■•---Capítulo 17: Comida cara---•■

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Toriko y Goku caminaban juntos en un pequeño poblado. Este lugar estaba menos atacado que otros lugares y conservaba un buen estado respecto a otros. Todos sus habitantes estaban ocultos en búnkers bajo tierra, manteniendo así una imagen desierta de una película apocalíptica.

Tanto Goku como Toriko se conocían, no solo porque Goku lo curó antes, sino porque pelearon juntos en un concurso de hace varios años, junto a un pirata de una tripulación pirata. Ahora ambos buscaban juntos guerreros para pelear, que fuesen suficientes para poder hacer algo contra Kronos.

-¿Por qué vinimos aquí?- preguntó inquieto Toriko, mirando al guerrero Saiyan en su espalda.

- Siento algunos Ki potenciales por los alrededores...pero esta chica debe venir con nosotros sí o sí.

-¿Chica?

-Bueno, más o menos. Es una especie de ¿robot?. Lo importante es que ella debe ser una de las más importantes para nuestra pelea.

Encontraron su hogar, en donde todo estaba bastante agujereado y malgastado. Hubo muchos efectos colaterales de las destrucciones, y algunos de esos afectaron la vida en aquella Aldea, sobre todo para aquella niña.

-¿?- la niña robot fue encontrada mirando un cuerpo sin vida, casi como una estatua, sin querer moverse-¿Quién...es?

La niña estaba delante del cuerpo del que fuese su doctor, su creador y padre, que había muerto por un escombro. Goku no tuvo palabras para decir algo, teniendo un repentino shock. Toriko tampoco se vio ajeno aunque no la conociese.

Goku simplemente bajo su estatura, se arrodilló con una pierna y le dijo con los brazos extendidos: "¿estás bien?".

Fue una invitación para que aquella niña robótica corriese a sus brazos y llorase cualquier pena que pudiese tener.

................

Ban y Luffy se juntaron para estrellar sus puños contra la figura antagónica que les amenazaba. Luffy rodeó sus brazos de Haki, combinandose con un impulso del Gear second. Entregó todo lo que pudiese de Haki contra su rival, de la misma forma que aquel hombre que lo acompañaba, pero ambos no podían hacer mucho ante alguien así.

Pronto, cientos de cuchillos volaron a su alrededor como una tormenta, y estos dos saltaron fuera de esta para dejar al rosado en su interior. Majin Buu se mantenía quieto, dejándose atravesar por cada uno de estos sin titubear. Mantuvo su mirada buscando al halado que hacía esa cosa, pero lo veía moverse rápidamente por el aire.

Las cuchillas se juntaron otra vez y se hicieron un gran oso verde que intentó aplastar al rosado. Majin Buu pateó aquella cosa para mandarla a volar lejos, únicamente para fijarse en los dos sujetos cerca suyos. Al primero que quiso golpear fue a Luffy, al que brindó un codazo en el rostro. El pirata rebotó en el suelo como una pelota en medio de un campo de fútbol.

Ban fue el siguiente. El caballero del pecado capital sacó un arma para protegerse de un golpe de Majin Buu, logrando difícilmente cubrirse de otros que vinieron después.

-"Es hora de usarla"- pensó el astuto hombre. Sus musculosos se tensaron e incrementaron al poco tiempo, logrando rivalizar durante unos instantes contra Majin Buu, quien fue arrojado contra varios estructuras de una patada-"Mi arma sagrada me permitió robarle su fuerza, pero..."- vomitó algo de sangre, sujetándose firmemente del pecho-"No puedo robar tanto tiempo una fuerza con estas heridas...".

Majin Buu recibió un moretón en su cachete producto del puñetazo, irritandole el sentimiento que padecía su rostro. Había sido tomado desprevenido cruelmente por aquel humano, y eso era algo que no podía volverse a permitir. Cogió carrera, tanta como pudo, para dar un brinco y aferrarse a los cielos para volar.

-¡¡Ban, se aproxima deprisa!!- anunció King, el cual vio al sujeto aproximarse a su amigo.

Lamentablemente, el cuerpo herido de Ban impidió que actuase a tiempo, recibiendo un cabezazo en su estómago que lo hizo vomitar sangre, a la vez que un impacto con los nudillos del demonio en su mandíbula para aflojarsela. Después pateó su pierna izquierda, quebrando esta misma como una galleta. Pretendía seguir con su puño en el pecho del héroe, queriendo perforar su tórax.

No obstante, un enorme corte lo dividió en dos, a la vez que era despedido lejos por una ráfaga de energía que se asomó de una distancia desconocida.

-Esa fue mi revancha- habló un sujeto alto con un tercer ojo, acompañada de un espadachín con vestimenta larga.

-¿¡Fujitora!?- gritó el pirata Monkey D Luffy. Él era un almirante de la Marina.

-Quería que nuestro reencuentro fuese en una situación más especial, pero supongo que el destino ha sido alterado para que eso ocurra- le habló el almirante, que no perdía su pose de postura- supongo que hay que conformarse.

-¿Lo conoces?- preguntó la persona de tres ojos.

-Sí, chico, él es la futura esperanza de la libertad de este mundo, o al menos lo era hasta esta situación.

Buu se levantó con sus brazos de la parte superior y las piernas de su parte inferior. Ambos lados de su cuerpo buscaron unirse, pero una enorme gravedad aprisionó sus piernas, mientras la parte superior era nuevamente empujada por el artista marcial. El rosado miraba enojado como el humano juntaba sus manos en forma de triángulo e invocaba una de las técnicas más potenciadas de su círculo de amigos.

-Esperé mucho tiempo para hacerte esto- las ráfagas fueron consecutivas, cada una aquejaba y retrocedía a tal ser.

Las piernas de Buu intentaron correr, pero la gravedad que las aprisionaba incrementó hasta tal punto que multiplicaba las millares de veces. Aquella parte baja no podía hacer nada para lograr resistirse sola.

-Intentar cortarlo es inútil, y los golpes son insuficientes. Necesitamos una desviación de energía lo bastante poderosa que no deje nada de él- dijo el Rey de las Hadas, bajando junto al espadachín.

-Joven, ¿sabe cómo llegamos aquí?, me encontré con este hombre en el camino, pero también a otros que ya vienen de camino.

-¿otros?

Tenshin Han siguió contratacando con aquel ataque defensivo. Para su mala suerte, no contaba con el nivel mínimo para dañarle, pero sí el suficiente para mantenerlo al margen. Ya que sabía que llegarían pronto unos individuos que ayudarían de forma más efectiva. El que alguna vez asesinase a tres dioses de la creación perdida más y más los estribos, hasta liberar todo su potencial. Cuando Tenshin Han lanzó otro ataque, él respondió con otro lo suficientemente poderoso para contrarrestarlo. El artista marcial intentó lanzar otro para evitar que se moviese de su lugar, pero no fue lo bastante veloz.

Aquel ser se liberó y esquivó su ataque, para disponerse a golpearle en un lado lateral de su tórax, dañando sus órganos. Este individuo chocó contra una casa, atravesando la puerta de madera y rebotando de una sala de estar. Sabiendo que iba a suceder después, actuó rápidamente. Lanzó un ataque hacia abajo, cubriéndolo a él y a la casa en un aura de ki que destruyó el horno del hogar. Así creando humo que lo mantuviese cautivo en el misterio. Majin Buu no pudo ver todo estaba y, con rabia, arrebató con ataques para ver si le dañaban.

-Hola pequeñito- oyó atrás suyo una voz anciana, la cual hizo un golpe de aura con forma de sartén que lo hiciese rebotar contra el piso, procedido de otros varios que le apretaron contra el piso- veo que nos volvemos a encontrar.

-Que lindo recuerdos, aunque solo sean de unos segundos- habló otro individuo, quien veía al ser cada vez más aplastado por la anciana- te desapareces y causas destrozos en otro lugar sin nuestra supervisión. Mereces un castigo.

Ambos atacaron al unísono, desgarrando su cuerpo en pedazos y destruyendo sus fibras. La anciana era tan poderosa como para resistir golpes tan poderes como para destruir un planeta 350 veces más grande que la tierra. Y este poder era lo que arraigaba a esta criatura a un fin no predecible. Fue en vano intentar moverse, puesto que siempre era cortado, y, cuando menos esperaba, su parte superior se desvaneció al completo.

No obstante, su parte de abajo podía seguir existiendo y regenerar todo su ser, por lo tanto, usó toda su fuerza en las piernas para liberarse. Antes de poder aumentar más la fuerza de la gravedad, el almirante recibió una patada en el hígado que se lo destrozó, vomitando sangre por la boca y algo desbordandose en su estomago. King, Ban y Luffy a duras penas pudieron ver a su lado como pasaba, pero reaccionaron pronto para atacar. Ban intentó caer con sus nunchakus, mas Majin Buu lo pateó hacia otro lado. King disparó con una enorme flor creada a partir de su arma sagrada, pero desvió la energía de regreso al rey de las hadas como un mero reflejo de un espejo. El último, Luffy D Monkey, recibió también una patada, pero esta vez no salió volando, ni tampoco recibió daños. Sus piernas, clavadas en la tierra como un tronco, impidieron tal infortunio, y su cuerpo de goma todo daño. Con sus manos rodeadas de Haki y su segunda marcha activa, rodeó todo el cuerpo de su adversario en una lluvia de golpes.

-¡¡¡¡Gomu Gomu no Gatling!!!- aullo a los 4 vientos, despidiendo una ráfaga tan veloz como el azote de alguna ventisca.

Los golpes, realmente, no le hacían daño, pero lo mantuvieron retrocediendo por los impactos hasta que llegó alguien más. Una arena se introdujo en el cuerpo de aquella criatura para reventar por dentro de la misma.

-¿¡Crocodrile!?- se preguntó Luffy, pero se percató de otra figura encima suyo. Un hombre notablemente lastimado, con media cara desfigurada y un brazo roto. Con su mano restante alzada hacia arriba, y levitando sobre la superficie.


Se destruyó por dentro y, por eso mismo, se esparcieron sus pedazos alrededor. Cada integrante en el lugar vio su rastro en el suelo, como los restos de una extraña sustancia.

-Ya está muerto...- dijo Ban, satisfecho.

-Todo destrozado....- expresó King, con una ligera sonrisa.

-¿?¿Pero podría estar vivo, no?- dijo Luffy, quien miró a cada uno. Por un momento, cada uno se sobrecogió ante tal respuesta- Es que he visto a gente que puede sobrevivir a cosas así

-Bueno...yo era uno de esos- dijo Ban incomodo, pero apretando sus puños- Hace mucho tiempo que no golpeaba algo que se regeneraba.

Los tres miembros entonces eliminaron todo rastro en el sitio. Luffy hizo caer nuevamente sus puñetazos como si fuera una lluvia; Ban destrozó cada pedazo como una torreta apuntando; mientras King disparó con su flor casi jugando con su puntería. Cerca suyo, los demás peleadores se acercaron, con Tenshin Han debilitado y un almirante sentando apretando su pecho.

-Creo que este es mi final- pensó el almirante, sabiendo que su vida se esfumaba- Mugiwara no Luffy, quiero decirte algo importante.

Luffy se reincorporó con sus brazos, terminando su tempestad contra aquellos restos y viendo al almirante ciego.

-Eres la esperanza de este mundo.

-¿Eh?¿Esperanza?¿qué estás diciendo viejo?

-Eres la esperanza para liberarlo. O eso pensaba cuando este "Dios" apareció e interrumpió todo el flujo de nuestro universo. Ahora no puedo garantizarlo. Sin embargo, quiero depositar mis esperanzas en ti. Eres el único a quien puedo confiar mi esperanza de "liberar" este planeta- vomitó algo de sangre poco después. Luffy no pudo ocultar su preocupación, puesto que aquel anciano sí le caía bien. Pero sabía que estaba muriendo como para hacer algo.

-Viejo, lo prometo. No sé quién es ese "Dios", pero si tuvo que ver con esto de interrumpir mi viaje, separarme de mis compañeros, e ir atacando muchos lugares con subordinados, entonces me cae mal. Le voy a patear el trasero.

-Suerte, Mugiwara- expresó, mientras perdía las fuerzas para sostener su espada- Je, ¿sabes? Siempre quise ver tu rostro, sobre todo tras escapar de Dressrossa. Pero, ahora me gustaría más ver tu rostro, cuando pelees por el mundo...- las fuerzas se acabaron, su corazón paró y la sangre de su alrededor ya formó un gran charco se sangre. Murió sentado, con los peleadores reagrupados a su alrededor. Luffy se colocó su sombrero en la cabeza, ocultando sus ojos con una aterradora sombra.

-Sin él, tal vez no hubiéramos tenido una oportunidad- dijo Ban, impotente, observando al viejo, con un escenario detrás de devastación.

-Si hubiera tenido la magia sobreviviente, tal vez lo hubiera podido salvar- se lamentó el Rey de las Hadas, sentándose de espaldas.

-Es el resultado de estar en una guerra...- dijo la anciana con vestimenta de cocinera en el sitio, viendo al grupo- mueren muchos, se pierden partes del cuerpo y se sobrevive como puede. Y eso aún no termina.

-¿A qué se refería con "Dios", anciana?- preguntó Luffy.

-Será largo de explicar....

...................

.....

-¡¡¡¡MALDICIÓN!!!!- espetó un niño con rabia, estrellando una de sus manos contra el suelo-¡¡No pude hacer nada!!

Krilin se mantenía apoyado contra una pared, intentando mantener la respiración correctamente para no sentirse asfixiado. La sangre de su ojo y más heridas lo hacían sentirse más y más débil. Killua se había cubierto su herida de la cabeza con una venda blanca, teniéndola abierta y sangrando de esa parte. Acabaron en una ciudad rodeada de arena, con algunas palmeras y calles estrechas. Por la descripción, podía suponer que era parte de Egipto.

-"Tal vez...debería de usarlo"- pensó en su mente, sintiendo algo pequeño en su bolsillo. Sin embargo, sus heridas no eran las peores del momento. El adulto que salvaron estaba mucho peor que cualquier de estos dos. Podría ser que muriese realmente antes de recibir atención médica.

Lo que tenía en el bolsillo era un pedazo restante de lo dejado por el sujeto que les había curado anteriormente; un pedazo pequeño de una semilla verde. Recuerda que, cuando el sujeto les ofreció dicha cosa, apenas mordió un poco para comprobar su eficacia (sobre todo, ver si no tenía veneno mortal para Gon), escondiendo un pedazo entre los dientes. Sus heridas sanaron entonces, entendiendo su extraordinaria capacidad. Por lo que conservó dicho pedazo para una próxima ocasión.

Y ahora estaba frente a una situación problemática. ¿Salvarle la vida a ese extraño, o guardarla para Gon?. Su amigo tenía ahora su mano rota, pero podría sobrevivir. No podía decir lo mismo de aquel policía. Vio a su amigo en medio de su rabieta con sus dientes chirriando con preocupación. Cuando murió un amigo suyo por culpa de ellos, este mismo se estuvo culpando por aquel incidente hasta volverse una obsesión el vengarle. Pero en este panorama, ¿donde estaba la opción más correcta?

-"Debería conservarlo, debería..."- Krilin entrecerraba los ojos con un notable cansancio. En algún momento moriría, tal vez en unos minutos, tal vez solo segundos...y el único culpable sería él-"No, no...me prometi que no volvería a matar. Quiero intentar ser mejor persona, mejor... no puedo mantener estos sentimientos egoístas"

Sacó el pedazo de su mano, temblando en parte. Casi tenía rechazo por la idea, como una aguja en su cabeza que le ordenaba su supervivencia. Pero la arrojó antes de que el malestar fuese más intenso, cayendo alado de Krilin.

-Oye, Ossan, cómete eso de ahí- le indicó Killua, apuntando al trozo pequeño de semilla en el suelo. La visión del policía era lo bastante borrosa como no diferir bien ya lo que tenía a su alrededor. Tanteo con su mano lo que tocaba, sin entender qué era lo que sujetaba y qué podría ser lo que comiese.

Al probar el pedazo, sus heridas se deshicieron. Su ojo faltante cicatrizo, sus costillas se reajustaron en su lugar, su pierna malherida volvió a estar como antes, y su corazón bombeó una nueva cantidad de sangre en sus venas para cubrir los litros perdidos. Su mal estado, ataviado por los golpes del vampiro, había regresado a ser como antes. No, incluso más que antes.

Todas las energías perdidas, falta de prácticas o rigidez de su cuerpo, ya no estaban. Fue como regresar a su estado de entrenamiento de hace más de 8 años, con un cuerpo lleno de vitalidad para moverse en todo lugar que él quisiese.

-¡¿Tenías una semilla del ermitaño?!- preguntó Krilin al tanto que se percataba de qué fue lo que le curó. Solo conocía una sola comida que pudiese sanar tanto en tan poco tiempo.

-¿Semilla del qué...?

-¡¡Del ermitaño!!

-No sé qué es eso, solo comimos lo que un hombre de pelos puntiagudos nos dio....

-¿Hombre de pelos puntiagudos?¡Debe de ser Goku!

-¿Goku?¿Así se llamaba?

-Sí, y es un amigo mío. Ya decía yo que debía estar haciendo algo. Es difícil sentirlo con tantos poderes proliferando.

Gon seguía sentando, no queriendo decir nada al faltarle la paciencia y gusto para mantener una conversación. Solo podía sentirse terriblemente aprisionado sin opciones, como si siguiese siendo el mismo niño que alguna vez salió de una isla para convertirse en cazador. Sentía que todo avance fue inútil, y a cada paso, las fuerzas del mundo mostraban su superioridad frente a él.  Y su amigo, Killua, no parecía comprenderlo, o no pensaba que lo comprendía.

-"Amigo..."- resonó en su cabeza la palabra de Krilin, con una alegría que él hubiese usado hace unos meses. Eso le hizo sentirse...raro.

-Tal vez ahora mismo esté peleando contra todos en el planeta, ¡¡Rayos, tendré que ayudarle!!- Krilin se alzó -Son incluso más enemigos que el ejército de Freezer, necesitará una mano para pelear. Necesito encontrarlo.

-Podríamos ir contigo- le dijo Killua- necesitamos tratar nuestras heridas y...bueno, ayudar en todo esto. Nos habían encargado acabar con uno de los tantos revividos, pero nos separamos del resto.

-Lo entiendo, entonces, súbanse a mi espalda.

-¿Disculpa?- preguntó totalmente sacado de su onda el asesino de pelo plateado, especulando una broma en su cabeza; una broma fuera de lugar.

-Subanse en mi espalda, ya que puedo volar

Levantó sus pies de la tierra, asombrando al escarlata con su innata habilidad.

-¿¡Puedes volar!?¿¡Y sin alas!?- exclamó casi incrédulo- ¿Cómo lo haces?

-Uso el Ki

-Una energía distinta a la mía, aunque tiene cierta cercanía. Yo uso el Nen.

-Eso explica tu forma de rayo. Pero en fin, vamos entonces. Puedo cargarlos a ambos.

Krilin se dispuso delante de ellos, teniendo a uno de ellos algo avergonzado, pero con la madurez suficiente para saber que eso era necesario. Por el otro lado, Gon se mantenía mirando hacia otro lado.

-Gon, vamos...

Sujeto la arena con su mano, viendo como la misma se escurria entre sus dedos. ¿Así iba a ser el destino?¿el no poder hacer nada para actuar?¿qué clase de sacrificio tendría que hacer para poder vengarse?¿o qué debería hacer ahora para siquiera tener una idea de donde estaba la maldita gata que mató a su maestro?. A la medida de lo posible, se subió en unos instantes tras reflexionar. Se veía desanimado, y no era para menos. Killua no pudo decirle nada, puesto que su impotencia era entendible. De hecho, él sentía lo mismo por no amortiguar el dolor en el corazón de Gon.

Sobrevolando el sitio, fueron vistos por unos individuos desde abajo sin quererlo.

-Esa ave es muy rara...- comentó un anciano.

-Eso no es un ave, anciano- le dijo su nieto, de largo traje- puedo verlos bien con mi Star Platinum. Es un hombre volando con dos niños en su espalda.

-¿Seguro que tú no eres quien ve mal?

..................

..........

Tras haber recuperado el aliento en una cafetería, el nuevo grupo conformado por Natsu, Lucy, Happy, Yugi y Ryuko transitaban el enorme paraje. La chica de traje apretado regresó a su ropaje cotidiano, no queriendo ser una exhibicionista todo el rato. Yugi iba junto a ella, ya que llevaban un buen rato conociéndose bien.

Natsu buscó esconder bajo sus dientes un fuego, reflector de sus deseos más impuros. Enserio que deseaba encontrar a los culpables de atacar a su gremio y matarlos; un deseo que hubiera considerado aberrante en otros momentos. Lo bueno es que Lucy tranquilizaba su alma incandescente. Ella siempre había sido una persona especial para él, logrando incluso superar el afecto que tenía por su amiga de la infancia. Solo ella podía amortiguar su dolor, junto al gato Happy.

-Natsu, ¿te gustaría comer algo? Tengo pescado en la mochila.

-Siempre tienes pescado.

-¡Para emergencias como estas!

-o cuando tienes más ganas de comer pescado, tras comer pescado en la cena.

Una conversación normal tras todo lo acontecido era como ocultar bajo un velo todo recuerdo. No querían tener nuevamente en sus cabezas toda la sangre desperramada de sus compinches de taberna y comida en cada mesa, con las carcajadas de la bestia de las sombras en el sitio.

No, debía centrarse. Había alguien más importante que ellos. Ese "Dios" del que habló Loki...fue totalmente el culpable. No podían hacer otra cosa que detenerlo a él primero. Aunque, ahora que lo pensaba, no tenía claro si eso era posible. Si él controlaba seres tan poderosos como Agnolia con suma facilidad ¿Qué poder era el que tenía en sus manos?.

Pronto, entre los riscos y entre calles de la ciudad, se asomó alguien en una esquina.

No, eran dos individuos. Cada uno apareciendo a lados inversos. Giraban sus cabezas hacia varios lados, mostrando una falta de orientación práctica para moverse en aquellas entre calles derruidas del suburbio.

-¿¡Otra vez tú!?- preguntaron al unísono, fusionando sus voces.


-¿¡Acaso quieres que te corte otra vez!?

-¿¡Ahg!?¿¡Te crees que por un golpe de suerte, ahora me ganarás!?

Ambos estaban ciertamente enfurecidos en aquel lugar. Los edificios eran altos; ya que estaban en New York, donde cada rascacielos alcanzaba decenas de metros arriba.

-Perdonen, ¿pueden gritar menos?- intervino Ryuko, apartando a ambos con sus manos. Sus gritos fueron bastantes resonantes en aquel sitio, asustando a Happy y Lucy por igual. Si no fuese porque no les habían atacado, supondrían que serían sus enemigos.

......................

........


Ciertamente todo el disparate que provocó el desorden en el mundo llevó a que gente desconocida se conozca. Que encuentros no predestinados aconteciesen sin ningún reparo, y que se hallasen situaciones inusuales.

Esto era lo que llevó a Picoro, Chad, Rukia, Renji y a Ichigo encontrarse con un hombre de pelo anaranjado que iba acompañado de un mal herido niño de pelo negro. Y, ahora, llevaba el mexicano Chad al chico malherido en sus brazos, quien no podía hacer muchos movimientos.

-Ya te llevaremos a un hospital, resiste el dolor


-Dudo que haya un hospital- dijo el hombre de pelo anaranjado- Necesitamos un doctor para tratar sus heridas.

-Yo puedo llevarlo hacia un chico que puede brindarle esa ayuda- le dijo Picolo.

-Sí, sí, mira, no quiero ser racista, mas no se quien eres para confiar que te vayas solo con Mob, de todas formas no sabrás dónde estará ese sitio ahora, ¡estamos perdidos!

-Tsk, como sea, solo era una sugerencia para el chico, si no las quieres entonces que se quede como está. Tengo cosas más importantes en las que pensar.

-Si permanezco un rato descansando, podré curarme- confesó el peli negro- no se preocupen

A lado, Ichigo, Renji y Rukia observaban y pensaban en su cabeza otros temas. Se habían separado de Orihime e Ishida cuando fueron trasladados, así que estaban en un campo totalmente distinto. Si Orihime estuviera ahí, ayudaría al chico herido con sus técnicas de sanación. Como no lo estaba, tenían que conformarse con ello.

Por el otro lado, a nivel planetario los poderes amenguaban. Ciertamente habían sido reducidas una gran cantidad de entes en el mundo, siendo cazados por otros peleadores. ¿Quienes podían ser?¿podrían ser aliados?¿gente vinculada con la sociedad de las almas?¿o personas de otro tipo?. Cualquier respuesta solo quedaba en divagaciones en esos momentos. También disminuyeron los restos de vida humana en la tierra, por lo que no había que cantar victoria todavía.

Aunque las palabras del chico llamaron la atención de Rukia, quien le dijo a Chad.

-¿Puedes preguntarle qué significa eso?

-Sí, enseguida- contestó su amigo- Chico, ¿a qué te refieres con eso de que te vas a curar?.

-Bueno, señor y...señorita, tengo unas facilidades para curarme gracias a mis poderes.

Chad paró en seco, al igual que Rukia, Ichigo y Renji.

-¿Señorita?- dijo Rukia- ¿Acaso puede verme y oírme?

-Sí, puedo verte.

Picoro y Reigen voltearon sin ver nada. Ambos eran los únicos no espirituales del recinto.

-¿Acaso eres psíquico?

-Sí, soy psíquico desde que tengo memoria- respondió, viendo ahora al trío a los ojos.

-Me puedo curar si me quedo un rato descansando, así que no se preocupen.

-¿Acaso está...?- Picoro pareció adivinar lo que sucedía.

-Sí, hablando con los espíritus que dijiste que les acompañaban- respondió Reigen- Nunca he sido de fiarme mucho de eso, Mob- le dijo su maestro con preocupación en su tono de voz- lo mejor sí sería encontrar a un doctor.

-Pero dudo que podamos, sensei, mejor descanso y estaré mejor.

-¿Cuál es tu habilidad psíquica?- intervino Rukia, mirando al chico con curiosidad.

-Telequinesis

-Con eso no podrías curarte.

-Pero puedo- se sinceró, no demostrando ninguna mentira en su mirada. Rukia se lo pensó bastante, ¿acaso tenía sentido? Nunca había escuchado de un psíquico humano con telequinesis que, a su vez, podía curarse. Eso era...extraño.

...................

.......

Ahora mismo, las barreras de la ciudad de las almas estaban totalmente selladas con todo el poder de un ejército de shinigamis manteniéndola en su sitio. Resistían, como podían, los golpeteos de un Dios en las puertas de afuera, sangrando de ojos y bocas. No podían hacer más que cargar con el peso de la existencia en sus hombros, conociendo pronto su final. Dos golpes más y Kronos entraría, pero el tiempo prestado por muchos shinigamis dio tiempo a que se prepararan los guerreros de su interior. Los 13 capitanes de la sociedad de las almas estaban al frente de las puertas, con el máximo representante con su espada en mano destilada y con fuego ardiendo en su cuerpo. Empero, no eran los únicos.

Cerca de las primeras filas, estaba un arcángel, el Dios de la suerte Yato con su espada en mano, y otras sombras sin identificar. Estas sombras eran un legado de la humanidad los cuales, tras morir, vivían en el paraíso. Hasta que, claro, se vieron involucrados en la necesidad de tener que actuar incluso tras muertos. Entre todos estos, había un chico con pelo largo y dorado; y un traje verdoso con negro. Chispas aparecían y desparecian en su entorno. Con sus puños más firme que nunca al costado de sus caderas.

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