02: Secondo capitolo

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02

La fría pero agradable ventisca se colaba como un astuto intruso en la habitación del hospital, la cual estaba sumida en una profunda tristeza y frustración que lentamente carcomía al peliplata como una enfermedad incurable.

Después de que el chico desahogará el llanto que libero una parte de su alma herida fue que cayó en el mundo de los sueños, antes de eso estando en un trance donde podía sentir que flotaba y caía reiteradas veces, saltando del susto y volviendo a hundirse en el colchón que ahora guardaba su calor. SeokJin le había traído algunas cobijas extra para que no pasará frío por la madrugada y aprovechaba las telas para cubrirse hasta el cuello dejando sólo su rostro fuera.

El sueño ya no llegaba a él, no después de cuestionarse si su vida tenía un futuro ahora, el pensar en no patinar más le generaba una sensación de vértigo, más la amargura en su pecho y las ganas de vomitar ante tantas dudas sin una respuesta concreta. De alguna forma quería aliviar todas esas sensaciones, dormir y olvidarse que su vida ahora parecía no tener rumbo, tan sólo quería regresar el tiempo para practicar más y no sufrir de ése error que ahora lo tenía marcado.

Sus ojos ya estaban hinchados, su labio inferior tenía diminutas grietas al estarlo mordiendo y los pequeños puntos de sangre sobre ellas. Se sentía miserable y patético, cubrió su rostro con sus manos y nuevamente esa pregunta invadió su mente.

¿Qué haré ahora?

Al hablar con los médicos le dijeron que la cirugía podía llevarse a cabo cuando se sintiera listo, las desventajas que escucho le partieron el alma, porque luego de la cirugía debería tomar terapia para que su movilidad regresará, sin embargo, la probabilidad de que pudiera patinar como antes era poca, ya que era más propenso a dañarse otra vez si realizaba movimientos bruscos y con mucha fuerza.

Lentamente iba perdiendo la motivación para intentar siquiera bailar, comenzaba a aceptar que ya no llegaría a las nacionales y que no podría cumplir su sueño de ganar un medalla que con orgullo alzaría para representar a su país, dejar en claro todo su esfuerzo y dedicación para haber llegado tan lejos y haber cumplido uno de sus muchos sueños.

Pero ahora estaba tan limitado que su imaginación no daba para imaginarse tomando por lo menos una medalla de cobre entre sus manos.

—¿Qué haces despierto, JiMin? Deberias estar durmiendo —la voz de su mejor amigo le hizo darse la vuelta e ignorar al menor, no podía verlo a los ojos y saber que los sueños de TaeHyung se vieron interrumpidos por su error—. Chimmie, ven acá.

El platinado lloro y cuando TaeHyung se subió en su camilla para abrazarlo se permitió ser libre, él también era un ser humano, le dolía y fallaba.

—Todo estará bien, ¿sí? Saldrás adelante y yo estaré a tu lado, cumplirás tus sueños.

—F-fallé... eché todo a perder —sintió como era apretado entre el pecho y brazos del menor, TaeHyung también sollozo y aunque su voz se rompía cada vez más, lo escucho prometerle que seguiría patinando, haciendo todo lo que más amaba.

En ese momento lo sintió como unas palabras vacías que sólo buscaban darle consuelo, le agradeció porque una pequeña parte de su alma se sintió mejor.

—Ven, vamos a dormir.

Ambos se acomodaron en esa pequeña camilla, estando casi uno encima del otro, TaeHyung le rodeó suavemente y le permitió dormir entre sus brazos, fue débil durante unos minutos más hasta que por inercia sus ojos se cerraron y cayó dormido con el moreno a su lado.

Horas antes...

Mientras el chico era sacado en los brazos de un guardia y los gritos de todos aturdían sus oídos, bajó las gradas y caminó tranquilamente por ese solitario pasillo que estaba siendo bloqueado segundos después de que él haya entrado por la excesiva cantidad de personas que buscaban irrumpir aún más en el espacio que con esfuerzo mantenía la seguridad del estadio.

A unos metros de él vió que el manager del patinador se encargaba de empujar a la multitud de periodistas que se acumulaban en su camino y hacían que subir a JiMin en la ambulancia fuera más difícil y lento.

Su mirada se fijó en la mano que colgaba entre los brazos del guardia y ese agudo sonido que lentamente se desvaneció con los gritos de todos, los reporteros grabando el suceso, los periodistas que tomaban notas y fotografías que segurame publicarían en una página o periódico diario.

Su pasó se apresuró hasta tomar el anillo que se resbaló de sus dedos, lo tomo entre los suyos; observando ese delicado objeto que ahora se veía igual de frágil que su dueño. Era un anillo de oro rosado, con una línea de diminutos diamantes en el centro que lo rodeaban por completo y dentro del anillo pudo ver el nombre que llevaba grabado.

Park JiMin, Angel Black.

Lo miro curioso y lo guardo en su bolsillo cuando un montón de pasos apresurados llegaron detrás de él, no se molestó en mirar quién era, ya que el ruido de todos los flash y los bolígrafos que soltaban su tinta en el papel donde escribían con rapidez estaban en todo su alrededor. Hubo cientos de comentarios que le hicieron sentir cómo ardía su sangre, apretando sus puños cuando ese puñado de ignorantes decía a los cuatro vientos que Angel Black los había decepcionado por su terrible presentación.

Su paciencia comenzó a rozar peligrosamente su límite al oír a un chico decir mierda y reírse del patinador.

Vaya mierda, sólo se sentía el mejor entre todos y termino siendo igual de patético.

Se giró para encarar al dueño de esa voz y se topó con un tipo más alto que él pero de contextura delgada, tal vez pudo sentirse intimidado en otra ocasión, pero justo en ese instante sentía su sangre burbujeando con violencia, sus manos hechas puño mientras veía como el chico se reía cuando los enfermeros salieron apurados para asegurar a JiMin en la camilla, otros dos de ellos buscando calmar a TaeHyung que con insistencia buscaba estar al lado de JiMin.

—¿Te sientes bien diciendo mierda de otros? El día que te esfuerces la mitad de lo que hace ese chico podré tomarte en cuenta, pero justo ahora quedas igual de estúpido que todos esos que se burlaban mientras él está debatiendo entre vivir o morir.

—Estoy diciendo lo que mire, yo también soy patinador y JiMin fue un asco en la pista hoy, si hubiera sabido que arruinaría el show habría postulado para presentarme —su voz arrogante le hizo sentir la bilis en la boca, se mostraba tan engreído que quiso sacudirlo con fuerza, pero se detuvo y en su lugar formo una sonrisa de medio lado, siendo obviamente burlona.

—Pero estoy seguro que ni siquiera hubieras calificado para presentarte, ni siquiera tuviste el valor para postularte porque sabes que no eres ni la mitad de bueno que ese chico. —Se dió la vuelta con fastidio, viendo de reojo que los hombros del chico se tensaban al igual que el resto de su cuerpo y parecía ponerse a la defensiva por sus palabras. Escuchó varios murmullos mientras se alejaba y pronto notó que había periodistas anotando y otros grabando el «espectáculo» que acababa de ofrecer para que personas sin vida propia se alimentarán con los chismes diarios de los famosos.

Estaba entrando al estacionamiento cuando una chica se puso frente a él, de inmediato supo que era una reportera y buscaba hacer una entrevista con él.

—Lo siento, tengo prisa.

—¡S-sólo unos minutos! Prometo que no tardaré nada si me deja hacerle unas pequeñas preguntas, por favor —la chica venía sola y en sus manos tenía una maleta donde seguramente estaba su cámara y demás. La vio durante unos segundos y suspiró cansado, cruzó sus brazos y se giró para estar de frente a ella.

La chica sonrió feliz y abrió su cuaderno para anotar sus respuestas.

—Primero le agradezco que me permita hacer está entrevista, será de mucha ayuda en mi trabajo —sonrió y YoonGi asintió—. Bien, no sabía que era un fanático del patinaje sobre hielo, ¿desde cuándo siente interés en eventos como esté?

YoonGi lo pensó un poco, no era que tuviera interés en el evento ni en los patinadores, sino que sólo se sintió embelesado por la pasión que Angel Black mostraba al bailar, con cada perfecto movimiento y caída con elegancia, la armoniosa forma en que su cuerpo expresaba sus emociones y todos eran capaces de percibir hasta el punto en que parecían estar conectados al chico.

—Yo tampoco lo sabía, desde hace unos meses me sentí atraído por la forma en que se presentan sobre el hielo.

La chica se mostró complacida y anotó todo sin emitir palabra, nuevamente elevó su rostro y el lapicero en su mano se movió ansioso entre sus dedos.

—¿Hay algún patinador que le atraiga en especial? Por lo que note usted solamente se presenta en los shows masculinos, jamás se le ha visto en las competencias femeninas.

YoonGi sonrió de lado al darse cuenta que había estado siendo seguido, no le agradaba y más de una vez había denunciado a otros cuando se percataba que estaba siendo acosado.

—Angel Black, ahora sí me disculpas debo irme, y si me entero que los de tu empresa me están siguiendo no me tocare el corazón para denunciarlos a todos.

Cerró la puerta de su carro con fuerza, la reportera se mostró insatisfecha y guardo sus cosas con brusquedad.

El pianista observo una vez más el estadio y luego el camino por donde se fue la ambulancia, al recordar los agraciados movimientos, la bella coreografía y la forma en que fluía al compás de la música. Angel Black le tenía embelesado y había un sonido en su cabeza que le llamaba a componer una nota musical hecha sólo para ese apasionado patinador, la pequeña espina clavada en su interior y que no lograría sacar hasta que su mente escupiera todas esas ideas que ahora tenía para formar una melodía inolvidable donde la sublime belleza de Angel Black sería tan clara para todos que caerían a sus pies, estaría rodeado de gritos eufóricos y aplausos.

Quería resaltar aún más la belleza de JiMin.

¿Parte favorita?

Los amo bebés. 💜

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