■•---Capítulo 13: Universe One---•■

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Ichigo Kurosaki guardó su enorme bankai en su espalda tras haber acabado con el psíquico. El último yacía en el piso inconsciente, con todo su poder arrebatado.

-De nada- comentó el Dios Yato, quien había ayudado a acabar con el sujeto.

-¿Quién eres tú?- preguntó Ichigo, pero la respuesta provino más bien de Rukia.

- Él es el Dios Yato, el Dios de la pobreza. Es uno de los tantos Dioses del cielo japonés-

-¿¡Dioses japoneses?- preguntó consternado-¡No sabía que existían!-

- Nunca preguntaste, aunque tampoco importa mucho. Pertenece a un Panteón poco relevante si los comparamos a los Dioses Olímpicos como la Diosa atenea-

- Puedes tranquilizarte, hay muchas cosas que ni siendo Shinigami sabrás, hay montones de seres en este mundo y poderes que somos incapaces de conocer- le comentó Renji pasando alado- Pero hablando de este, ¿qué hace alguien como tú aquí? Hasta que yo sepa, deberían estar los Dioses restantes en el reino de las almas preparándose para la llegada de Kronos-

-¿Quién es ese tal Kronos?- preguntó nuevamente Ichigo, sin entender nada.

- Por él es por lo cual pasa todo esto- le intentó aclarar la peli negra.

-¡No me habían explicado nada!-

- Porque no tuvimos tiempo, solo para pelear-

Orihime mientras tanto, se había acercado al sujeto verde tendido en el suelo para curarlo con sus poderes.

El mismo, se levantó tosiendo un poco de sangre, para terminar limpiandose con el reverso de un palma.

-¿Qu-qué me?- intentó preguntar al despertar. Cerca de Orihime se acercaron el resto.

- Te atacó un psíquico- le intentó explicar la situación Ichigo. No obstante, Piccolo no pudo escuchar nada.

- Idiota, recuerda que somos Shinigamis, no nos pueden ver las personas normales- le recordó Rukia, ganándose una mirada de fastidio. Chad y Ishida dieron un paso adelante.

-Te atacó un psíquico- le explicó ahora sí Ishida.

- ¿Un psíquico?...- su mente estuvo borrosa unos instantes, hasta que empezó a recuperar la compostura- Un momento, ya me acuerdo...Intenté defenderme, pero de repente sentí mis entrañas aplastadas- comentó consternado, agarrándose el estómago. El dolor que se le fue afligido resultó muy desagradable.

- Pues es normal, al ser una persona con cuerpo físico, él pudo fácilmente usar sus poderes para destrozar tu interior- le respondió Ishida.

- Nunca vi a un psíquico de tal magnitud...mierda- se agarró del cuello para reincorporarse, haciéndolo crujir en busca de dejar de ir el malestar en su cuerpo. Tras ello, se dirigió hacia Orihime- Gracias por salvarme-

-De nada, ¿Cuál es tu nombre?-

-Piccolo-

-Por lo que veo, no eres en sí alguien de gran nivel espiritual. Pero...por lo que siento, tienes un gran poder, distinto- comentó Yato, observándolo de pies a cabeza. La voz de Yato hizo que Piccolo se dirigiese a él.

- Ki- le respondió su duda.

- ¿El Ki? He oído hablar de él, junto al Chakra o al Nen. Pero en fin, me tengo que ir, tengo que esperar la llegada de Kronos en el reino de las almas-

- ¿Kronos?- preguntó Piccolo sin entenderlo. Él desconocía por completo la situación.

- Que te lo expliquen ellos- Yato saltó, yéndose del lugar como el mismo viento se lleva la tierra. Al Namekiano se le fueron contestadas sus dudas, a lo cual se sorprendió mucho por las circunstancias del momento.

-¿Entonces hay alguien más aquí, pero no lo puedo ver?- preguntó el namekiano a Chad, quien asintió.

-Son Shinigami, entes espirituales, el ojo normal no los puede ver ni una persona que no use energía espiritual tocar-

- Entiendo, supongo que siguen aquí ¿no?- Chad volvió a asentir- Entonces, según tengo entendido la tierra está nuevamente en peligro, será mejor reunirnos con Goku- comentó el namekiano, sudando un poco, ganándose la mirada de todos.

-¿Goku?- preguntó Ichigo Kurosaki, ahora ellos no sabían a qué se refería. Pero de la misma manera que antes no recibió una respuesta. Por suerte, Piccolo procedió a explicarse.

- Es....un amigo, tiene contactos con Dioses, incluso el poder de uno. Podríamos ir con él y.....-

Tan pronto proponía algo, un brillante centello cayó a los ojos de todos, se vieron confundido por tal fugaz lámpara de los dioses que los hizo a todos cerrar los ojos. Al abrirlos, como si fuera arte de magia, y así lo era de hecho, se hallaban en un lugar completamente distinto.

De la misma infortunia manera, Los ojos de Jotaro Kujo fueron nublados tras una sofocante luz que apareció en sus párpados. Al abrirlos, se dio cuenta que todos sus demás compañeros desaparecieron del lugar.

-¿Polnareff?¿ Kakoyin?¿ Abdul?¿ Iggy?- preguntó seriamente el usuario de Stand y protagonista de la parte 3-¿Viejo?-

- ¿Jotaro?- preguntó Joseph Joestar, al ver que alado suyo estaba su nieto.

-¿Qué ha pasado?- ambos eran los únicos presentes en el lugar, aunque sobretodo, estaban en otro lugar distinto. Distinguían que seguían en el Cairo, pero a lo lejos veían estructuras distintas a la zona, aparte se vieron desplazados a unos metros-¿Un ataque Stand?-

-Oye, viejo, este lugar no es...-

-No me lo puedo creer, ¿cuándo...?-

-¿Llegamos aquí?-

Lucy, la maniática mujer de brazos invisibles, creía que tenía su destino fijado al ver la mano del payaso alzarse sobre sí, pero en unos instantes se vió en otro sitio. Era una zona tropical, un bosque selvático con una gran tundra extraña perturbando el clima. El aire entrecortado, las pocas luces iluminaban el mundo, y la Soledad por momentos, estaban con ella como compañeros ahora.

En la casa de los dueños de corporación cápsula, apenas se notó el temible efecto que se produjo en la tierra. Bulma miraba por la ventana confundida, no necesitaba ver en su computadora donde tenía un mapa mundial para darse cuenta del cambio geográfico a gran escala. Sin embargo, lo que realmente llamaba la atención era la innumerable cantidad de personas en las puertas de su hogar. Habían aparecido de una manera que a la científica más premiada del mundo incluso tuvo problemas para ser escéptica ante el uso de la magia. Todos llevaban una vestimenta muy rudimentaria, desprovista de una modernidad, más bien parecían ser de otra época. La chica de pelo azul pudo de una darse cuenta de donde eran ellos, eran provenientes de la Aldea de la Hoja. ¿Qué hacían tan lejos de sus tierras?.

Entre tanta multitud, una figura se había erguido para calmar a la intranquila población. Su pelo amarillo y sus ojos azules le eran sonados a a mujer, había oído de él en noticias y periódicos. Naruto Uzumaki, Septimo Hokage de la Aldea de la hoja.

Killua cargaba a un inconsciente y quemado Gon, en medio de un bosque de nieve. Corría en medio de los copos de nieve, los cuales se detenían en la amable y tierna capa creada de adorable blancura. Lloraba de la desesperación, no por el hecho de que sus demás compañeros se hallan separado, sino por su mejor amigo en su espalda.

-"¡¡Necesito un médico!!¡¡Rápido!!"- gritaba el Zoldyck en su mente, corriendo como nunca antes usando su habilidad "Godspeed"-"¡¡¡Rápido!!!". El latido de Gon se iba deteniendo, temía por su vida. Solo deseaba salvarlo ahora.

Pero por más que corriese, estaba en medio de la nada, y no había un lugar claro donde curar. Amenos, no era posible encontrar donde curar.

-¡¡Hey!!- gritó alguien, lo que hizo que Killua mirase hacia arriba. Lo que vieron sus ojos le sorprendió incluso en esa situación. Era una persona volando en los cielos, que descendía hacia abajo para quedar frente a ellos- Parece que está perdiendo Ki rápidamente, rápido, que coma esto- extendió su brazo, para mostrar que tenía una semilla.

El resto del grupo Joestar despertó en una ciudad cubierta por el gusto Gourmet, donde desconocían cualquier cosa del sitio.

-¿¡Ataque Stand!?- Polnareff sacó su Silver Chariot para defenderse, seguido de Kakoyin y Abdul.

Luffy D. Monkey apareció encima de un gran edificio, sin saber porqué estaba ahí.

-¿¡Qué pasó!?- gritó, estaba encima de una gran ciudad donde en un edificio se distinguía las iniciales de la organización "Hunter".

Yusuke y Kenshiro habían sido teletransportados a una gran localidad en medio del desierto, donde el sol era implacable. No se habían movido demasiado de las tierras donde estaban, pero aún así el almirante fujitora ni la ciudad estaban a la vuelta de la esquina.

El último tenía un Dendenmushi para llamar al cuartel general de la Marina, pero nadie contestaba. Decidió entonces llamar al mariscal Akainu, quien atendió la llamada.

- ¿Mariscal?- preguntó el espadachín ciego-¿Dónde se encuentra?¿qué ha pasado?-

- Estoy en paradero desconocido, alado mío se encuentran el líder de la organización Hunter, Netero; el vicealmirante Garp; La mayoría de héroes Clase S; All Might; El rey mago del reino del trébol; y otros más. Pero una buena parte se ha esfumado. No sé cuál es la situación-

- Pero nosotros sí- hablaron a la vez 4 magos del lugar, siendo escuchados desde el Dendenmushi. Estos se acercaron para poder expresarse mejor- Fue culpa de la magia de Irene Belserion, el hechizo Universe One- Se trataba de los 4 magos más poderosos del reino de Fiore, presentes en la sala. Eran tal vez algunos de los últimos magos vivos de su reino.

- Ya me acuerdo, fueron atacados por el reino de ese mago oscuro, ¿Zeref, no?. Y le lanzaron un hechizo al país para cambiar toda su geografía- dijo Netero, recordando dicho incidente.

-Exacto, y por lo que vemos, ahora se volvió a repetir, pero a mayor escala- contestó uno de los magos observando el paisaje. Casi todos seguían dentro de la instalación donde estaban originalmente, pero sus fuerzas se vieron diezmadas.

Por otra parte, Jotaro Kujo y el viejo Joseph Joestar andaban dentro de la guarida de Dio. Si es que se puede llamar así aún, ya que no había nadie.

- No entiendo nada, ¿dónde se fue ese bastardo?- cuestionó el viejo Joestar.

Jotaro por su parte caminaba por las habitaciones para buscar cualquier indicio de que estuvo aquí, o incluso de que alguien más esté aún. No obstante, no encontró nada más. Cuando se quiso retirar de la habitación donde Dio Brando seguramente pudo haber estado, empezó a sentir que algo extraño lo estaba llamando.

-¿?- sentía algo raro en el ambiente, algo lo estaba llamando. Se dejó llevar dada la curiosidad, tal vez fue por su mera intuición, pero terminó revisando unos cajones. Dentro de uno de ellos, encontró algo que no entendió.

-¿Una flecha?-

Por otra parte, en una casa, una mujer era besada de manera salvaje por un hombre grande y fornido, cuyo rostro era descrito como el de un Dios por mucha gente. La mujer no sabía quien era, no tuvo tiempo de hablar, solo sabía que era un excelente besador, ya que cada beso estaba cargado de lujuria. Las manos del mismo se movían de arriba hacia abajo, tocando y rozando su intimidad. Era raro, todo era apresurado y poco decoroso, pero el hombre que la tenía en sus brazos desbordaba belleza y encanto. Aparte de donde saber tocar para dejarla vulnerable y manipulable. El hombre besó su pecho, para luego pasar a su cuello y preguntar con una voz picaresca.

-Mujer, ¿te gusta?-

-Sí...-

-¿Te gusto?- le tocó abajo, haciendo que se sacuda de la excitación.

-¡Sí!-

- ¿No te importaría...morir por mi?- le agarró de su barbilla y le miró a los ojos. Unos ojos penetrantes y candentes. No obtuvo una afirmación, pero tampoco una negación. Así que sin importarle demasiado, clavó sus dedos rápidamente en el pecho de su víctima, succionando cada gota de su sangre- Las mujeres son tan fáciles de engañar, veo que no he perdido el toque. Llevaba días sin satisfacer mis necesidades por culpa del grupo Joestar. Tus descendientes son muuuuuuuuuuuuuuuuy molestos, Jonathan~- se tocó la parte inferior de su cuello, pasando su mano con cierta melancolía- Pero por ahora no necesito preocuparme por ellos, voy a divertirme un poco después de tanto tiempo-

Y desde la órbita del planeta, por encima de todas las nubes, el destructor de los mortales y Dioses volaba por encima de todo. Habiendo matado toda amenaza fuera del sistema solar, solo quedaba el lugar donde todas las grandes historias pasan: la tierra

-He llegado-

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