Recomendación: No leer hasta dentro de tres capítulos para evitar hacerse spoilers.

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//Narro yo//

El Reino del Este, liderado por Drew LaRousse; un demonio poderoso con muchos secretos.

—¿Dónde está la prisionera?

—En lo más profundo de los calabozos, tal como el Rey ordenó

—Gracias

La mujer dio media vuelta y se dirigió hacia la habitación principal.

—¿No crees que es un poco exagerado tenerla en lo más profundo de los calabozos, Drew? —le dijo, sabiendo que él entendería a qué se refería

—Sabes que no. Es la única manera de evitar sus pociones raras

—En el fondo me da un poco de lastima está situación. Brianna me a ayudado mucho

—Sí, a enloquecerte

—Me ayudó mucho con Asia

—¡Claro que sí! La hubiera matado si hubiera hecho algo en su contra

—Cálmate ¿Sí? —lo abrazó

Tocaron la puerta. Drew maldijo en voz baja, muevas que si acompañante solo rió ligeramente —Adelante —respondió el Rey, dando un piso al frente, terminando así el abrazo

—Con permiso —entro un soldado —Rey, Reina —hizo una reverencia —El Príncipe Cian ha mandado una carta

—¿Una carta? —está vez la que habló fue la reina —Estamos en el mismo castillo, no hay necesidad de cartas —frunció el ceño

—Esas fueron las órdenes de Su Alteza, Majestad

—Puedes irte —finalizó el rey

—Majestades —entregó la carta, hizo de nuevo una reverencia y se fue

—¿Por qué envío una carta?

—Veamos —Drew rompió el sello

Sí, sí, ya sé que se estarán preguntando por qué envié una carta, pero tengo tres buenas razones.

Uno: No quiero dejar a Asia sola
Dos: Asia no quiere ir
Tres: La verdad también me da pereza tener que recorrer todo el palacio buscando a alguno

Así que la eso mandé a un guardia a buscar a alguno de la dos (aunque presiento que están juntos, no sé por qué —nótese el sarcasmo—)

Bueno, el punto es que me voy a mostrar a Asia la ciudad; probablemente volvamos tarde.

Cian

—No necesitaba poner su nombre, solo de ver cómo escribe se ve que es de él

—Sí —Drew suspiró

—Aún no entiendo cómo puede tener tan buenas relaciones con los nobles sin saber saludar

—A ellos si los saluda, ese es el secreto —se dirigió a la puerta. La reina le siguió pero tropezó con los tacones —Tan torpe como siempre, May —le tomó del antebrazo, evitando que cayera

—Gracias Drew —se equilibro de nuevo —No creas que te salvas de nuestra conversación

Puso en su rostro una sonrisa arrogante —Si crees que estoy siendo muy injusto, entonces iré a darle un beso... U otra cosa

—Eres un... —se adelantó, abriendo la puerta y marchandose molesta

Drew simplemente sonrió burlón y se dirigió a la sala del trono.

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