Cap. 10

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Era Jos, no entendía porque estaba aquí, debería de estar con Carly ¿no?

-¡Emma! Lo siento, ella se me insinuó, yo no quería hacerlo.- Acarició mis mejillas.

-No Jos, No...No me vuelvas a dirigir la palabra nunca más.- Mis lágrimas empezaron a caer.

Salí corriendo de ahí, Jos me tomo del abrazo pero aun así me pude zafar de él. Baje por las escaleras y entre a un baño que estaba cerca, tome mi celular y envié un mensaje a Romina.

"Romina, ¿donde estas? " lo cual ella respondió rápidamente.

"En la pizzería de siempre"

Mientras me aproximaba a ella fui secando las lágrimas que aun quedaban en mi rostro.

La vi sentada con la cabeza boca abajo. Camine hacia donde esta se encontraba y me senté al lado de ella. Cuando levanto su rostro sabía que había estado llorando.

-Romina, ¿por qué estas de esa manera?- Puse mi mano encima de la suya.

-Son mis padres, han estado peleando mucho y odio cuando hacen eso mas si yo estoy presente.- Dijo volviendo agachar la cabeza.

-Lo siento mucho, mi abuela murió.- Baje la mirada.

-Todo estará bien, Vale.- Tomo mis manos, haciendo que me acercará a ella y darme un abrazo. Mis lágrimas caían sobre sus hombros, al igual que las suyas en los mías.

-No, si tu no lo estas.- Sonreí.

-Bien.- Se alejó de mí volviendo a su lugar

Llegue a casa, note que papá estaba en su cuarto realmente me asustaba que volvería a recaer. Fui a mi habitación y me acosté en la cama mirando a la nada, no sabía en qué pensar, si en papá, en la abuela, en Jos o hasta en Romina habían tantos problemas.

Oí tocar la puerta era papá para avisarme que en dos días seria el funeral de mi abuela, lo que provocaba que no asistiría a clases eso me ponía un poco feliz ya que no vería a Jos.

Papá me vino a despertar, me había quedado completamente dormida a noche, hoy viajaríamos a Francia, a la casa de los abuelos. Me metí a la ducha, hacía frío así que vestí unos jeans negros, una camisa de manga larga blanca al igual que mis converse y una beanie y chamarra de color gris, hice con mi cabello una coleta un poco floja, papá ordeno que hiciera mi maleta pues no sabíamos cuanto tiempo nos quedaríamos.

Nos dirigimos al aeropuerto, antes de subir al avión les envié un mensaje a las chicas.

"Hola, las veo pronto, cuídense y no peleen, después me pasan los apuntes. Las quiero."

Subimos al avión era tanto tiempo de que no me subía a uno que eso provoco que se sintiera un poco raro, mi padre se quedo dormido rapidamente, saque de mi bolso  "memorias de un amigo imaginario" el libro que estaba leyendo.

Acabo el viaje, ya estábamos es Francia, afuera había un coche esperándonos para llevarnos a la casa de los abuelos, mientras nos dirigíamos, sentí mi celular vibrar, lo saque de mi bolsillo, era un mensaje de Jos el cual decía.

"Emma, porque no viniste al colegio, ¿estás bien? ¿Pasa algo? "

"Es algo que no te importa, deja de molestarme" Ese chico no sabía que era estar alejado de una persona.

Al fin habíamos llegado, bajamos del coche y papá me tomo del brazo para ambos entrar.

Extrañaba estar en Francia, aquí viví mi niñez, en este lugar éramos tan felices, hasta que mamá decidió mudarse a México. Entramos a la casa ya había olvidado que tan grande era, toda la familia estaba reunida, la tía Ángela se veía aun más vieja, Lisa y Katherine estaban presentes las primas odiosas, Freddy y Alan se veían aun más guapos y el abuelo estaba callado con la mirada boca abajo.

Después de saludar a toda la familia, subí mis maletas a mi habitación antigua, todo había cambiado, hasta el abuelo, en ¿donde había quedado ese viejo que amaba contaba historias y que nos hacía reír con sus locuras?.

Baje al jardín en donde se encontraban Lisa, Katherine, Freddy y Alan.

-¡Emma! .- Todos corrieron a abrazarme, si no me separaba de ellos me aplastarían viva.

Nos pusimos a jugar a las atrapadas amaba tanto jugar ese juego, no podía creer que a la edad de 17,18 y 19 años anduviéramos jugando como unos niños, eso era de porque amaba tanto Francia al estar ahí nada nos importaba nuestros problemas desaparecían por completo. Todos corríamos de un lugar a otro evitando que fuéramos atrapados.

-¡¿EMMA?! - Gire al oír mi nombre, no sabía con exactitud quien era, me acerque a él ahí estaba mi mejor amigo de la infancia.




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