—¿Dónde está tu amigo, Star? —preguntó Toffee, mostrando aquella sonrisa de lagarto que la rubia tanto detestaba.

La princesa lanzó un hechizo cualquiera, incapaz de pensar ya. Toffee lo esquivó fácilmente y también atacó, derribando a Star con un rayo verde que le dio de lleno en el pecho, haciéndola retroceder, sin tirarla al suelo del todo.

Mordiéndose el labio inferior, intentó disparar de nuevo con su varita, pero únicamente logró que un insignificante chorro de arcoíris cayera al suelo a un paso de ella.

—Demonios... —dijo en un hilo de voz, respirando con dificultad.

—¿Se ha olvidado de ti?

Otro rayo de luz verde atravesó el oscuro cielo de color rojizo. Star era capaz de mantenerse aún en pie, con las rodillas temblando.

—¿Te ha dejado sola?

—¡Cállate! —aulló Star, yendo a lanzarse sobre Toffee.

Mas su estado se lo impidió, y cayó de boca al suelo. Cerró los ojos y apretó los dientes, notando la poca consciencia que le quedaba abandonar su cuerpo.

—Marco... Marco... —murmuró, temblando.

Tragó saliva y se apoyó sobre los codos, decidida a acabar con aquello de una vez por todas.