Capítulo 2

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Título: El diablo escuchó mis plegarias.

El incendio, según información preliminar del Cuerpo de Bomberos, ha sido causado por un salidero de gas. Las llamas se esparcieron rápidamente por la vivienda, dejando a una sola sobreviviente, la hija menor de los Abdo y 18 muertos.

La Policía no ha identificado a las víctimas, pero se cree que murieron tres integrantes de la familia, y 15 personas del servicio. Expresamos nuestras condolencias a quienes perdieron sus seres queridos por causa de incendio...

Mi visión es borrosa, pero la noticia en el televisor llama mi atención.

Hablan sobre el incendio en casa, intento incorporarme, pero todo el cuerpo me duele demasiado.

—No deberías hacer eso —escucho la voz de un chico a mi izquierda. Miro en su dirección, pero mis ojos no ven más que una silueta poco nítida, junto a él hay dos personas más que tampoco logro ver del todo.

—Por fin has despertado —habla una segundas voz, también es de un chico.

—¿Cómo te sientes? —pregunta un tercer hombre.

Pestañeo por unos minutos, nunca he escuchado sus voces antes y quiero saber de quiénes se tratan. Cuando por fin mi vista es clara, miro nuevamente sus rostros.

Me tomo mi tiempo para inspeccionar a los tres chicos, todos cuentan con una hermosura que debería formar parte del mismísimo infierno, uno de los chicos ríe como si le fuera posible leer mis pensamientos, lleva cabello blanco y sus ojos son grises como el metal.

—¿Quiénes son ustedes? —pregunto mientras hago otro intento por sentarme.

—Deberías quedarte acostada —propone uno al ver mi cara de dolor.

—Yo decido lo que debería o no hacer —respondo tajante, mientras nuestras miradas entran en guerra.

—Bueno, bueno, no hay que ponerse agresivos —le da un codazo a su amigo—, recordemos porque hemos venido.

Los tres se ponen de rodilla frente a mí.

—Mi nombre es Abaddon, demonio de la destrucción —habla el chico de cabello blanco desde el suelo, los dedos de sus manos cargan anillos de platas.

—Aamon, demonio de la avaricia —continúa el siguiente, tiene los ojos verdes esmeralda, como las gemas preferidas de mamá, su cabello es castaño y rizado.

—Arioc, demonio de la venganza —culmina el tercer chico, sus ojos son celestes.

Contengo las ganas de reír, el demonio de la destrucción, el de la avaricia y el de la venganza se encuentran frente a mí en... Elevo la cabeza mirando el lugar ...en una típica y común habitación de hospital.

—¿Y a que debo la presencia de unos demonios? —pregunto burlesca.

—No sabemos, dime tú, has sido la que ha hecho un trató con el diablo por... —hace una pausa —, ya sabes, tu alma.

Me quedo estática mientras siento como una corriente eléctrica recorre mi cuerpo. 

¿Cómo puede ser posible?

Recuerdo mis pensamientos antes de caer desmayada por esnifar tanto humo, luego observó a los chicos frente a mí.

—Demuestren lo que dicen.

—¿Qué? —el demonio de ojos celestes parpadea en mi dirección sin entender de que le hablo.

—Lo que escucharon, ¿son demonios, no? Demuéstrenlo, algún poder deben tener, hagan algo sobre natural —los retó, aunque me ha dejado bastante confusa el hecho de que sepan lo que hecho antes de caer inconsciente.

—¿Estás bromeando? —pregunta el demonio de la destrucción.

—Para nada —respondo rápido y manteniéndome segura.

—Acabemos con esto rápido, ya me estoy aburriendo y acabo de llegar —ordena Aamon, mirando por toda la habitación en busca de algo, lo cual no parece encontrar porque resopla—, enseguida regreso.

Espero en la habitación por algunos minutos hasta que regresa con una navaja en la mano.

—¿Y bien? —pregunto esperando ser sorprendida.

—Toma —extiende la navaja en mi dirección —, corta mi piel.

No lo hago repetir de nuevo su pedido, tomo su brazo y lo estiro hacia mí, mientras agarro la navaja como un bolígrafo para escribir y marco en su piel mi firma. Algunas gotas de sangre caen al suelo, pero no demasiadas porque al poco tiempo de ser abierta la piel la herida cierra sola.

Mi boca adquiere forma de O, estoy asombrada, más de lo que me gustaría admitir.

—¿Puedo? —pregunto a Abaddon, asiente y extiende el brazo en mi dirección como antes ha hecho su compañero, esta vez hago la herida más profunda, más cantidad de sangre se derrama, pero de igual manera cura a los pocos segundos.

—¿Y ahora qué sigue? —pregunta Aamon risueño.

—Ahora chicos, saldré de aquí y tomaré el control de todo lo que le pertenecía a mi padre, no... mejor seré más poderoso de mi padre, acabaré con esos que incendiaron mi hogar, acabaré con todo el que se entrometa en mi camino y ustedes vendrán conmigo.

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