CAP 6●

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Las cosas iban al viento y...¿locas?

Rose Leviett

   No veía al imbécil desde ayer, aunque también era improbable. Ni siquiera bajé a cenar. Al otro día me desperté con ojeras parecidas a los pozos de Egipto, seguramente una momia se asustaría. Me levanté y me dirigí al baño, gracias al cielo cada habitación tiene baño. Seguramente ver a Reece en toalla, con pequeñas gotitas de agua choreando de su cabello acabaría con mi firme "Los hombres son una mierda". Claro estaba que no iba a permitirme caer tan fácil.

De paso pásate por una librería y compra un libro titulado: "Cómo engañarme a mi misma"

Te habías demorado maldita- mi conciencia tan linda como siempre.

Estaba más interesada en él que en tus problemas.

Tu eres un problema, loca.

Mira quién habló, la que pierde tiempo en la ducha hablando con su conciencia. Acaba de lavar tu cabello, huele horrible.

    Ojalá y se pudiese cambiar la conciencia, la mía era insufrible. Lavé mi cabello porque si y no porque olía mal, lavé mis dientes, agarré mis bragas y sosten azules favoritas ya que combinaban con mis ojos. Que ni se para que me esforzaba nadie iba a verlas. Salí del baño secándome el pelo con la toalla cuando me encontré a dicho señor innombrable y si niños me lo vio todo.

-¡Qué mierda! - grito al ver a Reece sentado en mi cama - ¡¿Qué mierda haces aquí ?! ¡¿Qué jodida parte de que no entraras a mi cuarto no entendiste?!

  Su mirada no se aparta de mi cuerpo y puedo sentir el peso de sus ojos sobre mí. ¡Mierda, estaba casi  desnuda! Cojo la toalla con la que estaba secando mi cabello y me envuelvo en ella , dirijo mis ojos asesinos a Reece, el voltea su cara y una sonrisa pícara se dibuja en sus labios.

  Me le quedo observando detenidamente de alguna manera me quedé inmóvil. Su descaro me gusta y yo....¡ cálmese señora!. Cierto, el es un imbécil.

-Sal ahora mismo de aquí, pervertido - lo miro directo a los ojos y el sólo me sonríe.

-Cada vez estoy mas seguro de que deberías estar debajo de mi y no parada ahí. - sus palabras hicieron que un escalofrío recorriera mi cuerpo , se paró de mi cama y pasó una de sus manos por su cabello - Te espero abajo, no te demores. Llegaremos tarde al colegio si te pones quisquilosa.

-¿Qué te hace pensar que iré a la escuela contigo ? - le pregunto secamente.

-Tu madre , lo dejó aquí - me muestra un papel lleno de reglas que mi madre había dejado para la convivencia en la casa.

-Pues no , no iré contigo a la escuela , y ahora que la mencionas ¿ Qué pensaría mi madre si se entera que nuestro querido huésped se ha colado en la habitación de su preciada hija mientras está se duchaba? - le pregunto en tono sarcástico.

-Lo mismo que pensaría si se entera que lees libros con porno incluida - lo miro boquiabierta.

-No tengo ni idea de lo que hablas- Lo miro y el señala la mesita de estudios.

-Ese libro , "Teoría de el Amor" , es más sexo que teorías , yo también lo leí así que...- se acerca a mí y pone sus labios al lado de mi oído- Más te vale que dejes de provocarme y muevas tu lindo trasero al salón. - después de casi sentir sus palabras en mi órgano palpitante sale de el cuarto y me tiro a la cama.

- ¡Será cabrón x primero entra a mi cuarto, me ve literalmente casi  desnuda y ahora me chantajea con decirle a mi madre que leo libros eróticos , esto es la guerra Reece!

  Hundo mi cara en una almohada y grito. Escucho la suave risa de Reece del otro lado de la puerta. El maldito seguía ahí.

  Mientras sufría amargamente mi teléfono comenzó a sonar, era Justin. El iba a saber lo que eran calamidades egipcias.

-Justin Ackerman - como le decía - me puedes decir dónde mierda estuviste todo el día y el por qué ignoraste todos mis mensajes y llamadas - le exijí con tono cortante sin siquiera déjarlo saludar.

- Lo siento Ross, tuve un problema y por eso no puede responder.

-Pues espero que ese problema amerite que no asistieras a clase, me dejaras sola y para colmo no respondieras mis mensajes ¿Mi día fue una mierda, sabes?

- Si , ya las gemelas me lo han contado todo - pude percibir un tono de burla en su voz .

-¿Perdón? ¿A ellas si les coges el puto teléfono y a mi no? Además te diviertes con lo que me pasó? Esto ya es demasiado- esta bien que se llevarán bien pero no que me dejarán fuera -pero eso no es lo peor.

-Espera ¿Hay más ? - una sonrisa se escapó de su boca y no pude evitar cerrar los ojos.

-Pues si, pero no necesitas saberlo. - tome un largo suspiro- no pases a por mi hoy.

-¿Por qué no? No piensas hablarme nunca más? Ros soy tu mejor amigo y llevamos mucho tiempo juntos. Además sabes que yo te quie...

- No lo digas, me enfadare más. Y no puedo irme contigo porque me voy con otra persona. Después hablamos - le colgué y comencé a vestirme.

  Hoy si sería yo, mis ropas anchas volvieron a cubrir mi cuerpo , mi poco estética cola de caballo recogía mi largo cabello, mis Nikes y mis lentes terminaron con mi atuendo , tome mi mochila y toqué la puerta de el cuarto de Reece.

La puerta se abrió a los segundos y el apareció , me miró de arriba a bajo y luego mis ojos con confusión.

- Tu cuerpo es demasiado hermoso como para que lo escondas debajo de esas ropas anchas ¿no crees? - me dijo con total naturalidad , no pude percibir ni un poco de maldad en esa frase.

- Y tu ni siquiera me conoces para que estés diciendo como debo vestirme o no ¿No crees ? - le respondí con sarcasmo y esa sonrisa se vuelve a dibujar en su rostro - Vamos , ya tenemos que irnos.

Reece guardó absoluto silencio, lo cual me dejó un poco descolocada porque el siempre respondía todo lo que le decía. Aún así me limité a seguirlo por el pasillo sin decir nada tampoco.

La Jeep de mamá estaba aparcada en la entrada, el polvo había desaparecido.

- Qué haces con el coche de mi madre? - No pude evitar preguntar

- Verás pequeña, mi coche no llega hasta la semana que viene y por lo tanto tu mamá fue muy amable de dejarme él suyo porque no está en casa.- señaló con obviedad.

  Torcí los ojos y comencé a caminar hasta el asiento del copiloto. Prefería irme con con el traicionero Ackerman pero mejor no tensar demasiado la cuerda, una nunca sabía cuando podría entrar el FBI a confiscar mi colección de libros.

  En el camino hacia el colegio tampoco pronuncio palabra, tampoco cuando llegamos, ni cuando bajamos del coche. Éramos unos desconocidos que llegaban juntos. O eso parecía, lo único que rompía esta imagen era la sonrisa torcida de Reece.

  Bendita su madre y amado su padre, que perfección de sonrisa. Si es que estaba como para dejarlo embarazarme y luego dejarme.

¡¡¡Ey!!!...un momento, cálmate loca. Leer esa mierda te está volviendo masoquista.

La impertinente me dio una cachetada mental. Que mierdas estaba pensando yo, como que embarazarme y déjarme. Estaba delirando, debía tomarme mi medicación.

Dejando de lado a mi compañero de casa, me dirigí a la entrada de la escuela. Estaba de lo más tranquila caminando por el pasillo cuando de pronto me halaron y me metieron en un cuarto de limpieza. Una mano grande cubrió mi boca y la otra sujeto mis manos. Me tenía aprisionada contra la pared del pequeño espacio y ni pedir ayuda podía. Su respiración susurraba el mi oído.

- Ross no grites - iba a violarme y luego dejarme en el bosque para que criara a su bebé. Y luego, luego....espera conocía está voz. Era el imbécil de Justin. Forzaje y el me soltó.

- Estas loco? Casi morí del susto. Voy a matarte.

- Calla mujer, venía el director y tenía una erección horrible. Tenía que hacer algo con eso y tu me calmas siempre.

-Eres tan asqueroso y ....y asqueroso ¿Porque demonios tenías una erección en la escuela? - en serio este si necesitaba medicarse.

- Pues por cierto hombre con el que llegaste este mañana, tengo esta erección. - ¿Por Reece? ¿Acaso Reece era bisexual y le había hecho algo a mi amigo? Lo mato.

-¡Por Reece? Qué tiene él?- Jay suspiro

- Mejor preguntame que no tiene tía.

- Educación, moral, ojos - murmure para mi misma.

- Qué?

-Nada sólo me estaba acordando de algo y suelta chico. Que me tienes la teta dormida.

- Son relajantes y suaves.

- Me importa una mierda, no son una pelota de antiestrés y quita ya que me esta dando algo aquí dentro.

- Ross tienes que vivir más la vida. - Justin me ronroneo en la oreja.

  A lo cual yo reaccione exageradamente, ya saben soy sobrevirgen. Le quite las manos de mis senos y lo aleje de mi.

  Justin se asomó y me dio el visto bueno para salir. Nos dirigimos hacia nuestros respectivos casilleros y tomamos nuestros libros. Cuando llegamos al salón, Reece ocupaba el asiento de Justin, pero aquí el afectado ni protestó. Sólo me asintió con la cabeza y se sentó detrás de donde iban las gemelas, las cuales no habían llegado ¿Es que acaso quería que ardiera Troya?. Me dispuse a agarrarlo y cantarle sus 40 pero la profesora de Matemáticas llegó.

  Después hablaríamos el y yo de cerquita. Por traicionero y perro que es. Al final ni siquiera pudimos hablar realmente sobre que Reece vivía en mi casa o de porque el no había asistido ayer a clases.

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