■•---Capítulo 11: Cambio Total---•■

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Frente al androide Cell, creación del Doctor Gero, se hallaba un sujeto de medio hocico abierto, con un gran paladar. Miraba fijamente a Cell tronando sus manos y cuello, caminando hacia él sin inmutarse.

-¿Un humano? Creo que con mis ataques ya advertí bastante sobre mi poder- susurró Cell, observando con arrogancia al pelirrojo sin importarle- No cabe duda de que es un estúpido-

- La cucaracha mutada, me acuerdo cuando era prepuberto y causaste mucho alboroto en las noticias- habló Zebra, quedando delante de Cell- Eras "tan duro", y te moriste, muy buen chiste-

- El chiste serás tú, debiste de quedarte en tu casa, estúpido- Cell entonces hizo girar su brazo, pretendiendo partirlo por la mitad. Sin embargo, Zebra atrapó todo su brazo con su mano, asombrando a Cell quien vio como su brazo estaba siendo roto por un humano.

-¿Dijiste algo?-

El hombre, que se llamaba Zebra, arrojó con fiereza al ser perfecto, haciendo que vuele hacia una montaña y la atravesará por completo; al mismo tiempo, se quedo con su brazo, arrancado de su cuerpo, que procedió a dar un mordisco.

-¡AHG!¡que asco sabe!¿¡De qué está hecho!?- pregunto el hombre pecador de la gula.

Cell por su parte aterrizó como pudo ante la inercia del lanzamiento, atónito por el sujeto de pelo rojo. Plantó sus pies en tierra y recorrió varios metros antes de poder frenar.

-¡Insecto!- arremetió, intentando curarse el brazo. No obstante, no lograba que su brazo volviera a crecer-¿Qué rayos?- Cell no lo podía ver, pero sentía que algo bloqueaba la entrada del brazo cercenado. Se trataba de una barrera de sonido creado por el salvaje Zebra, que se especializaba en el uso del sonido como defensa y ataque.

El mismo llegó de un salto y entonces soltó golpes de gran potencia que hicieron retroceder a Cell. Este último respondió con golpes de un solo brazo, los cuales eran mucho más rápido que los de Zebra. Aún careciendo de una extremidad, Cell y Zebra mantenían un intercambio de golpes muy igualitario, recibiendo y propinando por igual. Cell vomitaba sangre y Zebra de la misma manera. Era impredecible prever el resultado. Cell lanzó un ataque de Ki que Zebra por poco esquiva, viendo como explotaba con un enorme estruendo en la lejanía.

-Que potencia...-

Cell empezó a volar hacia atrás, manteniendo la distancia para atacar con ráfagas de ki constantes. Zebra tuvo que repelerlos como sea, golpeando o gritando para que se disipasen, en una ocasión le fueron mandados tantos que Zebra no pudo detenerlo. Más de una docena con una resonante capacidad se escucharon por todo un valle. El radio de la explosión era tal que Tokio quedaría pequeña a comparación.

-¡Vete al infierno humano estúpido!- gritó lanzando otro ataque, pero esta vez el mismo fue desviado hacia el espacio con toda la fuerza del pelirojo. Él se hallaba sangrando y con pedazos de carne faltantes, tenía una parte del pecho agujereada y brazos perforados. Lograba aguantar en su estado actual gracias a la regeneración de sus células gourmet.

-¿Irme? si yo soy el infierno-

Nuevamente el cazador de alimentos saltó hacia el verde, quien apenas pudo recibirle con un golpe. El sujeto con toda su fuerza al androide. Se hallaba muy malherido y casi apunto de desmayarse, no obstante, parecía que tenía un plan antes de desfallecer.

- Quería hacer esto a golpes, pero ya que tú atacas así- Zebra abrió la boca- ¡Entonces yo también!-

Soltó una poderosa ráfaga de sonido directo en su cabeza, usando toda la potencia de sus cuerdas vocales, al instante destruyó los tímpanos del androide dejándolo sordo, sangrando de los oídos. Cell quedo en su totalidad desorientado, cosa que Zebra aprovechó propinando un ataque con sus dos manos en su cráneo, y soltando otro grito descomunal, tanto de potente fue que resonó en medio planeta. Muchos órganos de Cell reventaron, principalmente el cerebro, siendo esa la intención del cazador Gourmet. Cell cayó al suelo, muerto. Zebra se acercó a él con altanería, alzó su puño estando delante de él, y lo bajó para destrozar todo lo que pudiera sobrar de él. Después de eso se dejó caer al suelo, había sido agotado en su totalidad.

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Un sujeto de pelo azul, grandes músculos y rasguño en la cara, se acercaba hacia el conquistador de Planetas, Boros. El conquistador de planetas lo veía confundido, y alerta a la vez. Por una extraña razón, este mismo le imponía una sensación de miedo y fuerza abominable, cualidades que solo Saitama había logrado imponerle.

- ¿Quién eres tú?- preguntó Boros, con algo de cortesía pero sin abandonar su posición dominante.

- Soy Toriko- le respondió a su pregunta- Y vengo a cazarte-

La sentencia hubiese sido tomado como una broma en sus viejos años, Pero Boros pudo suponer que decía la verdad ante esa sensación que incrementaba en él: "Temor". Era como si ese sujeto emanase un aire místico demoníaco. No espero nada para despojarse de su armadura y estar al cien por ciento de sus capacidades.

Se abalanzo sobre el humano con rapidez de la luz, y aunque por un segundo sí logro hacer que Toriko no lo viese venir, este pudo reaccionar en el momento justo propinando un rotundo golpe en su abdomen, que no solo le abrió el pecho, si no que lo hizo atravesar todo el planeta.

-¿?- Por un segundo Kaido, uno de los más grandes emperadores piratas del mundo, le pareció ver en el cielo algo pasando.

-¡No te distraigas teniéndome como Adversario!- gritó Genos, héroe clase S llamado "Cyborg demoníaco"

Kaido usó su garrote para cubrirse de un ataque del mismo, a la vez que su a su alrededor, otras personas de varia pintas naciones y reinos también atacaban.

-Pinche cavernícola- habló un capitán de una orden de caballeros, "Los toros negros", una orden que apenas tenía menos de una docena de miembros. Ninguno cualificado para estar ahí. El capitán lanzó un corte de oscuridad que Kaido bloqueó con su antebrazo.

-¿?- El almirante Fujitora por su lado junto a Kenshiro, también escucharon pasar a una gran velocidad algo por encima de los cielos. Ninguno logró verlo a tiempo- Eso fue...¿un misil?-

-Ni idea- le dijo Kenshiro al almirante, mientras terminaba por fin de ayudar a la gente. Todos parecían ya estar a salvo del peligro en aquella ciudad en medio de un continente apocalíptico.

- También acá terminé- escucharon ambos a sus espaldas. Era aquel joven que mencionó Kenshiro.

-Gracias, Yusuke-

Boros regresó a donde se hallaba originalmente, siendo agarrado por detrás por Toriko.

-¡Ren Kugi Panchi!- golpeó sin esperar Toriko, a un ya masacrado Boros. Explotó en pedazos en un festín de carne- Listo- sentenció el peli azul. No obstante, estaba lejos de "terminar". Boros se regeneró en segundos, quedando nuevamente de pie frente al gigantesco monstruo devorador de carne. Se movió otra vez a la velocidad de la luz para atacar con una patada en el rostro del rival. La fuerza del impacto basto para mover el rostro de Toriko, pero también para que su propia pierna salga volando en el proceso. Intentó dar un nuevo giro e impactar con su otra pierna, el resultado fue el mismo de antes, perdiendo su pierna solo para mover el rostro del hombre peli azul. Por último, reunió toda su fuerza en dos puños que alzó y bajo sobre el cráneo del humano. Este último ataque fue más devastador que los anteriores, pero fue resistido por el cazador. Toriko dio un golpe más que hizo desaparecer toda la cintura baja de Boros, para terminar con otro golpe en su cabeza. Nuevamente quedó destruido en pedazos, solo quedando su ojo en el aire. Se regeneró al poco tiempo, para de inmediato empezar a concentrar toda su energía en un solo movimiento que arrasaría toda la superficie de la tierra.

Sin embargo, Toriko no perdería más tiempo. Con solo alzar su brazo, y susurrar unas palabras, sentencio el final de Boros.

-"Gracias por la comida"- Toriko tocó con su dedo indice su frente, y al instante arrasó con cada molécula de su carne. Boros murió sin poder si quiera hacer que su rival use todo su poder, otra vez.

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...

Goku llegó adonde debería estar el templo de Karin después de varios minutos, necesitaba comer las semillas del ermitaño para recuperarse y poder volver a pelear. No obstante, notó que dicha torre había caído a tierra desde hace rato, extendiéndose lejos del lugar.

-¡Maestro Karin!- gritó Goku, acelerando para llegar al lugar donde debía estar ese viejo gato. Más no pudo llegar tranquilamente, antes de acercarse a donde debía estar, el causante de que la torre cayera hizo acto de presencia. Saltó hacia el guerrero Z y le propinó un puñetazo que lo mandó atravesar montañas. El golpe había sido uno de los más fuertes que alguien alguna vez pudo haberle hecho.

-Pobrecito, has tenido mala suerte encontrarte conmigo- dijo un sujeto de gran estatura, con una barba bastante alargada; tenía una especie de insignia o símbolo en su cabeza; a la par que unas alas oscurecidas- Humano, dame el placer de matarte-

Se trataba del autentico rey demonio, padre del difunto Meliodas, por alguna razón recuperó su poder y la vida, entrando en el cuerpo de su hijo Zeldris. Su ropa se hallaba ensangrentada, parece que mató a alguien de antemano.

El rey demonio saltó hacia Goku y golpeó repetidas veces su cuerpo, este vomitó sangre sintiendo su cuerpo romperse.

-"¡Necesito recuperar energía!"- pensó en medio de un grito interno. La pelea anterior contra Madara, en la cual se confío, se vio lastimado. Goku hizo lo que pudo, convirtiéndose en super saiyan blue para devolverle un golpe en la cabeza. Después lanzó otro ataque e intento volar hacia donde debía estar la base de Karin. Dicho esfuerzo fue en vano cuando el rey demonio le agarró la pierna para azotarlo contra el suelo, luego lo acercó a él y le dio un golpe contundente en el rostro. La nariz del clase baja se rompió, pero más se rompieron sus costillas cuando el último le brindo un puñetazo en estas. En un último movimiento de su parte, fue aventado hacia unos arboles con insignificancia.

Goku se levantó con dificultades, apenas respiraba ya que la sangre inundaba sus pulmones.

- Me sigue doliendo el cuerpo de antes...D-debo ll-llegar- hace mucho que el guerrero Z no era tan humillado como hoy- maldición...- estiró su brazo hacia donde debía estar Karin, pero quedó desmayado tras este esfuerzo.

El rey demonio se acercó lentamente hacia él, subiendo su pierna para destrozar todo lo que sobraba. Pero lo más inesperado pasó, en un movimiento repentino, Goku fue socorrido por alguien más, quien saltó justo en el momento exacto para salvarle.

-¡Ahg!- Goku despertó tras volver a caer, y vio a su salvador-ya-yajirobe...-

-¿creías que el maestro Karin estaba solo? Literal casi vivo con él-

Yajirobe era un humano común muy débil, pero algunas veces llegaba a realizar grandes hazañas heroicas para ayudar a todos. Aunque ser un héroe no era lo suyo.

-ya te ayude, ten esto..- le dio una semilla del ermitaño en su boca- ¡Y adiós!- bramó escapando a la velocidad del sonido.

-¡¡No escaparás!!- gritó el rey demonio, alzando su brazo, pero antes de hacer cualquier cosa fue golpeado en la quijada desde abajo por un golpe ascendente del saiyan, quien ya tenía toda la fuerza necesaria para pelear.

Transformado en super saiyajin blue, dio tantos golpes como su velocidad le permitía, tantos que ni el rey demonio pudo ver solo uno. Sus dientes salieron volando, sus ojos quedaron triturados quedando ciego, y todos sus huesos no eran más que polvo de un pasillo abandonado.

El rey intento dar un último derechazo, pero Goku devolvió dicho ataque con un contundente impacto en la boca baja del estomago.

-KA!!!!MEEEE!!!HA!!!!ME!!!!HAAAAAA!!!!!!-

Y así, cualquier rastro de él desapareció de toda la existencia.

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Caos, muerte, sangre, destrucción....La enardecida Lucy, con sus invisibles manos, agarra todo lo que estuviera a su alcance para aplastarlo. Ya sean señores mayores, niños, perros, gatos...en el estado en el que se encontraba, no razonaba, solo se dejaba llevar por la ira que le impregnaba. Aunque ella desconocía que esa furia exagerada no era producto suyo, sino de la influencia de alguien superior. Pero no importaba ahora.

-Ay, que linda pelirroja, combinamos muy bien tú y yo- dijo una voz en una azotea cerca, la chica apenas miró de reojo, observando a alguien de apariencia muy variopinta, sacado de un circo o un teatro juglar, su color de pelo era igual que el suyo. Lo que más llamaba la atención de la fría asesina no era su apariencia, sino sus ojos. Sus ojos eran parecidos a los suyos, mas no eran solo una mirada de asesino, también una mirada de gozo.

-Muy bien, girl, he oído que eres fuerte. Me agrada la gente fuerte, y más aún cuando es tan extraña, mucho gusto lady, y déjame presentarme, mi nombre es Hisoka- sus palabras fueron respondidas con cortesía por parte de ella, si con cortesía hablamos de agarrar un auto y lanzarselo. Hisoka paró dicho coche con una mano, cargandolo por encima de él- Estaba siendo amable, señorita, pero si quieres jugar así- se relamió la boca, parecía estar excitado.

-Que asco-

Hisoka corrió hacia ella sin miedo, y cuanto estuvo lo bastante cerca, fue agarrado por uno de sus brazos invisibles.

-¿? Se siente como un brazo, y yo que pensaba que era un tentáculo- Hisoka fue agarrado de su otro brazo, siendo sujetado con fuerza por ella. Lucy intentó despedazarlo apenas estuvo entre sus dedos, pero por más que lo intentaba no lo lograba.

-Es fuerte...- susurró para sí, forzando como podía, intentó usar su otros brazos, pero antes de que eso sucediese, Hisoka se zafó. Saltó con audacia para quedar detrás de ella.

-te daré un pequeño regalo para que estés más alerta, no quiero matarte tan fácilmente- dijo el cazador, lanzando una carta su espalda. La carta penetró un poco su carne, llegando un poco más al hueso. La chica chilló un poco por la carta incrustada en su espina dorsal, pero mantuvo su mirada psicópata a la par que sus brazos se dirigían a él.

-Sorprendeme-

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Freezer, el antiguo emperador del universo, se alzaba sobre los cielos mientras intentaba buscar a Naruto y Sasuke, quienes huyeron ya de la escena sin que lo supieran. Freezer buscaba cuanto pudiera, pero el resultado era ya en vano.

-Ya se han ido...Debo buscar matar a otros humanos. O mejor....- Freezer alzó su brazo- Mejor destruyo este planeta, así, Lord kronos no necesitará venir aquí para terminar el trabajo-

Creó una gran esfera, de esas que le fascinaba aventar, para dirigirarla posteriormente hacia la tierra. Esto resultaría más efectivo, ya que su orden, como la de todos los demás, era matar a todos los humanos en la tierra. Tal vez haya gente poderosa en la tierra, pero si la destruía, morirían con esta o el simple hecho de no tener oxígeno sería la que terminaría el trabajo.

Así, con esta idea en mente, la esfera carmesí se estrelló estrepitosamente, ante la mirada de Freezer que sonreía de par a par. Pero todo lo que pudo pasar; no paso. De un momento a otro, la esfera desapareció sin dejar rastro.

-¿qué?- Freezer no entendió lo sucedido, lo intentó otra vez pero desapareció como si nada-¿qué significa esto?-

Alguien estaba en ese planeta, alguien de un poder devastador, por eso mismo Kronos no ordenó a nadie destruir ese lugar, porque no era posible para ningún villano de la tierra destruirla por la presencia de alguien que rozaba la divinidad. Ese alguien era consciente de todo lo que estaba pasando, y esperaba con toda paciencia la llegada de ese dios.

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Kronos había recibido un derechazo que le movió un poco de su lugar, este mismo golpe fue propinado por el antiguo mago de aspecto de cabra, quien alzó su puño otra vez para intentar golpear más, a la par que absorbía toda la magia posible de Kronos.

-"¡Parece un tanque sin fondo de magia!"- pensó en sus adentros Moro, dando otro puñetazo en la cara del sujeto de armadura. Abrió su hocico y dejo escapar un ataque de Ki devastador, destruyendo toda la base en el momento. No obstante, y como ya era costumbre, Kronos no tenía ningún rasguño. Moro cayó sobre él con una lluvia de golpes, quienes enterraron sus pies en tierra. Pero lamentablemente para él, Kronos sujetó sus brazos, apretando firmemente dichas extremidades. Tenía la intención de arrancárselas, pero Moro alzó sus dedo, para hacer con su magia que la energía de todo un planeta chocase contra sí. Se liberó de su agarre, y concentró la energía de varias lunas, asteroides, planetas, etc. Con toda ese energía saliendo de cada uno, los hizo cruzarse en medio del espacio sideral. Golpeó a Kronos con todas sus fuerzas para conducirlo donde quería, y así, hizo que la energía de tantos cuerpos celestes impactasen a la vez contra el dios.

- Eso lo distraerá, ¡debo irme de aquí!- pronunció el mago con aspecto de cabra mientras volaba con todas sus fuerzas hacia otra dirección. Se había dado cuenta de que el poder de Kronos era casi infinito, tenía un poder que llegaba a lo más absurdo de todo. No existía un ganar contra él, solo un sobrevivir o morir. Cuando ya hubo de haber atravesado mil años luz, Kronos ya se hallaba persiguiéndole, llegando en instantes donde él.

-¿creías que escaparías contra mí?- preguntó el dios.

-No, amenos no con eso, por eso te traje aquí- dijo Moro. Se encontraban alado de un sol con un tamaño de 10 000 000 000 000 000 años luz, no estaba precisamente cerca, sino bastante alejado, pero era suficiente la distancia para que Moro usase su habilidad.

Con un movimiento de brazo, Moro hizo caer toda la energía de uno de los soles más enormes del universo. Kronos tuvo que cubrirse con dos brazos para aguantar todo ese poder, tan radiante que podía verse desde una enorme distancia del universo conocido. La energía lo hizo ser empujado hasta recorrer distancias inimaginables, tales que ya era imposible para él perseguir a Moro.

- Me he salvado - dijo sonriendo el hombre de aspecto de cabra, mientras se iba victorioso del conflicto.

Por otro lado, Kronos se hallaba con alguna suciedad en su cuerpo y con su armadura más ennegrecida que de costumbre, producto de todo el calor, pero seguía vivo.

-Armadura al 78% de su capacidad- dijo una voz artificial.

-Suficiente entonces. No perderé el tiempo más con él. Creía que sería una amenaza, pero es prudente y ni tiene intención de atacarme. Con esto, ya no queda ningún refuerzo en el espacio para la tierra, solo queda un último destino-

Kronos empezó a propulsarse, volando hacia el lugar donde tanto desastre había sido desatado por su propia culpa.

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-Puedo sentir como Lord Kronos se acerca, fufufu, ya es hora entonces de ejecutar mi plan- susurró para sí una mujer de larga cabellera, quien estaba volando por encima de unos castillos.

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