Capitulo 1: Una confesión accidental.

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Mua ja ja ja (risa maléfica) Aquí Barrita rompiendo récord de publicación, efectivamente, mi propio récord personal el cual no existe porque no hay diferencia entre 2 míseros capítulos!!!!

Bueno, dije que el capitulo iba a ser mañana, pero a caballo regalado no se le miran dientes, así que gócenlo. (si es que hay alguien que lea mi historia) XD

Segunda edición. Alto cringe me está dando mi yo del pasado xd. 

X X X

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Pasaron dos semanas desde la muerte del abuelo. Todo a mi alrededor estaba distorsionado de un color negro. 

El ambiente de la cabaña era frío y triste. Las risas y chistes que antes revoloteaban por el lugar ya no sonaban, y ahora una presencia solitaria se alzaba día con día. 

Tenía miedo a esa soledad. Nunca había imaginado que esto sucediera, y no estaba listo para aceptarlo.

El dolor abrazaba mi pecho en un terrible tormento que no me dejaba dormir por las noches. 

"Quiero morir...".

Era demasiado débil para soportar una vida solitaria. No encontraba las fuerzas para superarlo, y tampoco tenía ganas. 

"Ahora que lo pienso, siempre he sido así".

No era solo en este momento. Desde que tenía memoria, siempre estuvo este rastro de debilidad en mí.

"Abuelo..."

Nunca tuve la fuerza necesaria para afrontar la realidad. 



X X X



Dos semanas atrás, tras recibir la noticia de la muerte de su abuelo, Bell logró recuperar un poco de su cordura. 

Estaba paralizado y sin saber cuánto tiempo tiempo había pasado. Había caído en un pozo profundo lleno de pensamientos, sufriendo y maldiciendo. 

Pero ahora era capaz de escuchar claramente.

-- Bell, ve a casa y descansa. Prepararemos todo para un despedirlo con un funeral.

La voz del alcalde, impregnada en un tono gentil, llegó a oídos de Bell. 

-- .... Sí. 

Agachó la mirada y se aferró al sombrero entre sus manos. Estaba a punto de romper en llanto, por lo que se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la vieja cabaña. 

En ese momento, Axela le siguió. 

-- Bell, iré conti-

-- Está bien, Axela-san. 

Trató de extender su mano hacia él, pero Bell cortó cualquier intento con una sonrisa forzada. Misma sonrisa envió una punzada de dolor al pecho de Axela, e inevitablemente, se congeló. 

-- Estaré bien -dijo en un susurro sin verla a los ojos -No te preocupes. 

-- .... Si.

El intento de Axela por apoyarlo murió en el acto. Se sentía impotente y patética por no ser capaz de hacer algo más que ver la espalda del chico que amaba alejarse. 

"Sopórtalo, Bell"

Palabras sin decir, pero cuyo sentimiento provenía desde el alma. 

"Sigue mostrando esa sonrisa que tanto me gusta. Por favor, resístelo..."

Presionó su pecho con ambas manos, tratando de suprimir sus emociones. No podía seguirlo, y tampoco podía consolarlo. 

Solo podía confiar en que ese chico estúpidamente amable y honesto lograría conllevar el dolor y lo convertiría en algo que lo impulsara a seguir.

Existía la posibilidad de que cayera en la desesperación, pero Axela confiaba absolutamente en la voluntad del hombre del que se había enamorado. 



X X X




De camino a casa, sin saber cómo es que podía andar, Bell entró a la cabaña tras azotar la puerta. El rechinar de las bisagras resonó junto al crujir de la madera bajo sus pies. 

-- Huf, huf...

El shock de antes había pasado, pero ahora se arremolinaba un hueco de ansiedad y estrés en su pecho. 

Azotó la puerta otra vez y cerró con llave. No lo creía posible, pero quería eliminar cualquier posibilidad de ser visitado. 

En especial si se trataba de Axela. 

-- Abuelo...

Lágrimas corrieron por sus mejillas. Su pecho punzaba de dolor, y sentía que se le iba el aire junto a su respiración errática.

-- A-Ah...

Entró a la habitación de su abuelo y se desplomó sobre la cama. Su cuerpo fue acogido por la fría sensación de las sábanas. 

-- ¡Ahhh...!

No pudo soportarlo más y soltó un grito que desgarró su garganta. Las lágrimas mojaron las sábanas y los quejidos resonaron entre las paredes de vieja madera. 

-- Abuelo...

La sonrisa de su abuelo afloró en sus pensamientos. Se le hacía imposible aceptar el hecho de no volverlo a ver. 

A pesar de saber que no lo volvería a ver por el resto de su vida, su propio ser y alma se negaban a aceptarlo. 

-- ¿Por qué? ¡¿Qué se supone que significa esto?! ¡No lo acepto, regrésamelo!

La naturaleza humana se especializaba en culpar a una fuerza mayor cuando el mundo se le venía encima. 

Incluso el más santo llegaba a hacerlo. 

Entonces, siendo solo un niño incapaz de entender muchas cosas, Bell Cranel se vio atrapado en la ruta de culpar al mundo. Ni siquiera él sabía a quién le reclamaba, pero hacerlo liberaba un poco de su dolor. 

'Bell, un harem es el romance de un hombre'.

'¡Sí, abuelo! ¡El harem es el romance de un hombre!'

'¡Ahora grítalo, Bell! ¡Desde el fondo de tu corazón!'

'¡Hareeeeeeem!'

'¡Hareeeeeeem!'

Una avalancha de recuerdos se precipitaron desde su cerebro. Casi parecían estar burlándose de él por no apreciarlos lo suficiente.

'Dime, Bell. ¿Por qué quieres ser un héroe?'

'¡Porque todos son geniales, abuelo!'

'Hm, ¿solo eso?'

'B-Bueno... también para salvar... chicas...'

'¡Wa-haha! ¡Sí, definitivamente salvar chicas y tener un harem es lo mejor de ser un héroe!'

Uno tras otro. 

Los escenarios no se detenían, arrasando la cordura de Bell sin piedad. Se aseguraban de hacerlo sentir lo mas lamentable del mundo.

'¡Sí, por eso seré el mejor héroe!'

En su mayoría se trataba de pláticas sin sentido y qué no debían ser abordadas con un niño de 10 años en su momento, pero también estaban las que eran peculiarmente serias. 

La cara de su abuelo siempre expresaba un sentimiento profundo en esos casos. 

'El mundo necesita un héroe, y si así lo deseas, tú puedes ser ese héroe'

'Abuelo...'

'Solo recuerda que una vez escogido el camino de la aventura, este no se puede dejar hasta terminarlo. Y las aventuras nunca terminan, Bell. ¿Sabes a lo que me refiero?'

'....'

'Por una aventura arriesgas tu vida, y si es necesario, la entregas'

En ese tiempo no supo qué decir a las palabras de su abuelo en aquella plática peculiarmente seria. Era lo normal para un niño de 9 años. 

Sin embargo, actualmente, Bell entendía perfectamente aquellas palabras. 

-- También tomaste el camino de la aventura, ¿verdad, abuelo?. 

Su voz tomó un tono inaudible, como el susurro de la brisa por las noches. 

-- Es normal que tu vida fuese cobrada, pero...

Sollozó en silencio. Sus manos tomaron con fuerza las sábanas, tratando de liberar un poco de su frustración. 

-- ¡No la hubieras entregado, abuelo! ¡¿Por qué me dejaste solo?! ¡¿Por qué?!

El frenesí de gritos y lamentos se ahogó en la suavidad de la almohada donde hundía su cara. Pensó que sería genial si llegara a asfixiarse accidentalmente.

 -- Por favor...

Su conciencia se desvanecía poco a poco. 

Su cuerpo joven, así como la mente, no era capaz de soportar todo el dolor que lo atormentaba. 

-- No me dejes...

Cayó dormido sin darse cuenta. Sus mejillas húmedas por lágrimas y crispadas por la fea sensación de estar cayendo a un pozo sin fondo.

Sus ojos color rojo rubí fueron privados de la luz. 



X X X




Me encontré en un espacio en blanco. Desde todos lados, no logré encontrar un final a la blancura que me rodeaba. 

"¿Dónde estoy...?"

Miré hacia todos lados mientras un sentimiento de inquietud se apoderaba de mí. Estaba a punto de merodear, sin embargo, una voz llegó a mis oídos. 

-- Bell. 

-- ¡....!

No era solo una voz, era su voz. 

Volteé hacia el origen con tanta rapidez que sentí me rompería el cuello. Allí estaba él, con su barba canosa y una sonrisa tranquila. 

"....¿Eh?"

Atónito, no supe qué decir. 

El abuelo simplemente sonrió mientras se acercaba y ponía su mano en mi cabeza, frotando suavemente mi cabello. 

-- .... ¿Abuelo?

-- ¿Quién más podría ser, Bell?

Antes de darme cuenta, estaba llorando; y fue entonces que comprendí lo que estaba sucediendo. 

Estaba dentro de un sueño. 

¿Era esto a lo que se referían con el subconsciente creando una oportunidad para despedirse de un ser amado?. 

No tuve tiempo de averiguarlo, porque inmediatamente me lancé a abrazarlo mientras lloraba cómo un niño al que le habían regañado. 

-- A-Abuelo...

-- Deja de ser un llorón, así no tendrás un harem. 

-- P-Pero... 

Me tragué mis balbuceos, forzando a que mi voz llorosa e infantil se esfumara mientras hacía que la realidad saliera de mis labios en palabras. 

-- Tú... estás muerto. ¡Me dejaste solo!

-- Hah...

Tras ese suspiro, recibí un golpe. 

Mi cabeza fue sacudida, y mientras soltaba un quejido y me sobaba con mis manos, pregunté con ojos enrojecidos. 

-- ¡¿P-Por qué me pegas?!

-- Para que entres en razón. Ahora escucha, no tardarás en despertar. 

Ya lo había imaginado, pero sus palabras confirmaron que esto, en realidad, era un sueño. Mi yo interior había esperado, a pesar de saber la realidad, que esto fuera tan real que la realidad se volviese un sueño. 

-- Bell. 

La mano del abuelo acarició mi cabello. Pude sentir su calidez, y lentamente le miré con lágrimas en mis ojos. 

-- No te dejé solo, siempre estaré contigo. 

-- ... Mientes. 

Desvié la mirada. 

Soy consciente de que estaba armando una rabieta, pero a pesar de querer decir muchas cosas, ninguna salía de mi boca. Por eso no tuve más opción que tratar de negar todo esto. 

-- Bell. 

El abuelo llamó otra vez. 

Su voz gruesa reverberó en el lugar. 

-- ¿Cuándo crees que un hombre muere?.

-- .... ¿Eh?.

Lo miré por reflejo.

-- ¿Muere porque es atravesado por una espada? No. ¿Porque sufre de una enfermedad incurable? No. ¿Porque come una sopa hecha de hongos venenosos? ¡No!

Abrí los ojos, totalmente atrapado en su discurso. Tuve que asegurarme de guardar todo lo que estaba sucediendo como un valioso tesoro en lo profundo de mis recuerdos.

-- Un hombre muere cuando es olvidado, Bell. 

El abuelo siguió mostrando una sonrisa gentil. Se agachó para estar a mi altura, y me miró con sus ojos azul eléctrico, en los cuales se notaba el cariño por mí. 

-- Así que, por favor, que tu corazón no me olvide. 

-- ¡....! ¡E-Esa frase...!

-- Haha, sí, sé que la conoces. 

Mi cabello fue desordenado sorpresivamente, y por reflejo cerré mis ojos mientras soportaba la sacudida de la mano robusta del abuelo. 

-- Esa persona seguro que se molestará, pero bueno, eso no importa. Dime, ¿podrías darme un espacio en tu corazón?.

-- ....

Asentí con tristeza. 

Ahora podía entender a qué se refería con sus palabras. Así que, con un tono desanimado, hablé. 

-- No me gusta esto, abuelo. Es triste...

-- Claro que lo es, Bell. La muerte le da sentido a la vida, y la vida le da sentido a la muerte. Solo asegúrate de no morir sin antes haber vivido correctamente. 

-- ....

Agaché la mirada, comprendiendo todo perfectamente. Un saludo siempre terminaba con una despedida, y una despedida, dependiendo de la forma, se hacía espacio en nuestros corazones. 

-- ¿Tienes mi sombrero de paja?.

-- Sí, está en la sala...

-- Bien. 

El abuelo se puso de pie. Su cuerpo superó por varias cabezas mi estatura, así que me vi obligado a alzar la mirada. 

-- Cuida de ese sombrero por mí, es muy importante. Entonces, cuando seas un gran héroe, llévalo a mi tumba. 

-- A-Abuelo...

El recuerdo de su muerte trajo las lágrimas de vuelta. 

Me derrumbé en llanto en tiempo récord, y sin recibir consúelo esta vez, expresé con determinación. 

-- Yo..., ¡me convertiré en el héroe mas genial de la historia! ¡Ese día...! 

Las palabras hicieron que mi garganta ardiera. Mi pecho latía con fuerza y mis lagrimas salían con suavidad. 

-- Ese día devolveré tu sombrero...

-- Bien, es una promesa. Y recuerda, mientras sigas viviendo, cosas buenas sucederán. 

-- ¡Sí!

Ya no era una amarga y triste despedida. Era el comienzo de una historia a partir de una promesa. 

A pesar del dolor, la determinación creció en mi pecho y lo encendió con llamas abrasadoras que lo quemaban todo a su paso. 

Por eso, con una sonrisa y completamente cubierto de lágrimas, me despedí.

-- Nos vemos, Bell. No soy el único que te dará ánimos después de todo. Pásala bien. 

Lo último que vi del abuelo fue su característica sonrisa pervertida. 



X X X



Cuando abrí los ojos, lo primero que entró en mi vista borrosa fue la esquina de la habitación. Allí, recargada con una presencia ominosa, estaba una espada envainaba en una funda negra. 

"Un hombre muere cuando se le olvida, huh..."

Le resté importancia mientras recordaba el breve sueño que tuve sobre mi abuelo. Inevitablemente, sonreí con ironía. 

-- Quedamos a la puerta de la muerte cuando hiciste aquella sopa de hongos venenos, ¿recuerdas? Ja, ja...

Miré el exterior a través de la ventana. El sol se había ocultado, otorgando el paso al comienzo del anochecer. 

"Me perdí el funeral..."

Rápidamente lancé un insulto hacia mí. Si bien no tenía ganas de ver a nadie, pasar de largo una ceremonia de despedida para el abuelo fue una completa grosería. 

Sin embargo, nada se podía hacer. 

"Necesito comer algo, no quiero sufrir de anemia y preocupar a Axela-san..."

Me levanté de la cama y cambié mi vestimenta. Luego me dirigí a la cocina, buscando las reservas de pan que había dejado el abuelo para casos donde no pudiera cocinar. 

Aunque si bien sus comidas eran mortales, estaba claro que tenía cierta resistencia al veneno gracias a ello.

- Hm...

Ya en la cocina, tomé un trozo de pan y lo devoré a mordiscos mientras pensaba sobre lo que haría de ahora en adelante. 

"¿Um? El pan está simple..."

Cuando noté eso, dejé mis pensamientos y verifiqué que no estuviera echado a perder. Por suerte, no encontré ninguna área infectada con lama.

"Es áspero y flácido a pesar de no estar echado a perder. ¿A caso perdí el gusto? ¿Tanta es mi mala suerte...?"

Hice una mueca al mismo tiempo que terminaba el pan y tomaba un vaso de agua.

"El agua está normal, no ha cambiado su sabor"

Miré fijamente el suelo de la cocina. Toda la madera de la cabaña gritaba desesperadamente por una reparación de emergencia. 

"Aunque nunca he podido darle un sabor determinado. ¿Podría llamarlo simplemente sabor a agua? No, espera..."

Solo entonces abofeteé ambas mejillas, cuestionándome sobre si mi cordura estaba lo suficientemente intacta o si ya me estaba volviendo loco. 

Eso no podía ser, ¿verdad?.



X X X



En la actualidad, dos semanas desde el fallecimiento del abuelo de Bell, este aún seguía aislado en la cabaña. 

Los aldeanos mostraban abiertamente su preocupación, pero ninguno tuvo el coraje de presentarse a la cabaña y encararlo. Solo podían imaginar el dolor por el que Bell estaba pasando.

Todos excepto Axela. 

-- Espérame, Bell. Voy en camino...

Por supuesto, ella conocía mejor que nadie el sentimiento de perder a los que amas. No obstante, se negaba a dejarle solo en esa basta oscuridad. 

Había soportado durante 2 semanas sin asaltar la cabaña por la sugerencia de la señora que cuidaba de ella, pero ahora ya no mostraba la paciencia necesaria para hacerlo. 

Su pecho dolía profundamente, y estaba segura de que el dolor no cesaría hasta que pudiera cerciorarse de que Bell estaba bien.

Aborrecía la idea de verlo manchado por el odio, así como lo estuvo ella misma en algún tiempo del pasado. 

Si no podía serle de ayuda ahora después de lo mucho que le debía, entonces no le encontraba sentido alguno a su vida. 

Necesitaba tenderle la mano. Sacarlo del sufrimiento y oscuridad. De poder darle la misma esperanza que un día él le había dado a ella. 

-- Esta vez, es mi turno. 

Su voz vibró con un tono determinado. No había la mas mínima duda, y mientras sus ojos mostraban una voluntad y amor inquebrantable, la vista de la cabaña vieja sobre una colina entró en su campo de visión. 

El viento corrió y sacudió su cabello. 

-- ¡Esta vez, yo te salvaré!

Estaba decidida a compartir la luz que una vez recibió.



X X X




El interior de la cabaña fue bañado con el color rojo sangre del atardecer. Filtrándose por la ventana abierta, la brisa fresca meció las cortinas. 

Sobre la cama, acurrucado y bañado por la luz rojiza cálida, Bell aún lamentaba la pérdida de su abuelo. 

Sus pensamientos estaban llenos de palabras flotantes.

"Solo me queda su recuerdo. La sensación de tus manos calientes y viejas"

A pesar de haberse despedido correctamente en sus sueños, la tristeza que manchaba su alma no era tan débil como para dar marcha atrás con solo eso. 

"Pasaste de ser sombra a ser recuerdo. Supongo que eso es la muerte, y la ventaja de ser humano..."

Entender un hecho no te hacía aceptarlo por arte de magia. 

Fue imposible no extrañar los brazos sin carne que lo consolaban cuando lloraba, del cuerpo robusto que lo defendía cuando corría peligro, así como los ojos azul eléctricos manchados con sabiduría.

Similar a recitarle un poema a la muerte. 

Caer lentamente a una oscuridad de la cual su abuelo le alejaba. No se podía esperar una madurez indicada para un joven como él. 

No era tiempo suficiente para procesar debidamente el fallecimiento de la personas que actuaba como el pilar de su alma. 

Un pilar que lo sostenía día y noche. Ahora que se había derrumbado en pedazos y convertido en escombros, no tenía en qué apoyarse. 

No tenía otro familiar. Sus padres habían muerto en su nacimiento, así que siempre habían sido su abuelo y él. Los dos contra el mundo. 

Ahora que quedaba solo él, el mundo no sería tan amable. 

"Aunque se pierda la forma, queda quién sueña y se ilusiona. Esa es razón suficiente para morirse contento y despedir feliz al sufrimiento"

Inconscientemente, siendo tan amable y puro, deseaba profundamente la aniquilación de su propio ser. 

Sin embargo. 

-- ¡¡Bell!!

-- .... ¿Eh?.

La voz, claramente familiar, lo sacó de su trance. Volteó lentamente con sorpresa tallada en su rostro. 

Allí, con la respiración entrecortada y un lindo rubor en sus mejillas, estaba la amiga que siempre lo golpeaba y regañaba. 

-- ¿A-Axela-san...?

-- Sí. ¡¿Ya olvidaste mi apariencia en estas semanas encerrado?!

-- ¡N-No, claro que no! Sigues igual de linda....

Ante el inesperado y tonto elogio, todo el cuerpo de Axela se crispó. Sintió que su cara ardía por la vergüenza de ser llamada linda. 

Rápidamente apretó los puños y exclamó. 

-- ¡S-Sigues siendo un pervertido, después de todo!

El rubor intenso de sus mejillas se mezcló con el enojo plasmado en sus ojos humedecidos. No podía creer que solo un par de palabras por parte de Bell le afectaran tanto. 

Cuando Bell vio que Axela estaba por explotar, rápidamente se apuró en excusarse. 

-- ¡C-Claro que no! Fue un cumpli- ¿....? Espera, ¿por qué no me estás golpeando?.

-- ¡Hmph! 

Axela bufó lindamente mientras desviaba la mirada e ignoraba el miedo de Bell. Ni siquiera se molestó en reprochar el malentendido que tenían sobre ella.

-- No vine a eso, tonto -Se explicó, acercándose tímidamente un segundo después -V-Vine a ver cómo estabas...

Bajó la cabeza avergonzada, jugando son sus manos. Su hermoso cabello se balanceaba en sintonía del movimiento tímido de su cuerpo.  

Hacia esa faceta inusualmente tierna, Bell cambió la mirada temerosa a una plana. Todo el pesar le cayó en un instante, pero no lo demostró ni un poco. 

-- Hm, pues no era necesario. Quiero estar solo en este momento, Axela-san. 

-- .... 

Axela se congeló en el momento. Fue un golpe duro que no vio venir,  y mientras su corazón se estrujaba por la brutalidad de esas palabras, se puso pálida. 

Sin embargo, un rechazo directo no era suficiente para hacerla retroceder. Llevaba años forjando su amor, y era tan sólido que romperlo se consideraba imposible. 

Venía resuelta a proteger el brillo de su amado, alejarlo de la oscuridad y consolarlo en su abrazo. 

Entonces, la única manera que se le ocurrió para traerlo de vuelta. 

¡Slap!

-- ¡¿....?!

Darle una cachetada con toda su fuerza. 

Bell llevó la mano a su cachete, completamente aturdido por el repentino golpe. Miró hacia Alexa, y la vio bajando la mirada con pena reflejada en la superficie verde agua de sus ojos. 

-- Idiota...

Susurró. 

-- ¿A-Axela-san...? ¿Por qué...?-

-- ¡¡Idiota!!

-- ¡¡....!!

El ambiente se volvió tenso. 

La mirada de Axela irradiaba ira, mientras que la de Bell se llenaba de confusión. 

El silencio duró unos minutos, y en cuanto logró calmarse, Axela habló. 

-- ¿No vas a preguntar nada?.

La ira seguía en sus ojos, pero el tono de su voz era inusualmente calmado. 

Bell no sabía cómo responder, y estando completamente nervioso, preguntó lo primero que se le vino a la cabeza. 

-- E-Eh..., ¿cómo entraste? Recuerdo haberle puesto llave a la puerta..., ¡¿no me digas que la derribaste?!

-- ¡Claro que no, idiota! 

Completamente molesta, Axela gritó sin miramientos a lo estúpido que resultó ser el hombro que había robado su corazón. 

-- ¡¿Acaso olvidaste que tu abuelo me dio una copia de la llave?!

-- C-Cierto.... Dijo que sería en caso de emergencias, ¿se refería a esto?. 

-- ¡Obviamente no! ¡El día que me dio la llave tenía esa asquerosa expresión pervertida de siempre!

-- ¿Eh? ¿A qué te refieres?

Ups, pensó Axela.

Su cara ya roja cómo la remolacha comenzó a expulsar vapor. Había olvidado completamente que Bell era estúpidamente denso e inocente. 

Por eso mismo era normal que no comprendiera las verdaderas intenciones de su abuelo en todas esas veces que insinuaba cosas entre Bell y Axela. 

-- P-Pues...

Axela, por su parte, no era tan inocente. 

Se encogió tímidamente mientras explicaba con un tono suave. 

-- M-Me la dio para que yo... te hiciera una... v-visita nocturna...

Bell la miró durante unos segundos, analizando sus palabras. Entonces, la mirada analizadora pasó a una de shock. 

-- Visita noc-¡¿espera?! ¡¿No querrás decir que tú estabas de acuer-?!

-- ¡¿Ugh...?!

Izquierda, derecha. 

Axela conectó dos golpes a puño cerrado, uno en el abdomen y otro en la barbilla. Bell solo pudo quejarse del dolor. 

Se hizo bolita en el suelo, acurrucándose en su pena. 

Mientras tanto, Axela no pudo con la vergüenza. Su voz se alzó a una octava mientras su cara pasaba a ser un nuevo tipo de color rojo.

-- ¡C-Claro que no, pervertido! ¡Acepté la llave porque sé cómo eres cuando tienes tus estúpidos sueños! ¡Idiota! ¡Loco! ¡Pervertido!

Lanzó insulto tras insulto en un vano intento de calmar su alborotado corazón. Le latía tan fuerte que le  hacía pensar estallaría y saldría de su pecho en cualquier momento. 

Bell, por otra parte, mostró una expresión arrepentida mientras se ponía de pie lentamente. Los golpes de Axela eran así de potentes. 

-- C-Cierto, perdón por pensar mal de ti...

Ya no tenía fuerzas para protestar, y tenía el presentimiento de que no le iría bien incluso si las tuviera. 

Axela notó eso y se obligó a calmarse, dando fin al extraño coqueteo de ambos. Aclaró su garganta y regresó a lo que había venido. 

-- B-Bueno, olvida eso. Vengo a sacarte de aquí, necesitas tomar la luz del sol o te vas a poner más blanco de lo que ya estás. 

Inició con una broma suave, extendiendo su brazo e intentando tomar la mano de Bell. Sin embargo, Bell dio un paso atrás. 

Axela lo miró con desconcierto, queriendo preguntar qué pasaba. Por supuesto, hizo lo mejor para ignorar el nudo en su garganta al ver la manera en que Bell se alejaba de ella. 

No le gustaba, casi podía sentir que una fuerza invisible oprimía su pecho.

-- No tengo ganas de salir, Axela-san. Me alegra que hayas venido, me hace feliz. 

-- ...

Bell mantuvo una postura firme. Incluso si se trataba de Axela, no tenía la fortaleza mental necesaria para tratar con ella. 

-- Pero como dije, quiero estar tranquilo por un tiempo. Necesito espacio para pensar sobre lo que haré de ahora en adelante...

Cuando dijo eso, Axela frunció el ceño. El dolor en su pecho se esfumó, y en su lugar, comenzaba a molestarse por la actitud de Bell.

Así que dio un paso al frente con la cabeza en alto. 

-- ¡No me iré de aquí!

Gritó, sacudiendo el lugar. 

-- ¡No te dejaré solo en la oscuridad donde una vez estuve yo! ¡No lo haré!

-- Axela-san, por favor...

-- ¡Dije que no! ¡Puedes intentar echarme a patadas, pero no me iré! ¡¿Entendiste?!

-- ¡¡Quiero estar solo!!

-- ¡....!

Cuando Axela se puso así de insistente, Bell no tuvo otra opción que gritarle y cortar su avance, haciéndola retroceder. 

Y había funcionado. Axela apenas y fue capaz de entender que Bell le había gritado por primera vez en el tiempo que tenían de conocerse. 

Por supuesto, había excepciones. Los gritos y peleas como: "¡Conejo pervertido!" y "¡No lo soy!", no contaban en absoluto como un grito. 

Esta vez había resentimiento en su voz, ira incluso. Tal vez no estaba dirigida a ella, pero era claro que Bell no estaba mentalmente estable como para aceptar la actitud insistente de Axela. 

-- ¡Perdí a mi abuelo, a mi única familia! 

Bell continuó desatando los problemas que le ahogaban. Las esquinas de los ojos comenzaron a lagrimear mientras un ardor se presentaba en su garganta. 

La voz se le iba de repente, pero no se detenía a pensarlo dos veces antes de despotricar justo en frente de Axela. 

-- ¡Odio esto! ¡No lo pedí! ¡Odio esta maldita sensación inesperadamente familiar! ¡¿Qué significa eso?! 

Axela guardó silencio, sin poder decir nada. Temía que su voz se quebrara si intentaba decir algo, y ya era un gran esfuerzo tener que contener las lágrimas. 

No por el dolor de ver a Bell gritándole, algo que nunca había hecho, sino por el dolor de verlo sufrir. Verlo desmoronarse y no poder hacer nada. 

Que incluso si metía las manos desesperadamente, no podía mantenerlo en pie. 

-- ¿A caso..., he perdido a alguien anteriormente? ¡¿Y ni siquiera lo recuerdo?! ¡Si es así, no me acostumbro! ¡Duele! ¡Duele ver cómo mi mundo se cae en pedazos y no poder hacer nada!

Axela arrugó la cara en dolor. Estaba al borde del colapso, de gritarle a Bell que se detuviera, que ya no era capaz de soportar verlo así. 

Pero no lo hizo. Guardó silencio y escuchó a su amado, en espera de su oportunidad. 

-- ¡No quiero, no quiero, no quiero! 

Axela pensó en el día que conoció a Bell. Al niño sonriente que corría aterrado al bosque, huyendo de su tía. 

Al niño sonriente que, semanas después de ese día, la salvó. A ella, que estaba sumergida en una oscuridad donde ni siquiera la luz entraba. 

Mas sin embargo, que esa linda sonrisa bondadosa fue capaz de disipar. 

-- Yo... no quiero seguir viviendo, estoy solo, me quedé solo. Odio estar vi- ¡¿...?!

Antes de que pudiera terminar, Axela lo abofeteó. 

La cara de Bell fue torcida a la fuerza y de forma anti natural. El ardor en su mejilla punzaba en un rojo vivo, y sus pupilas dilatadas eran pista de que no entendía lo que había pasado. 

https://youtu.be/illSK9xGZ7w

(Barrita: Súbalen a ese rolon pa que den ganas de llorar)

Cuando giró la cabeza para ver a Axela, se quedó sin palabras. 

Ahí estaba ella, formando puños temblorosos con las manos. Entonces volvió a abofetearlo. Una y otra vez. 

-- ....

Sin decir nada, Bell volvió a mirarla. Esperaba otra bofetada, pero nunca llegó. Solo vio a su amiga, que lloraba en silencio mientras lo veía. 

Verla llorar fue mas sorprendente que las numerosas cachetadas. Tanta fue la sorpresa que olvidó el dolor en sus mejillas.

-- ....

-- ....

Después de todo, no la había visto llorar en años. Desde aquella vez en la que él había acudido en su rescate. 

La punzada de dolor en su pecho al ver llorar a Axela fue muy similar a las veces que soñaba con aquella mujer desconocida. 

Así que se quedó en silencio, observando algo que si fuera por él, desearía no volver a ver. 

-- ¿Quieres estar solo, dices?. 

Cuando Axela vio que tenía atención total de Bell, habló entre sollozos. Le restó importancia a su apariencia deplorable, que derramaba lágrimas y moqueaba. 

Solo le importaba salvar a Bell. Tenderle la mano como él le había tendido la suya a ella. Estar ahí en todo momento, apoyándolo. 

-- ¿Ya no tienes mas familiares? ¿Tu abuelo se fue para ya no regresar?.

Su voz, casi inaudible, llegó a Bell. Él solo escuchó en silencio, incapaz de interrumpirla. 

-- Sí y sí. Ya no tienes familiares, tu abuelo murió. Las personas mueren, esa es la verdad. Hacerte bola y refugiarte bajo las sábanas no cambiará la realidad.

-- ....

Axela sabía la dureza de sus palabras, pero ni siquiera pensó en detenerse. Tenía intención de herirlo si eso lo hacía recapacitar. Luego, después de hacerlo, ella misma le otorgaría su pecho, para que así se desahogase hasta quedar satisfecho.

Lo consolaría por la eternidad de verlo necesario. 

-- Pero... 

Entonces, la mirada en los ojos de Axela cambió. Miró con tristeza a Bell, en busca de una respuesta.

-- ¿Estás solo...? Entonces, Bell...

Con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos, Axela preguntó. 

-- ¿Entonces qué soy yo?. 

-- ¡....!

Para cuando Bell fue consciente de sus palabras, ya era tarde. 

-- ¿Qué hago aquí? ¿Cuál es mi importancia...?.

Tampoco se le podía culpar, pero era un hecho que había dejado de lado a su mejor amiga. La tristeza nubla los buenos recuerdos, bloqueándolos, y solo saca a flote aquellos que mas te lastiman. 

Sin embargo, el hecho de haber ignorado los sentimiento de Axela seguía allí. 

-- ¿No me consideras cercana a ti?. 

-- .... 

-- ¿Tú estás en mi corazón, pero yo no en el tuyo...?

-- Axe-

-- Cállate. Solo escúchame, estúpido conejo. 

-- .... 

Axela empujó a Bell, haciéndole imposible levantarse de la cama. Bell, de espaldas sobre el colchón, la miró. 

Su apariencia, así como sus ojos, le otorgaban una extraña familiaridad con la mujer de sus sueños. Tal vez no física, pero definitivamente desprendían el mismo sentimiento de sus miradas. 

Como si lamentasen algo. 

-- Si te sientes solo, recuerda que yo no me iré. No te abandonaré. 

Axela abrió su corazón, dejando de lado su personalidad habitual. Necesitaba ser sincera con sus sentimientos si quería ayudar a Bell. 

-- A donde quiera que vayas, ahí estaré. Cuando quieras caer, te sostendré. Cuando quieras llorar, yo te consolaré. Te prestaré mi pecho para que desahogues tus pesares.

No se necesitaba ser poeta para cautivar son palabras, solo hacía falta un poco de honestidad y sentimientos genuinos.

Los que le dan miles de significados a una simple palabra, incluso a los gestos. 

-- Cuando quieras gritar por la desesperación, yo te callaré. Te callaré con un beso, tierno y rebosante de anhelo. 

Las mejillas de Axela se pintaron de un lindo rosa brillante. 

Pero suprimió sus ganas de esconderse y continuó dando voz a sus sentimientos. 

-- Cuando te sientas vacío, te abrazaré y llenaré con estos sentimientos que crecen día con día por ti. Te diré al oído que todo está bien, que nada malo te pasará. Usaré mi cuerpo para protegerte de cualquier cosa que amenace con herirte. 

El corazón de Bell saltó bruscamente. Todo estaba siendo bastante inesperado, y demasiado estimulante.

-- Y si...

Axela tragó un respiro. Sintió que se le quebraba la voz, pero apretó los dientes con fuerza y exclamó con fuerza. 

-- ¡Y si te quedas sin motivos para vivir, yo me convertiré en uno! ¡Me convertiré en la razón para que sigas viviendo, y jamás jamás jamás te dejaré! ¡Lo juro!

-- ....

La quijada de Bell cayó sin fuerzas. Miró tontamente la imagen de su amiga, que rebosaba una belleza sincera y honesta. 

Deja de lado el sonrojo, su expresión avergonzada e incluso lo vidriosos que estaban sus ojos. La honestidad de sus sentimientos eran suficientes para hacerla ver hermosa.

-- Axe-

-- ....

Una vez más, Bell intentó ponerse de pie. Sin embargo, la mano de Axela lo detuvo. Ella lo miró con una determinación llameante bailando en sus ojos.

-- ¡P-Por eso, Bell Cranel!

-- ¡¿S-Sí?!

-- ¡Aquí y ahora, en este momento...!

La razón regresó poco a poco, y con ello la vergüenza, pero Axela no le tomó importancia. Estaba resuelta a darle solución al problema que habían sido sus sentimientos por todo este tiempo. 

-- ¡Vive por mí, llora por mí, grita por mí! 

Y la solución que encontró fue confesar sus sentimientos. 

-- ¡Dame todo de ti y yo te daré todo de mí! ¡Y-Yo cuidaré de ti, y confío mi cuerpo y alma a ti! Y así, cuando la muerte nos llegue a ambos y nos separe..., ¡muramos el unos por el otro para que nuestras almas se reencuentren una vez más!

Roja como remolacha, Axela intentó recuperar el aliento. Su respiración era bastante pesada, y su corazón latía tan rápido que lograba escucharse sin necesidad de acercarse a su pecho.

Entonces, exhausta, dejó caer su cuerpo suave y curvilíneo sobre Bell. 

-- ¡¿A-Axela-san?!

Bell entró en pánico cuando sintió los dotados pechos de su amiga presionándose contra él. Rojo brillante, trató de protestar. 

-- Cállate y abrázame, estúpido conejo. 

-- ....

Pero Axela no le permitió tal cosa. Cerró sus ojos y pidió mientras le susurraba en el oído suavemente. 

-- Me estoy muriendo de la vergüenza, tonto...

-- ....

Cuando Bell la escuchó tan frágil, dejó de lado su vergüenza y movió sus brazos para rodearla por la cintura y cabeza.

Acarició su cabello, algo que Axela agradeció entre murmullos al tiempo que dejaba caer sus párpados mientras el latido de Bell la tranquilizaba.

No tardó en caer dormida. Su cabello, negro como la noche, se esparció por todos lados, cautivando con su aroma a Bell. 

Él se sintió en calma al sentir la calidez del cuerpo de Axela, así como su suavidad. Más allá de la vergüenza y lo obsceno, parecían una obra de arte que retrataba al amor. 

"Mis ojos..."

Bell pestañeó. Cada parpadeo le cansaba más y más la vista. No tardó en darse cuenta de que se estaba quedando dormido, y no se opuso a ese sentimiento de paz. 

-- ....

-- ....

Ligeros suspiros y suaves ronquidos llenaron la habitación. 

La discusión-confesión llegó a su fin con uno al lado del otro sobre la cama. La noche era fría, pero el cuerpo de uno acobijaba al del otro y viceversa, otorgándoles el calor necesario.

Ambos curvaron sus labios en sonrisas satisfechas iluminadas por la luz azul pálida de la luna colándose por la ventana.



                                                                                                      X X X




Misma hora, mismo momento, distinto lugar. 

En una habitación ubicada en lo alto de una torre, muy lejos de la aldea de Bell. 

En la famosa ciudad laberinto, el centro del mundo, Orario. Lugar donde se reunían aquellos deseosos de fama, riqueza, mujeres y hazañas. 

Hazañas como los héroes de antaño. 

Aquellos que lucharon valientemente contra las horripilantes criaturas que emergían del calabozo. 

-- Hmm...

En este mismo lugar, en la cima de la torre, una mujer dejó salir un suspiro. Sus ojos miraban con aburrimiento a través del cristal la ciudad bajo sus pies.

Una copa de vino, un mirada aburrida y un presentimiento. Nada le faltaba, pero se sentía tan vacía mientras esperaba algo que le diera brillos a sus días. 

-- Fufu, ¿qué tan interesante será?. 

Y tenía ese presentimiento. Uno que le indicaba que llegaba el fin de su aburrimiento, de lo monótono de sus días.

-- Estoy deseando verlo. 

Formó una sonrisa seductora, en espera de ese alguien o algo que aseguraba ser divertido. 



X X X




El cantar de las aves varadas en la ventana se coló en la habitación, resonando constantemente.

".... ¿Por qué hace calor?". 

Los párpados de Bell temblaron ante los rayos del sol pegando directo en su cara a través de la ventana. Era normal sentir calor, pero se sentía diferente al usual de todas las mañanas. 

Además, al estar al pie de una montaña, el clima en su pueblo solía ser bastante frío todas las mañanas hasta llegadas las 10:00 am. 

"¿Por qué... me siento tan pesado...?".

El ruido de las aves también alentó su despertar. Tras tallarse los ojos y recuperarse de la vista borrosa, entendió la razón del inusual calor y el cómodo peso sobre su cuerpo. 

-- .... 

Se trataba de Axela, encima de él. 

Restregando sus grandes y suaves pechos, acariciándolo con su suave y cálido respirar, otorgándole el aroma de su cabello y frotando sus piernas con las de él. 

Una situación mas allá de "comprometedor". 

-- ¡¿A-Axela-san?!

Cuando el adormecimiento se fue por completo, Bell soltó un grito aterrado. El rostro se le puso pálido, perdiendo color. 

"¡Estoy muerto!" -pensó. 

Por su mente pasaron las numerosas ocasiones en la que Axela casi lo había matado por situaciones muy similares a la actual. Por eso no tenía duda alguna de que esta vez definitivamente moriría.

-- Mhm..., Bell...

Axela reaccionó al grito de Bell. Seguía dormida, pero claramente estaba por despertar.

-- Cinco minutos más, por favor....

Media dormida y media despierta, ella murmuró tiernamente. 

Pero incluso si ahora estaba hablando dormida, era cuestión de tiempo para que despertara por completo y le arrancara la cabeza. Era ese tipo de peligro, y la ternura no duraría mucho. 

"¿Qué hago...? ¡¿Qué hago?!".

Bell entró en pánico. Temía del infierno que viviría una vez que Axela abriera los ojos. Parecía un conejo tembloroso en las fauces de un lobo durmiendo, temiendo el momento en que sus dientes lo destrozaran vivo. 

Solo podía temblar de miedo, al igual que un gato bañado con agua fría. 

En ese momento. 

-- Hmm...

Axela se movió. Deslizó su cuerpo brevemente sobre el de él, luego sus párpados temblaron ligeramente. 

"¡Debo salir de aquí, ¿pero cómo?!".

Bell quizo bajarla, pero Axela se aferró. Solo eso bastó con terminar el plan de escape, ya que algo más brusco definitivamente la despertaría. 

".... Estoy muerto".

Así que se resignó a su destino. 

-- Bell...

-- ....

La chica, que podría volverse una bestia sin control en cualquier momento, siguió frotando su cara contra el pecho de Bell. Por su expresión, estaba bastante cómoda mientras murmuraba su nombre.

Un segundo después, abrió los ojos. Se notaba el adormecimiento, pero pronto comenzó a tallarnos mientras bostezaba suavemente y levantaba su cuerpo, terminando a horcajadas de Bell. 

Este la miró. Se veía muy linda tallando sus ojos, con el cabello ligeramente desordenado y una expresión somnolienta.

-- Buenos días...

Luego, esa sonrisa boba. Una obra de arte tallada en el cielo sin necesidad de usar pincel.

-- .....

Bell contempló esa belleza, pero también una posibilidad.

"¿No... está molesta? ¿No me está golpeando hasta matarme?".

La posibilidad de que ella no mostrara desagrado a compartir la cama y despertar juntos por las mañanas.

Sin poder detenerlo, pensó en la palabra "harem".

Creyó que si Axela cambió radicalmente su forma de ser por la confesión de ayer, entonces podría cambiar su perspectiva sobre el harem.

"Hay esperanzas..."

Hubo un brillo momentáneo en sus ojos acompañados de una sonrisa emocionada. 

-- ¿Hmm? ¿Eh?.

-- Eh?. 

Sin embargo, Axela volvió a tallar sus ojos, eliminando por completo la somnolencia que tenía.

-- ¿B-Bell...?

-- ....

Y tampoco tardó en darse cuenta de la comprometedora posición en la que se encontraba. Encima de su anhelo, a horcajadas y despiertos juntos sobre la misma cama. 

-- ¡¿Ehhhhhh...?!

-- A-Axela-san, puedo-

-- ¡P-Pervertidooo!

-- N-No, espe-¡¿ahg?!

Antes de que Bell pudiera excusarse, Axela se bajó de él y lo pateó, haciendo que cayera de la cama.

Cuando intentó ponerse de pie, mas golpes le llegaron. Dos golpes en las mejillas y un último por debajo de la barbilla, que lo levantó momentáneamente en el aire antes de caer de espaldas sobre el piso de madera. 

-- ¡E-Explica esto, Bell! -gritó, roja como tomate. 

Sus pensamientos se dejaron llevar por la imaginación, y todo lo que esa misma imaginación creó la hizo hervir de vergüenza. 

"¡¿A-Acaso dimos ese paso y no lo recuerdo?!".

Eso sería desastroso. No se creía capaz de perdonarse olvidar algo que llevaba tiempo planificando para ser perfecto y recordado como la experiencia mas maravillosa de ambos. 

-- ¡¿A-Acaso te aprovechaste de una joven dormida?! ¡T-Te voy a matar!

Por eso mismo se obligó a creer que todo era culpa de Bell, y que era necesario castigarlo.

-- ¡N-No es lo que piensas!

-- ¡¿Ah, sí?! ¡¿Entonces por qué estamos en la misma cama, y por qué estaba encima de ti?! ¡¿T-Tocaste mi cuerpo?!

-- ¡N-No lo hice! ¡¿No recuerdas que tú misma me tumbaste y luego te dormiste como si nada?!

Bell estaba prácticamente llorando lágrimas de sangre mientras se arrodillaba y pedía piedad. 

-- ¡Recuérdalo, por favor! ¡No quiero morir tan joven!

-- ....

Axela detuvo el puño que iba dirigido a la cara de Bell. Se había quedado congelada ante las palabras de Bell, que le hicieron recordar vívidamente los sucesos de la noche anterior.

En un instante, su cara brilló más intenso que un atardecer.

"¡I-Imposible! ¡¿D-Dije todo eso?!"

Su cabeza se llenó de todo lo que hizo ayer. La forma en que gritó sus sentimientos por Bell, así como el increíble atrevimiento de echársele encima y quedar dormida sobre su pecho.

Su cuerpo hormigueo con un ligero sentimiento de vergüenza. 

-- ¿Axela-san...?

El llamado de Bell no le llegó, solo podía escuchar sus propias palabras de la noche anterior, echando humo desde la cabeza. 

Perdida en sus memorias, Axela entró en crisis. 

"¡¿D-Dije que le iba a dar un beso?! ¡Me volví loca!"

Dejó de funcionar en ese momento. Solo sentía una gran necesidad de desaparecer del lugar, huir lejos de la mirada de Bell. 

Cuando Bell entendió eso, asintió para sí mismo con una expresión bastante seria. 

"Bien, debo salir de aquí. De lo contrario, moriré cuando regrese a sus sentidos". 

Volvió a ponerse de pie, cuidadoso de no hacer crujir la madera bajo sus pies. Entonces avanzó de puntillas, alejándose centímetro por centímetro de Axela. 

-- ¿A dónde vas?. 

-- ¡...!

Sin embargo, Axela lo tomó del brazo. Su agarre era tan fuerte que Bell entendió que cualquier intento de forcejeo era inútil. 

Cuando volteó a ver por encima del hombro, lo que vio casi lo hizo mojarse en los pantalones. 

Del cuerpo de Axela se elevó una aura siniestra con forma de dragón. Sus fauces adornadas por largos y filosos colmillos.

Supo al instante que su hora le había llegado.

-- ....

-- ¿....?. 

Sin embargo, no recibió ningún golpe. 

Al ver que los labios de Axela se movieron sin formar palabras, Bell inclinó la cabeza en duda.

Axela mostró un sonrojo mientras aclaraba su garganta. 

-- ...Cu...

Pero falló por segunda vez. Sentía que un nudo se había formado en su garganta, impidiéndole hablar correctamente. 

"¿Cu...?".

Por otro lado, Bell imaginó lo peor mientras perdía todo color en su rostro.

"¿Cuello? ¡¿Me romperá el cuello?!" 

Temeroso, Bell comenzó a temblar mientras las lágrimas amenazaban en salir de sus ojos.

"¿Acusar? ¡Le dirá a las personas de la aldea y seré linchado!"

Sacó conclusiones precipitadas inspiradas por el terror que Axela infundía, pero no pudo haber sido nada más lejos de la realidad. 

Axela mordió con fuerza mientras trataba de controlar el ardor en su cara, luego exclamó vívidamente. 

-- ¡¿C-Cuál es tu respuesta?!. 

-- .... ¿Eh?.

-- ¡A lo de ayer, a mis palabras, mis sentimientos...! A mi..., ¡a mi confesión!

-- ....

Bell dejó de funcionar, pero Axela no le permitió pensar demasiado. Por su tono, era muy obvio que exigía una respuesta positiva. 

Tampoco es que hubiera alguien más en la aldea que pudiera superarla, y ciertamente ninguna de las pocas chicas estaba tan loca como para acercarse a Bell sabiendo que Axela ya lo había marcado como suyo. 

-- Me dejarías...

Axela bajó la mirada en un intento de esconder la vergüenza tallada en su cara. Miró al suelo mientras hacía puños temblorosos y preguntaba en lo que parecía un susurro. 

-- ¿Me dejarías entrar a tu corazón?.

-- ....

Todo se volvió silencioso para Axela. Ni sus latidos, ni su respiración. Solo esperaba una respuesta con la voz de Bell. 

-- ....

-- ....

Bell retomó el control de sus pensamientos. Miró lo frágil que se veía Axela, que siempre tenía una postura fuerte e inquebrantable. 

Lo linda que se veía, la hermosa y peligrosa vulnerabilidad que se mostraba en sus labios temblorosos. 

Pasó unos segundos viéndola. Axela estaba en silencio, sintiendo que su corazón no tardaría en estallar. Pero Bell no se fijó en ello, solo sonrió. 

-- No digas tonterías, Axela-san. 

-- ....

Cuando Axela lo escuchó, su corazón se detuvo. No sintió nada en su pecho, solo un pequeño trozo de metal creciendo poco a poco, agrietándola.

Su cuerpo fue cubierto por un cosquilleo incómodo. Podía sentir que sus ojos ardían bajo el agua de sus lágrimas.

Estando a punto de ceder y caer de rodillas, preguntó. 

-- Por qué...

-- Tú hace tiempo estás aquí.

La interrumpió Bell, tocando su propio pecho con la mano. 

-- Hace mucho que te hiciste un lugar aquí para no volver a salir, Axela-san. 

-- .... 

Al escucharlo, Axela contuvo el aliento por unos segundos. Los latidos de su corazón volvieron a sonar con fuerza, bombeando cantidades absurdas de felicidad.

El cosquilleo incómodo se volvió agradable. Las lágrimas formaron ríos sobre sus mejillas con una sensación de alegría y alivio.

-- Eso...

Levantó la mirada. 

El nudo en su garganta desapareció. Ciertamente había un ligero tartamudeo, pero no desprendía tristeza. 

-- Eso me hace feliz...

Dijo, con la sonrisa más hermosa del mundo. El ocaso se posó en sus mejillas, el mar brilló como cuando el sol sale por la mañana en sus ojos, la luna se dibujó en sus labios. 

-- Me hace realmente feliz, Bell...

Axela lo miró a los ojos. Se quedó absorta en el hermoso rojo rubí que mostraba su propio reflejo, que solo la miraban a ella. 

Y también vio cómo estaba Bell. Rojo hasta las orejas y echando humo desde la cabeza. 

-- ¡Pff..!

Intentó controlarse, pero se veía tan tierno y lindo que fue imposible hacerlo. 

-- ¡Pff, ja, ja, ja...!

-- ¡N-No te burles, por favor! Tú estás peor que-¡¿Ugh?!

Antes de que Bell señalara la apariencia de Axela, esta misma lo golpeó. 

-- ¡Hmph! Y-Yo no estoy nerviosa, ¿entendido?.

-- S-Sí...

-- ....

-- ....

-- ¡Pff, ja, ja, ja...!

-- ¡Pff, ja, ja, ja...!

Después del intenso intercambio de palabras, emociones y sentimientos además de los golpes por parte de Axela, ambos rompieron en pequeñas risas llenas de alegría.

Duraron un rato así. Incluso se habían recostado nuevamente en la cama, uno a lado del otro mientras reían y miraban el techo de la cabaña. 

Entonces, Axela habló. 

-- Hmm, Bell...

-- ¿Sí?. 

-- B-Bueno, ya que somos pareja...

-- .....

Cuando Axela dijo eso con un lindo sonrojo cubriendo su rostro, Bell palideció. 

"¡¿Pareja?!"

Por supuesto, no iba a negar sus propias palabras una vez dichas. Incluso si no hubiera aceptado los sentimientos de Axela y esta siguiese insistiendo que eran pareja, no lo negaría. 

Solo un tonto, o alguien ciego, diría que no. Era atractiva, con un hermoso cuerpo y una cara linda. Si bien su carácter era un poco violento, todo lo anterior lo justificaba. 

Salir con ella se consideraba un premio para cualquiera, incluso para Bell. 

"Pero..."

Sin embargo, había un problema. 

Bell, fiel a su sueño, tenía como objetivo convertirse en el rey del harem.

Olvidó por completo que la personalidad posesiva de Axela no iba de la mano con la palabra Harem. 

[Todo lo anterior paso por la mente de Bell en 0.000001 s].

-- H-Hay algo que quisiera pedirte...

-- ....

Axela ladeó su cuerpo, mirando a Bell. Sus ojos desprendían vergüenza que hacía compañía perfecta con sus mejillas sonrojadas. 

-- P-Pasa que quiero que-

-- Axela-san. 

-- ¿....? T-Tonto, ahora somos pareja, puedes... dejar de usar honoríficos...

-- ¡Lo siento!

-- ... ¿Eh?. 

Axela puso una cara de no entender nada cuando Bell de repente tomó una posición sentada sobre el colchón. Hizo lo mismo, esperando a que sus dudas fueran aclaradas. 

-- Yo..., ¡yo...!

-- ¿Tú...?.

-- ¡Yo quiero ser el rey del harem!

-- .... ¿Qué?. 

-- ¡Realmente me hace feliz el que tú, mi preciada amiga, me anheles! ¡Por mi parte, puedo decir que siento lo mismo!

-- N-No entiendo. ¿Debo golpearte o sentirme feliz...?.

Cuando Axela no sabía cómo sentirse consigo misma y con lo que Bell decía, este dejó caer la última gota. 

-- Entonces, diciéndote lo del harem, ¿aún así seguirás amándome, sabiendo que habrá más?.

-- .... 

El mismo Bell no sabía de dónde había sacado el coraje para decir todo eso en la cara de Axela. Ya había sobrevivido al asunto de despertar juntos, y no podía esperar correr la misma suerte. 

Tal vez tenía la vaga esperanza de que Axela dijera "sí" con una hermosa sonrisa tallada en sus labios. 

-- Bell...

Sin embargo. 

-- ¡¿S-Sí?!

-- ¿Eres estúpido, conejo estúpido?. 

-- .... ¿Eh?.

Axela lo miró con una aterradora mirada. Sus ojos estaban literalmente vacíos de cualquier emoción, como si mirase basura. 

-- Tú no tendrás un harem, porque tú...

-- ... ¿Yo?.

-- ¡Porque tú vas a morir este día, aquí mismo!

-- ¡¿Ehhhhhh...?!

Junto al grito aterrado de Bell, Axela lo tomó del cuello y lo lanzó de la cama, cayendo sobre su trasero en el suelo. 

Y cuando intentó ponerse de pie, recibió una ráfaga de golpes. 

-- ¡¿Ugh?!

Un golpe en su pecho que lo dejó sin aire y una bofetada en ambas mejillas haciendo que cayera nuevamente sobre su trasero.

-- ¡Te voy a matar, maldito mujeriego!

-- ¡E-Espera!

Cuando Bell cayó al suelo, Axela tomó el vaso que estaba sobre el buró y lo arrojó. Si Bell no hubiese movido la cabeza, le hubiese estallado justo en la cara. 

"¡M-Me equivoqué...!"

Aterrado y pálido, Bell se arrastró hacia atrás con el impulso de sus temblorosas piernas. Pero entonces Axela pisó con fuerza un nervio en una de sus piernas, haciendo que gimiera de dolor. 

-- ¡M-Me duele!

-- ¡No es nada comparado con el dolor que le ocasionas a mi corazón, imbécil!

-- ¡E-Estás loca!

-- ¡¿Qué?!

Axela frunció el ceño, molesta. Alzó el pie con el que presionaba el nervio en la pierna de Bell y volvió a pisar con fuerza, apuntando a la entrepierna. 

-- ¡¿....?!

Si Bell no hubiese retrocedido un par de centímetros, hubiese quedado impotente por el resto de su vida. 

 Pálido y lleno de miedo, agradeció profundamente haber podido eludir ese ataque mortal.

-- T-Tú..., ¡¿a caso querías quitarme el derecho a tener hijos?!

Quiso reclamar y hacerse la víctima, pero la cara de Axela no parecía una que le importara. Seguía mirándolo con frialdad y desprecio, ni hablar de la ira. 

-- Guarda silencio, conejo. 

-- ....

Cuando Bell vio que su plan falló, guardó silencio y asintió repetidamente, aterrado hasta el núcleo de su propia alma.

A como estaba el ambiente, incluso él sabía que si contradecía las palabras de Axela, la muerte sería lo mejor en la lista de cosas que le sufriría. 

-- Pon mucha atención, lo diré una sola vez. 

Axela, viendo que Bell guardó silencio, se agachó para estar al mismo nivel. Su expresión seguía siendo aterradoramente bella, pero sus ojos mostraban una mirada resuelta. 

-- No tendrás un harem, te daré mi vida y tú me darás la tuya. Tampoco voy a ser la primera de muchas, seré la primera y única.

-- ....

-- Tengo toda una vida para hacer que tus ojos me miren solo a mí, y tú toda una vida para enamorarte de mí.

En algún momento, Axela se acercó a Bell. Sus piernas subieron por encima de las suyas, y se acercó lo suficiente como para tomarlo de la mejilla. 

Ya no había terror absoluto en la cara de Bell, y Axela ya no emitía esa aterradora aura de su cuerpo. Sus ojos dejaron de verlo con desprecio para verlo con amor. 

-- No soy la mejor opción de todas, lo sé. Soy caprichosa, me molesto rápido al punto de usar la violencia, a veces lloro por cosas sin sentido, y muchos defectos más.

Como una suave melodía, o cómo la brisa nocturna, Axela entonó calmamente sus sentimientos. 

-- Pero nadie le llegará a los sentimientos que guardo por ti. Nadie te amará tanto como yo, y nadie será capaz de sacrificar todo por ti como yo. 

-- ....

Anonado, Bell observó la sonrisa de Axela. 

Brillaba incluso en este lugar, privado de la luz. 

Era hermosamente brillante.

-- Definitivamente te enamorarás de mí, y cuando llegue ese día, espero que me pidas y una cita y seas tú el que se declare. Yo lo hice esta vez, la próxima te toca a ti...

-- Axela-san...

Bell se quedó sin palabras ante la hermosura de Axela, que clamaba amarlo más que nadie. Apenas y podía mencionar su nombre sin trabarse. 

Ver la llama negra ardiendo y danzando determinadamente dentro de sus ojos lo hizo tragar audiblemente. 

-- ¡¿E-Entendido?!

-- ¡S-Sí!

Cuando Axela fue consciente de sus palabras, el rubor invadió sus mejillas mientras trataba de crear un ambiente menos hostil. Su pecho palpitaba tan fuerte que pensó podría estallar en cualquier momento. 

Así que cuando vio a Bell asintiendo a sus palabras, asintió satisfecha mientras le acariciaba el cabello. 

-- Bien, buen chico -dijo mientras se ponía de pie -Ven, toma mi mano.

Tomando la mano ofrecida, Bell se puso de pie. Luego sintió un jalón seguido de algo húmedo en su mejilla. 

-- .... 

-- ....

Incrédulo, miró a Axela, que estaba completamente roja. Sus labios brillaron con una linda humedad, curvados en una sonrisa tímida.

"¿M-Me besó...?"

Bell llevó su mano a la mejilla. Aún podía sentir la suavidad y calidez de los labios de Axela, lo que le hizo enrojecer. 

-- .... 

-- ....

Miró brevemente los labios parecidos a ciruelas de algodón de Axela antes de verla a los ojos, notando que, al igual que él, estaba roja hasta las orejas y echando humo por la cabeza. 

-- E-Esto es el primer paso, prepárate.

Se excusó tiernamente mientras se tocaba los labios con uno de sus dedos, y Bell solo pudo describir eso como "increíblemente estimulante" al tiempo que asentía tímidamente. 

-- S-Sí...



X X X



Después de las paleas y la promesa de una relación romántica a futuro, Axela y Bell pasaron a la cocina por un poco de agua para tranquilizar las fuertes emociones experimentadas y preparar el desayuno.

Si bien ya eran las 10:00 am, ellos concordaron en fingir que recién amanecía para evitar lo mas posible el tema de despertar juntos y el intercambio de sentimientos. 

-- Huele bien...

-- Soy un profesional, ¿no?.

Se escuchaba el ritmo del aceite saltando del sartén por la alta temperatura de la flama. Bell estaba cocinando huevos con pierna de cerdo fileteados.

-- Eres arrogante, solo eso. 

-- ....

Axela, si bien lo miraba con desdén mientras lo insultaba, sus labios formaban una sonrisa bastante linda. No dejaba de pensar que un día, cuando se casara con Bell, prepararían el desayuno de esta misma manera todas las mañanas por el resto de sus vidas. 

De vez en cuando creaba escenarios donde caminaba con Bell por una playa, tomados de la mano con dos niños, una chica y un chico que gozaban de sus características. Pelo blanco y cabello negro, la viva imagen de ellos. 

"Quiero gemelos...".

Axela sacudió la cabeza de lado a lado, tratando de eliminar el sonrojo ardiente en sus mejillas mientras Bell la miraba con ojos en blanco. 

"¿Qué le pasa...? Su cabello danza hermosamente, pero por alguna razón siento que está pensando cosas raras...".

A pesar de sus pensamientos, Bell igual tenía las mejillas rojas. Cocinar con alguien que había declarado su amor por él lo puso nervioso, lo quiera o no. 

Aunque por más nerviosismo que tuviera, no pudo evitar sudar cómicamente hacia las acciones de Axela. 

En lo que sí pudieron coincidir, fue que para ambos era emocionante y divertido el cocinar juntos.

-- Bell, ¿puedo preguntar algo?. 

-- Claro, ¿qué es?. 

Cuando terminaron de preparar el desayuno, ambos tomaron asiento en la mesa, y Axela aprovechó el momento para hablar.

Parecía un poco indecisa, pero se tragó el miedo de saber las respuestas a sus preguntas y entonó suavemente.

-- ¿Qué harás de ahora en adelante? ¿Te irás... de la aldea?. 

-- Hmm, lo pensé un poco mientras cocinábamos.

-- ....

Axela apretó los labios. Estaba bastante nerviosa por cómo respondería Bell, y por lo que conllevarían sus respuestas.

Su corazón se aceleró mientras miraba a Bell, que ladeaba la cabeza, pensando con los ojos cerrados.

-- Creo que... me haré aventurero. ¡Iré a la ciudad laberinto para convertirme en un aventurero!

-- Y-Ya veo... 

Axela bajó la mirada, sus ojos desprendiendo un toque sutil de tristeza. Le dolió que el plan de Bell no la incluyera.

-- Eso significa que te marchas, entonces...

Cuando estaba por decirle que se quedara con ella por un tiempo antes de partir, Bell golpeó la mesa con ánimo y exclamó.

-- No, Axela-san. ¡Nos vamos! Tú vendrás conmigo, ¿no?.

-- .... ¿Eh?.

Axela alzó la cabeza al instante, mirando a Bell con sorpresa. Este solo desvió la mirada por un momento mientras se rascaba el cabello, sonrojado. 

-- T-Tú lo dijiste, ¿no? Que en donde quiera que esté, estarías conmigo...

-- ....

Los ojos de Axela se ampliaron. Creyó estar en un sueño donde su amigo estúpidamente insensible y denso se mostraba atento y audaz, siendo considerado con la confesión de ayer.

Antes de darse cuenta, las lágrimas salieron de sus ojos, recorriendo sus mejillas.

-- ¿A-Axela-san? ¡Estás llorando, ¿dije algo malo?! ¡L-Lo siento!

-- ¿Eh...?.

 En el momento que fue consciente de sus lágrimas, Axela saltó con una explicación apresurada mientras se tallaba las mejillas.

-- ¡N-No! ¡Te equivocas, Bell! Es solo..., estoy muy feliz...

Pero su intento fue en vano. Por más que tallaba y usaba las mangas de su ropa para secar las lágrimas, estas no se detenían. 

-- Me hace feliz saber que tienes en cuenta mis palabras, mis sentimientos...

Cuando Axela se puso cada vez mas roja y amenazaba con esconderse debajo de la mesa, Bell intervino con un sonrojo en sus mejillas. 

-- ¡P-Por supuesto que las recuerdo! No creo... poder olvidar una sola...

-- Bell...

El corazón de Axela casi estalla. Realmente consideraría todo esto un sueño de no ser por lo real que se sentían las cosas.

Ya que, de no serlo, Bell difícilmente hablaría con tanta audacia. 

-- Axela-san.

Bell tosió antes de llamarla. Necesitaba deshacerse del ambiente meloso antes de que no supiera lidiar con ello. 

-- ¿Si?. 

-- ¿Te gustaría acompañarme en mi viaje?.

Axela guardó silencio por unos segundos antes de asentir. La vergüenza se esfumó de su cara, y no parecía querer esconderse debajo de la mesa.

-- Preguntar es innecesario. Te seguiré así vayas al fin del mundo, porque es a tu lado donde soy feliz.

-- ....

El intento de eliminar las palabras comprometedoras resultó fallido. El solo hecho de que Axela declarara ser feliz a lado de él lo hizo enrojecer tanto que brillaba. 

-- B-Bien -tosió en un intento de calmarse -Entonces nos vamos en 2 días, tomaremos la carreta que pasa por las llanuras al medio días. Empacaré mis cosas, deberías hacer lo mismo. 

-- ¡Entendido, capitán!

-- ¡¿Capitán?! ¡D-Deja eso, es vergonzoso!

-- Ehh~

Axela mostró una sonrisa traviesa cuando Bell se mostró avergonzado. A sus ojos, se veía demasiado lindo. 

-- ¿A caso te gusta que te digan capitán, capitán?~

-- ¡C-Claro que no!

-- Fufu, sí, lo que digas~

Lo siguiente fue un duro intercambio de exclamaciones y burlas coquetas. Acordaron ser compañeros de aventuras, pero Axela estaba segura de llegar a una relación más cercana que eso.

Después de terminar el desayuno, los dos se prepararon. Axela se aseguró de despedirse de la anciana que cuidaba de ella desde su llegada al pueblo, así como preparar su equipaje.

'¡Volveré cuando tenga un par de hijos con Bell, asegúrate de seguir viva para entonces, abuela!' - le había dicho a la señora, cuya cara derramaba varias gotas de sudor, y que sin embargo, le deseó buena suerte. 

Bell, por su parte, tomó el dinero de emergencia que dejó su abuelo, empacó lo necesario y tomó la espada recargada en la esquina de la habitación. 

Dos días después, ambos estaban listos para despedirse del lugar donde aguardaban tantos recuerdos juntos. 

Bell sonrió al ver a Axela, que caminaba a su lado con una linda sonrisa. 

"De no ser por ella, yo...".

Seguro estaría sumergido en su propio lamento. Sin embargo, aquí estaba, libre de confusión y lleno de determinación. 

Porque no estaba solo, nunca lo estuvo. 

Solo fue tan tonto como para no darse cuenta. 

-- ¿Lista?

-- ¡Lista!

Que la chica a su lado nunca lo abandonaría. 




X X X



Justo antes de partir, Bell y Axela pasaron por la tumba donde descansaba la memoria de su abuelo. Incluso si no hallaron el cuerpo, se aseguraron de hacerle una sepultura. 

Bell venía a despedirse.

-- Abuelo...

Sin embargo, no era una despedida como tal. Era un hasta luego. 

-- Me convertiré en el héroe mas genial que haya existido. 

Entonces Bell le dio la espalda y comenzó a caminar hacia un nuevo comienzo junto a su querida amiga. 

A la ciudad laberinto, Orario. 





To be continued... (10200 palabras)



Fiu, hasta aquí el primer capítulo chicos. Fue un poco más corto de lo esperado, pero no quiero alargarlo tomando una parte que quería poner en el 2do Cap XD. 

Aún no tiene técnicamente nada de polémica esta historia, ni una pizca XD literalmente . 

Pero no importa!! el que se haga o no conocida depende de la suerte, yo solo quiero ver mi final feliz gg. 

Puede resultar un poco estúpido el preguntar ya que nadie lee esto, pero lo haré de igual manera, uno nunca sabe si más adelante tendré uno que otro seguidor. 

Qué les parece mi escritura?  Está bien de esta manera o sienten que hay que cambiar algo? Es mi primera historia, no tengo nada de experiencia escribiendo, pero pa eso siempre está la primera vez. 

Sin más que decir, me retiro a dormir ya que me desvele acabando este capítulo. Creanme que con música triste la inspiración es épica.

Barrita fuera. <3 

Pilón, el nombre de Axela lo saqué del nombre Alexa JAJAJAJ solamente que está al revés XD. Re-original que soy.

(Termino exitosamente la edición de este capítulo. Si bien todos los comentarios fueron sacrificados, fue para bien. La historia nunca olvidará sus sacrificios...).

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