■•---Capítulo 18: Cuando el pasado aprisiona---•■

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Trozos de carne de la musculatura de Kenshiro eran arrancadas a medida que era tocado en varias partes de su cuerpo por las ágiles y traviesas manos de Hisoka. El hombre se servía de su amplia diferencia en velocidad y disfrutaba de atormentarlo poco a poco con toques fugaces que desprendían, con ayuda de su habilidad de Goma, partes de sus músculos con igual capacidad que un anzuelo de pesca. Descarroñaba como hiena al intrépido japonés con maniobras de circo y alguno que otro golpe. Ante todo, Kenshiro solo mantenía su rostro sin fisuras de dolor, como piedra esculpida griega que mantenía su serena perfección.

-Estás siendo aburrido, lastima~ Tu aura, y mi instinto, relataban algo más que solo una fachada. Pero solo estás siendo una pierna de pollo para un León- Hisoka dejó de correr para colocarse de pie firmemente delante suya, mientras colocaba sus brazos en posición solemne hacia atrás de la espalda- ¿Acaso quieres ver si no uso brazos y te va mejor?

Hisoka retornó a sus alrededor para dar ahora patadas bajas y en el rostro. Kenshiro intentó agarrarlo en cada fracción de segundo que tenía su pierna cerca, pero siempre se le escabullía por unos segundos de diferencia entre sus dedos. Aquel payaso no hacía más que reírse de la situación, pero estaba ahogándose del aburrimiento mientras más veía la imposibilidad del marcial para dar solo un golpe. Pensó que tendría alguna rara habilidad como muchos en el planeta, ya sea lanzar energía o poderes de acuerdo a reglas enrevesadas, pero no veía más que un hombre lleno de músculos intentando hacerse el fuerte.

Tras un tiempo de baile, Hisoka se detuvo. Kenshiro tenía mucha de su carne dispersa y cortadas por partes de los brazos y piernas, incluyendo su rostro por encima de su frente, haciendo que la sangre de dicha parte bajase hasta cubrir su cuerpo.

-Eres demasiado aburrido- comentó decepcionado Hisoka- A lo mejor tu amigo de ahí es más interesante- se refería a Yusuke, quien estaba detrás contemplando la pelea sin actuar- Tú solo me estás estorbando, no me interesan juguetes con solo un truco.

-¿Un truco?- preguntó Kenshiro, en un deje que no permitía la imaginación para interpretar si era ironía o solo un comentario- Creo que no sabes contar- Kenshiro se clavó unos dedos en su cuerpo, en superficies exactas a gran velocidad que permitieron que suceda un milagro en su cuerpo. Empezó a contraerse, regenerarse, hasta que cada músculo estaba como nuevo- Tengo tres trucos que son suficiente contra ti.

-¿Tres? Yo solo conté dos, ¿cuál es el tercero?

Kenshiro no respondió, solo miró sus ojos con profunda insistencia, llamándolo a combate sin fruncir un solo ceño que despertase en él alguna extrañeza. Hisoka no recuperó la emoción inicial que tenía en expectativas, pero no perdía nada si esperaba mínimo algo que sea tan único y especial como la recuperación instantánea. Se lanzó, pese a todo, con intenciones de matar al completo, únicamente hizo todo el asunto más emocionante al atacar de cerca. Corría por todos lados en su perímetro a solo un golpe de distancia para precisamente dañar a Kenshiro con puñetazos en el abdomen. El gigante de músculos devolvía uno que otro golpe sin atinar al cazador, viéndose como una derrota segura para el pelirrojo. Hisoka no podía esperar menos que su muerte prematura para proseguir contra el adolescente de ropa verde.

En uno de sus golpes a la cabeza, Hisoka se lanzó hacia atrás creyendo que dañó lo suficiente a Kenshiro. En solo dos brincos recorrió 10 metros y lanzó sus famosas cartas de póquer impregnadas de Nen. A diferencia de sus otros ataques, Kenshiro agarró cada carta para romperlas en sus manos pese al nen que bañaba cada una de las mismas, demostrando que no estaba nada cansado.

-Eh~ Veo que eres un muchachote, mantienes buena compostura pese a todo.

-¿Pese a qué?- resopló Kenshiro, devolviendo sus palabras con suficiente fuerza para provocarle.

-¿Pese a qué? Nada de importancia, solo mis juegos- Hisoka ni se inmutó- Llevo esperando que me muestres ese "tercer truco útil", pero, aunque impresionas, no me he es suficiente.

-Para mí, desde el inicio no ha sido ni suficiente ni insuficiente, solo una pérdida del tiempo.

-Ara, ara~ ¿Con qué sabes contestar, eh?

Kenshiro puso sus puños delante sin dar nuevamente respuesta, Hisoka solo agarró su carta a mano para usarla como una cuchilla. Ya no iba a esperar para jugar bien, solo iba a pasar a un mejor plano de entrenamiento. Con la combinación de carta y movimiento, entonces un pescuezo perdería hoy textura.

No hubo silbato que iniciase ni la defensa ni el ataque a la par, en algún punto Hisoka dio el primer paso hacia la pelea. Kenshiro, por su parte, dio una fuerte pisada que levantó toda la arena de su alrededor, creando una cortina de partículas arenosas y saladas. En ese contexto, fue cuando Hisoka notó la diferencia del ahora con el antes. Le seguía con la mirada con más facilidad, posiblemente por acostumbrarse a su movimiento o por la arena que levantó en su entorno. La nube de arena funciona como un adelanto de los movimientos de Hisoka, según pensó la misma víctima, ya que la arena se movía hacia la dirección en la que el cuerpo en movimiento iba dirigido. Así, encontrando una explicación a cómo pudo alcanzarlo en un punto concreto de su trayecto, Hisoka sufrió de veinte pulsaciones en un solo segundo, cuando estaba saltando por encima con su tarjeta lista en el cuello. El cazador aterrizó en el suelo tras esas pulsaciones apresuradas, en las que cambió rápidamente su mente para enfocarse en el daño recibido.

-¿Qué me has...?

-Hokuto no Shin Ken- confesó Kenshiro- Por eso mismo ahora estás condenado.

-¿?- Hisoka no pudo entenderlo hasta que una de sus manos se retorció por sí sola, junto con otras partes del cuerpo que deseaban lo mismo.

- He visto a los ojos muchos demonios en medio de este gran desierto. Auténticas "cosas" que iban más allá que cualquier animal, menos una persona. Pero tú, tienes de lejos una de las almas más podridas de este mundo. Aprovecha estos siete segundos y piensa en tus pecados.

Hisoka empezó a retorcerse con sus huesos. Sentía las válvulas que culturas como los ninjas llamaban "Chakra" estaban en medio de una explosión incontenible. Su cuerpo sentía daño interno al desbalanzarse su ser, alternando en un grave error de organismo y alma.

-¿Se puede saber qué truco usaste?- preguntó en un alarde el mago.

- Tus ojos te delataron. No solo me mostraron tu maldad, sino qué parte de mi cuerpo preferías cortar primero.

-Je, entonces de ahí viene tu primer "truco" ¿no?, tienes un gran ingenio- tras decir eso vómito sangre, ahora estaban sus órganos convirtiéndose en cortes finos hechos por sus propias costillas de su tórax- El gran truco ha sido un solo toque, eh, que decepción- Entonces se contrajo hacia adentro, la corteza de su cráneo se hundió hasta triturar desde el exterior el interior de su cabeza, sus piernas se retrajeron hacia su espalda y su boca se introdujo por su garganta.

-Que asco...- dijo Yusuke, quien, pese a su firmeza, tampoco podía estar impasible ante ese atroz escenario- ¿Era necesario?

-Ante hombres como él, toda medida es necesaria- habló firmemente Kenshiro, sin verse afligido por matar a su oponente.

-Ese tipo estaba loco, pero...

-Todos lo están- acortó tajante su habladurías- Cualquier persona que mata sin ningún motivo, no está dentro de sus cabales.

Yusuke hizo una mueca de incomprensión y resignación hacia su respuesta. Lo había visto matar ya antes e hizo ojos ciegos, pero ahora no se sentía del todo cómodo por su método de asesinato. Pese a todo, tendría que solo rechistar para acompañarse mutuamente hacia un punto de reunión, en el que pudiesen pactar con otros guerreros una afiliación.

..........................

...........

Por más que Saitama corría, no lograba encontrar al que supuestamente inició toda esta situación. Genos no le había dado una descripción de cómo debía de verse, tal vez porque olvidó hacerlo o porque ni él ni nadie sabía cómo se debía de ver ese tal "Kronos".

Aunque lograba sentir cierta presencia más allá de lo que el horizonte planetario permitía, postulando a quien sea que sea como su candidato de dios invasor. Así, corría rumbo a su dirección para finiquitar el embrollo del universo, cuando pronto recibió el choque de una fuerza a su paralelo derecho que estrelló su figura hacia una lejanía inconmensurable. Salió aventurado por los aires a gran velocidad, sin encontrar superficie para frenar los pies, alcanzando la altura superior a la estratosfera en menos de un parpadeo. Y dado que el espacio no tiene una fuerza que frene su viaje, solo se detuvo su movimiento al chocar con una entidad estática como podría ser marte.

-¿Eh?- hasta Saitama se quedó perplejo por lo veloz del suceso. Había llegado en cuestión de un parpadeo a otro planeta.

-Creo que fui demasiado para él- se detuvo el Rey en el aire al ver en la dirección donde mandó a su presa, aterrizando en el suelo. Había visualizado a una distancia demencial a esta potencial fuente de carne; sin conocer cuál era su nivel de poder verdadero y queriendo por ello su cuerpo. Pero, a lo mejor, se hizo demasiadas expectativas- Salió fuera de la estratosfera, entonces habrá muerto por el vacío del espacio...

No pudo estar más equivocado. A lado suyo, cayó algo más audaz que un cometa; un estupefacto objeto que hizo vibrar el viento al atravesar varias capas gaseosas de la tierra. El Rey apenas bajó la mirada ante la incredulidad, pues a sus ojos estaba la figura de un ser más allá de las estrellas. Sacudió el valle en el que enterró sus piernas, levantando un cordillera entera y el suelo del que sería el soberano del mundo.

-¿Cómo ha...?

-Ah, fuiste tú

Saitama saltó sin mediar palabra y golpeó al Rey tan pronto lo tuvo en su punto de vista. Éste último colocó sus antebrazos en son de defensa, y aún así le tocó igualar el vuelo de Saitama. Para su suerte, o lastima, fue estrellado contra enormes lechos pedregosos, montañas esculpidas y enormes rascacielos. Igual que Saitama, en solo un parpadeo, recorrió centenares de kilómetros ¿la diferencia? Que su brazo derecho se lesionó gravemente y el izquierdo quedó trastocado de un temblor cuasi artificial. El Rey de las hormigas quimera tomó unos segundos en salir de la sorpresa, antes de la llegada del héroe calvo a los pies de la calle donde estaba.

- Wow, soportaste uno de mis golpes- confesó francamente sorprendido el héroe de botas y guantes rojos- Muy pocos monstruos hacen eso realmente.

-Eres rápido- admitió el Rey, mirando a Saitama con sumo interés.

-Bueno, tú también, supongo- confesó Saitama- Me golpeaste sin mediar palabra.

-Y aún planeó hacerlo.

El Rey corrió y saltó en múltiples direcciones proporcionadas por las edificaciones de la ciudad. Corría, saltaba y desviaba los ojos de su presa constantemente, en un frenesí en el que un ojo humano solo distinguiría un color verde.

El Rey chocó contra su cuerpo varias veces. En todas ellas él permanecía inmovil o bloqueando ligeramente con su brazo. Pero no estaba dañandolo de forma exagerada, como mucho hincones o leves rasguños.

-Oye, cálmate ya- Saitama golpeó en el hombre al Rey apenas lo tuvo a la vista, plantando sus pies en varios metros de tierra, en una especie de burla de pies de cemento. El Rey perdió algo de aire y se vio realmente afligido por el impacto en su hombro.

-Sin duda alguna eres fuerte y me gustaría pelear contra ti. Pero no tengo tiempo para algo así ahora. Tengo alguien más urgente, así qué...

El Rey no se tomó nada bien esa afirmación. Uso su cola para colocarse nuevamente elevado y desplegó sus piernas para patear a Saitama. Movió su cuerpo varios metros y prosiguió con una ráfaga rápida de golpes con sus nudillos en todas partes. No es que no resultasen hasta cierto punto dolorosos. La fuerza que absorbió en esas alturas era absurdamente alta. Pero, si había algo que iba incluso más allá de la fuerza del calvo con capa, era su insana resistencia.

-Mira, agradezco que no seas como otros monstruos que siempre quieren darme una presentación y...

El Rey agarró su rostro, apretujando fuerte el rostro, y hundió su cuerpo contra la calle, fracturando el suelo y abriendo una grieta hacia un enorme acuífero.

-...contarme su vida, sus metas y todo eso. Joder, si quiera sé tu nombre. ¡Y mira que me da igual! Pero no pienso que importe.

-Soy el Rey- dijo tajante, apretando la boca y con rabia, entrecerrando los ojos del odio y humillación que sentía de no doblegar a una criatura como esta- Ese es mi nombre.

-¿Rey? Eso no es un nombre.

Fue levantado de una patada con ferocidad, ante el incremento paulatino del poder emergente del Rey con tantas víctimas mortales. Su cuerpo cambiaba y metabolizaba todo SOLO para pretender imponerse a la circunstancia. Nuevamente intentó arrastrar a Saitama hacia varios lados, agarrando su cráneo para chocarlo contra picos y estalactitas del acuífero que tardarán milenios en regresar. Estrelló al calvo contra una pared, en esta ocasión, y saltó con sus dos piernas para que recorriese varios metros hacia dentro, formando un hueco con su forma.

-Que te dije que eso no es un nombr...

Otro puñetazo que sacó a Saitama del suelo, quien suspiró en el aire.

-...Nombre. Ya ni modo.

El Rey salió de la tierra, con su ki y células trabajando a cada paso. Saitama entonces se entregó a un show de resonancias sónicas. Intercambió golpes y recorridos con este rey por toda la ciudad, saltando entre fuente y fuente de parques, golpeándose en el pecho o en el rostro, rebotando sucesivamente por tierra e intercediendo en un potente golpe al Rey de las Hormigas Quineras, tirandolo al suelo tras casi desfigurarle la cara.

Este Rey estaba atónito, sin creerse que estaba en pésimo estado una vez sintió hincazos en su cuerpo entero. El calvo, por el otro lado, mantenía su cara aburrida y concentrada en otras cuestiones. El rey gruñó con fuerza, sonando por la fuerza de su mandíbula cerrada el chirrido de dos objetos frotándose. Sentía caer sangre por la comisura de sus labios, con huesos rotos de notable marca.

Nada de lo que hacía estaba funcionando. El calvo con capa estaba fácilmente doblegandolo, y hasta sentía que se hacía más fuerte a cada golpe. El Rey saltó de lado a lado, recorriendo alrededor de Saitama a velocidad lumínica, a lo que el pelón aplaudió a la voz de "palmada seria".

Esa palmada fue tan poderosa y cegadora, que sintió que sus ojos se iban a derretir en sus retinas. Al igual que una bomba atómica, una columna de humo que llegaba hasta fuera del planeta se hizo presente, alertando a todos los seres vivos de la tierra.

-¡¡Rey!!- gritaba Youpi y Pouf, sus guardias reales. Aunque eso de ser sus guardias había quedado en el pasado, pues el rey y sus enemigos ya estaban en otro plano. Volaban ambos con sus alas a máxima potencia, sin tener la capacidad de arribar al compás de la fragua.

El Rey se arrodilló, sintiendo unas terribles quemaduras en la superficie de su cuerpo. Esto resultaba en todo escabroso, pues su piel estaba recubierta de una gruesa capa endoesqueletica, lo que implicaba que fue tanto el calor para quemar hasta debajo de su coraza.

Cuando quiso abrir sus ojos, se percató de que uno de sus ojos fallaba. Había quedado ciego de un ojo que no logró cerrar a tiempo, viendo tuerto al hombre imponente de alfrente, quien caminaba lentamente.

- La verdad es que eres bastante fuerte. Nadie más ha logrado ponerse a estas alturas contra mí, o solo algunos pocos. Eres impresionante.

Meruem gruñó con fuerza. El "Nadie más ha logrado ponerse a estas alturas contra mí" ha resultado ser un insulto, como una condolencia para que duela menos su derrota.

-Estúpido humano...- se intentó levantar, pero tenía también una pierna algo carbonizada- ¿Crees que esto es?...

-Ahórratelo, no tengo tiempo para discursos- afirmó Saitama- Mira, ya te agradecí y todo eso. Lo único que quisiera es irme ya, así que si quieres termino esto ya.

-Aléjate...- dio un paso- aléjate...- otro paso- ¡¡ALÉJATE!!

-Deja de quejarte. Si querías pelear y matarme, felicidades, lo intentaste y fallaste. No me hago responsable de tus actos, solo de tu castigo.

- Esto no es como sea mi final, estúpido. Nací para ser el Rey, por encima de todas las bestias y seres del mundo.

-¿Ahora haces el discurso?

-¡¡No es un discurso!!¡¡Es una sentencia!! Nací para eso, ¡¡Nací!!

- Pues has fracasado- contestó sin miramientos- quédate con tu título de Rey si quieres, aunque ya te digo yo que es solo un título...no es un nombre.

- Es mi...es mi...es mi...¿eh?- El Rey dejó de hablar- "¿Cuál es...mi nombre?"- pensó El Rey, mientras Saitama se preparaba para golpear-"¿Todos los que maté tenían un nombre, no?¿entonces, porqué yo no?¿Acaso yo...solo soy un título?¿No soy nada...si no soy el Rey?"

Saitama dejó salir un puñetazo con gran parte de su fuerza, dirigiendo claramete el golpe hacia el cielo. Obviamente, el cuerpo del Rey quedó casi irreconocible, como un vago caparazón cuyo corazón latía con la ternura de un recién nacido, en medio de un cráter rojizo al igual que la sangre de todos sus muertos.

..........

......

-¡¿Sigue detrás nuestra!?- gritó Knuckle, mientras corría sujetando al boxeador en su espalda.

Shoot mandó sus puños flotantes para retrasar a Kars, pero estos solo fueron apartados con su facilidad espeluznante, usando las plumas de unas largas alas como armas.

-¿¡Ahora nos tira sus plumas, qué más mierda tiene en su poder!?- Knuckle estaba agotado, exhalando con fuerza y deseando que, por más que sea inaudito, alguien logré detener a este monstruo. Kars no se cansaba, resultaba ser una fuente de energía agotable por sí misma, en una máquina de matar para el planeta.

-Solo retrasan a la eternidad, que se haya pisando sus talones. ¿Seguro que quieren seguir así?

Kars corría con pies de alce, resultando en los individuos corriendo con todo su Nen en las piernas en cuanto les sea capaz. Pero estaban agotados hasta la medula. Lo único reconfortable era la habilidad de Knuckle, que estaba activa y quitaba energía progresivamente a Kars...una energía infinita que entonces hacía su esfuerzo en vano. Como mucho lograba que perdiese en cuanto en cuanto el equilibrio.

-Meleoron maldita sea, ¿¡Por qué no usas tu habilidad!?

-¡¡Nos está viendo!! Sabría que desaparecimos y nos atacaría aleatoriamente. Esto es un caso perdido, a lo mejor si nos ayuda alguien podríamos...

-¡¡No quiero rezos, quiero respuestas joder!!¡¡No podemos esperar que alguien baje y...!!

-¡¡¡ESMERALD SPLASH!!!- gritó alguien desde una azotea, disparando ataques de dudosa vista pero que tenían efecto en Kars.

-Otras lacras- dijo tras protegerse con sus alas. Al alzar la vista, vio tres personas: un pelirosado, plateado, y castaño. Todos de distinta nacionalidad, resguardados por unos espíritus

-Perseguir gente moribunda no es muy ético ¿sabes?- dijo Polnareff, apuntando a Kars con su sable.

-Ese sujeto se ve familiar...creo que lo conozco de algo- recordó Avdol, poniendo su mano en la mandíbula.

-¿De algún prostíbulo será?

-¡No digas estupideces!- respondió enojado Avdol- Sabes que no es momento para eso.

-¿Quienes son esos?- preguntó Knuckle, obviamente sin respuesta conocida.

-Parecen solo civiles- contestó Shoot, viendo a ellos sin sus stands como para juzgarlos- ¿Pero qué han hecho?

Kars sostuvo su mirada en sus stands. Antes, en la antigüedad, juraba haberlos visto.

- Espíritus...en mis tiempos los recitaba un chamán. Pero veo que son ligeramente distintos, como si hubiesen evolucionado- dijo para sí mismo Kars, fijando su atención en ellos.

-Un momento, esa mirada...¡¡Ya me acordé!! Ese hombre debe de ser Kars.

-¿Cómo qué "Cars"?

-Dije "Kars", Polnareff, Kars fue un dios que derrotó Joseph Joestar. Tiene montones de fotos en su oficina de él y otros peligros de su juventud.

-¿un dios?¿Ese travestí?

-¿Desde cuándo juzgas la ropa?

-Desde que llevo toda la mañana luchando contra idiotas, yo los apuñalo, tú solo quemas ¡quemas!, es muy monóton...

Una ardilla voló directo hacia Polnareff, con unos dientes filosos como hachas. Si no fuera porque Kakyoin construyó una red, la cara del francés habría sido arrancada.

-¡¡¡Hey, presten atención!!!- gritó Kakyoin- Que seguimos en pie de batalla.

Abdul cerró la boca avergozando, al haberse dejado llevar por su compañero hablador. Polnareff solo chisto, aunque no por orgullo, sino porque tenía la razón y lo aceptaba, con algunas torceduras de dientes.

Los tres cayeron al unísono, sacando sus respectivos Stands para atacar al coro de colores. Kars se cubrió del fuego con sus alas hechas en diamante. Recibió los ataques de Polnareff sin temor al tener regeneración. Pero únicamente no pudo cuidarse de Kakyoin, al ser sus piernas sujetas por sus lianas. Cayó al suelo y fue sujeto por todas sus extremidades, sin capacidad para quitarse de encima esa habilidad por más que crease cabezas de cocodrilo con mortales mordidas.

-"Solo un stand puede dañar a un stand"- recordó habilmente Kakyoin- Él no tiene un stand, ¿verdad?. Entonces, no tenemos que preocuparnos de que se libere, al menos de momento.

-De todas formas, no es un enemigo que podamos matar o solo derrotar- aclaró Avdol, acomodando su ropaje al estar pasando por el suelo- el señor Joestar me habló de que era inmortal. La única forma de vencer a alguien así, es que salga de este mundo.

-¿Muriendo?- preguntó Polnareff.

-¿Qué parte de inmortal no entendiste?- inquirió Avdol- literalmente, sacarlo de este mundo es mandarlo al espacio.

-¿¡Cómo quieres que lo mandemos al espacio!?

Kars empezó a retorcerse, a estirarse y extender su cuerpo para forzar la soltura, pero ni en esos erráticos movimientos desaparecía esa técnica stand, forzanzo al primigenio Kars a otro tipo de debate: este poder debía tener una raíz espiritual, así que no funcionaría algo tan primigenio como lo era la naturaleza de las cosas. Sin embargo ¿qué tal si...?

Ante los ojos del grupo Joestar, Kars empezaba a liberarse de las ataduras.

-Él no tendría que hacer eso...- declaró Kakyoin.

-¿Qué hacemos ahora?

-Tenemos que aplicar la técnica del Señor Joestar...

-¿¡Cúal técnica!?- preguntó Polnareff, nervioso por como crecía Kars.

Advol suspiro, con las mejillas ruborizadas y con la frente en alto para poder gritar con todas sus fuerzas.

-¡¡Go, Only Go, Escape my partners!!- empezó a correr, gritando en inglés para que no solo su grupo, sino el otro, lo escuchen.

-¿¡No iban a salvarnos!?- gritó Knuckle.

-¡¡¡¡Cállate y corre!!!!- soltó Polnareff en medio de su huida, dejando todos a un Kars abriéndose paso entre la maleza espiritual de un ente no corporeo.

Lo único que se alcazaba a ver, y que pronosticaba su salida de esas enredaderas, era la luz de un Hamon tan radiante como una estrella.

................

......

...

Un Shinigami cayó muerto con sus ojos echando sangre. Una compañera suya, a su lado, cayó de la misma manera, con sus ojos y boca echando sangre. Mientras que otros más de los distintos compañeros caían como moscas de la misma forma. Cada uno pretendía aguantar los segundos que fuesen suficientes para que todos los luchadores más famosos de la historia  se preparasen para una última ofensiva. Debía de ser un ataque coordinado para inflingir el mayor daño posible a su coraza.

Cada persona tenía una mirada serena a la par que se posicionaban. Cuando todos tuvieron su sitio perfecto para saltar hacia Kronos, se dio la orden de cesar el escudo.

-Han hecho suficiente. No permitiré que más almas se deshagan de la existencia solo por unos segundos más- habló claramente Gohan, el gran guerrero Z que iba seguido de otros de su mismo grupo.

Kronos dio un último golpe que destrozó toda la barrera. El ruido de un exterior calcinado y desapareciendo, suponía que había entrado el caos al interior, siendo recibido por los guardianes del orden.

-Todo este mundo espiritual es bastante "humano"- observó Kronos, mientras sus pasos agrietaban el suelo- Edificaciones orientales, calles plagados de personas de la tierra, incontables guerreros con sello antropocentrista...En este universo, los humanos tienen el control. No tienen ningún Dios que les frene el paso. Y, aún así, piensan que mi presencia es la maligna.

-Cualquier ser que extermine a otros sin razón aparente no merece recibir el título de Dios- habló severamente Yamamoto, sacando una reluciente espada que enmanaba la energía de un fénix- Solo has profanado todo lo que es amado y sagrado ¿y para qué?

-Para un mundo mejor, un mundo feliz- Kronos visualizaba a cada oponente mientras hablaban, activando sus sensores por si alguno se le ocurría atacar por detrás. Él no estaba rodeado: ellos estaban rodeados- Todos los universos están corruptos, son imperfectos. En todos ellos hay una lucha perpetua que nunca termina: la lucha del bien y del mal. Es una lucha que goza de tintes poéticos, de asimilación esclavista y que solo es un lastre para todo lo que podría ser la existencia misma. Mi objetivo es más noble que el tuyo y todos los demás seres vivos: voy a borrar todo, empezar desde cero, y cuando nada exista, crear todo bien. Como Dios debió hacerlo desde el inicio y nunca pudo hacer.

Yamamoto se sentó un segundo en el suelo, mientras extraía su katana de la vaina, donde el fulgor del fuego no hacía más que acrecentar.

- Egolatría, entonces. Piensas que lo harás mejor y, en busca de intentarlo, arriesgarás todo lo maravilloso ya creado.

-Todo esto creado es "imperfecto".

-Y ahí radica su perfección- dijo Yamamoto, mientras clavaba su espada en el suelo y hacía surgir columnas gigantescas de brasas- La perfección no es que todo funcione, sino que todo funcione lo máximo posible...porque no existe la perfección. Aspiras a algo que nadie, ni un Dios, ha creado, porque sino, ya no sería creación: sería tu viva imagen, tú mismo, tu perfección. No serían algo más, algo más que...perfecto. Algo que va más allá de un Dios.

-Solo dices sandeces.

-Posiblemente, las sandeces de un anciano, de unos humanos y entes que queremos únicamente vivir en esta imperfección, porque dentro de los errores encontramos nuestras virtud...y solo por eso podemos hallar la felicidad. Y si quieres arrebatarnos todo eso, da un paso, para que te corte la pierna- se puso de pie y se quitó su túnica, revelando su cuerpo de cicatrices y su manto de fuego anaranjado.


El primer ataque que fue lanzado era precisamente un poderoso fuego celestial que bajó a una velocidad superior al de la luz por mucho. Su choque condujo a una explosión fulgarante que cegó la mirada de varias personas, excepto para los que estaban en el frente. Ese choque estaba siendo frenado por los dos puños de Kronos, que era arrastrado unos metros por este gran poder.

Era el Sunshine, el portentoso e incontable poder del arcángel Mael, quien levantaba las manos para guiar esa energía.

Kronos frenaba ese cuantioso poder usando la energía del gigantesco sol que absorbió en su anterior pelea contra Moro. Pero incluso esa enorme energía estaba siendo empequeñecida ante el abrumador poder del Sunshine, quien ganaba pasos.

Obviamente, los demás no esperaron tiempo para luchar y atacar simultáneamente a Kronos. Gohan, Goten y Trunks alzaron ambos sus brazos, mientras gritaban al unísono sus ataques concentrados. A su vez, a ambos lados de Kronos, dos figuras distinguidas del país del sol naciente lanzaban en conjunto un ataque con sus respectivas katanas, acompañados de Yamamoto y otros Shinigamis.

Kronos hizo que su armadura abriese compartimientos que resguardaban rayos teledirigidos para eliminar a cuantos pudiese, siendo esquivados solo por algunos incautos de mayor rango. Sabiendo que la energía era demasiada para ser combatida contra todos ellos a la vez, lanzó el ataque al cielo, quedando únicamente los ataques de los guerreros Z que debió devolver con un disparo de su mano.

Gohan protegió a su hermano y Trunks, mientras se lanzaba junto a la horda que Kronos iba extinguiendo mano a mano. Gohan sostuvo numerosos golpes que su aura mística destacaba con impulsos de poder tan intensos que los demás se apartaban. Gohan golpeó a Kronos en la cara y este le devolvió el ataque en la barbilla. Kronos jugaba con ventaja y supuso por ello la casi desfiguración de Gohan. Mas no suponía, por ello, que éste tambaleaba significativamente.

-Me hiciste perder a mis seres queridos en vida, ¡¡ahora voy a llevarte conmigo a la nada de ser necesario!!

No se contuvo y aventó severos puñetazos por todo su rostro, hasta el grado en el que sus puños solo parecían hologramas sucesivos sin conexión con su brazo. Kronos notaba un incremento de su poder a causa de la adrenalina, siendo necesario esperar un momento para devolver todo ese daño con solo un brazo. Ese "brazo" iba a partir a Gohan en medio, si no fuera por la aparición de varios espadachines que atacaron al unísono para apartar al Saiyajin de este dios. Si bien fue necesario todo su poder combinado solo para moverlo unos pocos metros, salvó la vida al hijo de Goku.

-Admiro ese ardor, pero sabes que esta pelea no la ganarás solo, y menos si te acercas tanto sin cuidado.

-Lo siento...Rengoku.

-No pasa nada- habló el Pilar de la llama- mantén tu espíritu, eres una de nuestras mejores cartas.

A lado de este legendario espadachín, destacaban figuras que compartieron su tiempo y organización, y otros que solo eran de su tiempo sin vinculación a sus actividades demoníacas.

-Bien hecho, Rengoku- le dijo Yamamoto, mientras se unía tras haber recibido un golpe que dejó una parte de su tórax dañada y su cabeza echando sangre.

-No me lo digas a mí, quien noto sus movimientos fue otro, ¿No, Himura Kenshin?

-Gracias por el crédito, pero no lo noté. Simplemente pensé que era peligroso que se mantuviese mucho tiempo cerca- habló un espadachín destacable de la Era Meiji, con una "X" en la cara- No podemos perderlo de vista Gozaru.

- Bien dicho, continuemos.

Todos los espadachines se lanzaron a costa de morir y desaparecer de la existencia. Todos contenían un mismo sentimiento indispensable para su universo que todo corazón resguardaba en lo más profundo.

Kronos mataba a cuantos pudiese de un solo golpe, eran pocos los que se levantaban después y solo porque habían evitado una muerte instantánea. La rabia y fulgor de cada uno era impresionante de observar, resultando en una sucesión que parecía infinita una vez te parabas a contemplarla como olas indomables. No conocía a ningún espadachín, pero todos encarnaban algo de su país vital. Y, dentro de todo ello, algo del planeta entero.


Kronos desintegraba fila por fila y aún así parecía que otra fila nacía, resultando en un extraordinario cansancio para su armadura. Había acumulado energía para enfrentarse a decenas de dioses a la vez y pretendía, con ello, llegar a la tierra. No esperaba que todos estos humanos de este universo tuviesen un pasado tan...enorme, tan vívido, tan feroz. Había subestimado todo lo que presentaba su mundo. Había pensado que solo era un mundo cualquiera, que en otras circunstancias, si fuese un producto, vería solo como comerciable. No obstante, dentro de todos ellos había algo más. Había un corazón de fuego donde todos podían emocionarse y sacar a relucir todo lo que tenían dentro.

Kronos mató a decenas de miles en apenas unos minutos, pero más figuras se cernían como mazas. Creyó que los había rodeado: y resultó ser que él fue realmente el rodeado.

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