felicidades- tomó la caja entre sus manos y Bonnie la miró por un segundo. Se le hizo un nudo en la garganta. Tomó uno de los CD's y se lo devolvió para su sorpresa.

-Ya es hora de irme. ¿Cuídate, sí? Si algún día te sientes triste cuenta hasta seis- El par de esmeraldas le miraron confundido. Acarició su mejilla con ternura. Un contacto que Bon había anhelado desde hace más tiempo del que Bonnie imaginaba.

-Siempre voy a amarte. Si regresas o no. Estaré esperando por ti. - Bonnie sólo sonrió.

Debía darse prisa para no perder su vuelo.

Por fin abordó. Colocó su equipaje en el maletero y abrió la caja. Estaba su vieja sudadera de la suerte. La estrujó en su pecho y reconoció el olor de Bon. De SU Bon.

La decisión estaba tomada. No descansaría hasta ser el mejor. Y cuando lo hiciera…

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Otro capítulo arriba. Mis queridas y queridos lectores, no sé cómo agradecerles tanto cariño en sus comentarios. Han sido tantos y tan hermosos que me llenan de felicidad.

No puedo evitar poner mi mayor esfuerzo en cada palabra. En esta ocasión una personita que aprecio mucho hizo la ilustración que vieron. Muchas gracias por tu apoyo.

Para los que están sufriendo los estragos del clima frío como acá en mi país espero que el fic les haya dejado una sensación cálida en el corazón.

¿Alguien adivina lo que Bonnie quiso decir? Está un poquito difícil pero espero que lo adivinen.

Se despide de ustedes Draw For Love.



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