Aquella tarde me encontraba en la tienda comprando algunas frutas para llevar a la casa, mi padre me las había encargado y no aceptaría un no como respuesta. Era agosto y ya las clases habían culminado, algunos se hallaban de vacaciones, otros en algún trabajo de medio tiempo, y la mayoría holgazaneando en sus casas, yo era una de esas holgazanas.

-¿Cómo piensa cancelar? -dice la chica de la caja sacándome de mis pensamientos.

-Eh... efectivo por favor - comenté haciendo entrega del dinero.

-Disculpe, pero la noto un poco distraída ¿Pasa algo?

-Ah... no, no se preocupe -dije cabizbaja.

-¿Por qué no me das lo que necesito? -agregó aquella chica con un tono de voz grueso.

-¿Qué? - levanté mi mirada confundida por lo que había escuchado.

-Que siempre estamos a la orden -dice entre risas, esta vez su voz era aguda.

-S-sí, gracias -digo para luego salir de la tienda. Para tener 17 años vivo bajo mucho estrés.

De camino no dejaba de pensar en lo que me había dicho la cajera, no sé por qué siempre escucho algo parecido, ¿acaso tengo algo que no me pertenece?

-No le des tantas vueltas al asunto, Bariel -dije en voz baja mientras pasaba cerca de un callejón, una voz de una niña llamo mi atención. Gritaba mi nombre como si necesitara ayuda y más como si me conociera, pero en aquel lugar solo se observaba basura y el vapor que emanaba de los tubos de la tubería.

«Debería acercarme» pensé.

Necesitaba saber que era aquello, necesitaba respuestas, necesitaba entender qué estaba pasando conmigo. Me adentré lentamente aquel callejón dejándome guiar por aquella voz que me llamaba. La poca luz que quedaba del día fue desapareciendo a medida que iba entrando en aquel lugar.

-¿Buscas algo? - escuché la voz de aquella niña que provenía detrás de mí- ¿Por qué no nos haces el trabajo más fácil? -dijo con una sonrisa en su rostro- si no fuera por quienes te protegen ya estarías muerta.

-¿Quiénes me protegen? ¿Por qué me quieren? -pregunté sin quitar mi mirada de aquella pequeña niña que a simple vista parecía inocente. Intente acercarme, pero esta con un grito me detuvo.

-Si te acercas más, tu padre lo sabrá y no tardará mucho en localizarte, si quieres saber más debes renunciar aquello que te tiene atada a vivir toda una vida miserable como lo has venido haciendo.

-¿Eras la de la tienda? ¿Por qué no me hiciste nada? ¿Por qué mi padre no llego en ese momento? -me sentía muy confundida.

-Tu padre no nos puede detectar si estamos en un cuerpo humano, sin embargo, el cuerpo de los humanos es demasiado débil.

-¿Nos? ¿Qué se supone que eres?

-A tu derecha veraz un cuchillo, necesito que lo tomes y hagas un corte en tu muñeca.

Gire hacia aquella dirección y tome con miedo aquel objeto.

-¿Si hago lo que me pides... podre saber todo? -dije mirando el cuchillo mientras mis manos temblaban.

-Así es, Bariel. Haz lo que te digo y todas tus dudas serán resueltas -comentó con una sonrisa.

-¿Eres tan estúpida como para hacer algo así? -se escuchó la voz de un hombre que provenía detrás de mí, voltee para saber de quién se trataba, era un chico alto de cabello claro y ojos azules- Dame ese cuchillo -extendió su mano en dirección a mí- Puede que no confíes, pero puedes caminar hacia mí sin problema.

Aquella mirada me era tan familiar, al igual que ese chico, ¿acaso lo conocía? No estaba segura. Esa sensación me hacía dudar en acercarme o salir corriendo lo más rápido que podía.

Sin darme cuenta la tenue luz del día se había esfumado siendo remplazada por un simple faro, apenas iluminaba alejando la oscuridad que nos rodeaba.

La niña distorsionó su rostro en un ceño fruncido abominable, sus pequeños brazos comenzaron a crecer, en sus muslos se abrieron unas llagas desprendiendo un olor fétido. Pronto la figura humana se distorsionó hasta desaparecer en un ser de pesadilla.

-¿Te crees más listo que nosotros? -pronunció la criatura con una voz de ultratumba.

La criatura comenzó a acercarse con movimiento antinaturales, su mirada me paralizaba llenándome de terror mientras la veía caminar hacia mí. Como un destello el chico apareció detrás de mi espalda, sus manos taparon mis ojos evitando mirar lo que estaba por suceder.

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Aquel recuerdo se presentó justo en este momento, se sentía tan vivido que me hacía dudar si en algún momento fue un simple sueño. Un fuerte grito se escuchó a lo lejos tomando mi atención, sin embargo, no me encontraba del todo segura de quien era aquella persona, me sentía atrapada en la mirada de este chico, haciéndome sentir en un trance del cual no lograba escapar. Por alguna extraña razón recordaba aquella escena como si en algún momento lo hubiera vivido

-¡Suéltala! -Mi corazón dio un brinco al ver como Aktan empujaba a este chico haciéndolo caer al piso-. No quiero que la vuelvas a tocar -Me llevó afuera como si se tratara de una amenaza. No tenía ni la más mínima idea de quien era aquel sujeto, pero él seguía ahí, observándonos hasta que se cerraron las puertas. Tal vez fueron segundos, aunque para mí nuestras miradas se cruzaron por mucho tiempo. A pesar de que nuestro primer encuentro no fue el mejor pude sentir en sus ojos algo muy distinto que en el resto de las personas de aquí y hasta del mismo Aktan.

De camino a la casa podía observar una pisca de incomodidad, el silencio invadía totalmente el momento, ninguno pronunció alguna palabra hasta llegar. Nuevamente, recordé aquella voz que me hacía estallar de curiosidad, de alguna forma tenía el presentimiento de que Aktan podría tener respuestas a todo, aunque no sé si sea lo correcto mencionarle sobre dicho tema.

-Quería darte las gracias por todo, Aktan -dije mostrando una cálida sonrisa-, por cierto, sería magnífico si no vuelves a meterse en mi habitación.

-Si, te pido disculpa, debía hacerlo.

-¿Por qué debías? ¿Qué me estás ocultando? - pregunté curiosa.

-Bariel, desde que llegaste algo oscuro ha despertado y no quiero que te lastimen.

-¿De qué estás hablando?, de todas maneras, mi padre no tarda en llegar.

-Sí, tienes razón, aun así, siempre estaré cerca, nos vemos entonces. -Fue lo último que dijo para luego marcharse.

Tenía tantas preguntas en mi cabeza, como también sentía que no estaría preparada para lograr procesar tanta información junta.

El día culmino sin ningún problema y agradecía por esto, ya que había logrado descansar. Mi padre llegó temprano por la mañana, pensé que no volvería y me abandonaría en este lugar.

-Toc - Toc -dice tocando la puerta de mi habitación-, ¿todo bien?

-Sí, solo escribo un rato en mi diario.

-Lamento haberte dejado sola estos días. -Se sienta en la cama para darme un poco de amor.

-Tranquilo papá, entiendo que tenías trabajo.

-Sí, bueno vamos a comer, ya el almuerzo está listo. -Acaricia mi cabello para luego levantarse y salir de la habitación.

Ese día fue distinto, caminamos un rato por la playa y en realidad fue estupendo, no recordaba cuando fue la última vez que había pasado un día así con él, ya que siempre se encuentra trabajando, puede que tal vez no sea el mejor padre del mundo, aun así, lo intenta. Cuando era una niña nunca me dejaba sola y siempre estaba ahí para mí, repentinamente todo cambio cuando cumplí 14 años, decía que ya estaba grande para cuidarme y que debería comenzar hacerlo por mi cuenta. No lo culpo ni tampoco lo juzgo imagino que debe de tener sus razones.

Una de las cosas más extraña de mi padre es no tener una foto de mi madre, por más que he tratado de conseguir una, simplemente no lo hay, simplemente me dice que me mire al espejo si quiero verla, es obvio que nunca será lo mismo. De niña me hablaba muy bien de ella así que dudo que sea por odio, no me queda de otra que esperar a que algún día se sienta cómodo para explicármelo.

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Gracias por el apoyo que están dejando me animan cada día mas. Si ven algún error no olviden en mencionarlo eso me ayuda mucho. ❣️❣️❣️❣️❣️❣️

¿Qué creen que esta pasando en la vida de Bariel? 👀👀👀👀👀

¿Qué creen que esconde Aktan? 🤨🤨🤨🤨🤨

¿Por que su padre no tiene fotos de la madre? 👀👀👀👀👀

Déjenme sus comentarios y averigüemos esto juntos. 😁😁😁😁😁