𝗻𝘂𝗲𝘃𝗲. the agasshi.

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Capítulo 9
La agasshi.


Asentí, moviéndome de un lado a otro mientras limpiaba las mesas que los clientes han usado hace un momento. Llegué al restaurante después de salir de la universidad, y como era mi primer día de trabajo, tenía que hacer las cosas bien si quería demostrar que era un buen empleado. Según me había informado el señor Choi, probablemente estaría a prueba durante unos días, que es lo usual cuando entras a un nuevo empleo. Durante esas horas trabajando en el restaurante, pude conocer a algunos empleados.

El que más estuvo a mi lado fue el recepcionista, Jungkook. Era agradable y, aunque a veces ponía de mal humor al jefe, eran muy cercanos. O tal vez era por el mesero Yang, que siempre estaba regañándolo y era al único que le hacía caso. Quizás eran familiares. Cuando llegué a mi departamento, vi a mi hermana Seungyeon saliendo de la casa con una mirada perdida. Ella intentó sonreír para alejarse de mí, y esperé que fuera a trabajar y no a algún bar que pudiera hacer que perdiera al único familiar que tenía a mi lado.

Simplemente, entré a la casa y me fui a dormir, estaba demasiado cansado para preocuparme por lo que mi hermana mayor estuviera haciendo en ese momento. A las 05:00 de la mañana, me desperté debido a unos ruidos que venían de la sala. En el tiempo en que salí de mi habitación, encontré a mi hermana tirada en el suelo, oliendo a soju, con un aspecto desaliñado que me provocó molestia. Me acerqué a ella y Seungyeon me miró con los ojos rojos.

—M-minnie...

—Vete a bañar, noona. Ven, te ayudaré.—indiqué, agachándome a su altura para que ella engancharse por mis hombros y llevarla al baño. La coloqué en la regadera, dejando caer el agua fría, logrando que ella pueda darse una larga ducha. Entonces, sus llantos se hacen notar, ocasionando que mi pecho duela por un momento.—¿Noona...?

Pero mi voz se quebró, eso ocasionó que la mayor no pudiera escucharme, así que salí de ahí, dirigiéndome a la cocina, buscando alguna pastilla para el dolor de cabeza y una botella de agua para que pudiera beber cuando saliera del baño. Me quedé en su habitación, esperándola, aunque mi hermana apareció con una bata envuelta alrededor de su fisionomía, me sonrió avergonzada, le indiqué que era hora de que se acostara a descansar. Ver a Seungyeon acostada luego de tragar la pastilla me tranquilizó un poco más, permitiéndome marcharme a mi habitación, solo que antes de irme pude escucharla hablar.

—Prometo mañana buscar un trabajo.

—¡¿Por qué tengo que estar aquí?!

Indagué molesta de estar en una sala de cuatro paredes blancas con algunos sillones y pinturas en color negro. No me gustaba estar en la empresa, menos sabiendo que debería estar en una de mis tantas clases. Así jamás podría graduarme de esa horrible carrera que Sowon quería que siguiera. Supuestamente hoy habría una pequeña fiesta en la empresa de mi madre, a la que debían asistir sus hijos.

Apostaba a que sería como una pequeña celebración del día de las madres, aunque aquí no se celebraba el día de las madres, sino de los padres. Pero mi madre siempre hacía todo lo contrario, no sería sorprendente que lo hiciera. Por un momento pensé que Sowon me estaba haciendo una broma, constantemente era Youngsun quien la acompañaba en estos eventos. Ella sabía que no me gustaba estar aquí con todas esas personas mirándome como si fuera la creación de esa víbora que es mi madre y del oso panda de mi padre. Además, sabía que algunas hijas de los empleados de Min Sowon no me querían mucho, por decirlo de alguna manera. Cuando mi madre me dijo que sería ella quien me llevaría a la universidad, no pensé que era una trampa para llevarme a su trabajo. En este instante, me encontraba en su despacho, caminando por el lugar a gritos, mientras que mi hermana mayor, Wanhee, era la única que tenía que escuchar mis quejas porque Sowon se había ido a arreglar algunas cosas para esa reunión.

—Minha, tranquila.

—¡Estoy faltando a mis clases!

—Creía que no te gustaba esa carrera.

—¡¿Y?! ¡Tengo que ir de todos modos, unnie!—exclamé, golpeando la mesa de cristal que tenía mi mamá como mesa. Ella me mira con ganas de reírse de mí mientras sus brazos están cruzados.—¿Qué es gracioso?

—Acabas de verte como mamá.

Abrí mis labios sorprendida y a la vez ofendida de ese comentario, lo menos que quería era parecerme a mi madre. Estoy a punto de quejarme sobre aquello cuando suena la puerta. Wanhee se voltea a ver de quién se trataba, el despacho de mi madre tenía ventanas que se podían tapar con unas cortinas que ha colocado, que en mi opinión, eran horribles.

Mi hermana vio a la asistente de nuestra mamá y movió su cabeza para que entrara.

—Lamento interrumpir, señorita Myeong, solo que su madre me dijo que le diga que atienda a las personas que han venido por una entrevista.

—¿Ahora?

—Sí. También me dijo que le diga a usted, señorita Minha, que es momento de que vaya al salón para el evento.

Bufé.

—Vete sin quejarte, Minha. Por cierto, Ahjin, ¿sabes cuántas personas vinieron para la entrevista?—cuestionó saliendo del despacho. Sin tener de otra, rodeo el escritorio, saliendo del despacho de mi madre siguiendo a las mujeres hasta el ascensor.

—Unas quince personas como mucho, señorita Myeong.

—Por favor lleva a mi hermana al salo... ¡Minha!

Sin embargo, era muy tarde, ya estaba en el ascensor saludando a mi hermana, mientras que bajaba al primer piso. Ni en broma entraría a ese salón donde están los socios de mi madre con sus idiotas de hijos, que, por cierto, me odiaban. En pocos minutos ya estoy saliendo del ascensor, caminando tranquilamente a la salida, pero puedo vislumbrar el ascensor del otro extremo abriéndose, noto a la asistente de mi madre con dos guardias detrás de ella, al verme empezó a caminar más rápido, alargando su mano.

¡Señorita Myeong! ¡Espere!

Comencé a correr más rápido, sin ver al frente, estaba concentrada en que Choi Ahjin no me alcance con sus guardias detrás de mí, quienes venían corriendo. Por lo tanto, ahí estaba yo, corriendo de la misma forma hasta que abandoné el enorme lobby de la empresa de la familia de mi madre, cuando todas mis esperanzas de que podría abandonar este lugar se desvanecieran de un momento a otro, supuesto que ahora mismo me encuentro en el suelo, al igual que la persona con quien me choqué.

—La puta mad...

—Qué día de mierda...—escuché una voz femenina a mi derecha. Entonces, giro mi cabeza, aún en el suelo, mirando a la mujer que está con una faz de sufrimiento en su cara, mientras veía esos gestos de querer llorar. Así que me levanto del suelo apenas, queriendo ayudarla.

—¿Se encuentra bien, agasshi¹? Lo siento muchísimo, no la había visto, qué idiota soy, en serio perdóneme.

Cuestioné, parándome del suelo, extendiendo mi mano a ayudarla a pararse del piso frío. La mujer no lo pensó tanto que tomó de mi mano para así levantarse del pavimento. Puedo ver cómo comenzó a sacudirse el polvo que logró contraer al caerse al piso conmigo, iba a seguir disculpándome por mi idiotez cuando la voz de Choi Ahjin se vuelve a hacer sonar.

—¡Señorita Myeong!

Rodé los ojos de solo tener que escucharla, la mujer que yace frente a mí me mira para ver a la mujer que ha llegado a nosotras con los dos guardias. Se veía incómoda o asustada, la verdad es que no lo sabía.

—Su madre me matará si usted no está en el salón con el resto de los socios.

—¿Por qué ese es mi problema?

—¡Señorita! Solo volva...—se quedó callada al observar a la mujer que está al frente mío.—Si viene por la entrevista de trabajo es en el cuarto piso, agasshi.

—Ah, gracias.

Respondió la mujer, pasando por nuestro lado para encaminarse dentro de la empresa. A lo que ladeé mi rostro ante eso, todavía me sentía mal por aquello a lo que seguí a la mujer hasta dentro, mientras tenía a la asistente de Sowon atrás de mí con sus gorilas, corrí un poco para ponerme del lado derecho de la chica de cabello castaño oscuro, quien al verme frunció su rostro.

—Así que viene por la entrevista, ¿eh?

—Señorita Myeong, debe de...

—Espera, Ahjin.—pedí, viéndola de reojo. Mis ojos van nuevamente a la mujer que está doblando al ascensor.—Quiero disculparme con usted por lo que pasó hace un momento, agasshi, así que estuve pensando y...

—Ni se le ocurra.

Habló Ahjin cuando entramos al ascensor, ella se colocó enfrente de nosotras dos con sus manos sobre las puertas del ascensor a que no podamos seguir nuestro camino.

—¿Discúlpame?

—No puede hacer eso solamente porque su madre es la Directora General de la empresa, señorita Myeong.

—¿Eres la hija...?

—Sí, así que la llevaré con mi hermana Wanhee, es la persona que está haciendo las entrevistas.

—¡No puede hacer eso! ¡Su madre me...!

Di un empujón lento en su cabeza, acto seguido, ella da un paso atrás, y así, las puertas se cierran, dejando que vayamos al cuarto piso, allí estaría mi hermana mayor haciendo lo que nuestra mamá le pidió. En esos minutos puedo observar a la mujer nerviosa porque movía su mano en su cartera, sacaba su celular y después lo guardaba, sus pies se movían de arriba hacia abajo. Sonreí tímida ante eso, podía entender lo que le estaba pasando.

—Aquí es.

Informé al salir del ascensor, observando a las personas caminando apresuradas y a otras realizando su trabajo. Doblamos a la izquierda, viendo a muchas personas vestidas formalmente, sentadas en los cómodos sillones color crema que formaban parte del edificio. Continuamos caminando hasta llegar a la puerta, que era la oficina de Wanhee. Le dije a la mujer que me esperara un momento y abrí la puerta, interrumpiendo a mi hermana, que estaba hablando con una mujer que lucía una enorme sonrisa.

—¿Minha? ¿Pero qué estás haciendo aquí?—cuestionó, parándose de la silla. Miró a la mayor a quien estaba entrevistando con una sonrisa incómoda.—Lo lamento, ya vengo.

—Quiero que me hagas un favor.

—¿Qué dices? ¿Estás molestándome, niña? No es el momento. Estoy ocupada, como verás, y tú deberías de estar con mamá en este momento.

Habló Wanhee, provocando que saliéramos de su oficina, donde se podían ver a las personas sentadas, esperando por el trabajo. Mis ojos se dirigieron a la silla más cercana, donde estaba la mujer que venía detrás de mí.

—Si me haces este favor, me voy ahora mismo con mamá. Pero, por favor, Wanhee, necesito que lo hagas o me sentiré peor de lo que ya me siento.

—¿Qué quieres?

Cuestionó rodando sus ojos, entre que sus brazos nuevamente se han unido en forma de qué estaría escuchando mis quejas.

—Entrevista a esa mujer,—dije señalando a la fémina con mi cabeza. Wanhee mira a la mujer para verme a mí.—o mejor ya dale el trabajo de una vez, por favor. Es que hice algo vergonzoso hace un momento y ella dijo algo que no pensé que me haría sentir mal.

—Dime qué me estás jodiendo.

—¡Por favor....!—supliqué en susurros.—Estaba escapando cuando la tiré al suelo porque no la vi y escuché como se estaba quejando de su «miserable» vida. Eso me hizo sentir cómo una mierda, unnie. Al menos, entrevístala. Dale algún puesto, no sé, algo.

Myeong Wanhee aún se halla con su rostro serio, entre que me miraba cruzada de brazos cómo si fuese que estaba buscando el regaño perfecto para darme por interrumpir su hora de trabajo, solamente para que pueda ayudar a una mujer que su hermana menor ha chocado.

—¿Cuál es tu manía de ayudar a todos?

¡Señorita Minha!

—Agh. Por favor, Wanhee, si lo haces podré ir con mamá de una vez a ese evento de mierda.

—¡Hey! El vocabulario.

—¿Lo harás o no?—indagué cansada de estar esperando por una respuesta de su parte.—Tampoco quiero darle falsas esperanzas a la agasshi.

Mi hermana blanqueó sus ojos, evitando mi mirada para ver a la mujer que está sentada en las sillas de espera y también dirigió sus fanales a la asistente de nuestra madre que se podía notar desde kilómetros que ya estaba cansada de estar corriendo en busca de la hija menor de su jefa. Entonces, mi hermana lamió sus labios, dirigiendo sus manos sobre sus sienes, mirándome con esa cara de frustración que siempre suele tener cuando está por confirmar mis favores.

—Y te vas con mamá.

—Me iré con mamá, lo prometo.

—Ashh... Niña del infierno, lo que hago por tus idioteces...—farfulló, caminando hasta la mujer,  mientras que me miraba con odio.

Le sonreí haciendo una reverencia por eso a lo que comencé a correr hasta Ahjin, que, al ver que me puse a su lado, suspiró aliviada. Comenzamos a caminar hacia el ascensor, dirigiéndonos al sexto piso, donde se celebraría la fiesta.

Durante esos minutos, estuve revisando los mensajes de regaño que me llegaban de mi madre por no estar a su lado. Me despedí de Ahjin y los gorilas para entrar al salón donde hay muchas personas con sus hijos. Mientras mis ojos buscaban a mi madre, quien al verme me observó con esos faros oscuros y amenazantes mientras hablaba con uno de los hombres. A pesar de que mi madre seguía mirándome con sus ojos amenazantes, decidí acercarme a la larga mesa donde había bocadillos, para así, tomar uno e introducirlo en mi boca.

—¿Qué hacías con la hermana de mi amigo?

Ladeé mi cabeza a la derecha, notando que se encontraba uno de los hijos de los amigos de mis padres. ¿Qué hacia aquí? Sus padres no eran siquiera socios como para que él esté a mi lado hablándome, aunque dejé de pensar en eso cuando sus palabras fueron a mi cabeza otra vez.

—¿De qué hablas, Changbin?

—No sabía que tú relación con Seungmin era en serio hasta que vi que le has dado trabajo a su hermana.

¿Qué dijo qué?

En todo el día no hubo rastros de la niña pija, tuve una hermosa mañana sin su presencia arrastrándome por todo el establecimiento de donde estudiábamos, no obstante, no fue tan buenos días porque tenía a su exnovio mirándome en cada momento en que nos cruzábamos por el pasillo, o cuando iba a ver a mis amigos practicando, aunque este día Changbin no asistió a las clases. Por suerte el día ha pasado rápido para marcharme a mi trabajo, el cual cada día más parecía agradarles a las personas que trabajaban aquí, y mucho más al dueño del restaurante, que eso me convenía muchísimo.

Llegué a las doce de la noche a mi casa, entre que buscaba las llaves podía escuchar una voz detrás de la puerta, un poco confundido por aquello ingreso a mi casa, notando algo extraño en el ambiente. Cuando estoy completamente dentro del departamento, puedo ver en la mesa una comida muy elegante con un vino de adorno y a mi hermana con una enorme sonrisa en su rostro, ella se encontraba en llamada, me hizo una seña para que la esperara, entre que se despedía de la persona con quien está hablando, y cuando eso fue, puedo ver que comenzó a gritar, acercándose a mí.

—¿Qué estamos festejando?

—¡Conseguí trabajo! ¡¿No es genial?! ¡Y todo porque cuando estaba yendo a la empresa accidentalmente una niña se me abalanzó tirándome al suelo! ¡Es el mejor día de mi vida, Seungmin-ssi! ¡Este empleo es mucho mejor que el anterior! ¿Entiendes eso?—comenzó a comentar, entre que la sonrisa no se iba de sus labios.—Hasta me han dado un adelanto, con ese dinero tenemos hasta para pagar algunas deudas, y así, con el resto del dinero podremos comprarnos cosas para nosotros. ¿No estás feliz?

Aún estaba que no creía lo que mi hermana me está contando, puesto que la noche anterior llegó ebria, llorando porque no consiguió nada y lamentándose de su miserable vida. Y de repente estaba más que feliz, saltando mientras me comentaba que ya le han dado el dinero suficiente como para pagar la mitad de la deuda que dejó nuestra madre. Así que sí, estoy confundido de sus palabras, hasta que salgo de mi trance, felicitándola por aquello. Dejé mi mochila en el suelo, acercándome a la mesa a cenar, ella me lo ha ordenado. Estando ahí sentados, decido por preguntar dónde era el sitio.

—¿Qué puesto tienes?

—Soy la asistente de una de las hijas de la dueña. Myeong Wanhee es la hija mayor de la Directora General, y quien tiene un buen puesto, así que... es muy importante.

—¿Myeong...?—pronuncié confundido, masticando la carne. Solo esperaba que fuera una casualidad de la vida porque, de lo contrario, estaría a punto de explotar de enojo.—¿Dónde estás trabajando, Seungyeon noona?

«Min Wines Corporation». Ya sabes, la mejor empresa de exportación y creación de vinos de todo Seúl, hermanito. ¿Por qué? ¿Hay algo de malo, Minnie...?

La voy a matar.

BREVE GLOSARIO.

Agasshi: Señorita. Mujer joven que no está casada.

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