■•---Capítulo 14: The World---•■

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Ban, esposo de la difunta Elaine y guerrero de los 7 Pecados capitales, estaba tendido sobre el suelo, respirando agitado para su deficiencia y estado. King, rey de las hadas, se encontraba junto a él. Ambos se mantenían sobre un monte lejos de varios fuegos que consumían el mundo, en un lugar donde ninguna ceniza o escombro dañase su paisaje. En humilde apariencia, era de los pocos lugares no engullidos por el terror de la batalla y del acecho de la guerra. Ambos se esforzaban por lograr recuperarse de todas las heridas que acontencían sus carnes. No obstante, no lograrían ni en una hora lograr reanudar sus fuerzas desde el punto inicial.

- Esa magia...esa magia se acerca- decía Ban, mientras intentaba mantener la calma. Mas una magia tan peligrosa y devastadora parecía estar bajando a tierra, siendo imposible de ignorar al ser una pura presencia espeluznante y erizante para la piel- ¿cuánto tiempo tardarás en tener suficiente para tu maldita flor?

-No lo sé, no tengo idea de cuánto tardaré. Como mucho, tendría magia suficiente en 30 minutos- le respondió King, mientras Ban apretaba los dientes- Tú también lo sientes, por alguna razón, ese sujeto...

- Tiene un aura parecida a la que tenía el Capitán al ser poseído. La única respuesta a esto, es que él debió ser quien...- apretó los puños al costado de sus caderas, mientras el rechinar de sus dientes lo hacía verse semejante a un toro embravecido- No pienso perdonarlo

Más allá de las colinas ensaltadas, alzadas sobre la tierra como tumultos, se hallaban el dúo de Natsu y Lucy, los últimos magos de Fairy tail y seguramente de los últimos del reino de Fiore.

- Es la magia de Irene...todo ha cambiado

- Eso significa que esos sujetos estarán lejos, ¡maldición!- la rabia en su semblante no hacía más que aumentar, a la vez que el fuego de su Palma.

- Natsu, algo raro pasa- le dijo su fiel compañero Happy- ¿no lo entiendes? Es la magia de Irene, pero ella está muerta. No pudo ser ella, ¿o sí?

-Imposible, no hay posibilidad- le contestó Lucy Heartfilia- Hay que intentar entender lo que está pasando, tal vez así..podamos encontrar a esos sujetos-

-...- Natsu tragó profundo su rabia, intentando no intentar sonar ni molesto ni sumamente enfurecido, todo por sus dos compañeros que empezaban a sentir cierto temor del pelirrojo de fuego- Vamos, vayamos entonces ahí- apuntó entonces a una ciudad lejana.

Por otro lado, Avdol, Polnareff y Kakyoin estaban caminando por unas calles donde un túmulo de personas, atemorizada por todo, corrían por todas partes buscando refugios.

- No hay rastro ni del señor Joestar, ni Jotaro ni Iggy. Estamos en un lugar totalmente distinto

- Aquí hubo un patrón extraño- Comentó el miembro egipcio del equipo.

-¿Qué cosa?- le hizo énfasis Kakyoin, mientras su Stand se retraia, antes estaba alzándose sobre los muros para espiar por varios lados en busca de sus compañeros.

- Justo, cuando pasó esto, estábamos muy cerca del uno al otro. Yo, tú y Kakyoin. En cambio, Joseph y Jotaro estaban más cerca entre ellos. Por último, Iggy iba por su cuenta

- Entonces, ¿esto trasladó a la gente cercana?- concluyó el estudiante japonés, entendiendo el punto.

- Correcto

-¿y eso de qué mierda nos sirve eso si ya pasó?- le dijo Polnareff en la cara.

-Para intentar comprenderlo mejor, nunca es innecesario entender la habilidad de un enemigo, por más débil que sea. Y, además, eso nos puede tranquilizar un poco, significa que Jotaro y el señor Joestar estarán bien. Me preocupa nada más Iggy- le contestó, mirando hacia varias partes- ¿Escuchan eso?

-¿Qué cosa?- preguntó Kakyoin.

- Quejidos-

Tanto Avdol como Kakyoin y Polnareff, se dirigieron a la dirección donde hallaban quejidos de personas. No estaban muy lejos, tan solo a una calle de distancia. Al salir, vieron a dos persona. Una de ellas estaba cargando a su vez a otra, que portando guantes de boxeo daba a entender que era boxeador profesional.

Killua y Gon se encontraban corriendo a toda velocidad por un prado, tras 10 minutos, ya habían salido de la zona sacudida por tormentas de nieve. Habían tenido suerte, un sujeto que volaba les había dado unas semillas que les hizo recuperar todas fuerzas. Además de curar a su compañero en segundos.

- ¿Ahora dónde deberíamos ir?- preguntó Gon, haciendo que Killua se lo piense antes de contestar.

- No tengo idea, deberíamos saltar alto para ver qué tan lejos estamos de la ciudad más próxima

Habiendo dicho eso, dieron un salto de varios metros de alto, logrando visualizar una ciudad con muchos logos de la corporación cápsula.

Por otra parte, Goku sobrevolaba a máxima velocidad recorriendo el mundo. Cuando entonces dentro de su radar, alcanzó a discernir entre tantas fuerzas una totalmente mayor, que apenas había hecho presencia y ya ocultaba al resto como si fuese un faro en una costa habitada. Su nivel de Ki era superior al Dios Bills o a Whiss. La presencia que dotaba era inminente, tan poderosa como el grito de mil Dolores puede llevar a un insensible a sentirse mal. El guerrero Saiyajin tuvo una gota de sudor bajando por su mejilla.

-"Esto es malo, necesitaría la ayuda de Vegeta para si quiera dar pelea, pero ni con eso podría realmente hacerle mucho. Es la primera vez que siento que un enemigo me podría volar la cabeza de un golpe"- pensó en sus adentros, mientras bajaba poco a poco-"Necesito...ayuda...necesitamos aliados"- Goku empezó a volar sobre la tierra otra vez. Ya no buscando enemigos a los cuales derrotar, sino, aliados poderosos que puedan ayudarle en el combate.

En los altos edificios de una ciudad con un signos de la organización "Hunter", Monkey D Luffy estiraba sus brazos para moverse por el sitio.

-¿Qué acaba de ocurrir?¿No estaba en una isla?- se preguntó Luffy, con un emblema serio- ¿Dónde están mis compañeros?

Se lanzó al vacío con el fin de aterrizar a tierra y ver todo el paraje. Sentía personas metidas dentro de los grandes edificios, veía rastros de quemaduras y distintas deformaciones de las estructuras producto de explotaciones. ¿Qué había pasado ahí?, era otra pregunta que se sumó a su mente.

Sus cuestiones poco duraron, pues una gran resonancia alcanzó sus tímpanos producida por una nueva explosión. Apenas se percató de un peligro, se puso en pose de batalla para esperar lo que sea que venía. Sin embargo, al ver hacia uno de los edificios poblados de gente, pudo ver como un hombre de color rosado y de estatura baja lanzaba un rayo de su antena para convertir a personas en chocolate.

En las tierras áridas de un enorme desierto, Kenshiro y Yusuke andaban sobre la caliente arena. Pese a las oscuras nubes que había en el cielo, el lugar no menguaba en su temperatura, ni menos iba a ceder.

-¿?- y tal se veía, que no estaban solos ahí.

Yusuke no tuvo que ni girarse para esquivar unas cartas, mientras Kenshiro agarró dos de ellas que iban hacia su rostro.

-Ara ara~- pronunció emocionado un hombre curvolineo con tez blanca y pelo rojo- Esto se ve más interesante que aquella mujer.

-¿y este payaso?- cuestionó el detective espiritual, mientras estuvo a punto de apuntarle. Sin embargo, Kenshiro se interpuso entre él e Hisoka.

-Yo me ocuparé de él. Huelo sangre de sus manos y siento un deseo asesino de su ser- sostuvo Kenshiro, mientras alzaba sus brazos y amenazaba con contraatacar.

Por otra parte, el lugar donde se hallaban todos los líderes mundiales encontraba poco a poco ordenado, organizando numerosas escuadras de miembros.

-Ahora estamos organizados- dijo el anciano Netero, tocando su barbilla. -¿Lo han sentido, no es así?- preguntó a los demás miembros.

-No sé a qué se refiere, no todos tenemos sentidos espirituales ni energía del espíritu, magia o como se llamen- comentó hastiado el mariscal Akainu de la Marina.

-Pues, yo sí- declaró el Rey Mago, seguido de otros- siento que un poder acaba de bajar a nuestro mundo. Debe de ser él.

-¿Y cómo se siente?

-Abrumador, de solo sentirlo demasiado tiempo, podría perder la maldita cordura- comentó sudando un poco el Rey Mago del reino Trébol- Pero tal vez esté debilitado.

-¿Debilitado?- preguntó la heroína Tornado, la segunda mejor clase S.

-No hemos tenido tiempo de informar de todo a todos dado las prisas. Pero este "Dios" ya ha masacrado a varios dioses: se ha cargado a todos los caballeros del Zodiaco; a los dioses japoneses; a dioses espirituales del mundo hueco o la reina de los ángeles; a divinidades espaciales e incluso universales. Apenas fuimos enterados de su llegada por parte de la Diosa Atenea antes de que fuese con sus caballeros para intentar repelerlo. Nuestro único informante del asunto ya ha confirmado todas esas muertas.

-¿Quién es ese informante?- preguntó interesado All Might, mientras se volteaba para verlo.

-No es ese, es "esa" informante, jujuju- corrigió Netero.

A lo lejos, en una especie de nave con forma de vehículo que surcaba el espacio a una gran velocidad, una chica estornudaba.

-Ay, la puta madre- al estornudar, su saliva se congeló al instante el salir. Con una mano, empezó a golpear aquel hielo con fuerza hasta lograr deshacerse del mismo, que había quedado pegado a su boca- ¡que asco!¡no volveré a usar un nombre!¡es un incordio!¡siempre que alguien dice mi nombre, estornudo!¡maldita sea!. Encima tengo que conducir de vuelta con estos dos estúpidos.

En los asientos traseros, un chico en armadura junto a un hombre con cara de cabra estaban sentados. Uno con la cabeza recostada para descansar mientras el otro estaba bien erguido.

-Bueno...vamos a ello. Será mejor que sean útiles, no quiero que desaparezca este mundo sin ver a mi amorcito.

-¿Deberíamos esperar aquí?- preguntó seriamente Akainu, mientras echaba humo de su puro- Ese sujeto ya llegó, ¿no deberíamos movilizarnos?.

-No debemos hacerlo, primero atacará a quienes cree que son los culpables de la protección de nuestro planeta. Luego, vendrá a por nosotros al no haber otros descartes. Es decir, una primera línea de defensa fue la divina; la segunda línea de defensa es la espiritual; y la tercera línea de defensa será la mortal. Nosotros somos quienes resguardamos toda la esperanza.

-¿Cómo?- preguntó Akainu, quien en una última instancia no entendía a qué se refería.

-Es normal que ni tú lo sepas, los sabios de la Marina se guardan los secretos más altos, excepto para mí, jijiji- bromeó Netero, mientras se echaba una risilla.

-¿Y qué cosa es esa?- preguntó Garp, interesado en el asunto.

-¿Acaso no lo sienten?. Que molesto es ser la única competente aquí- cuestionó la segunda mejor heroína del ranking clase S. Sabía perfectamente quién era.

-Nuevamente, no preguntan bien, no es qué cosa es, sino quién es. Es, fácilmente, el humano más poderoso de todos. Y la única esperanza de ganar.

Haciendo acto de presencia, un joven se encaminó hacia Netero. Su pelo era rosado, tan puro y natural que parecía falso. Poseía unos lentes verdes y unas antenas en su cabeza, con las cuales casi parecía un alienígena extraño. Su ropa escolar apuntaba a que apenas iba en bachillerato.

-Mi nombre es Saiki Kusuo, mucho gusto- saludó por su parte aquel joven, sin llegar a abrir la boca y como si resonace en la cabeza de todos.

Killua y Gon aterrizaron en una calle tras haber recorrido un largo camino y dar un enorme salto. Era una ciudad bastante normal, pero que tenía algunos edificios ovalados y algunos rectangulares que se alzaban hasta 80 metros.


-No veo ninguna cabina de teléfono- dijo Gon Freecs, girando por varios lados para buscar una forma de llamar. El teléfono que tenían consigo fue dañado cuando Gon sufrió la quemadura de Kars.

-No creo que nos valga un teléfono así,   con todo este apocalipsis, las líneas telefónicas habrán cesado hace tiempo- le dijo Killua, mientras se alzaba hasta la cima de un edificio-¿? Veo a alguien ahí-

-¿Qué cosa?- preguntó con voz alta Gon desde su posición.

A la lejanía, un hombrecito bajo huía de una sombra que lo perseguía desde el fondo. Parecía estar volando rápidamente para huir, pero estaba siendo alcanzado de cerca cuando de pronto parece ser empujado contra una pared. Aquel sujeto, vestido de policía, se agarra del hombro mientras se levanta y no pierde de vista a su oponente.

-"Rayos, no he entrenado en mucho tiempo, eso me ha pagado factura"- pensó el enano, esforzándose mientras se agarraba de aquel brazo lastimado.

-Has aguantado un golpe de mi "The World", te doy un aplauso. Nunca he visto un humano capaz de eso.

El hombrecito saltó de lado para crear una esfera de energía y lanzarsela, pero esta fue desviada por un golpe que aquel hombre no podía ver.

-¿¡Qué clase loca habilidad usas!?¿¡Acaso tienes tentáculos invisibles o qué!?- preguntó algo asustado, tomando distancia para alejarse.

-Siquiera he usado mi habilidad, si tanto quieres que la use, ¡LA USARÉ!- Dio saltó para intentar acercarse lo máximo posible a su rango de ataque. Sin embargo, el policía mantuvo las distancias en un rápido salto hacia atrás. Tal vez su fuerza no era como había sido en antaño al estar tanto tiempo sin aplicarla debidamente, pero no perdía sus aprendizajes.

-"Debo mantener las distancias, fijar mi mirada en él y..."

-¡¡¡THE WORLD!!!-

Como si el tiempo no fuese parte de la existencia, como si el movimiento fuese una mera apariencia y el devenir una instancia; todo se quedó congelado desde la perspectiva de Dio Brando, aquel malvado hombre de corazón oscuro que usó su Stand "The World" para parar el tiempo.

-No estás en mi rango de ataque, pero desde aquí puedo...

...Jugar a los dardos

Dio alzó una de sus manos para gritar "MUDAMUDAMUDAMUDAMUDAMUDA" y arrojar varias de sus cuchillas por todas partes del cuerpo de Krilin.

-El tiempo retoma curso- sentenció Dio, al momento donde todo volvió a la normalidad. Para sorpresa del vampiro, sin embargo, todas las cuchillas que chocaron con su piel se quebraron al instante. Aunque esto no impidió que resultasen punzante al lanzarse con fuerza incrementada vampírica. El único daño grave fue el del ojo izquierda, que hizo bramar a Krilin un alarido estruendoso. Sangre brotó de aquel ojo como si fuese un manantial, terminando con una de sus cuencas totalmente cegadas.

-No eres humano sin duda- comentó Dio, caminando donde Krilin gritaba ahogado- Eso, o tienes un poder especial también. ¿Hamon?¿Un Stand? No, si fuese así lo verías. Me llamas la atención sin duda, pero es más importante cumplir mi misión. Si lo hago, llegaré al cielo- sonrió con sus dientes filosos en su dentadura, para luego afilar sus garras. Krilin por su lado, reunió las fuerzas necesarias para expulsar ki de sus manos y alejarse de aquel lugar comprometido. Dio Brando se confió lo suficiente para no reaccionar a tiempo.

-Maldita sea, ¡¡Maldita rata!!-

-Debemos ir a ayudar- comentó Killua, con Gon ya a su lado.

- No es de nuestra inconveniencia- dijo Gon con cierta indiferencia- nuestros amigos son lo primero, luego la misión para ya matar a Pitou.

-¡Gon!- le preocupó dicha respuesta, fue más fría que en otras ocasiones- Mira...él, ¿es policía, no? Puede que tenga un teléfono, inclusive un comunicador especial. Deberíamos ayudarlo y pedírselo.

Gon meditó unos instantes, no demasiado tiempo al ser una respuesta bastante razonable. De modo que afirmó con la cabeza, y saltaron ambos en su dirección.

Mientras tanto, un guerrero Gourmet llamado Toriko tenía un pecho perforado por un rayo. Gracias a las células Gourmet, esos daños no lo matarían de inmediato, pero ya estaba en pésimas condiciones. Había sido demasiado rápido. Sintió, junto a sus compañeros Sunny Y Coco, una presencia de tal magnitud que opacaba al resto de seres. Intentaron atacarlo sin medir del todo sus capacidades, y por eso mismo uno de los suyos fue reducido a nada. Toriko y Sunny estaban vivos, mientras Coco, el maestro del veneno, murió de unos golpes. Sunny se intentaba defender como podía, pero su cabello era destruido como si fuese papel, pese a ser tan duro como para cortar un meteoro de tamaño lunar.

Toriko tenía ciertas heridas que le fueron fatales. Se confió demasiado al ser el primero en lanzarse y no medir del todo sus fuerzas. Hace mucho tiempo que se volvió tan poderoso que no se esforzaba casi nada en combates. Y en éste pensó que sería igual, por eso mismo le pudieron hacer heridas tan fatales con facilidad. Luchaba por respirar y recuperarse, mas no podía sin comer nada.

Aquel ser no aparentaba debilidad pese a verse algo dañado. Las abolladuras no eran nada que impidiese su lucha. O tal vez era tal su nivel, que incluso débil era capaz de matar a otros cientos de guerreros poderosos. No había forma de ganarle, no sin una cantidad adecuada de ayuda.

- Ya voy Sunny, dame un segundo y le habremos metido su boca en el...- el pelo de su amigo empezó a enredarse en su torso- ¿Sunny?- fue alzado con prisa y agitado con tanta intensidad para ser arrojado hacia otra dirección opuesta al combate-¡¡¡¡¡SUNNY!!!!-

-La próxima vez, no te confíes Toriko. Come una rica comida fina y recupérate. Hazlo por mí- comentó desde su lugar su amigo, antes de ser fulminado por un rayo de energía de Kronos.

-Así que hay algunos sujetos tan poderosos por aquí aún. Es interesante lo diferente al Lenk-verse, estas personas son distintas en todo- Kronos se alzó en el aire, para luego empezar a acumular energía- Sin embargo, solo son otro obstáculo más que debo pasar por mi creación- la energía empezó a condensarse hasta dar lugar a la formación de una luz alrededor suya: una energía espiritual. La tierra era el sitio más lleno de espíritus que ninguno otro, por lo tanto, era el punto necesario para poder crear un portal al mundo espiritual. Ya formado, Kronos solo tenía que encargarse de la entidad que protegía la tierra, y lograr destruirla como su deber mandaba en todos los universos a los que fue mandado. Se esfumó apenas pudo de aquel plano de la existencia, para ahora perturbar el mundo de los muertos en su totalidad.

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