INCONSISTENCIA - V

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Los días comenzaron a transcurrir como si lo que había vivido aquellos dos días no hubieran sido reales. No había vuelto a encontrarme con Aktan, tampoco volví a escuchar aquella voz que susurraba mi nombre, se perfectamente que todo lo que sucedió fue real.

Me encontraba dándome una ducha para ya irme a dormir cuando escuché con mucho desespero que mi padre me llamaba.

—¡Bariel! —gritaba furioso desde la cocina.

—¿Por qué los gritos?, ¿pasó algo? —dije bajando con mucho desespero las escaleras.

—¿Qué significa esto? —exclamó mostrando mi diario con su mano—. Este diario es reciente, ¿por qué no me comentaste nada?

—¡Papá! ¿Por qué lees mi diario? —Se lo arrebaté de las manos con mucha rabia.

—¡Debiste contarme que había más personas en esta isla! —dijo enfurecido golpeando la mesa con su puño.

—¿Yo debía hacerlo? ¡Si tanto me quieres tener encerrada, eras tú quien debía revisar este lugar! —Salí corriendo fuera de la casa, odiaba cuando invadía mi privacidad.

—¡Bariel!

Corrí tanto que para cuando me percaté ya me encontraba en el bosque, siempre escribía mi día a día, pero nunca escribía sobre los sucesos extraños que me pasaban. Sabía perfectamente que mi padre siempre lo leía mis diarios y nunca he querido preocuparlo, aun así, odiaba cuando lo hacía, por el contrario, esta vez decidí hacerlo parar tener evidencia de lo que había sucedido.

La noche era oscura y sombría, estaba sola y no tenía ni la más mínima idea de por dónde volver, la luz de la luna se entrelazaba con los árboles haciendo que no lograra contemplar el camino de vuelta, la neblina se fue apreciando más densa creando un ambiente de terror, no muy lejos logré divisar la silueta de una persona, fui tras ella creyendo que era mi padre, pero un fuerte golpe en mi cabeza me derribó



****



—¡Miren ahí viene la rarita del colegio! —gritó con mucha fuerza aquella chica que cada día se desvivía por hacerme la vida imposible, no tenía más que 10 años y era injusto tener que soportar esto— ¿Con qué nos amenazarás hoy? ¿Acaso nos mandaras a volar como siempre? —dijo entre risas haciendo que todos comenzaran a reír.

—¿Por qué me haces esto? —pregunté con lágrimas en los ojos— Nunca me he metido con ustedes, ¡¿Por qué lo hacen?! —exclamé desesperada.

—¿No crees que ya estás muy grandecita para llorar? —dice empujándome con su dedo índice —hagamos un trato, si te arrodillas y lames mi zapato no te volveremos a molestar —agregó levantando su pierna derecha

—¿Q-qué? —su respuesta me hizo sentir intimidada, como era posible que un simple ser humano pueda llegar atemorizar tanto, a tal punto de llegar a obedecerlo sin pensarlo. Todos comenzaron a gritar para que lamiera su zapato, todos apoyaban aquel grupo que solo iban al colegio para lastimar a los demás, me arrodillé lentamente, aquella bruja levantó mi rostro con su pie mientras reía a carcajada.

—¡Vamos, lámelo!, sé que quieres hacerlo —decía mientras golpeaba mi mejilla con su zapato.

Baje mi cabeza hacia el suelo mientras me cubría con mis brazos queriendo que esta situación acabara de una vez por todas, entre sus risas y gritos podía sentir como me estaba volviendo loca, sentía algún tipo de calor que recorría por todo mi cuerpo, un pequeño vapor comenzó a emanar de mi piel haciendo que todos silenciaran sus bocas, solo quería desaparecer y no volver a verlos nunca más. Algo estaba atorado en mi garganta y sentía la necesidad de sacarlo, solté un fuerte grito esperando que alguien viniera a sacarme de este lugar.

Los segundos comenzaron a pasar y no lograba escuchar ningún ruido, un fuerte olor a metal e hierro comenzó hacerse presente, alcé mi cabeza lentamente, aquel lugar era realmente aterrador, todos los estudiantes que se hallaban en aquel lugar, todos aquellos que me lastimaban, no eran más que cadáveres carbonizados, incluso se lograba observar parte de sus rostros y el terror se mantenía ahí, instalado en esos restos que aúllan en silencio, mi cuerpo comenzó a temblar, ningunos pasaban de 12 años, se supone que dentro de un mes se graduarían y ahora no son más que huesos calcinados.

Al fondo vi a mi padre, podía notar en sus ojos dolor y confusión.

—¡P-papa! —dije entre lágrimas— ¡No sé qué paso, y-yo no hice esto! —exclamé con la quijada tensa.

—Tranquila, no pienses más en esto, es hora de irnos —estiro su mano para ayudarme a levantar— vamos mi niña.



****



—¡Bariel! Me diste un gran susto anoche. —Me ayuda a recomponerme en la cama.

—¿Qué pasó papá?, me duele mucho la cabeza.

—Te golpeaste con la puerta de al frente y te desmallaste —agregó—, ya recuéstate un rato. Voy por tu desayuno.

—¡Espera, papá! —dije sujetándolo del brazo.

—Dime hija, ¿te sientes mareada?

—No, pero... tuve un sueño, fue muy vivido.

—¿Un sueño? ¿Qué sueño?

—No sé, no recuerdo mucho, era yo siendo una niña y huesos quemados, me cuesta recordarlo por completo.

—Solo fue un sueño, no te preocupes por eso —dice levantándose de la cama para irse.

—Pero siento como si lo hubiera vivido, es como...

—Te golpeaste muy fuerte la cabeza, es normal sentir este tipo de confusiones, ya voy por tu desayuno.

No estaba del todo segura de lo que en realidad había pasado anoche, recordaba algo, aunque mi padre me comentaba otra cosa y todo se volvía muy confuso, aun así, lo que más recordaba era estar en el bosque mientras un hombre me cargaba entre sus brazos. De cualquier modo, pudo haber sido él, por otra parte, esto que soñé, se sintió tan real que me ha dejado más confundida entre lo que es verdad y lo que no.



Pasada unas horas mientras miraba por la ventana aquella hermosa playa que tenía la isla algo captó mi atención, entre los árboles se podía observar una peculiar forma humana, con mucha prisa salí afuera con la idea de que fuera Aktan. Al llegar no logré ver a nadie, pero aquel susurro comenzó nuevamente acompañado de algo, no tenía una forma en específica, más bien era como una nube negra que giraba a mi alrededor.

—Bariel —susurraba mi nombre con una voz burlona.

—¿Cómo sabes mi nombre? —pregunté asustada sin quitarle la mirada aquella presencia.

—Sabemos todo de ti —musitó.

Comencé a sentir una fuerte presión en mi pecho que me impedía respirar con normalidad, mis piernas fueron perdiendo fuerza haciéndome caer al suelo. Intentaba arrástrame para escapar, pero alguna energía invisible me sujetaba con mucha presión.

—¡¿Q-qué es lo que quieres?! —exclamé. Aquel espectro se abalanzó queriendo apoderar se mi cuerpo, una fuerte corriente recorría cada espacio de mis venas, mi piel comenzó a desprender calor que venía acompañada de un fuerte vapor.

—¡Basta! ¡¿Qué es lo que estás haciendo?! —podía escuchar su voz en mi cabeza pidiendo con mucha desesperación —¡Ya déjame salir! —sus gritos me aturdían. Cerré mis ojos lo más que pude deseando que esto no fuera más que una pesadilla. Un gran chillido se escuchó mientras que poco a poco podía sentir como iba recuperando el control de mi cuerpo.

—¡¿Estás bien?! —exclamó una voz masculina que se me hacía conocida—, tranquila ya puedes abrir los ojos.

—¿Tu? —dije sorprendida de verlo. Era la última persona que me imaginaria salvándome la vida.

—¿Esperabas a alguien más? —cuestionó después de alejarse a escasos centímetros de mí.

—Eh... no, claro que no yo solo... -

—Esperabas a Aktan, ¿verdad? —interrumpe llevando su mirada hacia otra dirección—, no me importa, no tengo nada que ver contigo.

—¿Oye que era esa cosa? —señalé confundida.

—Eso era un demonio, y si no fuera por mí ya no existirías —dijo apuntando me con su dedo —. Por cierto... —Se acerca.

—Qué, ¿A qué juegas? —dije tratando de dar unos pasos hacia atrás, pero un árbol me detuvo, me tenía acorralada, se acercó lentamente hacía mis labios y yo apenada cerré mis ojos.

—... no me diste las gracias —susurró a mi oído mientras extraía una hoja que se encontraba pegada entre mi cabello, seguidamente para marcharse sin poder decir alguna otra palabra.

Nunca me había sentido tan avergonzada en mí vida, me apreciaba como una estúpida niña, deseaba justo que la tierra me tragara, por otro lado, esta situación me hizo pensar en el sueño que tuve anoche, mi cuerpo estaba desprendiendo calor justo como hace momento.

«¿Fue todo real? ¿realmente asesiné aquellos niños?» pensé.

Mi padre se encontraba en ese sueño, pero esta mañana dijo que fue solo eso, un sueño. ¿Qué me escondes papa?

«¿Acaso cada uno de estos sueños realmente sucedieron?» pensé.

Me fui a mi casa ya harta de esta situación, no imaginaba que los demonios se manifestaban de esa manera, aunque me pregunto ¿Qué fue lo que le hizo? Cuando abrí mis ojos aquella nube no estaba o demonio como él le dice.

Al llegar, observo que mi padre no se encontraba en la planta baja, supuse que estaría durmiendo en su habitación, antes de llegar noto que la puerta de mi cuarto no estaba del todo cerrada, intento asomarme sin realizar ningún ruido y lo veo leyendo mi diario. ¿Por qué lo hace? ¿Qué es lo que está buscando? Quería entrar y desafiarlo, pero el timbre sonó, bajé lo más rápido que pude tratando de no hacer ruidos y para mi sorpresa mi padre ya se encontraba en la puerta principal.

*******

Recuerda apoyarme con tu voto y comentario ya que me hace saber que te esta gustando la historia 😁😁😁😁😁😁

¿Qué teoría tienen el día de hoy? 🤔🤔🤔🤔🤔

¿Que creen realmente lo que esta pasando con Bariel?

Gracias por todo el apoyo chic@s 🥰🥰🥰🥰🥰🥰

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro