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Ilustración cortesía de TW @/LapinSugar.

🔴Para mejorar la experiencia de lectura reproduce la pista cuando se te indique. Gracias.🔴
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Para el ojirojo fue como un flash back. La misma oficina, el mismo escritorio, la misma silla de cuero que ahora no le parecía tan gigante. El mismo hombre que lo había recibido hacía tiempo atrás. Con esa mirada apacible pero llena de sabiduría.

-Bonnie, eso que estás pidiendo exigirá mayor desgaste y compromiso del que ya estás enfrentando. ¿Estás consciente de las consecuencias?

-Sí- Declaró con firmeza. No se iba a echar para atrás.

-La única razón por la que se te está permitiendo esa concesión es por el excelente desempeño que has demostrado, por ello no se espera menos de ti. -Asintió- Tendrás que equilibrar cuidadosamente tus actividades de aquí en adelante, no puedes omitir el descanso- señaló sus propios ojos haciendo señas en las ojeras y apuntando hacia el chico en consecuencia. El aludido se avergonzó asintiendo con suavidad. Al ver esto el hombre relajó su gesto y le sonrió.- Pues, no tengo nada más qué decir. Adelante. Se te concede tu solicitud.

Los ojos de Bonnie de repente comenzaron a cobrar nueva vida, por un segundo el Director podía jurar que el semblante del estudiante se veía más joven.

Este se levantó de su asiento y le extendió su mano al mayor. Dio un respingo y sonrió al mismo tiempo que estrechaba la mano del alumno.

-Espero que lo que sea que te propongas resulte de la mejor manera-

-Gracias, señor. -Bonnie salió de esa oficina no sin antes dar una ligera reverencia.

Se sentía libre, quería correr y gritar de felicidad. Pronto. Muy pronto sus sueños se cumplirían.

Y pensar que dos días antes sentía que se encontraba sumido en la más profunda miseria. Hasta que una conversación con su amiga le dio la idea que cambió su rumbo.

El Director tenía razón. Tendría que esforzarse más. Hacer más sacrificios, pero era un precio muy bajo si obtenía todo aquello por lo cual había llegado allí en primer lugar.

La Royal Academy había sido un hogar para él, le habían dado una visión distinta de la vida y de su pasión por la música. Se sentía agradecido y privilegiado y cuánto más si ahora le daba lo necesario para lograr el éxito... y no se refería sólo al laboral.

-¿Cómo te fue?- Preguntó impaciente la chica de gafas. Él se limitó a darle una amplia sonrisa de genuina alegría acompañada con ambas manos haciendo el signo de paz. La violinista suspiró aliviada.

-Lo haré, Lily. Me falta muy poco para lograr mi objetivo-

-Sabes que te apoyo y quiero lo mejor para ti, pero de ahora en adelante quiero tu autorización para supervisar tus comidas... estás muy delgado- Bonnie sonrió aceptando todo lo que la chica le decía. Acariciaba su colgante con vehemencia, cosa que llamó la atención de la peliazul.

-¿Es un amuleto? Ahora que lo pienso, rara vez la usas para tocar.- El de cabello morado negó. Observó fijamente la plumilla turquesa con una "B" grabada.

-Es como un anillo de compromiso- La chica se quedó en shock. Ahora comprendía todo claramente.

-Bonnie, ¿estás... enamorado?- El aludido sacó la lengua juguetonamente. Y echó a correr, la joven trató de seguirle el paso.

-Vamos violinista-nutrióloga. ¡Tengo hambre!

No cabía duda, en verdad se sentía radiante. Lily estaba muy contenta por su amigo. Se preguntaba a sí misma si algún día se enamoraría tanto de alguien como lo hizo él. Pero ahora tenía la duda ¿quién sería esa persona tan importante para Bonnie como para...

-¡Vamos Lilyyyyyyy!

-Sí, ya voy. Espérame un poco.-

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Era una bella mañana de lunes en el campus de la Facultad de Música. Los estudiantes se dirigían a sus clases o ensayos. Y dos de ellos, compañeros de habitación, se encontraban frente a las cajas de la Universidad para realizar el pago correspondiente al examen del se cabello turquesa, así que mientras éste pagaba, el otro se encontraba acostado al borde de la jardinera aledaña. Escuchaba música con los ojos cerrados. Tenía una mueca torcida, puesto que se había dado a la tarea de analizar las palabras de la canción del día del karaoke.

Repetía las palabras de la lírica en silencio, la cual ya había memorizado. Quizás sentía un extraño placer retorcido en torturarse a sí mismo de ese modo. Pero no sabía qué más hacer.

Pensaba que si acaso comprendía mejor los sentimientos del otro podría saber qué hacer con los propios. Ya sea cultivarlos o dejarlos morir. Porque estaba llegando a un punto en el que no sólo le gustaba, quizás se estaba volviendo algo más.

-¿Qué oyes?- Sintió como retiraba uno de sus audífonos de repente, cosa que le hizo dar un respingo. Se incorporó quedando sentado frente a un joven de ojos verdes que se encontraba de pie frente a él.

-¡Bon! Me asustaste- Se sonrojó como si sus pensamientos pudieran ser descubiertos.

-Si no me dices lo escucharé yo mismo - Owynn se quedó de piedra, discretamente cambió la pista para que Bon no lo notara.

-¡Oye, espera! No puedes andar por ahí quitándole a la gente sus audífonos- Genial, lo había logrado. Sintió un dejo de satisfacción por hallarse libre de evidencia.

-Sólo te quité uno, no seas un bebé llorón - Sudó frío al darse cuenta de que el reproductor aleatoriamente había reproducido una pista más comprometedora aún. El himno de su promesa. La sonrisa de Bon desapareció. -Mhhh, prefiero algo más... del siglo XVI a XVIII por favor.

-S-sí-Tartamudeó nerviosamente. Intentando pasar la canción. Bon tomó el móvil de entre las manos de Owynn con una delicadeza tal que la expresión corporal del dueño del artefacto quedó congelada. El moreno buscó entre la lista de reproducción con un gesto duro, la mandíbula apretada y la mirada de hielo. Cambió la pista a otra de la vasta selección de instrumentales de su compañero y le devolvió el móvil. El chico de gafas estaba sin aliento. Intentó encontrar su mirada con la del otro y, para su sorpresa, la expresión le cambió por completo, reemplazándola por una sonrisa cálida y reconfortante. Al menos no estaba enojado con él.

Owynn decidió dejar de stalkear a Bon ese día.

Caminaron en silencio aún con los audífonos compartidos. Owynn podía sentir el suave palpitar de su corazón comenzando a saturar sus oídos. Tomaba su móvil con ambas manos supervisando meticulosamente que la lista de reproducción no le hiciera otra mala jugada. La melodía en turno era una conocida obra de Beethoven, el primer movimiento de la Sonata para piano n.º 14. La cual hacía sentir más sombrías sus meditaciones.

🔴Reproduce la pista a partir de este punto. Gracias.🔴

Bon caminaba a su lado con las manos en los bolsillos. Estaba serio, pensativo. Sabía que su compañero tenía la canción que "él" le había dedicado y seguro era un accidente. Pero ya no quería que le removiera sentimientos. Creía firmemente estar superando a Bonnie, pero ahora le resultaba más difícil. Creyó haber tenido un retroceso. Sintiendo algo cercano a la culpa.

Lo había arruinado por completo. La curiosidad había matado al gato. Se preguntaba si ahora había echado a perder su oportunidad con el moreno. Si acaso la tuvo alguna vez. Sí, definitivamente no tenía esperanzas. Y estaba a punto de echarse a llorar cuando sintió que el otro estrechaba una de sus manos.

El moreno le miraba fijamente con los ojos brillantes.

-Discúlpame. Me comporté mal contigo. Tú no tienes la culpa de lo que pasó. Sabes que eres alguien a quien estimo muchísimo- Bien... No tenía oportunidad con él. -Y aún me siento responsable por estar causándote malestar. No has sido más que un excelente amigo, y ya haces demasiado por mí. Ni siquiera sé si merezco todo lo que me das.-

Los ojos bicolor de Owynn temblaban, se comenzaban a cristalizar por escuchar lo que Bon le decía. Puesto que indirectamente ya le había rechazado.

*Yo te gusto, ¿Verdad?*

-N-no te preocupes, lo hago porque es divertido, después de todo estoy considerando especializarme en la docencia, así que es práctica para... -Todo lo decía sonriendo pero poco a poco se le quebraba la voz. - Te veo en clase, olvidé mi guitarra en el departamento.-

El chico de la larga cabellera echó a correr de improviso. Bon lo miró extrañado. Traía su guitarra colgando en el hombro.

Se mordió el labio al ver cómo se perdía en la distancia. Comprendiendo tarde el daño que le estaba haciendo a Owynn. Debía decidir qué hacer, porque lo último que quería era hacerle pasar por lo mismo que sufrió.

Había sido una mala idea esconderse en una de la áreas verdes. Su trenza había quedado completamente arruinada al atorarse en un arbusto reseco, que la desparpajó y "decoró" de pequeñas hojas, estampa digna de Alicia en el País de las Maravilla.

En el intento de tranquilizarse comenzó a razonar. Todo estaba ocurriendo de una manera inesperada, sí, pero no debía aferrarse. Si las cosas se iban a dar sería genial, pero si no debía sentirse agradecido por conocerle. Todo eso pasaba por su mente mientras el exterior evidenciaba su tristeza con unas cuántas lágrimas que limpiaba toscamente con el borde de su jersey.

Incluso reconoció su culpa por ilusionarse con el guitarrista cuando este seguía esperando un amor que quizás nunca llegaría. Pero al verle herido anheló tanto ser esa cura que terminó infectado. Y eso estaba mal.

Sus cavilaciones (y sollozos que no quería admitir) fueron interrumpidas por su teléfono. Una llamada entrante le aceleró el pulso. Aclaró su voz, y contestó lo más natural posible.

-Ya casi llego. Puedes creer que traía mi guitarra conmigo todo este tiempo, je je soy un torpe -

-¿Dónde estás? - Su voz se percibía preocupada y seria. Al de ojos bicolor le dio escalofríos.

-Ya te lo dije, voy llegando- En su ademán haló de su trenza y las ramas hicieron un fuerte sonido

-Owynn... -Le reprendió. -Sé que sigues en la escuela...- El chico suspiró pesadamente.

-Espero que no vayas y le cuentes a tus amigos que salí corriendo como una niña- bromeó apaciguando el ambiente.

-Vale, no les diré lo de que saliste corriendo... lo otro sí - Sonrieron.-¡No me cambies el tema! ¿Dónde estás?- Unos segundos pasaron y oyó un respirar profundo.

-Está bien, estoy cerca del estacionamiento. Y... estoy atorado en un arbusto. - Escuchó a Bon del otro lado de la línea intentando reprimir una carcajada. - ¡Oye!

-¡Pfff! ¡Ja, ja, ja, ja! - Owynn hizo un puchero, ese tipo era todo un caso. Pero por alguna razón, escucharlo reír era música para sus oídos.- ¡Perdón, perdón, ya voy!... No te vayas a mover - Una nueva carcajada nació.

-Tarado... - Dijo con falsa indignación.

-Estoy ahí en un segundo.- Colgó la llamada. Sonrió al imaginar el berrinche que habría hecho el otro para quedar en semejante posición.

El sol brillaba agradablemente contrastante con el frescor del ambiente rodeado de majestuosos árboles. El piso de duro cemento era reemplazado por suave tierra vestida de hierba y flores que percibió tan pronto como entró en los límites del área verde. Los pastos recién habían sido regados, por lo que el petricor saturaba su olfato. Era una pequeña pero placentera caminata.

Aún era temprano, por lo que no había muchos estudiantes vagando por allí. De hecho por donde se encontraba transitando precisamente estaba un tanto solitario.

Creía haber encontrado un pequeño paraíso personal en ese sitio, le hubiera encantado saber de su existencia cuando ingresó a la Facultad.

Conforme avanzaba la hierba se volvía un poco más densa y la temperatura bajaba ligeramente.

No demoró demasiado para llegar al punto señalado. Entonces lo vio.

Quizás para cualquier otra persona la escena sería patética, pero Bon se quedó sin palabras al ver a Owynn.

Estaba recostado en la hierba pensativo, con la mirada perdida en las nubes, las manos relajadas sobre su pecho. Una de sus piernas flexionada. Pero su cabello... Se encontraba extendido atrapado entre las ramas justo como lo había explicado, lleno de pequeñas hojas de la planta, tan largo como era, la trenza había perdido en buena parte su forma.

Su blanca piel y su largo cabello morado contrastaba con el verde imperante. Si se hubiese dedicado a un arte como la pintura ciertamente esa escena sería lo primero que desearía inmortalizar.

Los ojos heterogéneos se posaron en el chico moreno que estaba estático frente a él. Primero se sintió abochornado de que le hallara en esa situación tan ridícula. Luego extrañado, no pudo evitar un gesto de duda al percatarse de que una mirada esmeralda le examinaba de arriba a abajo minuciosamente, pero en absoluto silencio y admiración. Cosa que lo hizo avergonzarse en gran medida.

-Bon, ya sé que soy una creación divina pero, ¿me puedes ayudar?- dijo intentando romper el ambiente. El nombrado dio un respingo, y se sonrojó al verse descubierto. Sentía el subidón de temperatura en su rostro. Sólo asintió sin darle la cara. El otro soltó una risita, por alguna razón... se sentía halagado.

Bon tragó duro. No entendía qué extraña obsesión tenía con las hermosas hebras moradas de Owynn, puesto que se encontraba casi temblando de emoción.

Se hincó frente al arbusto y acercó sus manos. Titubeó. comenzó a desenredar los mechones con cuidado. Tratando de quitar un poco de la hierba que estaba atorada.

-¿Cómo hiciste para enredarte así, Rapunzel? -

-¿¡Cómo me llamaste!? - se sonrojó avergonzado, nunca había visto su cabello como una característica femenina, todo lo opuesto, en realidad consideraba que le daba un aire rebelde, pero al parecer Bon no lo veía así, cosa que le resultaba un tanto frustrante.

-Mhhh tienes razón, ella era bonita y tenía un lindo carácter, no como otros que conozco - Owynn suspiró irritado cruzando los brazos.

Bon intentaba disimular su euforia por tocar el hermoso y bien cuidado cabello del chico.

-Date prisa o perderemos la clase - Chillo el de ojos heterocromo.

-Vamos a tardar, lo que tengamos que tardar, -Por él podían quedarse toda la mañana - a menos que quieras que lo corte - el otro se removió ante la idea, mientras que el moreno reía.

-Vale, pero date prisa, no quiero perderme la clase de Guitarra, si no la habré traído en vano.

-Creí que la habías olvidado en el departamento- respondió irónico mientras seguía desenredando.

-Ya déjame... -Hizo un puchero y le dio la espalda aprovechando que ya se podía sentar.

-¿Eso quieres? Porque mira que me puedo ir, pero todavía falta un tanto. - Fingió irse haciendo un ademán de desafanarse de la tarea con ambos brazos. Owynn abrió sus ojos y volteó a verlo con desesperación.

-No, no. ¡Lo siento, no quiero que corten mi cabello!- Se miraron a los ojos y esa aura juguetona cambió a una más seria.

-Oye, dime una cosa

-¿Mhhh?

-¿Recuerdas lo que pasó la noche del karaoke? - Comenzó a inquietarse.

-Mhhh no, ¿de qué hablas? - Mintió.

-¿De verdad? - No sabía si estaba aliviado o decepcionado. Pero, ¿por qué debería de estarlo? Eso facilitaba muchas cosas, ¿cierto?

-Sí, me puse muy borracho - Le dedicó una sonrisa un tanto forzada y sintió cómo empezó a sudar de nervios.

-Es que... yo sí recuerdo todo.... - Su rostro se volvió lívido. Su mente se quedó en blanco. Parecía que ese chico sí que había estado jugando con él.

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Capítulo 14. Encabezado cortesía de la maravillosa TW @/LapinSugar.

Las ilustraciones del principio de capítulo corren por cuenta de mi increíble colaborador secreto. Mil gracias por siempre apoyarme, eres una persona maravillosa. Te envío un abrazo enorme.

La última y penúltima ilustración fueron una travesura mía espero les guste porque creo que me estoy enviciando de mi Owynn fanon...

Por cierto, varios de ustedes han hecho fanarts bellísimos y se los agradezco. Si quieren dedicamos un capítulo como galería, porque de verdad hacen obras de arte.

Por favor dejen sus comentarios valoro su esfuerzo y calidad en ellos. Me ayudan a mejorar y me emociona leer cada uno de ellos.

Los quiere Draw for Love.

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